sábado, 2 de mayo de 2009

A.C.A., pero con C adelante


¿A.C.A. o A.D.C.?

A veces me da vergüenza decir que soy católico argentino, cuando las instituciones que deberían liderarnos representan pensamientos que ni son católicos ni son argentinos. Es el caso de esta declaración de la denominada Acción Católica Argentina, en el que se pide “fortalecer las instituciones republicanas”. Para peor, lleva las firmas de toda la dirigencia central y de provincias, aparentemente contagiadas de la misma plaga. Allí mismo, aprovechando la reunión, debían haber aprobado el cambio de nombre, y pasar a ser la ACCIÓN DEMOCRÁTICA ex - ARGENTINA, pero no más católica, suponiendo que sea “acción”.

Procuraré resumir brevemente lo que se ha explicado largamente en libros:

1º) No estamos ante el “Bicentenario de nuestra Nación”. La Nación Argentina empieza a existir cuando el Señor de la Historia llega a nuestras playas: lo más seguro, en 1520, cuando se celebró la primera Santa Misa con la invernada de Magallanes en el Sur. O si se acentúa más la obra de los hombres, desde 1550, fundación de una sociedad política que tiene continuidad jurídica hasta hoy, con la Ciudad de Barco. En el 2010 celebraremos el bicentenario del supuesto autogobierno, nada más. La Nación ya existía y tenía más de dos —o casi tres— siglos, por entonces.

2º) “la Acción Católica Argentina desea realizar su aporte, en el marco de una sociedad plural”. En 450 o más años de Historia, la sociedad fue unánimemente católica hasta los últimos 150 años. Resultado numérico: 300 contra 150. Yo quiero saber qué hicieron, por ejemplo, protestantes, judíos y musulmanes, por Fundar esta Patria, Defenderla de invasiones, y darle Independencia, además de instalarse en ella para disfrutar y aportar a un bien común que ya estaba hecho en la Nación fundada, civilizada, e independizada por los católicos.

3º) Dice proponerse una acción “en vistas al bien común… hemos de asumir una mayor participación en la solución de los problemas que nos aquejan como sociedad, para construir una democracia real y participativa”. La Doctrina Social de la Iglesia a la que dicen pertenecer, deja a los católicos comprometidos en la vida pública, en total libertad de preferir cualquier forma de Monarquía o dictadura, de Aristocracia o democracia, o algún régimen mixto, siempre y cuando reúna dos condiciones: ser justo (1) y útil al bien común. Por ejemplo, yo católico, soy libre de creer que nada peor para Argentina que esta democracia, y propongo una buena Dictadura en serio (que no ha existido desde Rosas para acá). Y otros preferirán un régimen Aristocrático colegiado, o una combinación representativa de las tres formas clásicas, como ha sido en la mayor parte de nuestra historia nacional. No parecen católicos los que prefieren el sufragio universal, igualitario y anónimo, es decir, irresponsable. Tampoco hay ordenamiento necesario de la Democracia al Bien Común: puede servirle u oponérsele. Juan Pablo II habla de la “…crisis de los sistemas democráticos, que a veces parece que han perdido la capacidad de decidir según el bien común” (CA, 47).(2)

4º) La “ACA” propone “resaltar la necesidad de fortalecer las instituciones de la República y la democracia”, como si no supiéramos, desde San Martín para acá, que “el mal está en las instituciones”. ¡Lindo patriotismo querer el mal de la Patria! ¿Cuándo leerán los sermones Lætamur de gloria vestra y ss. (3) de Esquiú, y entenderán sus críticas a la Constitución del ’53? ¿Nunca estudiaron qué decían sobre la defensa de la Fe Católica las “instituciones” (constituciones, pactos preexistentes, declaraciones de principios, etc.), anteriores a 1853?

5º) “Trabajamos y oramos para que Dios Padre nos bendiga”. ¿No es un abuso impío, pedir a Dios que sostenga unas instituciones que lo han desterrado de la vida pública, sustituyendo el Reinado Social de Cristo por la “fementida soberanía popular”? Es como entronizar el Sagrado Corazón en un prostíbulo; o pedirle que bendiga la diversión soldadesca de la “coronación de espinas”, y la voluntad popular que dice “no queremos que este reine sobre nosotros” y “¡crucifícalo!, ¡crucifícalo!”; y seguimos sacrificando las leyes de Dios y la naturaleza, en el altar de la Democracia.

6º) Es un atropello que, en nombre de la Religión y de la Iglesia Católicas se me quiera imponer una determinada opción política, y menos por la Democracia. No lo digo yo, lo afirmó Juan Pablo II: “La Iglesia…no posee título alguno para expresar preferencias por una u otra solución institucional o constitucional” (CA, 47) Sin título no hay derecho: es un atropello, un abuso de poder.

