miércoles, 25 de abril de 2012

Costumbres modernas

EL NATURISMO DE LOS NUDISTAS
   
(Una reflexión sobre Playa Escondida)
   
LA INVISIBLE OPRESIÓN DE LOS NÚMEROS

“Crece el nudismo en Mar del Plata”, reza uno de los titulares de “Verano 2012”, del martes 10 de enero, en la página de Sociedad que “La Nación” dedica a las noticias veraniegas. La noticia da cuenta de la actividad nudista en el balneario Playa Escondida, al sur de Mar del Plata. Tres cosas llamaron mi atención y son ellas otras tantas ocasiones para reflexionar sobre este fenómeno del nudismo.
  
La primera cuestión está referida en el titular y en la bajada de la noticia.  Se trata del crecimiento del nudismo en Mar del Plata. “Veinte (20%) más de adeptos se suman por año.  Uno de cada cinco practicantes es debutante”. Por supuesto, la “avanzada” de la tendencia la han aportado extranjeros.
  
El punto que me interesa examinar es que suele esgrimirse el tópico del “crecimiento vegetativo” como un argumento a favor de la consolidación de una tendencia y su presunta naturalidad o bondad inclusive. Estimo, contra cierta moda “cuantitativista”, que el crecimiento porcentual señalado en la noticia puede indicar cualquier cosa y sería una imbecilidad manifiesta que porque veinte sobre cien sujetos deciden bañarse en cueros, cada año, pueda suponerse que se trate de algo que deba ir aceptándose. La noticia solo afirma, como lo que suele decirse al pasar sin ánimo excesivamente triunfalista, que al principio eran pocos y ahora son cada vez más. Cabe decir, por otra parte, y tratando de hilvanar un juicio crítico a esta línea argumental, que también son cada vez más los jóvenes que se drogan, más las personas que mueren en accidentes automovilísticos y más fueron también las mujeres asesinadas durante el 2011 por motivos personales (cfr. “La Nación”, jueves 12 de enero de 2012, pág. 16). Y puedo estar seguro de que nadie en su sano juicio ve estos crecimientos o aumentos como un positivo signo de los tiempos o peor como tendencias que debieran admitirse.
  
Los crecimientos cuantitativos pueden indican todo, cualquier cosa y, en último análisis, nada. La curiosidad, se sabe, es una condición inseparable del hombre. Pero además de la curiosidad que acompaña a la admiración, como origen del filosofar, también tenemos una no desdeñable experiencia de “curiosidad malsana”, aquella que alcanza y traspone los límites del morbo estúpido. Esta curiosidad es el correlato del “afán de novedades” que igualmente retrata la condición humana.  Lo exótico, lo excéntrico, lo extraordinario siempre llamarán la atención del hombre. Sobre todo de aquel que, como hoy, vive más pendiente de novedades rutilantes que de verdades substantivas, las cuales no suelen cambiar permanentemente. En suma, el argumento “son cada vez más, luego, debiera aceptarse, promulgarse o legislarse”, si llegara el caso, es francamente ambiguo, sofístico o un suicidio colectivo.
  
Añadiendo una nota más que aclare los alcances de esta práctica creciente diría que no es difícil convencerse de que el hombre es capaz de acostumbrarse casi a cualquier cosa y, debilitadas sus fuerzas psicológicas y sus clarividencias morales, como hoy lo están, es pasible de ceder a cualquier capricho, moda, cambio de temporada, inclinación, tendencia, ocasión o tentación – si se acepta el término teológico-moral. Psicológicamente el hombre puede acostumbrarse al bien o al mal. El acostumbramiento a algo no prueba ninguna suerte de tendencia natural. Al contrario, y esta es mi tesis aquí, bien podría pensarse que el acostumbramiento a la desnudez propia y ajena guarda relación más bien con un relajamiento de los perfiles psicológico-morales de la identidad y de la intimidad personal y familiar.
  
¿ES NATURAL EL NATURISMO?
  
