jueves, 29 de noviembre de 2007

Testigo de cargo


FAMILIA


Muchas veces hemos dicho que el gran obstáculo para todas las utopías es la familia. Desde Platón hasta Tomás Moro, cada cual que se pone a imaginar un mundo geométricamente perfecto, tropieza con la familia. Es que ella introduce, en ese mundo ideal, los avatares del amor, la predilección de los padres por sus hijos, la herencia, el hogar como sede. Todo ello es intragable para quienes imaginan un mundo regido tan sólo por la razón, un mundo de iguales en el que no hay preferencias que no sean racionales, una riqueza dividida por igual, unos edificios comunes donde no se imponga el cariño sino el mérito. Cuando se arman, en la cabeza, esos mundos perfectos, de pronto se tropieza con la familia, que rompe los esquemas racionalistas, que es una pequeña sociedad de amor y de religión, y no de trabajo y eficiencia.

Bien lo vio Aldous Huxley, que en la penúltima utopía —“Mundo Feliz” (Brave New World)— imaginó la abolición de la familia y la palabra “Madre” convertida en una mala palabra. ¿Cómo? Mediante nacimientos producidos en “fábricas de hombres”, bebés “in vitro” pero sin necesidad del vientre materno, reemplazado por unos tubos en los que el embrión va creciendo seguido con cuidado extremo por personas que lo dotan de tales o cuales características (inteligencia unos, laboriosidad otros) según el papel que han de cumplir en la sociedad.

Un mail me informa de los asombrosos “progresos” de la biología inglesa. Así como fue la primera en introducir el aborto legal, la medicina de dicho país fue la primera en traer al mundo una niña fecundada “in vitro”. Ahora está trabajando a toda máquina en la manipulación embrional, de modo que en algún momento se podrán tener “bebés a la carta”, con sexo, salud y carácter diseñados por los biólogos.

A mí no me gusta la condenación de esas manipulaciones con el argumento de “quién sabe qué saldrá de esos juegos”, como si nos halláramos ante una empresa sin objetivos o normas. Creo, por el contrario, que los biólogos se mueven lenta pero seguramente hacia el ideal del “Mundo Feliz” de Huxley. Hemos liberado a la mujer de la maldición del embarazo. Puede “hacer el amor” sin consecuencias, y si se olvidó de preverlo, está la píldora del día después. Y si no funcionó, está el aborto gratuito, y seguro, con todas las garantías de la ciencia. Ahora, ¿por qué no librar definitivamente a la mujer de su carga y traspasarla a las fábricas de hombres? Eso sería la culminación del sexo sólo como un pasatiempo, sin ninguna posibilidad de consecuencias, porque a la instalación de las fábricas seguiría, desde luego, una operación irreversible que anulara la función procreadora de la mujer.

Bien, ¡avance, brava tropa del progreso! Por fin han entendido cómo es la cosa y dónde hay un enemigo feroz. En ese simple hombre que quiere unirse a una mujer, con voluntad de permanencia y para tener hijos. Se han dado cuenta de que llamar familia a la “monoparental” es darle un nombre prestigioso a una tragedia: la pobre madre (o padre) que tiene que afrontar solo la crianza de los hijos. Y que llamar familia a la triste unión de dos “alegres” (gays) no es otra cosa que un juego de palabras.

La familia es y será siempre la misma, la construida por Occcidente sobre la base de la naturaleza humana. Por todo eso ahora van por más. Quieren culminar la utopía moderna con la abolición lisa y llana de la familia, pues mientras subsistan esos retrógrados matrimonios que dan culto a Dios y crían hijos en la fe, la modernidad no habrá triunfado del todo.
Aníbal D’Angelo Rodríguez

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Paralelos


DOS HIJOS, DOS CONDUCTAS


La segunda acepción de la palabra “miseria” en la lengua castellana alude a la carencia de lo necesario, no sólo para el sustento sino para cualquier otra cosa. Cabe entonces hablar de miserias y de miserables, con total propiedad, cuando observamos las más profundas ausencias de “lo necesario” en el orden moral. Expliquémonos.

José Ignacio Rucci, como se sabe, fue asesinado por los Montoneros, quienes reivindicaron el crimen con el desparpajo y la impunidad que les son connaturales. Obviemos ahora nuestra posición sobre el ideario del gremialista. El punto que queremos resaltar es que Claudia Rucci, su hija, ha salido a exculpar a los asesinos de su padre, diciendo falsamente que “en realidad Montoneros nunca se hizo cargo oficialmente del asesinato de Rucci”.(1) Y que cuando una voz otrora muy cercana a la banda terrorista, tal la de Silvina Walger, la rectifica diciéndole que sin duda alguna fueron los Montoneros los que mataron a su padre, ella lo relativiza expresando que “Montoneros también tenía enfrentamientos internos y que mucha gente dentro de Montoneros no compartía esta postura (…) Fue una época del país donde cada uno sabía a lo que estaba expuesto y lo que estaba haciendo (…) Así que esas eran las reglas del juego y las reglas que cada uno había elegido en ese momento de la historia de este país, que además pasó hace treinta años”.(2) ¿También era parte de estas inexorables, inofensivas y disculpables reglas de juego, que los asesinos de su padre, con burla cruel y extremo sadismo, denominaran “Operación Traviata” al homicidio, por los veintitrés orificios de bala con que horadaron su cuerpo?

La explicación de tamaña amnesia parece evidente si se piensa que la hija del asesinado trabaja en una oficina pública regenteada, como si fuera un exclusivo coto de caza, por ex miembros de la organización criminal que lo acribillara. En efecto, Claudia Rucci se desempeñaba al momento de sus palabras en la Subsecretaría General de la Presidencia de la Nación donde también hacen lo propio o simplemente medran los antiguos miembros de la banda montonera “Carlos Kunkel, Rodolfo Ojea Quintana (alias «Tojo»), Juan Carlos Dante Gullo (alias «Canca») y Hugo Perié”,(3) a quienes Claudia llama tiernamente “los muchachos”, y a los que profesa un gran respeto, ya que “Dante” (por Gullo) y “Tojo” (Ojea Quintana) “me aseguraron —y yo les creo— que en el ámbito en que militaban jamás se planificó el asesinato de mi padre. Y les tengo respeto, por que son gente que se jugó por sus ideales”.(4) Pero ¿acaso no estaban entre esos ideales el declamado grito: “Rucci, traidor, a vos te va a pasar lo que le pasó a Vandor”? Con estas declaraciones y encendidas frases de adhesión a Néstor Kirchner reafirma esta empleada pública su descarado oficialismo, agregando además que “mi padre, si estuviera vivo, lo apoyaría, estaría a su lado. Las ideas de Kirchner son las suyas”.(5)

Pero emerjamos de este mundo subterráneo. También hay hijos que honran a sus padres, incluso haciendo sacrificios personales. El Capitán Juan Lucioni es uno de ellos. Como se sabe, concurrió orgullosamente vistiendo su uniforme de soldado argentino a un homenaje que se hacía a los muertos por la subversión, entre los que se cuenta su propio padre, cobardemente asesinado por una célula capitaneada por el montonero Ojea Quintana. Bendini,claro, le aplicó rápidamente una sanción.

Aclaremos de paso que este terrorista Ojea Quintana, asesino del Teniente 1º Oscar Abel Lucioni, no debe confundirse con Rodolfo María Ojea Quintana, alias “Tojo”,(6) quien le dijo a Claudia Rucci que no estuvo involucrado con el asesinato de su padre. Se trata de montoneros distintos. Por cierto, Rodolfo María ya no integra más la Secretaría General de la Presidencia. Fue ascendido el 23 de febrero de 2006, en una lucida ceremonia a la que concurrió el sancionador del oficial que honraba a su padre, el Tte. Gral. Roberto Bendini. El Ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana —también ex montonero— lo designó como “Embajador Extraordinario y Plenipotenciario” para adecuarlo protocolarmente a sus nuevas funciones de “Subsecretario de Coordinación y Cooperación Internacional” y “Presidente de la Honorable Junta Calificadora” del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio internacional y Culto.(7)

De Claudia Rucci, tratando de negar lo innegable, a un Bendini, eterno asistente a los fastos del montonerismo, hay un triste hilo conductor. El de dos naufragios en la vida. Naufragio filial el uno, militar el otro. Tanta cobardía causa repulsión a los hombres y mujeres de bien que no tienen miserias morales.
Fernando José Ares

Notas:
1. Reportaje de Osvaldo Gómez Castañón a Claudia Rucci. Reproducido en “Diario de Mar de Ajó” el 19 de abril de 2004 (www.diariomardeajo.com.ar/ReportajeaClaudiaRuccideOGC.htm)
2. Ibidem.
3. Reportaje a C. Rucci de Olga Wornat, publicado en Revista “Veintitrés” Nº 300, del 8/04/04.
4. Ibidem.
5. Ibidem.
6. El Subsecretario de Estado, Embajador Rodolfo María Ojea Quintana, alias “Tojo”, luego de ser miembro de la Banda de Delincuentes Subversivos Marxistas “Montoneros” se desempeñó durante once años como asesor jurídico del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) que dirige el Obispo de Neuquén, el italiano Marcello Angiolo Melani. Su paso por el MEDH está reseñada por la publicación oficialista “Diario de Buenos Aires” del 23/02 de 2006 (www.diariobuenosaires.com.ar/default.asp). Ver también su currículum vitae en la página oficial del Ministerio de RR.EE.: www.cancilleria.gov.ar/portal/cancilleria/autoridades/cv_ojea%20q.html
7. “Corrientes Noticias” del 7 de noviembre de 2006. A la ceremonia además del Tte. Gral Bendini asistieron Gullo, Perié y Kunkel, estaban todos los citados por Rucci.

martes, 27 de noviembre de 2007

En el día de la Medalla Milagrosa

QUE SE ENCIENDAN
LOS RAYOS


La imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa despide rayos, que parecen alumbrar la tierra. Éstos simbolizan a las gracias que —por su intermedio— Dios derrama sobre los hombres.

Sin embargo, hay rayos que permanecen apagados: son las gracias que Nuestra Señora podría derramar sobre nosotros, pero que no lo hace porque nadie se las pide. Y así, nos privamos de los dones que del Cielo nos vienen.

Pero el Universo siente repulsa hacia el vacío. Y si un lugar no lo ocupa la gracia de Dios, vendrá alguien de abajo y lo llenará con el pecado.

Veamos la noticia, algo vieja ya, pero aún estremecedora:

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El Ayuntamiento de Ibiza permite exhibir en una iglesia una muestra porno con imágenes del Papa

EIVISSA.- Una imagen de Apolo contempla una escena de sexo homosexual con el Papa Juan Pablo II como protagonista pasivo. Jesucristo carga con la cruz, mientras en primer plano un ser (mitad hombre/mitad mujer) exhibe un pene sobre su boca. Estas imágenes forman parte de las obras de Ivo Hendriks incluidas en la muestra colectiva Vamos a Ibiza, que se expone durante el mes de septiembre en la antigua iglesia de Santa María de Gracia (popularmente conocida como l'Hospitalet), con la autorización del Ayuntamiento de Vila y el apoyo económico del Consell Insular de Eivissa.

Los tres collages realizados con recortes de revistas de Ivo Hendriks contienen numerosas fotografías en las que aparecen Jesucristo, el difunto Papa Juan Pablo II sodomizado y varios iconos de la escenografía católica entremezclados con explícitas escenas de sexo homosexual. En otra composición, un eclesiástico negro preside una escena en la que varios cuerpos masculinos desnudos rodean un tanque con la leyenda “Unidad Táctica”.

El Obispo de la Diócesis de Eivissa, Vicente Juan Segura, decidió ayer mismo tomar cartas en el asunto y anunció que acudiría “personalmente” a ver las obras expuestas en l'Hospitalet para verter posteriormente un juicio.

La exposición fue inaugurada el pasado día 7 con el beneplácito de la entidad gestora, Patronato del Museo de Arte Contemporáneo de Eivissa (MACE), que acordó su ubicación en la iglesia de l'Hospitalet. Se trata de una muestra coral de 25 artistas holandeses que han estado relacionados de distinta manera con la isla en el último medio siglo, en la que tiene cabida la pintura, la fotografía, el arte digital y las composiciones de Hendriks.

La directora del MACE, Elena Ruiz, declinó hacer cualquier tipo de valoración sobre la muestra artística y remitió a EL MUNDO/Ibiza y Formentera al departamento de prensa del Ayuntamiento de Vila.

Balones fuera

A través de este mismo gabinete, la concejala de Cultura, la socialista Sandra Mayans, se limitó a responder que “los políticos no entran a hacer crítica de arte” y se amparó en el “respeto a la libertad de expresión del artista y de aquellos a quienes les pueda parecer más o menos artística la exposición”. Siempre indirectamente, la responsable de política cultural del Consistorio ibicenco transmitió a este diario que no podía dar una opinión personal.

Preguntadas sobre la idoneidad de exhibir la obra de Hendriks en una iglesia, las mismas fuentes municipales incidieron en que el edificio ya no es un lugar de culto y que actualmente es sólo “una sala de exposiciones”.

Un portavoz del Obispado de Eivissa aclaró que el inmueble, situado en la calle Santa Faz de Dalt Vila, “nunca ha dejado de ser iglesia”, aunque dejaran de celebrarse actos litúrgicos debido a la cercanía del Convento de las Canonesas Agustinas. De este modo, Es Convent pasó a ser la parroquia de la zona histórica de la ciudad, por lo que la Diócesis accedió a ceder l'Hospitalet al municipio de Eivissa como centro cultural y educativo y como sala de exposiciones alternativa. La Iglesia, que en realidad recibe el nombre de Santa María de Gracia, fue restaurada entre los años 1981 y 1984 por el arquitecto Elias Torres a iniciativa del obispo de Eivissa y del Ministerio de Cultura.

L'Hospitalet es además una de las iglesias más antiguas de la Isla.

(publicado en elmundo-eldia.com, el miércoles 19 de septiembre de este año).

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Hasta aquí la espantosa noticia. En el día de la Medalla Milagrosa, vendría bien pedirle a Nuestra Señora que nos alcance la gracia de limpiar aquellas tierras que fueron, durante casi cuarenta años, una, grandes y libres.

Y que los rayos hasta hoy apagados cobren vigor y, tonantes, alegres, justicieros, flamígeros y desinfectantes, caigan como flechas directamente sobre los obispos cobardes, los políticos permisivos, los pseudoartistas energúmenos y demás morralla.
Rafael García de la Sierra

lunes, 26 de noviembre de 2007

Aniversario de la muerte de Isabel la Católica

ISABEL, CAMISA VIEJA

Hace hoy 503 años que la Reina Isabel se presentó ante el Buen Dios.

En 1972 se abrió su proceso de canonización. Lamentablemente, aún se halla detenido por presiones de quienes odian la fe que profesó aquella que se conoce como "La Católica”.

Desde esta América que tanto le debe a la reina más recordada de España, unificadora de tierras y protectora de quienes nos alumbraron a la Fe de Jesucristo, vaya como recuerdo la transcripción de los primeros párrafos de su testamento, donde se ve claramente por qué la odian tanto los enemigos de nuestra Fe.

Doña Isabel, camisa vieja del yugo y las flechas que jamás desteñirán, permítanos unirnos a las palabras de José Antonio: nosotros seríamos monárquicos si los reyes fueran como Isabel y Fernando.

“En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y una esencia divinal, criador y gobernador universal del cielo y de la tierra y de todas las cosas visibles e invisibles, y de la gloriosa Virgen María, su madre, Reina de los cielos y Señora de los ángeles, Nuestra Señora e abogada, y de aquel muy excelente príncipe de la iglesia y caballería angelical, San Miguel, y del glorioso mensajero celestial el arcángel San Gabriel, y a honra de todos los Santos y Santas de la corte del cielo, especialmente de aquél muy santo precursor y pregonero de nuestro redentor Jesucristo San Juan Baptista, y de los muy bienaventurados príncipes de los apóstoles San Pedro y San Pablo, con todos los otros apóstoles, señaladamente del muy bienaventurado San Juan Evangelista, amado discípulo de Nuestro Señor Jesucristo, y águila caudal y esmerada, a quien sus muy altos misterios y secretos muy altamente reveló y por su hijo especial a su muy gloriosa madre dio al tiempo de su santa pasión, encomendando muy conveniblemente la Virgen al virgen; al cual santo apóstol y evangelista yo tengo por mi abogado especial en esta presente vida y así lo espero tener en la hora de mi muerte y en aquel muy terrible juicio y estrecha examinación, y más terrible contra los poderosos, cuando mi alma será presentada ante la silla y trono real del juez soberano muy justo y muy igual, que según nuestros merecimientos a todos nos ha de juzgar, en una con el bienaventurado y digno hermano suyo el apóstol Santiago, singular y excelente padre y patrón de éstos mis reinos y muy maravillosa y misericordiosamente dado a ellos por Nuestro Señor por especial guardador y protector, y con el seráfico confesor patriarca de los pobres y alférez maravilloso de Nuestro Señor Jesucristo, padre otrosí mío muy amado y especial abogado San Francisco, con los gloriosos confesores y grandes amigos de Nuestro Señor San Jerónimo, doctor glorioso, y Santo Domingo, que como luceros de la tarde resplandecieron en las partes occidentales de aquestos mis reinos a la víspera y fin del mundo, en los cuales y en cada uno de ellos yo tengo especial devoción, y con la bienaventurada Santa María Magdalena, a quien asimismo yo tengo por mi abogada; porque así como es cierto que habemos de morir, así nos es incierto cuándo ni dónde moriremos, por manera que debemos vivir y así estar aparejados como si en cada hora hubiésemos de morir.

“Por ende, sepan cuantos esta carta de testamento vieren como yo Doña Ysabel, por la gracia de Dios reina de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorcas, de Sevilla de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras y de Gibraltar y de las islas de Canarias; condesa de Barcelona y señora de Vizcaya y de Molina; duquesa de Atenas y de Neopatria; condesa de Rosellón y de Cerdeña, marquesa de Oristán y de Goçéano. Estando enferma de mi cuerpo de la enfermedad que Dios me quiso dar y sana y libre de mi entendimiento; creyendo e confesando firmemente todo lo que la Santa Iglesia Católica de Roma tiene, cree y confiesa y predica, señaladamente los siete artículos de la divinidad y los siete de la muy santa humanidad, según se contiene en el credo y símbolo de los apóstoles y en la exposición de la fe católica del gran Concilio Niceno, que la Santa Madre Iglesia continuamente confiesa, canta y predica, y los siete sacramentos de ella; en la cual fe y por la cual fe estoy aparejada para por ella morir, y lo recibiría por muy singular e excelente don de la mano del Señor, y así lo protesto desde ahora y para aquel artículo postrero de vivir y de morir en esta santa fe católica, y con esta protestación ordeno ésta mi carta de testamento y postrimera voluntad, queriendo imitar al buen rey Ezequías, queriendo disponer de mi casa como si luego la hubiese de dejar…”
य्सबेल

domingo, 25 de noviembre de 2007

Colaboración de Juan Olmedo


SOBERBIA JUDÍA Y SERVILISMO “ECUMÉNICO”


Monólogo

La agencia ACI (14.11.07), se explaya sobre el grave incidente ocurrido en Jerusalén, cuando un soberbio rabino quiso obligar a unos obispos austríacos, a que escondieran o se quitaran las cruces. Además. se negó terminantemente a dialogar con ellos en un encuentro ya concertado. El grupo de prelados liderado por el Arzobispo de Viena, Cardenal Schonborn, decidió entonces retirarse a una distancia prudente para participar en las plegarias judías desde allí; al modo de tímidos prosélitos incircuncisos. “No estamos ofendidos, decidimos no acercarnos al Muro en señal de respeto a la sensibilidad religiosa de los judíos”, comentó el Cardenal al cumplir puntualmente la orden. Está visto que estos sumisos Príncipes de los Sacerdotes austríacos —ajenos a la altivez de los detestables Cruzados— no se afectan por ninguna humillación. Pero mucho menos cuando la ofensa hiere primero que nada a Nuestro Señor Jesucristo.