7º) “peticionamos a los dirigentes tomar decisiones… respetuosas de la ley,” ¿Cuál Ley? ¿La Ley de Dios y la Ley Natural, que son inconstitucionales? ¿O la ley del divorcio, del aborto terapéutico, del “matrimonio” homosexual… y otras, todas fundadas en la Constitución Nacional?

Estoy seguro que no faltará quien quiera responder que “para ser políticamente correctos, debemos ser democráticos”. No acepto que quieren obligarme a ser democrático y menos en una democracia totalitaria, como la que denunciara Juan Pablo II (y repitiera Benedicto XVI): “Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (CA 46). Es totalitario que el Estado pueda legislar sin límites morales, que las leyes del Estado no se funden en la Ley de Dios y en la Ley Natural, que “la soberanía popular” legisle, juzgue y gobierne en oposición a la Soberanía de Cristo “Judex noster, Legifer noster, Rex noster”. ¿Y después de defender eso, salen rezando “Tuyo es el poder… por siempre Señor”? Por lo cual, respondo que, si queremos el bien común, “debemos ser católicos”, no “debemos ser democráticos”.

Pero si los firmantes de la declaración prefieren la Súper Religión de la Democracia a la Santa Religión de Cristo, que decían las anteriores instituciones, díganlo francamente, no se enmascaren como si fueran católicos ni argentinos. Que se llamen “ACCIÓN DEMOCRÁTICA DEL MERCOSUR”, o algo así, que refleje que hacen apostasía de la religión católica por sumisión al “pensamiento único”.

“Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen” (ni lo que dicen y declaran): nunca estudiaron las encíclicas, ni la doctrina Política de la Iglesia formulada en docenas de documentos pontificios. Ni conocen la identidad argentina, ni el pensamiento de Esquiú, aunque suelen invocarlo falseándolo… Tienen buena voluntad, pero no inteligencia de la Verdad.

Su pecado es, sin saber doctrina católica ni argentinidad, haber aceptado ser dirigentes de una Acción presuntamente Católica y Argentina, pero que no actúa, ni defiende la doctrina católica, ni la identidad argentina. No es pecado no saber, hasta que se acepta ser dirigente: ignorancia de lo que hay obligación de saber, es ignorancia culpable. Si no saben, no se metan.

Pero si ¡los pusieron! ¿Quién los puso? ¿El dedo del Cura y el dedo del Obispo? En ese caso, el Obispo y los curas pueden sentirse representados. Pero no así la Iglesia ni la Patria. Díganse entonces “ACCIÓN DEMOCRÁTICA CLERICAL”, y será verdad.

¿La sal de la tierra? “…pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se salará?” (4)

Edmundo Gelonch Villarino

Notas:
(1) La Justicia excluye el igualitarismo: entre desiguales, la justicia es Jerarquía. Donde la participación política no es jerárquica y fundada en méritos personales, no hay Justicia. En el sufragio universal, igualitario, secreto o anónimo e irresponsable, no hay Justicia. Donde hay masa informe y no pueblo jerarquizado, no hay democracia, enseñaba Pío XII.
(2) Las citas de Juan Pablo II pertenecen a la encíclica “Centesimus Annus”, especialmente números 46 y 47.
(3) Sermones de Mamerto Esquiú pronunciados con fechas: 9 de julio de 1853, 28 de marzo de 1854, 27 de octubre de 1861, 24 de octubre de 1875; Discurso del 8 de diciembre de 1880 y Proyecto de Constitución de Catamarca.
(4) San Mateo, 5, 13.

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Nota original:

“La A.C.A. pide fortalecer las instituciones republicanas”

Ante la situación actual y frente a los próximos comicios y el incremento de la violencia, la XLII Asamblea Nacional de la Acción Católica Argentina (A.C.A.) que reúne al menos una vez al año a los presidentes diocesanos del país con el Consejo Nacional de la Institución, formuló una declaración en la que resalta la necesidad de fortalecer las instituciones de la República y remarca la solidaridad con los sacerdotes amenazados que trabajan en la pastoral de las villas de emergencia y en problemáticas complejas como la droga.
La declaración fue firmada por unanimidad por representantes de 35 diócesis: Avellaneda-Lanús, Bahía Blanca, Buenos Aires, Catamarca, Concepción, Concordia, Córdoba, Corrientes, Formosa, Gualeguaychú, Jujuy, La Plata, La Rioja, Gregorio de Laferrere, Lomas de Zamora, Mar del Plata, Mendoza, Mercedes-Luján, Morón, Paraná, Quilmes, Rosario, San Francisco, San Isidro, San Juan de Cuyo, San Justo, San Luis, San Martín, San Miguel, Santa Fe de la Vera Cruz, Santa Rosa, Santiago del Estero, Tucumán, Villa María y Zárate-Campana.
El Consejo Nacional es presidido por el arquitecto Alejandro Madero. El encuentro, que comenzó a las 9 y concluyó a las 18 del sábado 25 de abril, se efectuó en la sede nacional de la Acción Católica, Avenida de Mayo 621, Buenos Aires.

