viernes, 26 de junio de 2009

Testigo a la carga


RESPUESTA AL
SEÑOR CANGIANO


Un amigo me comunica un mail que le enviara un tal Cangiano, en el que luce una nota sin firma.

En esa nota se critica una notícula de mi autoría aparecida en la revista “Cabildo”. No contesto notas anónimas, aunque comiencen con un homenaje a mi talento, pero voy a concederle el beneficio de la duda al señor Cangiano y voy a suponer que es el autor de la nota.

Veamos. Mi notícula es una crítica a un texto de la Secretaría de Derechos Humanos en la que sintetiza la historia de la guerra contrarrevolucionaria de esta manera: “El 24 de Marzo de 1976 las Fuerzas Armadas realizaron un golpe de Estado usurpando el poder e instalando, a partir de ese momento, el Terrorismo de Estado en la Argentina , metodología precisa y sistemática, producto de un plan político para la región, que estaba inmersa en procesos de luchas populares de liberación y reivindicaciones sociales en nuestro país”.

Comentando este texto, sostuve que era una versión para “lobotomizados o desinteresados”, pues olvidaba el pequeño detalle de que los jóvenes idealistas reprimidos por los militares “asesinaban, torturaban, secuestraban y ponían bombas”.

El Señor Cangiano (supongamos que sea él) me pregunta en qué desmiente la versión que yo cuento a la de la Secretaría de DDHH y por qué no complementar ambas versiones ya que el “que los «subversivos» (yo no uso ese término, es de Cangiano, con comillas y todo) hayan eventualmente (sic) asesinado, torturado, etc. no indica que las Fuerzas Armadas no hayan usurpado el poder e implantado el terrorismo de Estado”.

Con mucho gusto le explicaré al Señor Cangiano lo que me pregunta.

El —y la Secretaría de DDHH— saben de buena tinta que hubo un plan para la región de reprimir a los jóvenes idealistas. Supongo que se refieren, ambos, al Plan Cóndor pero también a algo mucho más siniestro: un plan imperialista urdido por los Estados Unidos para sofocar esas “luchas populares” y esas “reivindicaciones sociales”. Para aceptar esto hay que pasar por dos pequeños obstáculos. El primero es que entre 1977 y 1980 gobernó los Estados Unidos Jimmy Carter, un presidente de izquierda que puso todos los palos posibles —Patricia Derian incluida— en las ruedas del Proceso. Pero claro que Cangiano tiene una versión del asunto inspirada mitad por Vladimiro Ulianov (a) Lenín y mitad por las películas de la serie Bourne. Los malos son “la CIA y el Pentágono” que trabajan por su cuenta a espaldas del Presidente y el Senado. Pero ese obstáculo es lo de menos. El otro, ya más gordito, es que los militares del Proceso no fueron ni los primeros ni los únicos en reprimir a los jóvenes idealistas con terrorismo de Estado y todo. ¿Esa metodología precisa y sistemática” fue también la de los gobiernos constitucionales peronistas?

¿Se acuerda el Señor Cangiano de la represión legal de los primeros guerrilleros durante el gobierno de Illia? ¿Recuerda la represión legal, sin terrorismo de Estado, que hizo el gobierno de facto pero legalista de Lanusse? ¿Recuerda la amnistía de 1973 y cómo los terroristas “volvieron a matar”? ¿Recuerda lo que pasó en el gobierno CONSTITUCIONAL de Juan Domigo Perón y su señora esposa? Los militares “usurparon el poder” como lo habían hecho otras cinco veces en el siglo, pero no “implantaron el Terrorismo de Estado” Ya estaba implantado dos años antes. No hicieron más que continuarlo, si uno quiere usar una expresión inventada casualmente por los creadores del Estado terrorista. Uno lamenta ciertos métodos del Proceso pero a la luz de lo que pasó tras la actuación escrupulosamente legal de Lanusse se siente tentado a comprenderlos si bien no a justificarlos.