Aparte del desprecio rabioso del rabino Samuel Rabinovitch a la Cruz de Jesucristo —y del increíble rechazo de la Salvación— lo ocurrido recientemente corrobora cuanto expresaba contra la Cruz el Gran Rabino Israel Meir Lau, en vísperas de la visita de Juan Pablo II: Los crucifijos —decía— “son ofensivos a los judíos”, “la cruz es contraria a la religión judía” y la vista de una cruz “está prohibida para un judío” (Reuters, AP y AFP, 25.11.99). De hecho, el Papa concurrió asombrosamente a Jerusalén con un simple bastón, supliendo el conocido callado que remata en la Cruz.

Vale decir que los esfuerzos ultra ecuménicos por amalgamar cristianismo y judaísmo —contra toda razón y religión— no pasan de los disimulos católicos y las simulaciones judías. O sea que por un lado debilitan el Credo y por el otro fortalecen la perfidia.

Diálogo

Al día siguiente, 14 de Noviembre, la agencia AICA informaba sobre un acto interreligioso en la parroquia San Ignacio de Loyola, donde se recordó un nuevo aniversario de la Noche de los Cristales Rotos. “El primer progrom perpetrado por el régimen nazi contra la comunidad judía alemana y considerado el inicio del Holocausto” (sic). Está claro que los observadores deben concluir que no hay certeza sobre el Señor de la Historia, pero nadie puede tener la menor duda sobre el Horror de la Historia, dogma con sus más mínimos y desconocidos precedentes; desde el año 33 hasta nuestros días. Con esa convicción, compartida sin duda por la arquidiócesis porteña, en aquel templo —el más antiguo de Buenos Aires— representantes de ambos credos participaron del ritual (sic) “De la Muerte a la Esperanza”, y escucharon canciones en hebreo e idish interpretadas por el Coro Sharif de la Sociedad Hebraica Argentina. Guay, que a alguien se le escapara el nombre Jesucristo ¡y menos en latín! También se supone con válidas razones, que habrán tenido la precaución de ocultar debidamente el Signo de Contradicción, prohibido ver en Israel. Todo un ritual judeoecumenista. En tanto se guardan bajo seis o siete llaves el incómodo Motu Proprio de Benedicto XVI. El vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, presbítero Víctor Manuel Fernández y el rabino Baruj Plavnik, reflexionaron sobre los acontecimientos indefectiblemente acaecidos en Alemania el 9 de noviembre de 1938 con mira al holocausto de 6 millones de judíos. La conmemoración fue organizada por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la arquidiócesis de Buenos Aires y B‚nai B‚rith Argentina (rama masónica exclusiva), y contó con el auspicio de la Confraternidad Argentino Judeo-Cristiana. Asistieron jóvenes representantes del Movimiento de los Focolares de la Argentina, países vecinos, de Europa y Estados Unidos. Asimismo alumnos pertenecientes a escuelas católicas y judías de la Ciudad. Una gran fiesta de la verdad multirreligiosa contra el prejuicio absolutista del tradicionalismo católico.

Ira eficaz

Pero por el camino menos pensado, la ira del rabino Samuel Rabinovitch puso las cosas en su lugar, desmintiendo supuestas efusiones fraternales. Concretamente ha considerado un insulto y una provocación que varios obispos ultra dialoguistas se presentaran con sus cruces pectorales ante él, encima pretendiendo acercarse al Muro de las Lamentaciones con semejante Signo. Ello configura una flagrante desobediencia a las estrictas directivas que impiden exhibir la Cruz en la explanada anterior al Muro. Esa Cruz que representa —dijo— “lo que los cristianos creen es la redentora crucifixión de Jesús”, - superchería oscurantista, le faltó decir acaso.
Juan E. Olmedo Alba Posse
Noviembre de 2007

sábado, 24 de noviembre de 2007

El Ángel del Alcázar


ANTONIO RIVERA

(1916-1936)

En enero del 36 Antonio termina su carrera de abogado. Después de las elecciones del 16 de febrero las cosas van de mal en peor. En marzo hace Ejercicios Espirituales en Madrid con el padre Caballero, que luego ejercerá su sacerdocio heroicamente de capellán en el frente de combate. En estas Ejercicios, Rivera ve que ya no es tiempo de planes terrenos, sino de dar la vida por Dios. Y escribe: “Por mí nada puedo. Pero en Dios lo puedo todo”. “Las ciudades de la Pentápolis no se salvaron, porque faltaba un justo. La salvación de España puede depender de mi santificación”. Por eso, cuando el 21 de julio le llega el gran dilema, Antonio se encierra en el Alcázar voluntariamente, porque cree que debe inmolar su vida para satisfacer a la justicia divina. El concebía a España como una misión de apostolado, y ofreció su vida creyendo participar en esta misión. Pío XII confirmó años después que los combatientes católicos españoles defendieron los valores eternos de la religión “con espíritu de cruzados”.

En el Alcázar se propuso ser un soldado más de España, y además ejercer su apostolado entre aquellos hombres y mujeres en tan especial situación. Y lo hizo de manera magistral, animando a todos, elevando su espíritu, fomentando la oración en común, aclarando dudas e infundiendo un optimismo que tenía algo de sobrenatural. Allí practicó y repitió mil veces su consigna: “Tirad, pero tirad sin odio”. Obedeció siempre las órdenes del mando y se ofreció voluntario a misiones durísimas. En una de éstas, la recuperación de una ametralladora en riesgo de caer en manos enemigas, Antonio fue herido en un brazo y vio cómo el cadete que le acompañaba en la misión caía con un pie destrozado. Antonio se revistió de valor, y dándose cuenta de que Dios esperaba de él en aquel momento un esfuerzo sobrehumano, apretó contra el cuerpo el brazo a punto de desprendérsele, y gritando vivas a Cristo Rey y a España se fue por su propio pie a la enfermería, dejando a los que le contemplaban, atónitos de admiración. Hubo que amputarle el brazo izquierdo en las condiciones que se pueden imaginar, en unos sótanos malolientes, a la luz de un candil de sebo de caballo, sin apenas anestésicos... Antonio resistió dando pruebas de un temple verdaderamente toledano.

El postoperatorio fue terrible. Antonio iba perdiendo fuerzas y llegó a creer no llegaría a ver la liberación de la fortaleza. Pero el Señor permitió que viera cómo las tropas nacionales liberaban el Alcázar la noche 27 de septiembre, y a la mañana siguiente a su familia, que lo buscaba con angustia. Antonio procura levantar el ánimo de aquellos seres queridos que apenas si reconocen su rostro entre tanta barba y pelo mal cuidado... Antonio puede confesar y comulgar. Llora. Pero no del dolor, “sino porque hoy he comulgado y os he vuelto a ver”. En camilla, penosamente, entre escombros y cadáveres insepultos, Antonio es conducido a su casa y reposa entre sábanas limpias. Su corazón encuentra motivos para alabar a Dios por las delicadezas que tiene para con él. Comenta a un periodista: “Para que vea usted cómo haciendo Ejercicios Espirituales se aprende a defender a España”. Todavía pide a Dios que le deje sufrir más antes de morir. Y comulga cada día con gran fervor. Parece que hay indicios de mejoría. La cicatrización va bien, pero aparece una septicemia y hay que operar dos abscesos. Especialmente las tres últimas semanas de noviembre son terribles. Los dolores arrecian, la fatiga aumenta, se ahoga, siguen las intervenciones quirúrgicas...

En la madrugada del 20 su padre lo encuentra muy mal y se va llorando a comunicarlo a su esposa. Su padre, con entereza, le informa del peligro de que falle el corazón y no reaccione. El sacerdote entra para hacerle la recomendación del alma y Antonio le dice: “Estoy muy contento porque me voy al cielo”. Y a sus padres: “¡Cuánto os quiero!” Y entre ternuras y delicadezas para disimular sus sufrimientos, manda encender todas las luces y musita: “¡Me voy al cielo, al cielo, pero vosotros estad tranquilos!” Ponen en sus labios una talla del Niño Jesús del Remedio a la que los rojos han amputado un brazo y Antonio le dice, tiernamente: “Eres manquito, como yo” y le besa en el muñón. Besa también un crucifijo que le acercan y una estampa de la Virgen que ha reclamado, con amor infinito. Y con un hilo de voz exhala aquel grito que tantísimos han gritado en España: “¡Viva Cristo Rey!” y expira. Eran las siete menos veinte de la tarde de aquel 20 de noviembre de 1936.
José Vernet Mateu

viernes, 23 de noviembre de 2007

En la semana del 20-N (y IV)

SONETO EN LA MUERTE
DE JOSÉ ANTONIO


boomp3.com


Quede la tierra allí con su momento.
No rompa el aire su mortal sentido.
Aquí yace la lanza que ha tenido
rasgada la tiniebla al firmamento.

No se ha roto el empuje de tu aliento.
Tu anhelo, en soledades encendido,
sigue su curso, ya que no es vencido
por la sorpresa del sudor sangriento.

