A
VÍCTOR
EDUARDO
ORDÓÑEZ
La muerte del entrañable “Gordo” Ordóñez nos sorprendió el 19 de septiembre de 2005. He aquí algunos testimonios de quienes bien lo conocieron y admiraron. Es difícil acostumbrarnos a su ausencia. Lo tenemos presente cada día, y en su nombre —como él lo hubiera querido— continuaremos la batalla hasta el final.
UN VALEDOR EN EL CIELO
Eduardo era muy culto e inteligente, bondadosamente sabio y sabiamente bondadoso. Esto último le permitía incurrir en santas iras cuando defendía Dios-Patria-Hogar contra Demonio-Mundo-Carne y sus derivados Democracia-Globalización-Poder-Dinero. Contra éstos libraba combates mes tras mes con un teclado desde su inexpugnable fortaleza hogareña y a través de nuestro imprescindible Cabildo y de sus artesanales pliegos de Otrosí, título resabio de sus largos y exitosos años de ejercicio de la abogacía.
Cuando éramos muy jóvenes (1960) solíamos discutir, él defendiendo a la revista Ulises y yo a De Este Tiempo, en forma afectuosa y risueña, pues reconocíamos los valores compartidos que ambas tenían y que hoy sostiene Cabildo, de la cual fue Jefe de Redacción hasta el instante de su muerte.
Esos jóvenes de antaño y abuelos hogaño hemos tenido el privilegio de ser invitados a la mesa de sus hijos María José y Marcelo Breide Obeid que les dieron (por ahora) siete nietos, uno de los muchos motivos de orgullo y solaz de Teresita y él. También nos encontrábamos en cuanto acto o conferencia nacionalista había o en los Diálogos entre Escritores que él había organizado para nuestro querido y muy activo Instituto Hugo Wast.
Extrañaremos todos su afable e iluminadora presencia chestertoniana, al igual que sus reseñas y comentarios de la insoportable realidad asfixiante en las páginas de Cabildo y Otrosí.
No lo tendremos aquí en esta Patria que tanto amó, sirvió y defendió, convertida en patio de Monipodio y estercolero irrespirable hasta que vuelva a reír la primavera (¿será ésta que él no llegó a ver?) pero podemos contar con él en el Cielo que ganó por su conducta y militancia, para abogar desde allí por su familia y sus Camaradas como defensor incansable de las causas justas. Camarada Víctor Eduardo Ordóñez: ¡PRESENTE!
Adolfo M. Muschietti Molina
AMIGO ENTRAÑABLE
Hemos recibido la noticia del fallecimiento de Víctor Eduardo con enorme tristeza. Sabes cuánto le queríamos y los gratísimos recuerdos que tenemos de nuestras estancias en Buenos Aires. Era un amigo entrañable, que no sólo comulgaba en ideales sino en actitudes.
Le encomendamos de todo corazón y también pedimos que él nos encomiende para seguir en este combate tan difícil. El próximo 29 de septiembre, festividad de San Miguel Arcángel, es el patrono de Fuerza Nueva y comenzamos el curso con una Misa, que será aplicada por el eterno descanso de su alma. Recibe nuestro pésame más sentido junto a nuestro abrazo.
Blas Piñar y Sra.
INFATIGABLE CAMARADA
Ha muerto un viejo y buen amigo. En 1972 trabajamos juntos en EUDEBA y allí pude calibrar la seriedad y la constancia del trabajo de Eduardo Ordóñez, en un país en el que tales prendas no son comunes. Durante años cambiamos informaciones y comentarios sobre todo por teléfono, porque vivíamos muy alejados: él en San Isidro y yo en Bella Vista. Para el que conoce el gran Buenos Aires sabe que eso cae mucho más lejos que la Capital y Mendoza, pongo por caso.
Pero telefónica o presencial, la nuestra fue una muy estrecha amistad que ahora echaré de menos cada uno de los días en que su ausencia física agigante su presencia espiritual. Adiós, hasta pronto, querido Camarada.
Aníbal D’Angelo Rodríguez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario