martes, 26 de abril de 2011

Económicas

HAY MISERIA Y SE NOTA
    
    
Todas las cosas que suceden en nuestra economía llaman a reflexionar. Acaso nuestros vulgares ojos acostumbrados al realismo no perciban la obra milagrosa que está realizando la demiurga enlutada. Ella misma el año pasado se vio precisada a quebrar su natural modestia resaltando el portento de la Villa Miseria 31, que sigue creciendo a la vera de los palacios cercanos edificados en superadas épocas decadentes. Así lo hizo el 12 de mayo de 2010 en un emotivo acto, donde con magnífica síntesis proclamó cacofónicamente: “La transformación que ha experimentado este espacio implica y expresa la profunda transformación que ha tenido el país en estos años”. Nadie jamás ha podido describir mejor la trayectoria de la Argentina miserable bajo la presidencia de los Kirchner.
    
La nota gráfica del diario “La Nación” (del 12 de mayo de 2010) registra tan feliz celebración con una elocuencia insuperable; pudiéndose percibir hasta cierta risueña sorpresa de un aparente clérigo villero. Como era de esperar, estas patéticas manifestaciones de la viuda presidencial, han llevado a recordar —sobre todo entre la gente descreída— aquellas filtraciones sobre la bipolaridad. Acentuada —dicen— en las inauguraciones o reinauguraciones de antiguas obras públicas, estadios añosos, canillas, “lomos de burro”; con carteles que al lado de  cualquier construcción paralítica o terreno baldío, anuncian: “Seguimos creciendo. Presidencia de la Nación”.
    
Lo importante es que esta suerte de milagros, que empezaron con el Tren Bala, la adquisición de chatarra ferroviaria, los viajes y compras por todos los rincones del globo, el proyecto turístico para Tutankamón y tantas otras creaciones feéricas, están forjando —con la superación de los doscientos años de fracasos denunciada en el bicentenario— la mortaja que envuelve a la nación exangüe.
    
A propósito del terrible choque de trenes en San Miguel, producto natural de la distraída vigilancia de los servicios privatizados, los entendidos recalcan otro prodigio. Antes se denigró al Ferrocarril argentino, porque demandaba un millón de dólares diarios, pero ahora —que son ajenos— le cuestan al erario cuatro millones de idéntica moneda.
             
                 
DEUDA Y REPUNTE
                  
Cabe reconocer aquí, que en justicia la nación también le adeuda al genio de Anillaco, el monumento merecido por el ingenioso milagro de esfumar la estupenda red ferroviaria que tenía el país.
    
Y otro prodigio maravilloso de distinta índole, fue registrado no hace mucho por la encuestadora Poliarquía al marcar un repunte de la popularidad presidencial… ¡Gracias a la política jubilatoria! Con el agregado insólito de que solamente un cinco por ciento de los encuestados sospechaba que la Presidenta pudiera ser mentirosa (sic: “La Nación”, 15 de agosto de 2010). Veramente poco antes, en mayo del año pasado, la Dra. Kirchner, había convocado a los argentinos para una “nueva gesta profundizando el camino”, alardeando haber devuelto los derechos jubilatorios “a millones de argentinos que habían perdido el derecho a tener un aumento o una jubilación o una pensión…”
    
En procura de aquellos derechos reconquistados, 410.000 expedientes del fuero previsional han sido remitidos a la Corte Suprema de Justicia. Un formidable problema de peso moral y jurídico, pero que no significa nada como está visto. Lo importante es la gravitación sobre los pisos tribunalicios, que en algunos casos amenazan ceder. Mientras nadie explica por qué cada reclamo de los jubilados (casi siempre inútil, por estar resuelto en casos similares) tiene que recorrer todos los peldaños de la Justicia. Para mayor ironía, “justicia previsional” en especial protección de los viejos pedigüeños.
    
Con bagajes semejantes, la Primera Magistrada ha salido a conjurar las críticas por la extrema suba de precios;  explicando didácticamente que la aparente inflación no es otra cosa que una inmensa dispersión de precios. “Un tema resuelto que no nos preocupa” remató el Jefe de Gabinete. Y ya el genial ministril del ramo había dicho que el flagelo sólo castiga a los más pudientes.
         
           
MENÚ TELEVISUAL
                       
De cualquier manera y a todo evento, la doctora Kirchner lanzó el exquisito plan “Milanesas para Todos”, de barato expendio en el Mercado Central de Buenos Aires. Pero no ha faltado un  buey corneta diciendo que en las provincias se consumirán por televisión… (cfr. “La Voz del Interior”, 11 de febrero de 2011). Y tampoco quien destacara que el titular de la CGT “sabe que la inflación es altísima” y por eso reclama subas salariales superiores al treinta por ciento (ib., pág. 9).
    