Deja mirar tu luz a quien espera,
cisne del pensamiento, en la morada
donde la muerte transparenta el ceño.

No queda el mar porque la muerte quiera
sin su bravura y vida desatada:
nunca es ceniza el valeroso sueño.
Manuel Diez Crespo

jueves, 22 de noviembre de 2007

En la semana del 20-N (III)

DE CORAZÓN

Ser encontrados fieles, como lo pedía San Pablo a los Corintios. El secreto de la vida es alcanzar los méritos suficientes como para poder morir fieles a nuestras convicciones. ¡Cuántos han jurado ser fieles a Franco hasta la muerte! Y lo fueron, fieles hasta la muerte... del Caudillo. “Chaqueteros, son rastreros”, cantaba Vizcaíno Casas.

El 20-N es el verdadero día de la lealtad. Es la fecha epónima de los que no abdican, de los que, por no tener ropajes para toda ocasión, siguen usando la misma camisa vieja de siempre. Son los que siguen fieles a la Jefatura del Generalísimo, heroicos defensores del Alcázar sobrenatural de la Hispanidad Intangible.

Tal fue don Porfirio. El viernes 21 de noviembre de 1975, con sus ochenta años a cuestas, llegado desde su Granada natal, Porfirio Aracil Esteban soportó con abnegación horas y horas de espera, kilómetros de fila doliente para poder ver por última vez al Caudillo Invicto. Sus años y dolencias pesaban menos que su tristeza. Y mientras se mantenía firme como en sus años mozos, le fue llegando el momento de acercarse al féretro de su (y nuestro) Capitán.

Ya delante del Generalísimo que descansaba, Porfirio —con la misma galanura con la cual lo había hecho durante toda su vida— levantó su brazo derecho, con dirección al cielo que —sin él saberlo— se le estaba abriendo en ese instante. Inmediatamente después de su saludo final, el soldado de la Cruzada Porfirio Aracil Esteban se desplomó al suelo, tras sufrir —debido a la emoción— un edema pulmonar producido por una insuficiencia cardíaca.

No hubo salvataje posible: el cansado y españolísimo corazón de don Porfirio no pudo resistir la hondura del momento, y se rompió ante Franco. Allí falleció, ante el féretro, saludando y acompañando, como buen soldado, al Caudillo en su último viaje, directo al cielo.

Querido y ejemplar Porfirio, maestro de la lección póstuma de la fidelidad irrevocable, corazón roto por el dolor de la España Una Grande y Libre, cuán hermosa ha sido su muerte. Qué noble y ejemplificadora lección de amor: amor irrevocable, amor que no consiente menos que brindar su vida por el Jefe.

Ut fidelis quis inveniatur: Ser encontrados fieles al final de la carrera. Entrar al Paraíso como Guardia Celeste del Caudillo. Brindar su corazón por aquel que había ofrecido el suyo, horas antes, por la España eterna. Salude al Generalísimo de nuestra parte. Y ruegue por nosotros, don Porfirio, para que nuestra muerte pueda parecerse —aunque sea en lo más mínimo— a la suya.

Al que muere por España
¡qué hermosa muerte su muerte!
Sobre su camisa azul,
clavel de sangre florece.
Álvaro M. Varela

martes, 20 de noviembre de 2007

En la semana del 20-N (II)

ALGUNAS PALABRAS
DE JOSÉ ANTONIO

ANTE EL TRIBUNAL POPULAR

Desde la izquierda se nos mata y se nos acomete, pero ¡cuidado, Camaradas! no está en la izquierda todo el peligro. Desde las derechas ya se está especulando como siempre y se acercan un día sí y otro no, a nuestros jefes, visitas misteriosas, de los conspiradores de esas derechas con una pregunta así entre los labios: ¿Podrían ustedes darnos tantos hombres? Al que os haga esta pregunta, escupidle. ¿Pero, qué supone esa gentuza? ¿Que la Falange es una carnicería donde se adquieren al peso tantos o cuantos hombres? ¿Suponen que cada grupo local de la Falange es una tropa de alquiler a disposición de las empresas? La Falange es una e indivisible, milicia y partido. Su brío combatiente es inseparable de su fe política. Cada militante en la Falange está dispuesto a dar su vida por ella. por la España que ella entiende y quiere, pero no por ninguna otra cosa. El “madrugador” no tiene escrúpulos. A codazos se abrirá paso en sus propias filas. Traicionará y tratará de eclipsar a sus propios Jefes. Contraerá a cada instante la voz y el gesto con los que más pueda medrar. Y cultivará sin recato la adulación. Y será inútil el madrugón. Aunque el “madrugador” triunfara le serviría de poco su triunfo. La Falange con lo que tiene de ímpetu juvenil, de acervo intelectual, de brío militante, se le volvería de espaldas. Veríamos entonces, quién daba calor a estos “fascistas” rellenos de viento. Nosotros, para ver pasar sus cadáveres, no tendríamos más que sentarnos a la puerta de nuestra casa bajo las estrellas. La Falange a disposición de un político “madrugador”, con un general de más o menos buena fe, pero sin formación política: ¡Eso no! (…)

Una sola palabra al Tribunal

Creo que es usual en los políticos de algún relieve, que cuando se ven en un trance así, como este en que vosotros me ponéis, empiezan o acaban soltando una heroica baladronada para la posteridad, diciendo: “En fin, yo soy el responsable de todo. Haced de mí lo que queráis. Cumplo con mi deber. Disponed de mi vida”.

Esta decisión ha sido interrumpida algunas veces por algunos Jefes revolucionarios de izquierdas. Yo prefiero imitar a éstos y, no a los otros. No os voy a decir nada de esto: “No me importa dar la vida por esto o por lo otro”. El señor Fiscal ha dicho que soy valiente. No soy valiente. Quizá no sea cobarde... Sí me importa dar la vida. Hay que arrostrar los sucesos de la vida con decorosa conformidad. Os digo que prefiero con mucho no morir. Que creo que la vida no se nos ha dado para que la quememos como una bengala al final de una función de fuegos artificiales.

Si yo no he tenido parte en esto, si no he participado en esto, ¿para qué voy a venir aquí y hacer el papel de víctima?

Yo os ruego que estiméis mi causa en conciencia y la causa de estos dos y que en conciencia dictéis veredicto de inculpabilidad.

Vuestro rigor no va a ser puesto en duda por nadie. Habéis defendido a las instituciones que os han encargado de defender, con severidad. Vuestro entusiasmo por el Régimen, tampoco. Os ruego que no veáis en mí si soy fulano o mengano, sino que soy un acusado que viene aquí a comparecer ante la justicia con otros dos. Que peséis mi causa con todos los indicios y todas las pruebas; y porque creo que lo merecemos y no tenéis que acreditar vuestro rigor y os interesa seguir acreditando la absoluta justicia de este Tribunal Popular, os pido dictéis un veredicto de inculpabilidad para los tres.

Yo os aseguro que en nombre de todos y mío he de agradecéroslo muy de veras, que me alegraré muy de veras esta noche encontrarme con la vida en el cuerpo, con esta vida que modestamente he dedicado y seguiré dedicando, a que contribuya con mucho o poco a que el Pueblo Español tenga uno de los lemas de nuestro Movimiento: “La Patria, el Pan y la Justicia".
José Antonio Primo de Rivera

En la semana del 20-N (I)

¡PRESENTES!
EN NUESTRO AFÁN



Treinta y dos años pasaron. Casi nada
en la eterna rueda de la vida;
y tu España, Francisco, dividida,
sin pulso y sin honor, llora callada.

La cosa se quedó bien mal atada
y la espada guerrera, enmohecida,
olvidó su misión. Está vencida
la victoria de ayer, y está olvidada.

¡Vuelve, Franco, por Dios! Danos tu brío
para aceptar de nuevo el desafío
de esta aurora sin luz, de esta quimera.

¡Que España necesita en esta hora
una nueva Cruzada salvadora!
Y volverá a reír la primavera...

Luis Hernández del Pozo

Porque tenemos memoria histórica,
hoy como ayer, te recordamos,
Caudillo de España y de la Cruzada
por la Gracia de Dios,
Generalísimo a perpetuidad
de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire:


¡Franco, Franco, Franco!

¡Arriba España!

¡Viva España!


Nota: La canción-poema que reproducimos pertenece a don Luis Fajardo, quien la interpreta. Su nombre es “20 de Noviembre”.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Comunicado aclaratorio


Ante el hecho por demás evidente de que “Página/12” consagra con tesón y denuedo una parte importante de sus afanes a la promoción de “Cabildo”; ante la no menor evidencia de que sus fautores suelen elegir piadosa y litúrgicamente los domingos para publicitar nuestra revista, transcribiendo con largueza sus editoriales y con liberalidad algunos de sus capitales textos formativos; ante el celo que manifiestan sus escribas para que ninguna de las luengas e impulsoras notas que nos dedican esté desprovista de las fotos de nuestras aguerridas tapas y contratapas; ante la constatación del incremento sistemático de nuestras ventas y de nuestra fama con posterioridad a cada uno de los artículos propagandísticos; ante el gozo desbordante que ello nos proporciona, hasta el punto de que el analista concede el alta a los más depresivos, y el cura la absolución a los más recalcitrantes que aún nos confesamos;ante el aumento notorio de jóvenes militantes nacionalistas que adhieren por doquier a nuestras filas tras la atenta lectura de las referidas notas periodísticas, como sucedió después de la última del domingo 18 de noviembre de 2007, escrita una vez más por el camarada Sergio Kiernan (cfr. “Cómo ve la ultraderecha la elección de Cristina Kirchner”, págs. 16-17); ante la certeza de que de este modo el cruel cerrojo de la conspiración de silencio que nos agobia queda prácticamente vulnerado; ante los elogios desmesurados que nos prodigan —como reconocer que Antonio Caponnetto “ruge, espada en labio”, o que Aníbal D'Angelo es el “hijo de una orgullosa protectora de inmigrantes nazis”, o que quienes participamos de las jornadas formativas en Luján nos ubicamos en “las alturas morales” (cfr. “Cómo ve...” etc., ibidem)—; y en fin, ante la solícita preocupación del mencionado órgano de expresión para que nuestras actividades lleguen a conocimiento de la sociedad, de los Servicios de Inteligencia para los que abnegadamente trabajan, y aún del gobierno, nos vemos en la obligación de aclarar:

1.- Que Cabildo Abierto S.R.L, sociedad sin fines de lucro responsable legal de la edición de “Cabildo”, no es accionista ni socia ni rentista de “Página/12”.

