domingo, 17 de abril de 2011

Meditaciones para Semana Santa

DE LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN CON LOS RAMOS
           
          
DE LA CIUDAD DE JERUSALÉN
        
Pues como se llegase ya el tiempo en que el Salvador tenía determinado ofrecerse en sacrificio por la salud del mundo, así como Él por su propia voluntad se quiso sacrificar, así por ella misma se vino al lugar del sacrificio, que era la ciudad de Jerusalén, para que en la ciudad y en el día que el cordero místico era sacrificado, en este lo fuese también el verdadero, y donde habían sido tantas veces muertos los profetas, allí también lo fuese el Señor de los profetas, y donde poco antes había sido tan honrado y celebrado, allí fuese condenado y crucificado; para que así fuese su Pasión tanto más ignominiosa cuanto el lugar era más público y el día más solemne.
       
Y por esto, habiendo escogido la aldea de Belén para su nacimiento, escogió la ciudad de Jerusalén para este sacrificio, porque la gloria de su nacimiento se escondiese en el rinconcillo de Belén y la ignominia de su Pasión se publicase más en la ciudad de Jerusalén.
              
DE LA ALEGRÍA Y PRONTITUD DEL SALVADOR            
Entrando, pues, en esta ciudad, fue recibido con grande solemnidad y fiesta, con ramos de olivos y palmas y con tender muchos sus vestiduras por tierra y clamar todos a una voz: Bendito sea el que viene en el nombre del Señor: Hosanna en las alturas.
            
Primeramente se nos ofrece luego que considerar la grandeza de la caridad de nuestro Salvador y la alegría y prontitud de voluntad con que iba a ofrecerse a la muerte por nosotros, pues en este día quiso ser recibido con tan grande fiesta en señal de alegría y fiesta que en su corazón había, por ver que se llegaba ya la hora de nuestra redención.
              
Porque si de Santa Águeda se dice que, siendo presa por cristiana, iba a la cárcel con tan grande alegría como si fuera llevada a un convite por la honra de Dios, ¿con qué prontitud y devoción iría el que tanto mayor caridad y gracia tenía cuando fuese a obrar la obra de nuestra redención por la obediencia y honra del mismo Dios?
           
Donde claramente aprenderás con qué manera de prontitud y voluntad debes entender en las obras de su servicio, pues con tanta alegría entendió Él en las de tu remedio; acordándote que, por una parte, dice el Apóstol que huelga mucho Dios con el alegre servidor, y por otra, dice el profeta: Maldito sea el hombre que hace las obras de Dios pesada y negligentemente.

TE HA DE ENRIQUECER A COSTA SUYA            
Considera también las palabras de la profecía con que esta entrada se representa, que son éstas: Alégrate mucho, hija de Sión, y haz fiesta, hija de Jerusalén, y mira como viene para ti tu Rey, pobre y manso, asentado sobre una asna y un pollino hijo suyo.  Todas estas palabras son palabras de grande consolación.
          
Porque decir “tu Rey y para ti” es decir que ese Señor es todo tuyo y que todos sus pasos y trabajos son para ti.  Para ti viene, para ti nace, para ti trabaja, para ti ayuna, para ti ora, para ti vive, para ti muere y para ti, finalmente, resucita y sube al cielo.
              
Y no te escandalice el nombre de rey, porque este Rey no es como los otros reyes del mundo, que reinan más para su provecho que para el de sus vasallos, empobreciendo a ellos para enriquecerse a sí mismos y poniendo en peligro la vida de ellos por guardar la suya.  Mas este nuevo Rey no ha de ser de esta manera, porque Él te ha de enriquecer a costa suya, y defenderte con la sangre suya, y darte vida perdiendo Él la suya.  Porque para esto dice Él por San Juan que le fue dado poderío sobre toda carne, para que a todos los que fueren suyos les diera Él la vida eterna.  Este es aquel principado de que dice el profeta que está puesto sobre los hombros del que lo tiene y no sobre los de su pueblo, para que el trabajo de la carga sea suyo y el provecho y fruto sea  nuestro.

MANSO Y HUMILDE PARA QUE YA NO HUYAS                
Y dice más; que viene manso y asentado sobre una pobre cabalgadura.  De manera que aquel Dios de venganzas, aquel que está sentado sobre los querubines, y vuela sobre las plumas de los vientos, y trae millares de carros de ángeles a la par de sí, ese viene ahora tan manso y humilde como aquí se nos representa, para que ya no huyas de Él, como lo hizo Adán en el paraíso y como el pueblo de los judíos cuando le daba la ley, antes te llegues a Él viéndolo hecho cordero de león.  Porque el que hasta aquí no venció tu corazón con la fuerza del poder ni con la grandeza de la majestad, quiere ahora vencerlo con la grandeza de su humildad y con la fuerza de su amor.
               
Esta es la nueva manera de pelear que escogió el Señor, como dijo la santa profetisa: Y con esto quebrantó las fuerzas de sus enemigos y venció sus corazones.
                 
Y esto es lo que por figura se nos representa en este tan solemne recibimiento que aquí se hizo, donde, como dice el evangelista, toda aquella ciudad se revolvió, y todos salieron a recibirlo con ramos de palmas y olivos en las manos y otros echando sus vestiduras por tierra, cantando sus alabanzas y pidiéndole la salud eterna.
               