Texto de la declaración

“En camino al Bicentenario de nuestra Nación, frente a la situación actual y al acontecimiento significativo de las próximas elecciones nacionales y locales, la Acción Católica Argentina desea realizar su aporte, en el marco de una sociedad plural, en vistas al bien común.
“Sabemos que hemos de asumir una mayor participación en la solución de los problemas que nos aquejan como sociedad, para construir una democracia real y participativa. Por ello, debemos dar un paso en nuestro compromiso social que nos lleve de ser simples habitantes a ser auténticos ciudadanos.
“Siendo así, es que frente a la situación planteada con motivo de los próximos comicios, queremos resaltar la necesidad de fortalecer las instituciones de la República y la democracia, participando responsablemente como ciudadanos y solicitando a nuestros dirigentes políticos el liderazgo moral y ético, que anteponga a los intereses personales o coyunturales la coherencia con el compromiso asumido y el respeto por la ley.
“Expresamos nuestra preocupación ante los crecientes casos de falta de seguridad y el aumento de la violencia que aparecen, una y otra vez en la sociedad y que expresan una doble realidad de injusticia: por un lado, la exclusión que la genera, y por otro, las víctimas inocentes que encuentran la muerte en nuestras calles.
“Junto a esta problemática, el flagelo de la droga que crece y se desparrama ‘como una mancha de aceite’ y que amenaza a toda la sociedad, habiendo encontrado en algunos sacerdotes de nuestra Iglesia, un nuevo blanco donde apuntar su mensaje de intimidación y de muerte. A ellos les ofrecemos nuestra fraterna solidaridad.
“Como cristianos y como ciudadanos nos comprometemos a redoblar los esfuerzos para que sea realidad la vida digna para todos, en especial para quienes se encuentran en situación de pobreza y exclusión; nos solidarizamos con los que sufren la violencia y peticionamos a los dirigentes tomar decisiones correctas y respetuosas de la ley, las instituciones y la palabra asumida.
“Trabajamos y oramos para que Dios Padre nos bendiga y nos acompañe en la tarea de lograr una ‘Vida digna y plena para todos’, construida sobre valores, en clave de reconciliación y diálogo, justicia y solidaridad, que generen espacios de encuentro cívico y amistad social, aceptando las diferencias de opinión, para transitar el camino común que hace de la Argentina, nuestra patria.”

2 comentarios:

Fernando José dijo...

Es verdaderamente increible, la Acción Católica Argentina propicia la antirreligión.

Debería denominarse Acción Anticatólica Argentina, por lo menos tendría un nombre mas acorde con la realidad que representa.

Por lo demas su democratica declaración está en la misma línea, muy alejada de los Evangelios y cercana al Contrato Social y al Espíritu de las Leyes, que representan Monseñor Bergman y el rabino que se hace llamar Marcó.

Es que su mentor es el mismo: el canonizador de subversivos criminales marxistas.

Hasta también reclaman por los villeros que además ejercen el sacerdocio y alientan las usurpaciones por medio de la violencia, hoy presuntamente amenazados por denunciar lo que no necesita denuncia porque es sabido por todos, fenómeno muy antiguo el del narcotráfico en esos antros, que nunca les mereció el mas mínimo comentario.

Braulio dijo...

Estimados, recién caigo acá y veo que no soy el único que piensa eso de la AC

Durante 10 años de mi vida milité en la misma y la verdad que salí asqueado de lo que se convirtió. Pasó de ser la AC de los heroes que defendieron la catedral de los tanques que perón mandó a unos inútiles que solo sirven para hacer retiros espirituosos (de espirituales no tienen mucho mas que un padrenuestro de vez en cuando) donde lo único que se recuerda son las noches de mate y guitarra

Aparte, no se si vieron que ahora tienen el carnecito ese que ( en sus mismas palabras) sirve para

1. Potenciar nuestra tarea evangelizadora. ahora resulta que con carnét son mas santones
2. Expresar nuestra participación en la ACA: O sea, que "la participación especial del laico en el apostolado jerárquico de La Iglesia" (definición de AC según el manual del militante) es solo un plastiquito.

Ud en su post puso:

"nunca estudiaron las encíclicas, ni la doctrina Política de la Iglesia formulada en docenas de documentos pontificios"

Y eso es uno de los pilares de esta nueva AC (antes, era FORMACION, ahora es solo INFORMACION)

"Pero si ¡los pusieron! ¿Quién los puso? ¿El dedo del Cura y el dedo del Obispo? "

Pero claro que si! Actualmente el método de elección de dirigentes es basado en amiguismo y en obligatoriedad. Esto es: el que entra al tiempo lo ponen a dirigir... aún si esa persona en particular es un papanatas con certificado.