Vamos a ser breves. La versión real, simplificada en pocas líneas, de lo que pasó en la Argentina es esta. A principios del siglo XX Lenín corrigió la versión marxista de la lucha por el poder para el proletariado. En lugar de la huelga revolucionaria había que emprender la guerra revolucionaria. En cumplimiento de esta consigna, desde 1917 hasta 1991 en todos los continentes se desató esa guerra en cuyo desarrollo los revolucionarios asesinaron cien millones de personas. Esa guerra llegó a la Argentina entre 1965 y 1979 y fue enfrentada por gobiernos civiles y militares, constitucionales y de facto. Tanto en algunos gobiernos civiles como en el último gobierno militar se utilizaron métodos ilegales de represión, cuya descripción es para la izquierda la de “terrorismo de Estado” y para las personas sensatas un “exceso en la legítima defensa”.

Esto aclarado, confieso no tener ya paciencia para responder las tonterías que el Señor Cangiano dice en la segunda parte de su nota. Es la versión zurda según la cual:

1) Lo que había en los setenta eran “luchas populares de liberación” y “reivindicaciones sociales en nuestro país” (¿Reivindicaciones sociales contra el gobierno constitucional peronista? ¿En serio?)

2) Los militares “mataron y murieron…para que ocurriera lo que efectivamente ocurrió, para que fuéramos lo que somos, un país arrodillado ante el imperialismo, inmerso en la degradación económica y moral, con millones de compatriotas subalimentados y regenteado por (la) partidocracia…”

Insisto en que no creo que valga la pena refutar estas afirmaciones. Son la versión zurda del conspiracionismo, una especie de enfermedad senil del izquierdismo. Según ella Videla, Martínez de Hoz, Alfonsín, Menem, de la Rúa, Kirchner, son todos parte de ese plan siniestro elaborado en la CIA y el Pentágono. Es que la zurda, sin programa político desde que se cayó el socialismo real, se refugia en esta clase de simplificaciones que pretenden explicar todo y no explican nada. Con ellas tranquiliza su alma y duerme mejor: “todos, todos manejados por el imperialismo”. Solo ellos, los grupúsculos residuales de la izquierda violenta, están libres del pecado. Los guerrilleros urbanos y rurales habrán “eventualmente” asesinado pero su lucha era justa.

Bien. Si el señor Cangiano quiere tranquilizar su alma creyendo estas cosas, allá él. Puedo explicarle algunas cosas pero no puedo rehacer su concepción del mundo. Que le haga provecho.

Aníbal D'Angelo Rodríguez

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene Ud. mucha razon, Don Anibal. Pero no vale gastar la polvora en chimango.

Seguramente ese "cangiano" no es mas que uno de esos "ciberkk" que son pagados por el gobierno para que molesten en los foros nacionalistas y catolicos.

Fernando José dijo...

Habría que consignar que la figura del "Terrorismo de Estado" mas que un concepto jurídico es un concepto geográfico.

Tan es así que jamás se aplica a las operaciones que llevó a cabo el gobierno del Gral. De Gaulle en Francia contra los llamados "colaboracionistas", que para colmo no estaban armados ni presentaban ninguna resistencia, se calcula en dieciocho mil los que fueron asesinados por el gobierno francés. Gobierno al que tampoco se le imputa terrorismo de estado en sus operaciones contrainsurgentes en Indochina y Argelia. Lo mismo pasa con Inglaterra con sus operaciones en el África negra e Irlanda. Y mucho menos a los dueños de los Derechos Humanos, los EE.UU., con sus sangrientas actividades a lo largo del mundo. Y tampoco a la Cuba castrocomunista o a los Hermanos Mayores del Estado de Israel.

Por lo tanto es evidente que Terrorismo de Estado es una figura que solo tiene una aplicación restringida a la extensión geográfica del continente americano que se extiende desde el Río Grande hacia el Sur, hasta el Cabo de Hornos y comprende también las Islas del Caribe, excepto Cuba, Jamaica y Puerto Rico.

Por lo tanto propongo que todas las denuncias sobre Terrorismo de Estado no se realicen ante los Tribunales penales sino en las Academias de Geografía.

CHESTERTON dijo...

Querido Maestro, ud. esta para otras cosas, que perder su valioso tiempo en ese Orco.

Que ande bien.

G. K.

Anónimo dijo...

Es necesario salvar a la Patria y hombres como don Anibal y don Antonio son fundamentales para guiarnos en esa batalla heroica.