De cualquier manera “Milanesas para Todos” se alza como un estandarte justicialista, coronando tantos otros beneficios teóricos. Como las casas propias para inquilinos con un puñado de recibos de alquiler;  los autos flamantes por taxis longevos; las heladeras en cómodas cuotas a cambio del viejo armatoste (cuyo destino final aún se ignora); camiones nuevos, etc. Miles de bicicletas para reciclar hierros viejos rodantes y la conmovedora imagen difundida de la Presidenta, posando con una de ellas al anunciar el plan en 2009. No puede negarse —dijo un antiguo funcionario kirchnerista— “que todos sabemos que los planes son más anuncios que otra cosa. Pero hay que hacerlo, la gente mejora sus expectativas” (cfr. “La Nación”, 20 de febrero de 2011).
                  
              
RIQUEZA MALOGRADA
                                   
En fin, para redondear el panorama feliz de la economía milagrosa, el rubro de la “minería a cielo abierto” abre cuantiosas perspectivas, al mismo tiempo que escalofriantes expectativas por el riesgo de contaminación para los pueblos afectados con la actividad. Las referencias sobre el particular, que curiosamente no tienen la repercusión que el caso demanda, se centran sobre el peligro de la voladura y posterior trituración de la montaña para obtener los metales que contiene. El método para la obtención de los minerales consiste en volar montañas enteras y luego someter  al lavado el material ultra molido. Con la consecuencia acusada, de desviación de ríos, destrucción de glaciares, eliminación de montañas, polución y elevación al medio ambiente de metales pesados y gases radiactivos. Más el producto químico residual incorporado al medio ambiente a través del agua, ríos y arroyos, lluvia, vientos; polvo en suspensión con caída a zonas pobladas, alcanzando distancias de miles de kilómetros.
    
En el caso de la Minera Alumbrera, se ha dicho que “la enorme carga explosiva estalla, sacudiendo las montañas cercanas, arrojando piedras a centenares de metros y levantando una descomunal nube de polvo. Así se afloja la roca porfírica para extraer de ella oro, cobre y molibdeno de la mina a cielo abierto”. Está ubicada a 42 kilómetros de la ciudad de Andalgalá, en la provincia de Catamarca. De ese modo, agregan los técnicos, “arranca el complejo proceso para triturar la roca, separar la escoria, mezclar con agua el mineral útil previa lixiviación con cianuro, meterlo en un caño para llevarlo a Tucumán y de allí por tren hasta el puerto de Rosario, desde donde se exporta hacia el mundo. Son 600.000 onzas de oro y 180.000 toneladas de cobre, las que se llevan de esa forma por año”.
               
                   
DESGUACE
                          
En fin, de cualquier manera se descubre una inmensa riqueza, suficiente para conjurar las deudas externas e internas, y sacar al país de la postración. Pero también resalta la increíble falta de control del Estado sobre su correcta explotación, un tema que merece delicado tratamiento aparte. Mientra golpea a la memoria aquel misterioso barquito cargado de oro argentino, que partiendo de Santa Cruz se hundió por el estrecho de Magallanes y una vez reflotado se fue para el extranjero sin intervención aduanera… La desolación demoterrorista del país ciertamente da para todo.
    
Juan E. Olmedo
    

1 comentario:

Ángel dijo...

Estoy de acuerdo con casi todo el contenido del post “HAY MISERIA Y SE NOTA”
“. Sin embargo, quiero expresar algunas cosas con relación a RIQUEZA MALOGRADA.
Allí, se dice:
"...al mismo tiempo que escalofriantes expectativas por el riesgo de contaminación para los pueblos afectados con la actividad".

No hay duda que esto de la Minería a Cielo abierto hace surgir expectativas de terror.
Pero la cuestión Minería ¿No adquirió ya entidad de tópico? Si la respuesta a esta pregunta es afirmativa, entonces vamos a encontrar consecuencias no deseadas.

Evidentemente, para múltiples analistas de la actualidad los pueblos afectados por la actividad minera tienen un status superior con respecto a otros pueblos. Aunque estos últimos ya no se encuentren ante un riesgo sino ante un daño actual, ya materializado en cuanto a contaminación.

Pareciera que el daño ambiental y sanitario concreto provocado por actividad industrial (por ej.: química,) no es tan importante o vital como el riesgo de contaminación proveniente de la actividad minera.

Por lo tanto, todo indica que se ha institucionalizado la cosa de esta forma: si el asunto no proviene de la actividad minera entonces no tiene rango ni entidad como para hallar un espacio en algún análisis de actualidad de esta patria pisoteada.

En esto parece existir un consenso entre todos los analistas, cualquiera sea su posición política o ideológica. También parece que ese consenso ya se petrificó y, por lo tanto, de aquí en más y hasta el fin de los tiempos, los malos de la película son las mineras y se acabó. Este es el nivel de análisis de actualidad que se encuentra dentro de los parámetros aceptables establecidos por la globalización para la cuestión ambiental.
Si esto se obedece, entonces, señores:
Estamos ante el mejor aporte funcional para el robustecimiento del oscurantismo sanitario ambiental del kirchnerato cuyo paladín más insigne ha sido GGG (aquel
ministro de salud y ambiente perteneciente a la Orden del Gran Látex del Obelisco).