viernes, 27 de abril de 2012

Crítica literaria

VIVISECCIÓN DEL GARANTISMO
  
  
“Fines de la pena.  Abolicionismo.  Impunidad”, Héctor H. Hernández (Director), Camilo Tale, Ricardo Dip, Siro de Martini, Gerardo Bonastre, Buenos Aires, Cathedra Jurídica, 2010, 890 págs.
  
La obra que comentamos es, por cierto, extraordinaria.  Se trata de una publicación colectiva que se adentra en las entrañas del Derecho Penal, no dejando sin abordar ninguno de los temas trascendentes de esta rama del Derecho,desde una base realista o solidarista,y enfocados tanto en su aspecto sustantivo como procesal.
  
El libro es la continuación de la labor iniciada por los doctores Hernández y Tale,junto con otros autores, bajo la dirección de Siro de Martini, en el trabajo colectivo: “En defensa del derecho penal” (Buenos Aires, Educa, 2008), que continuará asimismo con la publicación de un nuevo libro del Dr. Hernández: “Garantismo abolicionista”, que se anuncia de pronta aparición.  La importancia de los temas abordados y la dimensión del estudio (de casi mil páginas en total), muestran la trascendencia y seriedad con que estos distinguidos autores se han aplicado a la investigación.
  
Al prólogo de Hernández le sigue la Primera Parte, a cargo del Dr. Tale, sobre “Los legítimos fines de la pena jurídica”. Esta parte consta de seis capítulos: La cuestión del fin de la pena en la historia del pensamiento de Occidente; Los varios fines legítimos de las penas y su relación con los diversos males del delito; El fin retributivo; Los fines preventivos de las penas; Los demás fines legítimos de las penas; y Breve exposición y consideración crítica de las doctrinas penales divergentes. Es un tratamiento exhaustivo del tema, sin precedentes, dentro y fuera de nuestro medio.
  
En la Segunda Parte llamada “Pena y virtud”, el director de la obra, Héctor Hernández, analiza en dos capítulos el fin pedagógico de la pena. Son los capítulos VII: “Derecho penal y dignidad humana”, y VIII: “El fin educativo (discusión)”, en los que explica la doctrina de Santo Tomás de Aquino al respecto. La Tercera Parte (Minimalismo y abolicionismo. Garantoabolicionismo)) está a cargo del mismo director de la obra, y allí dedica una primera sección, dividida en seis capítulos (IX a XIV), a tratar la doctrina denominada “garantismo minimalista”, cuyo artífice es el garantista italiano Luigi Ferrajoli, y una segunda sección en donde analiza el pensamiento del Dr. Eugenio Zaffaroni (capítulos XV a XXI), a quien acusa de una gran cantidad de incoherencias en su pensamiento penal. Ambos autores, son de una gran influencia en el ámbito académico actual, por lo que resulta interesante el análisis de su doctrina.
  
A propósito de Zaffaroni, es significativo cómo se constata su influencia en la manipulación del lenguaje; por ejemplo, el cambio del término “delito” o “crimen” por “conflicto”, y el de “delinquir” por el de “criminalizar”, dando a entender dos cosas:
   
1. Que en el conflicto entre las partes sobra algo: el Estado,
   
2. Que el delito es porque así lo determina la superestructura de poder que tacha de tales a las conductas contrarias a su subsistencia, con lo que la noción de delitos naturales (como matar un inocente) es negada, quedando todo sujeto al mero voluntarismo del poder de turno, siendo así el único delincuente el Estado.
    
Es recomendable el capítulo XVIII, “Estrategia y táctica”, págs. 601 y ss., donde con textos de Zaffaroni de 1991 se muestra el plan trazado de destruir el sistema penal desde dentro del mismo, es decir desde las cátedras y las magistraturas aplicando “la táctica del yudoca”. Es de destacar asimismo el capítulo XIV, “Doble vara”, donde indica que se hace excepción a la doctrina abolicionista respecto de “los militares argentinos de actuación en los setenta”, al extremo de que el Juez de la Corte Suprema Dr. Carlos Fayt acusó en un fallo importante a sus colegas Lorenzetti, Zaffaroni, Highton de Nolasco, Maqueda y Argibay, de estar vulnerando las garantías constitucionales básicas de quien se encuentra sometido a proceso, y haciendo aplicación de “un derecho penal del enemigo”. De este modo “los principios garantistas se verían conculcados”, con el pretexto de “defender paradójicamente el estado de derecho” (palabras de Fayt que reproduce Hernández, pág. 539).
  
En la Cuarta Parte,dedicada a “la alternativa penal católica”, el magistrado brasileño de la corte suprema de San Paulo, Brasil, Ricardo Dip, y el joven fallecido penalista Gerardo Bonastre exponen el pensamiento penal del Papa Pío XII con su pluralismo de penas legítimas (capítulos XXII y XXIII). Sus capítulos se refieren a “Pena y culpa”, recordando párrafos iniciales de Accogliete, illustri de Pío XII.
 
La Quinta Parte, se estructura en tres capítulos, dentro de los cuales el Dr. Hernández expone la doctrina del fruto del árbol venenoso (XXIV), critica la citada doctrina en cuanto resulta contradictoria porque admite excepciones a su principio que es absoluto y por aplicar medios malos para fines buenos, incurriendo en lo mismo que reprueba (XXV); y luego hace un análisis de la misma (XXVI) en sentido claramente negativo, como un elemento utilizado por el abolicionismo para destruir el Derecho Penal y lograr la impunidad. A propósito de la misma, afirma claramente De Martini en la Sexta Parte que hay tres raíces de la impunidad: la ineficiencia del Estado, la corrupción en el poder, pero “la más grave” es la “ideologización de la administración de justicia que lleva a la interpretación y aplicación de la ley penal de un modo injusto”.
   
La erudición y seriedad con que se han abordado los temas mencionados amerita la lectura de esta obra, sin precedentes en nuestro país.
   
Yamila Juri
    

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡ Vamos Yamila todavía !!! Grande, realmente lo mas necesario de leer y medular in totum. Esta claro, primero le tocamos el culo al lenguaje y después violames menores impunemente. Esta basura, tal como ya lo dije, es en gran parte responsabiulidad del COLEGIO PUBLICO DE ABOHADOS, cueva de onanistas insomnes y destructores de la sociedad. Cuando el derecho se pervierte, todo se puede esperar.Es lo que le conviene a esta chusma marxista que nos tiene agarrados de...esa zona tan sensible.
CD