LA VUELTA DE OBLIGADO
Este 20 de noviembre del 2010 se cumplen 165 años de la batalla de la Vuelta de Obligado. La gloriosa y memorable fecha no les pertenece a quienes hoy oficialmente la festejan. Tampoco al partido que representan, ni a los agentes regiminosos que alrededor de ese partido medran y lucran corruptamente. Rosas no admite comparación con sus ídolos populistas, ni cuadra su presencia en ninguna galería de próceres latinoamericanos, a más de uno de los cuales hubiera lanceado a campo traviesa.
Las celebraciones gubernamentales son ultraje y mentira. El Rosas que reivindican no existió. El Rosas que existió los habría fusilado.
Nada de esto ya importa. Vencedor del tiempo y del espacio —como los héroes genuinos— los argentinos cabales rinden tributo a su memoria, a quienes cayeron en la Vuelta de Obligado, y a quienes —cuando hacerlo supuso riesgos fieros— reivindicaron la verdadera talla del Ilustre Restaurador de las Leyes.
Quieran hacer justicia los versos que enhebramos:
Ni cuzcos ladradores ni doctores me traigan,
ni tibios lomos negros de chiripá o levita,
que no vengan logistas a hollar estas barrancas,
donde el duelo y la sangre supieron darse cita.
Auséntense los torvos, cismáticos o flojos,
espadas sin cabeza, sin blasón ni coraje,
esta Vuelta del río reclama en sus orillas
la vieja aristocracia del sufrido gauchaje.
Ninguna voz rendida se escuche en el remanso
del Paraná poblado de recuerdos fecundos,
ninguno se presente de los que han hocicado,
una vez y por siempre los he llamado inmundos.
Que no lleguen tampoco los que enturbiaron nombres
de patriadas antiguas galopando en montón,
ni los profanadores de la historia se acerquen,
sólo quiero a los fieles de la Federación.
¡Encadene el oleaje, mi General Mansilla,
atenace torrentes, eslabone los vientos,
que silven los boyeros, y en las cañas tacuaras
flameen los pendones amarrados con tientos!
¡Usted, Coronel Thorne, desenvaine cañones,
camarada Quiroga: honre al padre que hereda,
Capitán Tomás Craig, ancle el buque al pellejo
y usted, Ramón Rodríguez, con su furia proceda!
Si la tierra trepida sabrán los extranjeros,
que las almas batallan con leal veteranía
invisible y perenne como un yelmo de plata
como ajorca que enlaza la fiel soberanía.
Comandante Barreda, Artillero Palacios,
alumbren las estrellas de este patrio noviembre,
y en el último ataque que cada puño sea
la semilla que labre, que coseche y que siembre.
Nada importa esta tarde que la proa invasora
nos aventaje en fuego de metrallas filosas,
mis mazorqueros tienen bayonetas caladas
y me sigo llamando Don Juan Manuel de Rosas.
Resistí a los falsarios, la conjura de escribas,
en mil páginas negras que fraguó belcebú,
venceré a los que intenten torcer mi empuñadura,
yo soy el heredero del sable de Maipú.
Mañana cuando lleguen las horas más aciagas,
aunque ni un ceibo quede en mi pampa plantado,
Señor, se alce una boca para gritar de nuevo:
No han de pasar por esta Vuelta de Obligado.
Antonio Caponnetto
ni tibios lomos negros de chiripá o levita,
que no vengan logistas a hollar estas barrancas,
donde el duelo y la sangre supieron darse cita.
Auséntense los torvos, cismáticos o flojos,
espadas sin cabeza, sin blasón ni coraje,
esta Vuelta del río reclama en sus orillas
la vieja aristocracia del sufrido gauchaje.
Ninguna voz rendida se escuche en el remanso
del Paraná poblado de recuerdos fecundos,
ninguno se presente de los que han hocicado,
una vez y por siempre los he llamado inmundos.
Que no lleguen tampoco los que enturbiaron nombres
de patriadas antiguas galopando en montón,
ni los profanadores de la historia se acerquen,
sólo quiero a los fieles de la Federación.
¡Encadene el oleaje, mi General Mansilla,
atenace torrentes, eslabone los vientos,
que silven los boyeros, y en las cañas tacuaras
flameen los pendones amarrados con tientos!
¡Usted, Coronel Thorne, desenvaine cañones,
camarada Quiroga: honre al padre que hereda,
Capitán Tomás Craig, ancle el buque al pellejo
y usted, Ramón Rodríguez, con su furia proceda!
Si la tierra trepida sabrán los extranjeros,
que las almas batallan con leal veteranía
invisible y perenne como un yelmo de plata
como ajorca que enlaza la fiel soberanía.
Comandante Barreda, Artillero Palacios,
alumbren las estrellas de este patrio noviembre,
y en el último ataque que cada puño sea
la semilla que labre, que coseche y que siembre.
Nada importa esta tarde que la proa invasora
nos aventaje en fuego de metrallas filosas,
mis mazorqueros tienen bayonetas caladas
y me sigo llamando Don Juan Manuel de Rosas.
Resistí a los falsarios, la conjura de escribas,
en mil páginas negras que fraguó belcebú,
venceré a los que intenten torcer mi empuñadura,
yo soy el heredero del sable de Maipú.
Mañana cuando lleguen las horas más aciagas,
aunque ni un ceibo quede en mi pampa plantado,
Señor, se alce una boca para gritar de nuevo:
No han de pasar por esta Vuelta de Obligado.
Antonio Caponnetto
4 comentarios:
Sigo insistiendo que, el Prof. Caponnetto debería escribir un libro ACTUALIZADO sobre don Juan Manuel. En el mismo, se podría incluir esta hermosa poesía, y también otras de don Antonio. Es verdad que Rosas tuvo grandes biógrafos, sin embargo, en la actualidad, NADIE posee la prosa y el enfoque que caracteriza a Caponnetto. Además de su valentía para desenmascarar a infames como Federico Andahazi en:
http://elblogdecabildo.blogspot.com/2009/06/respuesta-pagina12.html
http://elblogdecabildo.blogspot.com/2009/06/porno-cipayismo-version-ii.html
http://elblogdecabildo.blogspot.com/2009/04/alguien-dice-la-verdad.html
O a descarriados como el católico
liberal Cosme Beccar Varela -leer el libro 'La Perversión democrática' de Caponnetto-.
Como bien señala Caponnetto en el presente post, se podría apreciar a un Rosas diferente, y apartado de la siniestra "Galería de Próceres americanos".
gloria a los heroes de la vuelta de obligado. Viva la Santa Federaciòn y Don JUan Manuel de Rosas. daniel jorge
"Las celebraciones gubernamentales son ultraje y mentira. El Rosas que reivindican no existió. El Rosas que existió los habría fusilado".
Carísimo,
Antonio repito tus palabras, porque son las que cuadran en estos momentos, más no hay para decir, solo bastaría prender la radio o la tv y te das cuenta.
Abrazo en Cristo y La Patria,
SILVIO
En esta revista han olvidado a Blas de Lezo quien en 1741 rechazó un ataque inglés a Cartagena de Indias, con solo 3500 soldados españoles, 6 barcos y 600 arqueros indios contra 195 barcos ingleses, 3000 cañones, tropas jamaiquinas, 28000 soldados ingleses, 4000 milicianos de Virginia (yankis), y gracias a su victoria 360 millones de latinoamericanos seguimos hablando español.
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