sábado, 24 de diciembre de 2011

Poesía que promete


LAS COSAS INVISIBLES

“Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso,
creador de todo lo visible e invisible”
(Símbolo de Nicea)


Podían verlo todo, aún a la distancia,
sin confundir el blanco del vellón o el granizo,
distinguir entre el verde marchito de una acacia,
la retama amarilla y el olivar cobrizo.

Podían ver el tramo final de cada noche,
agazapando sueños bajo una luna fría,
los rebaños ajenos, iguales y distintos,
cada cual con su nombre, su cencerro y su guía.

Eran pastores diestros, podían asimismo,
ver en cada horizonte como en cada cayado,
el porvenir del tiempo, la luz de la madera,
el próximo torrente donde unir al ganado.

Los valles o las cimas no guardaban secretos,
para sus ojos hechos a contornos posibles,
pero un día inefable les fue dada la gracia
de contemplar silentes las cosas invisibles.

Un Ángel fue primero, heraldo del pesebre,
de la impar teofanía custodio y pregonero,
un Angel señalado para que el siglo sepa
que el Verbo se hizo carne y refulge el lucero.

Mas después, tras el Ángel, se dejó ver arriba,
una recia milicia celeste que alababa,
dando gloria al Nacido y paz para los hombres
de voluntad maciza como una antigua aljaba.

Oyeron viejos himnos, salmodias milenarias
hosannas y loores. Al fin todo calló.
Se cumplió la Escritura cuando entre sombras claras
notaron que era aquello lo que oído no oyó.

Danos Señor la gracia de poner la mirada,
en las cosas eternas que no solemos ver,
en las imperceptibles, incorpóreas, perennes,
brotadas al Principio de tu divino ser.

Concede a quienes pueblan esta patria de llantos,
la ciencia de saber que no sólo has creado
lo que pesa, se mide, se calcula o se vende,
sino la Cruz que supo dar nombre a lo fundado.

Haz que el mundo visible se rinda ante tu cuna,
así la sangre abraza dolorida a la llaga,
que la materia entera se convierta en vestigio
de la vez que dijiste: ¡Que la tierra se haga!

Vuélvenos pastoriles los oídos cansados
de escuchar estridencias más oscuras que el lodo,
que nuestra vista sea la de esos mayorales:
diáfana y ascendente para mirarlo Todo.

Antonio Caponnetto


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias a la Revista Cabildo por decir siempre la Verdad.
Dios los bendiga.
¡FELIZ NAVIDAD!

Marcelo dijo...

Gracias Don Antonio, le mando un abrazo en Cristo desde el sur de Mendoza.

Anónimo dijo...

Estimado maestro. Necesitamos de hombres como Ud. ¡Salve a la Patria!