La segunda cuestión que ha llamado mi atención es el uso del término “naturismo” —las comillas son mías— que el autor de la nota emplea para describir el fenómeno del nudismo. La práctica del nudismo está asociada con el naturismo. En dos ocasiones, el término naturismo reemplaza a nudismo. Destácase, en primer lugar, el “aporte hecho por extranjeros que, cultores del naturismo en sus lugares de origen” eligen playas habilitadas para el nudismo (en Argentina y en Sudamérica) y, en segundo término, la referencia a Playa Escondida “única playa naturista del país”. Casi al final de la nota no es sorpresiva la mención del argumento “familiar”. “También se destaca la presencia de grupos familiares. Hay decenas de niños por la playa, a la vista de varias parejas que, desnudas o en topless, disfrutan del parador”, refiere el autor de la nota retomando la idea de José Escoriza, responsable de Playa Escondida, quien había elogiado que en un principio el nudismo estuviera asociado a la tranquilidad, la intimidad y la familiaridad. Por último, imposible es que en estos tiempos esté ausente la referencia a lo “gay friendly” que desde luego también caracteriza a Playa Escondida. ¡Y lo bueno que así parece que sea pues la amigable presencia de homosexuales de toda condición aporta una “importante cantidad de clientela local y del exterior”!
  
El naturismo mentado en la nota es el carácter natural de la desnudez. Los visitantes de Playa Escondida están acostumbrados a la desnudez y los cuerpos desnudos les parecen naturales. Aquí está la clave de todo el asunto. Es uno de los errores más terribles de la modernidad el haber puesto en el mismo plano de igualdad lo “espontáneo” con lo “natural”. Que es lo mismo que decir que los han extraviado. El habla, el lenguaje —por ejemplo— es natural en el hombre y es además espontáneo como indicativo de abierto, franco y exterior. Muy cierto es que el hombre además habla interiormente en el silencio de su conciencia. Y el silencio es un lenguaje. Proteger la intimidad física y aún espiritual es también natural pero desde luego que no es un acto humano que exija apertura y desinhibición. Al contrario, la reserva y el ocultamiento se compadecen perfectamente con el carácter natural de la intimidad. No debe confundirse, como suele hacerse, lo “íntimo” con lo “interno” y lo “público” con lo “externo”. Este falso principio es el que lleva a la conclusión errónea de que los cuerpos, en razón de que serían “externos”, puedan exhibirse sin inconveniente alguno.
  
Yo creo más bien que el naturismo referido en la nota es la “venta publicitaria” de la desnudez bajo el fementido argumento de que es natural hacerlo. Los que la practican no son portadores de ningún “prejuicio estético”, el único patrón normativo que parece preocupar. Menos preocupa el “efecto social”, vale decir el hecho de que haya niños en dicho espacio. Para nada está mal vista esta presencia. Al contrario, el argumento es que los grupos familiares y los niños hacen natural al naturismo nudista. Por tanto, no es que el nudismo contamine a los niños; al revés, es la presunta inocencia de los niños la que “legitima” la “bondad” o “naturalidad” del nudismo. Parece horrendo sostener esto pero es lo que, retorcidamente, está sugerido en la nota. Y la referencia a lo “gay friendly” cierra el círculo de la ideología naturista y lo refuerza. Nada de “patologizar” ni de “demonizar” a la homosexualidad, entiéndase. La equivalencia socio-lingüística entre “gay friend-ly” y “naturismo” consolida ambos tópicos mediante el sencillo expediente de naturalizar la homosexualidad y desdramatizar el nudismo. Natural sería la homosexualidad y los homosexuales; luego, perfectamente natural es la práctica del nudismo si esa “clientela” la sostiene. ¡Todos los cabos de la disolución cultural y moral que nos abruman están bien ensamblados aquí casi como quien no quisiera decirlo tan abiertamente!
  