2.- Que Sergio Kiernan no es un pseudónimo de Adolfo Hitler, quien como se sabe vive con su nombre real en la Patagonia o tal vez en Villa General Belgrano.

3.- Que Ernesto Tiffenberg —director de “Página”— no fue acólito del rito tridentino ni desempeña cargo alguno en la Conferencia Episcopal Argentina, ni siquiera en la Casa de Ejercicios La Montonera, de suscitantes evocaciones.

4.- Que conscientes del monto de esta desinteresada cooperación que se nos presta mes a mes —sólo equiparable a la publicidad gratuita de la AMIA en sus Informes Anuales sobre la discriminación en la Argentina— estamos prontos a donar el diezmo de nuestros ingresos a la Cofradía 28 de Octubre, consagrada eficazmente a mantener vivo el recuerdo de la Marcha sobre Roma y el fraude electoral de la epónima fecha.

5.- Que lamentamos no poder corresponder a tanta generosa publicidad, pero la Internacional Negra a la que pertenecemos —excepto un irreductible colaborador posconciliar— nos veda malversar los fondos reservados exclusivamente al financiamiento de la reinstalación monárquica de Felipe II en el Virreynato del Río de la Plata.

Quede aclarado.
Antonio Caponnetto
Director de Cabildo

domingo, 18 de noviembre de 2007

En la semana de la Vuelta de Obligado (y IV)

CUANDO LA PATRIA
ERA SOBERANA


¿Qué significa la intención de someter al país por la fuerza sino la conquista armada? De nada valen las tergiversaciones ni los distingos. La nación que se somete a una fuerza superior pierde su autodeterminación, que es la cualidad de su soberanía, y pertenece desde ese momento al vencedor, cualquiera sea la forma en que pretenda disimularse la conquista. De que esto lo vieron en esa circunstancia claramente los argentinos da fe la entusiasta unanimidad con que todo el país —salvo un puñado de emigrados— acompañó al general Rosas en su actitud enérgica y digna.

Todas las provincias, con sus gobernadores y legisladores, se pronunciaron contra la agresión y ofrecieron sus contingentes para resistir (…) San Martín escribía desde su retiro poniendo su espada y su persona al servicio de la nación y felicitaba al gobernador de Buenos Aires como defensor de la independencia americana. El autor del Himno Nacional desenfundaba su vieja lira para arrancarle los mismos sones de treinta años atrás, y con entusiasmo juvenil cantaba:

Morir antes, heroicos argentinos,
que de la libertad caiga este templo.
¡Daremos a la América alto ejemplo
que enseñe a defender la libertad!

La prensa liberal del mundo empezaba a interesarse por la lucha iniciada en el Río de la Plata y acompañaba con su auspicio el derecho hollado del débil, en quien veía al defensor de los principios republicanos y de la causa general de América contra los poderes retrógrados de Europa.
Ernesto Palacio

Nota: Estos pasajes han sido tomado de su obra “Historia de la Argentina”, Libro IV, Cap. IX.

sábado, 17 de noviembre de 2007

En la semana de la Vuelta de Obligado (III)

AQUEL DÍA SOBERANO

Vamos a asistir a uno de los más bellos y heroicos hechos de nuestra historia. La escuadra aliada va a subir por el Paraná. Rosas, que lo tiene previsto, ha venido preparándose para obstruir el paso. Dirigirá la defensa el General Lucio Mansilla, a quien Rosas le viene dando instrucciones. En su carácter de comandante interino del departamento del Norte, ha formado a un pequeño ejército con gente de la comarca. Ha instalado baterías en las barrancas de Obligado. Algunas están a veinte metros, han anclado los cascos de veinticuatro pontones que sostienen tres gruesas cadenas. Banderas argentinas sobre los pontones y dos mil quinientos soldados en las barrancas. Ha construido parapetos de barro, anchos de más de dos metros, para defender a las treinta y cinco piezas de artillería y ocultarlas. Hay mucho patriotismo y pocas municiones.

Es el 20 de noviembre. Los grandes barcos de “la misión de paz” se acercan. Las dos márgenes aparecen llenas de hombres vestidos de colorado. Son las nueve y media de la mañana. Himno Nacional. ¡Oíd mortales el grito sagrado! Un unánime y ardiente “¡Viva la Patria!” lo termina. Tambores argentinos resuenan en la mañana de oro. ¡Fuego contra los infames agresores! De la parte de los patriotas salen proyectiles macizos, balas de las metrallas, cohetes a la Congreve. Pero los enemigos tienen ochenta y ocho cañones, todos de gran calibre. Y pasa la mañana en medio de la lucha heroica. Mansilla la dirige. A las cinco de la tarde termina el combate. Los buques extranjeros han logrado abrirse paso. Sus marineros y soldados desembarcan. Mansilla dirige personalmente una carga a la bayoneta para defender las baterías. Han muerto ciento cincuenta argentinos y han sido heridos noventa. Han caído también algunas mujeres que atendían a los heridos.

Un diario montevideano, sin embargo, declara que “nunca, desde la paz napoleónica, hallaron franceses e ingleses tan heroica resistencia”. Toda la América admira el coraje y el patriotismo de los hombres de Rosas. La figura americana del Restaurador se agiganta. ¿Ha sido suya la idea de ponerle cadenas al río? Así nos autoriza a creerlo la carta que el jefe del puerto de Buenos Aires le escribe a Oribe por orden de Rosas, en la que le anuncia el cierre del Paraná. De cualquier modo, él no lo ha hecho con la esperanza del triunfo, sino como una afirmación simbólica del cierre de los ríos, como una afirmación de nuestro tenaz empeño de resistir hasta la muerte, de ser independientes y libres. A todo esto se preguntará: ¿y los Estados Unidos?, ¿y la doctrina de Monroe? Los Estados Unidos, por esos días, están ocupados en robarle a México el inmenso territorio de Texas…
Manuel Gálvez

Nota: Estos párrafos han sido tomados del libro “Vida de Don Juan Manuel de Rosas”, cap. XIX, 6.

viernes, 16 de noviembre de 2007

En la semana de la Vuelta de Obligado (II)

NOVIEMBRE DE LOS HÉROES
boomp3.com

Noviembre es un mes que convoca el recuerdo de héroes y de hazañas. Ahí está el día 12, con el tránsito hacia la inmortalidad del General Manuel Oribe, cuando corría el año 1857 y la jornada del 20 con la Vuelta de Obligado, batalla de la dignidad de la Patria Grande, así como el aniversario del martirio de José Antonio y el de la marcha hacia Dios del Caudillo de España.

Hay en esta rememoración un elemento común. Nombres de hombres que afirmaron lo hispánico y lo americano. A todos y a cada uno de ellos les dolió su patriotismo por los cuatro costados. Su transcurrir por este mundo fue luchar como cristianos contra el encanallamiento. Y fueron voz e impulso. En Manuel Oribe vida y espada que cansó a la victoria en cien batallas y combates. Era la sangre del Cid que corría por sus venas. Así en Sarandí, Ituzaingó, Famaillá, Quebracho Herrado o en Arroyo Grande, a lanza y sable contra el meteco criollo, cimentando la unidad de la Patria. Ésta, así como las divisiones internas, eran su preocupación. Tomamos como prueba unos párrafos de su correspondencia política que por otra parte tienen plena actualidad. Así escribía: “La desunión ha sido y es causa permanente de nuestros males y es preciso que ella cese antes de que nuevas convulsiones completen la ruina del Estado… Mientras existan en el país los partidos que lo dividen, el fuego de la discordia se conservará oculto en su seno pronto a inflamarse con el menor soplo que lo agite”.

Como gobernante desde el Cerrito, en eje de acero con el Restaurador de Palermo de San Benito, convertidos ambos en mojones de dignidad ante el cañón masónico y mercantilista. Héroes que hicieron de su caudillaje una realidad del mandato artiguista: “Ni por asomo la separación nacional”. Unidad de tierras y sentimientos a pesar de la Convención anglófila que en 1828 separó la Banda Oriental contrariando nuestras aspiraciones.

Y llegó 1845 con las intervenciones conjuntas de Francia y de Inglaterra, para hacr del Plata, el Uruguay y el Paraná, ríos sin el control de los ribereños, así como de Entre Ríos y Corrientes “Estados independientes”. Ante la prepotencia agresora Juan Manuel de Rosas instruyó: “Construir en la costa firme del Paraná baterías en el punto más aparente para ofrecer una resistencia simultánea de modo que la escuadra enemiga no pueda pasar más adelante”. El río se transformó, para el intruso, en un callejón sin salida. Un empecinamiento llamado Patria había triunfado.

Éste fue el significado de la batalla en la que quedaron fuera de combate más de seiscientos hombres. “América para los americanos”, dejaba de ser sólo una frase, para ser un hito en el sentimiento nacional. De esos días he aquí una carta del General San Martín, quien en el crepúsculo de su vida instaba a proseguir la lucha: “…muy lisonjero poder nuevamente ofrecerle mis servicios (como lo hice a Ud. en el primer bloqueo por la Francia), servicios que aunque conozco bien serían inútiles, sin embargo demostrarían que en la injustísima agresión y abuso de Inglaterra y Francia con nuestro país, éste tenía aún un viejo defensor de su honra e independencia”.

