viernes, 18 de junio de 2010

Vidas execrables


AYUDAMEMORIA:
RODOLFO JORGE WALSH

— Importante cabecilla de FAP y Montoneros, sucesivamente, y padre de otra terrorista: María Victoria, quien se suicidó al verse cercada en un operativo militar del 29 de septiembre de 1976.

— Autor, entre otros, de “Variaciones en Rojo” y “Crónicas de Cuba”, plena confesión de ideario marxista.

— Agente castrista desde 1960, y director —en carácter de tal— de los Servicios Especiales de Prensa Latina.

— Miembro del Comando “Héroes de la Resistencia Domingo Blajakis”, cuyo nombre alude a uno de los homicidas de Rosendo García, sobre cuya muerte escribió el clásico “¿Quién mató a Rosendo?”

— Colaborador de Noticias, el diario montonero dirigido por Miguel Ángel Bonasso, quien fuera columnista regular de Tres Puntos.

— Fue autor y/o coautor, intelectual y/o material de innúmeros atentados. En “Confesiones de un montonero”, por ejemplo, su autor Eugenio Méndez lo sindica inequívocamente como partícipe de la voladura del Comedor Policial. Este atentado causó la muerte de 21 inocentes, además de 66 víctimas de quemaduras, mutilaciones y heridas graves.

— Murió en un enfrentamiento que procuraba su captura, en marzo de 1977, y a pesar del carácter público del hecho, fue considerado “desaparecido” durante años.

— Órganos del Estado le han rendido honores oficiales. Por iniciativa de su compañero de militante subversiva, Eduardo Jozami, el entonces legislador logró, en 1994, que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires homenajeara con su nombre a una plazoleta ubicada en Chile y Perú, declarando “de interés municipal toda su obra literaria y periodística”. La Biblioteca Nacional inauguró una vitrina con sus textos en la Sala Borges, en marzo de 1995, adhiriendo Ernesto Sábato, Mercedes Sosa, Jaime de Nevares, Adolfo Pérez Esquivel y José Octavio Bordón. La precitada plazoleta fue inaugurada con discursos de homenaje del susodicho Jozami, y de quien fuera su brazo derecho y sucesor en los cuadros terroristas de Montoneros, el Sr. Horacio Verbitsky. Pero de este impoluto fiscal de la República nos ocuparemos en otra ocasión.

Adolfo Muschietti Molina

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