Por otra parte, si fuera tan natural el nudismo no habría necesidad de practicarlo, es decir, de convertirlo en una suerte de ritual social. Como tampoco sería necesario buscar lugares ocultos, como Playa Escondida, para protegerlo de los fisgones. ¡Escondida es el nombre asignado para el nudismo naturista! ¡Vaya paradoja! Por fin, si el nudismo fuese tan natural no tendríamos necesidad de “definirlo” con una “palabra” específica. No andaríamos justificando lo bueno y “natural” que es ir al “deck” gastronómico a almorzar o merendar tan desnudos como se va a la playa. El darnos cuenta del “nudismo” y protegerlo con un sistema de palabras, sitios, lugares, tradiciones, números crecientes y otros recursos defensivos, nos pone en la segura pista de que no nació con el hombre sino que se trata de una deliberada y rigurosa “mise en scène”. El nudismo es la pretensión de artificiar la desnudez a expensas, precisamente, de desnaturalizarla.
  
LA MORAL DE LOS DESPREJUICIADOS
  
La tercera cuestión que me interesa examinar es el sistema moral de los nudistas. Si no andamos desnudos todo el tiempo y en todo lugar sería a causa de los represivos “prejuicios sociales” o “prejuicios religiosos” que anidan inconcientes en buena parte de la sociedad y resisten dicha práctica.
  
Pero si uno lee con cierta advertencia la nota se dará cuenta de que los prejuiciosos son ellos y que de ninguna manera han logrado superar algún tipo de prejuicio. En efecto, si ellos son tan desprejuiciados qué temor tan grande tienen a las “cámaras fotográficas o las filmadoras”.
  
El argumento decisivo en torno a un orden moral oscuro que parecieran atisbar —pero de cuya existencia no se dan cuenta— viene a continuación. “Los habitués saben muy bien cuándo un flash tiene que ver con el morbo”. ¡Increíble sentido moral! ¡Qué fantástica capacidad para discernir el bien y el mal en un dispositivo tecnológico como es una cámara fotográfica y más aún un flash! “Saber muy bien” es un juicio de lo concreto aquí y ahora bien desarrollado que, al parecer, los asiste. Y tan desarrollado está que no solo se presume el discernimiento de lo bueno y lo malo —“el morbo”— sino que concomitantemente edifica un sistema disciplinario que protege a los buenos y castiga a los malos. “Una advertencia”, primero y si “el mirón insiste”, lo ponen de patitas en la calle fuera del balneario. ¡Estos tipos serán nudistas pero tienen una moral de hierro! Distinguen en un flash el terrible mal moral del “morbo” y tampoco se andan con vueltas. Disciplina sólida mediante advertencias y expulsiones. Para los “mirones-unfriendly” ni el saludo, ni averiguar si en realidad tienen alguna otra intención que no saben, o no pueden, expresar paladinamente.
  
En conclusión, “nada nuevo bajo el sol” pues siempre las historias de desprejuiciados acaban de la misma manera, a saber, revelando prejuicios más tenaces y justificando y ejecutando prácticas penitenciarias para “separar” a los “malvados” de la comunidad de “elegidos”, que, conjeturamos, son ellos.  Aunque ellos no lo quieran decir demasiado.
   
Ernesto R. Alonso
  

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los Dres. Zafaroni y Oyarbide ven con buenos ojos el "naturismo", sobre todo de tamaños considerables.

No es de extrañar que nuestro hermoso Congreso KK "legisle" en el sentido que la desnudez sea permitida en todos los lugares publicos.

Incluso la excelentisima presidenta pronunciara sus extraordinarios discursos totalmente desprovista de ropas, lo que aumentara el caudal de aplausos que recibe.

Comentarista de la realidad

Anónimo dijo...

Como dijo la Presi

Vamos por todo!!!

Cristobal logro comprar C5N para dar mas transparencia a los medios, Vamos a promover el juego en cada ciudad de la Argentina!

Ya le sacamos a Rafecas el caso Ciccone por ser demasiado blando...ahora lo sortearemos de nuevo...en una de esas cae en el juzgado de un duro como Oyarbide.

Viva la Nueva Argentina!

Viva Ella!

Viva El!!!

Vamos por Todo!!!

La Campora

Anónimo dijo...

y se van a quedar sin nada, la proxima crisis los espera y esta vez no va aa ver elicoptero...daniel jorge