En días tan aciagos corresponde que cerremos filas y obedezcamos, como enseñaba Gracián, el predicamento de los Héroes. Entre ellos Rosas y Oribe, los grandes americanos de noviembre. Junto a ellos y con ellos, José Antonio Primo de Rivera con Francisco Franco Bahamonde están presentes y son ejemplo.
Luis Alfredo Andregnette Capurro

jueves, 15 de noviembre de 2007

En la semana de la Vuelta de Obligado (I)

1845 - 20 de noviembre - 2007
A 162 AÑOS DE
LA VUELTA DE OBLIGADO


“El 20 del corriente nuestras armas se han colmado de gloria, sosteniendo por ocho horas consecutivas el fuego de ciento cincuenta bocas de cañón de los infames anglofranceses con sólo veinte cañones de menos calibre estas baterías de la Vuelta de Obligado.

“Apagados nuestros fuegos, concluidas nuestras municiones, disputábamos el punto con la infantería cuando un golpe de metralla sobre el estómago me dejó privado de acción y de voz.

“Pero a pesar de que la excesiva ventaja de los cañones de los inicuos extranjeros haya conseguido desmontar y despedazar las baterías de Obligado, no por eso osarán invadir nuestra tierra.

“Las caballerías cubren los alrededores de aquel punto, y no ocupan nuestros cobardes agresores más terreno que el que alcanza su metralla. Seguiré sus movimientos para impedir que pisen el suelo que tan atrozmente han ofendido”.
Gral. Lucio Mansilla
Parte al Comandante Militar de Rosario, 22 de noviembre de 1845

miércoles, 14 de noviembre de 2007

A propósito de dos beatificaciones

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Parece obvio; y lo es. Pero en estos tiempos de confusión es necesario decir lo obvio: la beatificación o canonización de uno o más hijos de la Iglesia son acontecimientos esencialmente religiosos que trasuntan una realidad sobrenatural, a saber, el prodigo de la gracia de Dios que esplende en sus criaturas, el don de Dios que se derrama, a raudales, en el Cuerpo Místico de la Iglesia, en la comunión de los santos.

Esto es lo esencial. Y es lo que se ha de tener presente cada vez que se analiza el acontecimiento extraordinario de una beatificación. Lo que no quiere decir que cada beatificación, o canonización, no venga, además, unida a determinadas situaciones históricas, políticas, sociales, culturales, situaciones que es plenamente lícito y necesario tener también en cuenta a la hora de examinar los hechos; mas a condición de que se tenga muy en claro que todo ello es adventicio y no hace a lo esencial. Si se pierde de vista la adecuada proporción y relación entre lo esencial y lo adventicio se corren, seguramente, serios riesgos de distorsionar los hechos o, al menos, de no entenderlos en plenitud. Desechar por completo lo adventicio es caer en un sobrenaturalismo inoperante. Desechar lo esencial es incurrir es un temporalismo devastador. La virtud, como siempre, está en el medio.

Cada vez que la Iglesia beatifica o canoniza a algunos de sus hijos, el mundo —dominado por el padre de la mentira— no ve sino lo adventicio; y siempre con mala fe, tergiversando, por regla general, los hechos e interpretándolos según criterios ideológicos a la zaga de las novedades de turno. Esto no debe sorprendernos. Pero ocurre que también, y esto es cada vez más frecuente por desgracia, dentro de la misma Iglesia se oyen voces (o sospechosos silencios) que hacen como eco a las mentiras del mundo o se rinden a sus criterios. Aquí vale lo de la Escritura: “Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos” (Isaías, 55, 8).

En las últimas dos semanas hemos asistido a dos beatificaciones muy cercanas y caras a nosotros. El domingo 28 de octubre, en Roma, fueron inscriptos en el catálogo de los beatos, 498 mártires asesinados, por odio a la fe, durante la ominosa Segunda República Española en el marco de la más sangrienta persecución religiosa de la que haya memoria en el siglo XX y en la historia toda de la Iglesia. Quince días después, en nuestra lejana Patagonia, ascendía a los altares, el Beato Ceferino Namuncurá, un compatriota nuestro, una figura entrañablemente viva en el alma de nuestro pueblo sencillo y fiel.

A nadie escapa que ambas beatificaciones, aparte de lo esencial, desde luego, vienen acompañadas de ciertas cuestiones adventicias que, en el particular contexto del mundo contemporáneo y de la Iglesia (más propiamente de ciertos sectores eclesiales), se han vuelto “polémicas” como se dice ahora. La mirada mundana y su correspondiente acompañamiento eclesiástico han tenido, así, la oportunidad de expresarse. Lo que corresponde al mundo no nos interesa. Sí, en cambio, nos interesa destacar algunas actitudes de aquellos predichos “sectores” de la Iglesia que le hacen eco.

Si nos atenemos a la primera de las beatificaciones lo que ha llamado la atención es el silencio, casi unánime, respecto de lo adventicio; en cambio, se ha subrayado lo esencial —lo cual es bueno por supuesto y corresponde— pero con una impostación que suena más bien a imperiosa necesidad de disimulo. Resulta que aquellos beatos mártires no se sabe bien quien los asesinó, ni en qué contexto preciso. Se habló, sí, de persecución religiosa en España, mas de un modo tan difuso, tan sin contornos que no se ha dicho, por ejemplo, que aquellos crímenes fueron cometidos por el comunismo ateo, enseñoreado por aquel entonces en la Península, régimen ominoso y criminal del que España pudo librarse gracias a la intersección de sus mártires y al heroísmo de sus soldados. Es adventicio, sí. ¿Pero no hubiera sido oportuno decirlo, justamente hoy, cuando asistimos a una nueva opresión comunista en España, a una renovada persecución de la Iglesia, incruenta, por ahora, pero no menos furiosa y cruel? ¿Qué se teme? ¿Beatificar a Franco? Es que no se trata de ello. Pero alguna gratitud, algún reconocimiento a aquel hombre al que tanto deben España y la Iglesia, quizás hubieran sido oportunos. En cambio, el silencio. No es políticamente correcto decir que Franco fue católico y reconocer que su régimen —sin perjuicio de sus errores y de sus sombras— fue modelo de una política verdaderamente cristiana. Echar loas e inciensos a la democracia abortista y contra natura, eso sí parece “civilizado” y “adecuado” a los tiempos que corren.

Vayamos, ahora, a nuestro Ceferino. Lo adventicio, su condición de hijo “de los pueblos originarios”, según la perífrasis al uso, se ha exaltado hasta el paroxismo y el absurdo. Hay que quedar bien con la ola indigenista. Entonces los Obispos deslizan, por allí, que su beatificación significa, entre otras cosas, “encuentro y aceptación de otra cultura y religiosidad”. ¿Qué religiosidad es la que se acepta? ¿Los cultos paganos precolombinos? ¿O la religiosidad popular criolla expresión de la admirable inculturación del Evangelio que llevaron adelante aquellos santos y abnegados hijos de Don Bosco en nuestra inmensa Patagonia? No lo sabemos. La ambigüedad, muy episcopal, puede leerse como un guiño al indigenismo. O no. De todos modos, nadie aclarará nada. E cosí via…

Pero esto no es lo peor. En el sitio web de Ceferino, hallamos una curiosa “carta” del nuevo Beato dirigida a los jóvenes argentinos. Es una pieza en la que no falta ninguno de los tics del indigenismo “políticamente correcto” ni de las boberías de la evanescente “espiritualidad” progresista. Una verdadera ofensa a Ceferino (algunas de cuyas cartas auténticas se incluyen en el mismo sitio y son muy bellas y revelan la pureza y la piedad de aquel santo joven que siempre se manifiesta en ellas católico y argentino). Veamos algunos pasajes de tan insólita “carta”. Así comienza: “Aunque sé que muchos han escuchado hablar de mí quiero presentarme y estrechar la mano de cada uno de los que lean estas líneas. Soy Ceferino Namuncurá, hijo de los mapuches Don Manuel y Rosario Burgos, nacido en Chimpay, a la vera del Currú Leufú (Río Negro), como se dice en nuestra lengua originaria”. Primera mentira. Doña Rosario Burgos no era mapuche sino una cristiana blanca cautiva. Es que, como lo ha recordado un Arzobispo, el “indiecito” no era indio ¡sino mestizo! Este dato ha sido cuidadosamente ocultado. Claro, ¡es que los indigenistas se quedan sin libreto! Aparte no faltaría alguno que, por ganas de incordiar nada más, preguntara ¿y los derechos humanos de Doña Rosario hecha cautiva y sometida a las condiciones de vida infrahumanas que llevaban aquellas mujeres en las tolderías? Y si los indios eran tan inmaculadamente concebidos sin pecado original ¿por qué hacían cautivas a las blancas?

Veamos más de la “carta”. Después de hablar de sus orígenes y de su bautismo, “Ceferino” escribe: “Eran tiempos difíciles. Veníamos de haber perdido todo, después de años de luchas sangrientas y encarnizadas. Vivíamos en la miseria más dura, sin hospital ni escuela, ni ley que nos ampare. A merced de comerciantes tramposos y soldados violentos”. Lejos de nuestro ánimo reivindicar a Roca, masón insigne, promotor del laicismo y perseguidor de la Iglesia. Pero ¿no suena esto demasiado a folletín del tipo La Patagonia rebelde?

Nobleza obliga. En la “carta” “Ceferino” habla de su encuentro con Cristo; y no lo hace del todo mal salvo las concesiones a la bobería progresista ya apuntadas. Pero ¿era necesaria esta impostación indigenista, radicalmente falsa, que sólo buscar quedar bien con un indigenismo que, por más esfuerzos que se hagan, permanece impenitentemente anticatólico porque es hijo del marxismo?

