Y KIRCHNER
Sr. Director de Perfil:
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. para solicitarle que con el título de Aguinis y Edipo (II) publique lo siguiente:
En el reportaje a Marcos Aguinis del domingo 3 de mayo, el entrevistado emitió una serie de falsedades con relación a las tragedias tebanas de Sófocles. Un par de ellas -el inexistente diálogo entre Edipo y Creon, en Antígona, y la sucesión en el poder- fueron corregidas por el lector Javier Almarza en carta publicada el 10 de mayo.
Pero hay mucho más: en primer lugar, la desfiguración de Edipo, que no fue ningún tirano y que sirvió a Tebas durante su vida liberándola de la Esfinge y buscando el bien común. Y cuando aparecen la peste y los malestares en la ciudad averigua que su causa es un magnicidio impune, el asesinato del rey Layo. Edipo convoca al adivino Tiresias y después de atar muchos cabos llega a la verdad: el rey Layo era su padre. Había sin saberlo, como juguete del destino, matado a su padre y engendrado hijos con su madre. Lo primero, en defensa propia, enfrentando la prepotencia de la guardia real; lo último, ignorando que era su progenitora.
En segundo lugar, todas las mentiras acerca de la personalidad de Edipo: “no aceptaba opiniones diferentes, tenía pensamientos paranoicos acerca de quienes lo rodeaban, perseguía a quienes no comulgaban con su forma de regir el país. Y quería hacer todo lo que él consideraba que estaba bien y que lo satisfacía”. Todo esto es un invento nada serio para inspirar a algún dramaturgo a escribir: “Kichner rey”.
En tercer lugar, después de enterarse de lo que había hecho sin saberlo y de arrancarse los ojos, Edipo se exilia en Colono, donde recibe asilo de Teseo. Allí muere y como los dioses restauran lo que habían destruido, su tumba será fuente de bienes para quienes lo acogieran. La analogía con Kichner es absurda. Ojalá nos gobernara el noble Edipo.
Dr. Bernardino Montejano
POST-SCRIPTUM: La nota, finalmente, fue publicada en la edición del domingo 24 del diario “Perfil”.
1 comentario:
Sirva esto como descargo para Marcos Aguinis, hombre de una imaginación tropical y cultor esmerado de la ficción.
Es que en la versión libre de Edipo por él perpetrada se olvidó de colocar como colofón la hollywoodesca frase: "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".
No se amilane por la crítica Don Marcos y siga así jodiendo a los griegos que mucho se lo merecen.
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