DE LAS VOCES, LOS RAMOS Y LAS TÚNICAS                 
Entonces, pues, comenzaron luego los hombres, unos a cortar ramos de olivo, despojándose de sus haciendas y gastándolas en obras de piedad y de misericordia, que por el olivo es entendida, y otros pasaron más adelante, que extendieron sus ropas por tierra para adornar el camino por donde iba el Salvador, que son los que con la mortificación de sus apetitos y sus propias voluntades, y con el castigo y maltratamiento de su carne, y con la muerte de sus propios cuerpos, sirvieron a la gloria de este Señor, como lo hicieron innumerables mártires, que dejaron arrastrar y despedazar las túnicas de sus cuerpos por la confesión y gloria de Él.
            
En lo cual se nos encomiendan tres maneras de virtudes con que hemos de salir a recibir a este Señor cuando viene espiritualmente a nuestras almas.  La primera es la oración, figurada en aquellos que lo alababan con sus voces y le pedían salud.  La segunda es la limosna y misericordia, que es figurada en los otros que cortaban ramos de olivo, porque ya dijimos que por el olivo se entiende la misericordia.  La tercera es la mortificación de la carne y el menosprecio de sí mismo, que es figurada por aquellos que arrastraban sus ropas por tierra para que fuesen pisadas y acoceadas por honra de Cristo.
               
De las cuales virtudes, la primera, que es la oración, se debe a Dios; la segunda, que es la misericordia, al prójimo; mas la tercera, que es la mortificación, debe el hombre a sí mismo.
                 
Estas son tres cruces espirituales que ha de traer el cristiano siempre sobre sí, y cuando se levantare por la mañana, así como acabare de dar gracias a Dios y encomendarle todo el curso de aquel día, luego se ha de cargar de estas tres cruces que son estas tres grandes obligaciones y andar todo el día con una perpetua atención para cumplir con ellas, trayendo un corazón devotísimo para con Dios, y otro piadosísimo para con su prójimo, y otro muy severo para consigo, castigando su carne, refrenando su lengua y mortificando todos sus apetitos.

DE LO DESLEAL QUE ES EL MUNDO                 
Sobre todo esto tienes también aquí un grande argumento y motivo para despreciar la gloria del mundo, tras que los hombres andan tan perdidos y por cuya causa llegan a tantos extremos.
            
¿Quieres, pues, ver en qué se debe estimar esa gloria?
                  
Pon los ojos en esta honra que aquí hace el mundo a este Señor, y verás que el mismo mundo que hoy lo recibió con tanta honra, de ahí a cinco días lo tuvo por peor que Barrabás y le pidió la muerte y dio contra Él voces diciendo: ¡crucifícalo, crucifícalo!  De manera que el que hoy lo predicaba por hijo de David, que es por el más santo de los Santos, mañana lo tiene por el peor de los hombres y por más indigno de vida que Barrabás.
          
Pues ¿qué ejemplo más claro para ver lo que es la gloria del mundo y en lo que se deben estimar los testimonios y juicios de los hombres?
              
¿Qué cosa más liviana, más antojadiza, más ciega, más desleal y más inconstante en sus pareceres que el juicio y testimonio de este mundo?
                 
Hoy dice y mañana desdice; hoy alaba y mañana blasfema; hoy livianamente os levanta sobre las nubes y mañana, con mayor liviandad, os sume en los abismos; hoy dice que sois hijos de David, mañana dice que sois peor que Barrabás.
                
Fray Luis de Granada
              

4 comentarios:

Alejandro Rodriguez dijo...

Agradeceré mucho al Editor del blog o a algún lector si me informara en que Iglesias de Rosario, Santa Fe se da misa según el Rito Tradicional, puesto que no las he encontrado y a los que pregunté "no saben" en donde.

Gracias.

En Cristo.

Anónimo dijo...

Camarada, aquí le dejo un enlace que tal vez le pueda servir para orientarse:
http://www.fsspx-sudamerica.org/fraternidad/prioratosantafe.php

Anónimo dijo...

Jesús vino a los judíos y muchos de éstos no le recibieron, al contrario, lo asesinaron. Exigieron asimismo la maldición sobre ellos y su descendencia y juraron destruir la Iglesia. Y a eso se dedican con ahínco y determinación, tal y como lo demuestran todos los días.

“Vino a los suyos y no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

(Evangelio de San Juan suprimido de la Santa Misa por Pablo VI).

Abandonaron la fe en el Mesías verdadero, lo rechazaron y lo combaten con todo su poderío y con el auxilio del ángel caído, tal y como lo enseña la Iglesia a través del Magisterio de los Papas de casi 20 siglos.

Saludos en Cristo,
Milcíades Contreras

Anónimo dijo...

Los falsos judíos, son hebreos de raza pero kabalistas y malditos por su propia elección, hasta que al final de los tiempos Israel vuelva a su Señor y se conviertan VERDADERAMENTE al Cristianismo.

Por lo pronto, son los peores enemigos de la Iglesia Católica y trabajan 7x24x52 para destruirla, muy a pesar nuestro. Además son engañados por la Serpiente antigua quien no les deja ver que sólo están labrando su propia condenación al infierno eterno y en su soberbia no quieren escuchar a nadie.

Pero al final, el Inmaculado Corazón de Nuestra Señora la Santísima Virgen María TRIUNFARÁ sobre la Mentira.

Saludos en Cristo,
Milcíades Contreras