Lamentamos tener que escribir en estos términos a propósito de estas dos beatificaciones que nos llenan el alma de alegría y de esperanza. Pero es el mundo que tenemos, la Patria que tenemos y la Iglesia que tenemos. Que los Beatos Mártires de España y el glorioso Ceferino intercedan por los tres.
Mario Caponnetto

martes, 13 de noviembre de 2007

De pluma ajena

LA DEMOCRACIA ME HA CONVENCIDO

Allá en los años setenta del siglo pasado, me declaraba, sin rubor y sin conocimiento, demócrata.

Llegó la democracia a España y, poco a poco, fue convenciéndome de que el divorcio era democrático; luego me convenció de que el aborto también era democrático; como democrática es la homosexualidad, la eutanasia, la igualdad entre la opinión de una mente superior y la de un gañán; la igualdad entre el bien y el mal.

En fin, tras treinta años de gozar los placeres de la democracia, he llegado a la conclusión democrática de que más vale la opinión de cien estúpidos que la de una persona inteligente; y, por supuesto, una mentira repetida cien veces es verdad.

También he aprendido, gracias al sistema democrático que nos hemos dado a nosotros mismos, que los medios de comunicación son unos poderosos impositores de ideas; he aprendido que una de las carreras con más futuro es la de publicista; he aprendido que lo único que es bueno y digno de ser tenido en cuenta es lo que los publicistas nos presentan como tal; he aprendido que la posesión de un medio de comunicación, así como el pago del servicio a los publicistas, tiene un coste que el normal de los mortales no puede ni tan siquiera soñar en alcanzar; he aprendido que la gente, los compradores, los votantes... eligen aquel producto que mejor campaña publicitaria tiene.

He aprendido, en definitiva, que la gente no es libre, sino esclava; que la gente hace, come, viste, vota... lo que le dice el poderoso; y, lo que es peor, he aprendido que el poderoso es total y absolutamente perverso.

Ahora, el Parlamento Europeo, esa institución democrática en la que los políticos han metido a España con calzador y contra todo sentido histórico, esa institución que, curiosamente, no ha sido elegida democráticamente, ha formulado una declaración contraria a don Francisco Franco.

Decididamente, la democracia me ha convencido. Yo, que jamás lo he sido, me declaro profundamente franquista, aunque sólo sea para marcar distancia con la iniquidad, con el asesinato de neonatos y demás barbaridades propias del sistema.

Lo que espero es que en esta democracia, culpable del genocidio cometido sobre millares de neonatos, culpable de una Guerra Civil acaecida en 1936, en cuyo bando vencedor, sin lugar a dudas, hubiese militado con orgullo, acabe ocupando con mis huesos las cárceles que sus íntimos, los terroristas, están desocupando.
Cesáreo Jarabo

Nota: Esta carta de lector ha sido publicada en el diario “La Verdad”, de Alicante. El original puede verse en: http://www.laverdad.es/alicante/pg060706/prensa/noticias/Cartas_Alicante/200607/06/ALI-OPI-279.html

lunes, 12 de noviembre de 2007

¿Qué diablos está pasando?


CARA O CRUZ


Se ha repetido ya muchas veces que el mejor ardid del demonio es convencernos de su inexistencia. Hábil en intrigas y ocultamientos, el escondite de su propia realidad es la garantía de su éxito. Actuar negando la entidad del sujeto le otorga eficacia a la acción e impunidad al responsable. La simulación y el fraude son, pues, parte substancial de su trabajo; y ha de tener forzosamente algo de endemoniado quien hace de su función una impostura y una trapacería permanente.

Mas siendo cierto lo antedicho, y sin que importe una contradicción con ello, parecería que hoy ya no se pretende negar la existencia del Demonio sino afirmar la conveniencia de su figura y el carácter positivo de su presencia. Entronizarlo como ídolo intangible y, revestido previamente de ángel de luz, exhibirlo bajo la faz bonachona y positiva de un prometedor de utopías. Con algo de víctima incomprendida por el pasado y mucho de fulgurante dinamizador del cambio y del futuro. Ya no el monstruo que atemorizaba en la soledad a los supersticiosos, sino el mascarón sonriente que encandila y saluda a las multitudes. Ya no el oculto por su fealdad visible, sino el visible por su fealdad ocultada. Y ya no más el impresentable y el negado por su ruindad, sino el ruin presentable y caractizado de afable.

Hay indudablemente una distancia —pero también un camino directo que la recorre y unifica— entre el escamotear aviesamente a Satán y el pedir con descaro su mandato, entre el fingir su inconsistencia y el proclamar su candidatura. Pero tácticas variables y complementarias, apuntan en el fondo a un mismo fin: segar a Dios de las almas y de los pueblos, apartar de Dios las inteligencias, las voluntades y los corazones. Tácticas reversibles e intercambiables, decimos, pero cuyos responsables tienen nombres y rostros conocidos que al revés o al derecho ya no pueden engañarnos. Janos modernos —remozados y maquillados— míreselos como se los mire, son la cara de la culpa y del odio. Mas el solo hecho de su bifrontalidad caricaturesca y luciferiana, el solo hecho de adquirir un fondo endemoniado tras una apariencia apacible, habla a las claras de una degradación de lo humano, de una atrofia del señorío y de una ausencia de la univocidad propia de lo noble. Algo sabía de esto Dostoievski cuando nos describe a Pedro Verjovenski en Los Endemoniados.

Por eso, muchas expliaciones cabrá dar sobre la actual situación argentina. Analistas y politicólogos mercan con la tragedia nacional como con un producto abaratado y en oferta. Pero no podrá inteligirse plenamente nuestro drama, ni proponerse seriamente su regeneración, sin una perspectiva teológica como la que dejamos entrever. Lo que hoy acontece en la Patria es, estrictamente hablando, diabólico. Es la Revolución Mundial Anticristiana avanzando descontroladamente, es el Judaísmo y la Masonería cogobernando a sus anchas; es el liberalismo y el socialismo repartiéndose el patrimonio material y cultural, es el marxismo y sus socios adueñándose como gavillas en rapiña de cuanto topan a su paso. Es el primado de la impostura y de la inmoralidad, la tiranía de la subversión y la perversidad de la democracia. Es la Sinagoga de Satanás, como lo dijo para siempre León XIII, y el enseñoreamiento de Satán en la Ciudad del que tan bien habló Marcel de la Bigne. Era él justamente, el que explicando con trazos magníficos el dominio del Maligno sobre el cuerpo social y político, sintetizaba acertadamente la cuestión en la falacia de la soberanía popular. Y es cierto: porque secularizando el poder no queda otra cosa más que todas las formas de la rebelión del hombre contra el Creador. Pero de un hombre que ha hecho del pecado original un grito de liberación, de la masificación un motivo de orgullo, y de la suma de sus desvaríos la omnipotencia numérica de sus derechos. Así, el despotismo de la cifra y la adulación de la cantidad que comporta el mito de la soberanía popular erigido en suprema razón de los estados, va justificando y convalidándolo todo: desde el desmembramiento territorial hasta la corrupción de la moral y de las costumbres; desde la destrucción de la familia hasta la profanación de la Cruz; desde el empobrecimiento físico de la población hasta su vejamen espiritual. Siempre es el guarismo, la aritmética, la estadística o el censo lo que se invoca para legitimar las tropelías. Siempre es la prevalencia de lo más y el griterío de los acumulados, siempre es el cálculo contra la Unidad Indivisa de la Verdad, siempre es el volumen basto del averno contra la longitud etérea del Cielo. Lo que acontece en la Patria, sin dudas, es algo propiamente diabólico.

Y se entiende que en una nación ganada por las huestes del Gran Farsante no pueda sino prevalecer la mentira y la confusión deliberada, las intrigas palaciegas y las urdimbres viscosas en las que se enriedan sus mismos agentes. Porque cuando no se reconoce a Dios, pasa lo que vociferaba Sartre: “el Infierno son los otros”. En manos de los lacayos del Padre de la Mentira, la Argentina está rodeada de embustes.

Mentira en el lenguaje oficial incapaz de definir y siempre pronto para adormecer y profanar. Mentira en la diplomacia reducida a la cobardía de los conciliábulos y a los enjuagues de las trastiendas. Mentira en la economía programada para los usureros y los tecnócratas. Mentira en la educación convertida en lavado de cerebros contra la rehabilitación de la inteligencia. Mentira en la seguridad pública librada a la indefensión y a las agresiones de toda índole. Mentira en las promesas demagógicas y en las bravatas comiteriles, mentiras en el parlamento y en los despachos públicos, en los balcones del oprobio o en los sillones académicos. Mentira en la oposición cómplice y envidiosa por no poder mentir desde el poder. Mentira en los atentados y en las investigaciones, en los repudios y en las interpelaciones ministeriales. Mentiras, en fin, en las invocaciones cívicas imbecilizadas de pacifismo y en las voces trémulas y pseudoprotestarias de los que debieran defenderse como siempre se han sabido defender los varones.

Este estado de cosas, este caos que es fruto causal y metódico de la negación del Orden, tiene en la persona de a su primer responsable y a su más penosa encarnadura. Lo decimos expresamente ante ese entorno servil de amanuenses que tratan de preservarlo y de mantener incólume su imagen. Pero su imagen es la que mostramos hoy, y que cada vez más, se vuelve nítida para la indignación nacional. Es la cara de un enemigo de Dios y de la Patria. Es el anverso y el reverso de la misma negación de Cristo y de la Fe Fundadora. Es la cara de la traición al ser nacional, de la claudicación de la estirpe y de la construcción de una factoría materialista e impía. Por eso es bueno repetirlo: cara o Cruz.

Nosotros —que hemos crecido y amado a la sombra del Crucifijo— sabemos bien lo que es el demonio. Sabemos de su vileza incurable como de su final ruinoso, para él, para sus pompas y para todos sus sirvientes de turno. Sabemos que Satán está en la Ciudad, pero la ciudad se llama de la Santísima Trinidad y de Santa María de los Buenos Aires, e “ipsa conteret caput tuum”. Ella misma —vencedora imparable en la lucha final— le aplastará la cabeza al Infame.

No. No es el Maldito el que nos amedrenta. Son los católicos tibios y rendidos. Los que todavía creen que se puede edificar una segunda república y no entienden que hay que restaurar en Cristo Rey la que tenemos despojada y en servidumbre. A ellos, el consejo sabio del Padre Ribadeneyra de andar “apercibido y armado”. A los nuestros la certeza que “de todo laberinto se sale de arriba”. Arriba, bien alto, donde las águilas no cierran sus alas imperiales. Donde el Arcángel que custodia la Argentina ya tiene desplegado el Campamento.
Antonio Caponnetto

Nota: Esta nota forma parte de la Revista “Cabildo” nº 101, de la segunda época, año X, de junio de 1986. Los puntos suspensivos, en el original, son reemplazados por el apellido Alfonsín. Pero esta palabra es fungible. Bien le cabría, hoy en día, el apellido que todos suponen, con su Konsonante inicial.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Testigo de cargo


COSAS DE PIZARRÓN

Y PUNTERO

Mi finado amigo E.K. solía decir que había cosas, en la realidad, que deberían exhibirse a todo el mundo con ayuda de un pizarrón y un puntero para dejarlas bien en claro. Y decirle al público: “¿Ve?, los diarios sostienen esto, pero la realidad es ésta y ésta” (golpes de puntero).

De pronto se tropieza uno, en “La Nación” diario del 5 de septiembre, con un artículo de Mario del Carril, el cual es un hombre educado, que conoce sus límites y que siempre escribe dentro de ellos. Todo lo contrario que el suscripto: razón por la cual el suscripto se morirá sin que “La Nación” le publique otra cosa que alguna rara carta del lector y don Mario del Carril tiene las columnas del diario que fue de los Mitre a su disposición.

Pero ese día en particular a don Mario se le soltaron los diablillos y en un tono muy educado y respetuoso dijo (¿o se le escaparon?) algunas verdades incómodas para el establishment mundial.

El artículo se llama “El lobby de Israel en Estados Unidos”, tema ya de por sí difícil, pero que últimamente ha comenzado a despertar un interés inconveniente para ambos protagonistas: Israel y los sucesivos gobiernos de Estados Unidos.

Todo el artículo está construido sobre tres noticias y algunas repercusiones. Primera noticia: dos profesores universitarios norteamericanos publican un libro que destaca la influencia del lobby israelita sobre la política exterior norteamericana.

Segunda noticia: El mismo día que ese libro llega a las librerías, llega un segundo libro que intenta desmentirlo y que ha sido escrito por el Director General de B’nai B’rith. Recuérdese, el mismo día ambas publicaciones llegan al público, y mientras la primera se titula “El lobby de Israel y la política exterior de Estados Unidos”, la segunda en cambio se titula “Las mentiras más mortíferas: el lobby israelí y el mito del control judío”.

Tercera noticia: Los autores del primer libro habían sido invitados a hablar en un Centro Universitario de Nueva York y en un llamado Consejo de Chicago. Ahora han sido “desinvitados”. No podrán exponer sus ideas.

Comenta del Carril: “No habrá una conspiración para influir en la política norteamericana por parte del lobby judío, pero existe una acción bastante coordinada para limitar la difusión de este libro”. Lo uno es vasto y quizás difícil de probar, pero lo otro queda en evidencia con la tercera noticia.

Y del Carril va más allá: menciona el intento de desacreditar nada menos que a Jimmy Carter por haber publicado un libro crítico de la política israelí y agrega que estos intentos “se deben colocar en la misma categoría de reprimir opiniones controvertidas que la legislación europea que prohíbe negar la existencia del holocausto. ¿Por qué penalizar a quienes afirman disparates? ¿Por qué se ha de meter a una persona presa por afirmar que la tierra es chata?”

Don Mario… que te cuelas. ¿No te das cuenta que tu pregunta se responde sola? Si a alguien se le ocurre encarcelar a quienes afirman que la tierra es chata, es porque tal suposición choca con sus intereses. ¿A nadie se le ocurre prohibir decir que la tierra es chata? Pero sucede que sí le ocurre a muchos. Es a partir de ahí que tendrá que repensar la cuestión Don Mario. O hay muchos locos, o la tierra es chata.

Me parece que pocos han sabido emparentar las andanzas de un tal Galileo y las vicisitudes de los negadores del Holocausto. Tantos abogados que tiene el científico de hace cuatro siglos y tan pocos los historiadores de nuestros días. Y, sin embargo, está en juego lo mismo: si una autoridad estatal o religiosa pueden imponer una verdad con penas privativas de la libertad.

Otro día terminaré de exprimir este jugoso artículo del seco de Mario del Carril, al que sin embargo se le reconocerá el valor de juguetear con ideas peligrosas. Por ahora me basta con recurrir al pizarrón y al puntero de mi amigo E.K.: ¿Ven cómo son las cosas? ¿Ven quién manda en el mundo? Pregúntense simplemente: ¿Hay hoy otro poder en el mundo capaz de meterse en el universo intelectual norteamericano y ejercer claras y nítidas funciones de censor, ya no sólo de ideas, sino de discusión de hechos? Punterazo. ¿Hay alguien en el mundo (como no sea el lobby judío) capaz de convencer a parlamentos europeos enteros que prohíban discutir un hecho histórico? Punterazo.
Aníbal D'Angelo Rodríguez

sábado, 10 de noviembre de 2007

Definiciones al paso


RECORDANDO A
DON IGNACIO B. ANZOÁTEGUI


Alfonso el Sabio
Un Rey estrellero no podía faltarle a España. Como no podía faltarle un José Antonio que siglos más tarde dijera: “El camino más corto entre dos puntos es el que pasa por las estrellas”.

Calvo Sotelo
Desatar con su muerte una guerra que cuesta a la Cristiandad victoriosa un millón y medio de muertos es ser alguien. Es ser un mártir con realeza de primitivo mártir del Cristianismo.

Don Oppas
Un obispo puede ser un traidor. La traición de Don Oppas costó a España siete siglos de dominación musulmana. Y es que, desde que la Iglesia fue Iglesia, el Espíritu Santo dejó bien establecido ante Dios Padre y Dios Hijo que Él no se hacía responsable de la capacidad mental de los obispos.

Haile Selassie
Este Rey de Reyes —como se hace llamar— tuvo el honor de ser vencido por Benito Mussolini.

Isabel y Fernando
Para el llamado “espíritu del Concilio”, los Reyes Católicos fueron dos criminales de guerra. Dos déspotas demenciales obsesionados por la defensa de la fe.

Martín de Álzaga
Defender a una ciudad del ataque de los “hermanos separados” es incontaminar a los verdaderos hermanos. Así lo seguimos creyendo los cristianos viejos. (Y alabado sea Dios, que nos lo enseñó).

Pelé
El pueblo le ha dado el nombre de Rey Pelé. ¿Por qué no el de Presidente Pelé? Sencillamente porque la forma republicana de gobierno nada le dice a la emoción popular.

Pétain
Un mariscal que salvó una vez a la Francia vencida y que otra vez cargó sobre sus espaldas de héroe a esa misma Francia prostituida desde la cabeza hasta el útero. Probablemente la historia de la Humanidad no registre un ejemplo parecido. Y el Mariscal —superior a cuanto monarca francés haya existido— murió, prisionero de paz y olvido, en la soledad de un viejo castillo carcelario, húmero de soledad y de ratones. (Si a los franceses les faltaba algo, esto les sobrará para perderse definitivamente en la próxima oportunidad).

San Pedro
Días llegarán en que tendremos que alquilar catacumbas para oír misa: misas como Dios manda, rezadas en ese latín bárbaro y varonil en que fuimos creados y enseñados. En ese idioma que todavía se habla en la Portería del Cielo.

Sarratea, Chiclana y Paso
El único Triunvirato que hasta ahora ha podido gobernar a los hombres es el de la Santísima Trinidad.

Sorgo de Alepo
Nombre de un mal que ataca al trigo y que cuando yo era niño creía que era un filósofo presocrático.

Tomás Moro
El Espíritu Santo —que tantas cosas sabe— inaugurará el próximo Concilio Vaticano bajo la presidencia de este santo inglés a quien los “hermanos separados” separaron la cabeza por el delito de tener lo que hay que tener: costumbre, esta última, característica de todos los mártires de la Iglesia de Cristo, militante y militar.

Virgilio
El máximo poeta de la vieja Roma predijo y cantó el nacimiento del Niño. Es que los poetas huelen en el aire la oculta información de la Belleza.

Winston Churchill
Perdió el Imperio, pero salvó a la Isla. Retirado de la política, se le concedió el título de Sir. En plena actividad, los Beatles recibieon el título de Caballeros. Esto recuerda el caso de la familia inglesa compuesta de nueve hermanos: el primero era un gran financiero y el segundo estaba en la ceda de al lado; el tercero tenía la Cruz de la Victoria y el cuarto tampoco había estado nunca en la guerra; el quinto era obispo y el sexto tampoco tenía moral; el séptimo era diputado y el octavo tampoco entendía nada de política, y el noveno, el pobrecito, murió soltero como su padre.

Nota: Estos textos pertenecen a su libro “De tumbo en tumba”, en su edición de Theoria, año 1966.