sábado, 13 de junio de 2009

No nos rendimos


SIEMPRE MALVINAS

Me pregunto,como tantos argentinos: ¿qué fue Malvinas?, ¿cómo fue Malvinas?, ¿por qué fue Malvinas?, ¿dónde fue Malvinas?


No encuentro respuestas a estos interrogantes, porque Malvinas pertenece a las cosas sin principio ni fin, a las cosas inmortales, a las que, al nombrarse honran todas las palabras. Por eso se sostiene Malvinas. Por eso, tantos años después, es la Gran Causa, la Causa de Malvinas.

Es la Causa que ya dejó atrás las calumnias, los oportunismos, las traiciones, las bajas pasiones, las ofensas, la cobardía, todas las miserias humanas que aparecen en la guerra.

Es la Causa que engloba a todos los argentinos, aunque no la comprendan ni la quieran.

Es la Causa que no olvida el dolor y el sacrificio, porque los hunde en las entrañas, y así su fulgor deslumbra a las almas que la aman.

Es la Causa Malvinas, respetada y temida por el enemigo, que busca por todos los medios destruirla valiéndose de los medios que los mismos argentinos le proporcionamos con nuestra indiferencia y apatía: declaraciones, películas, documentales, visitas de los más encumbrados personajes del imperio usurpador.

Es la Causa que se enarbola en los discursos de bancada, que despierta aplausos, que se politiza cuando conviene y se oculta cuando se violan las instituciones, los poderes y las leyes.

Es la Causa Malvinas, que entre la inseguridad, la corrupción, el odio, la venganza, aparece pura, magnífica en su inocencia, romántica en su dolor, con sus luces y sus sombras, con sus muertos y sus vivos, con su justicia y su verdad.

Es la Causa, ese conglomerado de orgullo y honor; ese proceso interior que va limpiando las pasiones hasta convertirlas en recuerdos, que recién ahora, al cabo de los años, afloran de los corazones, las heridas y los labios de los que la vivieron, para ejemplo y paradigma de la nuestra historia.

Es la Causa Malvinas hundida en el fondo del mar, rompiendo los vientos con sus alas, enterrada en la turba, refugiada en la Cruz que desde Darwin domina, escucha, espera.

Es la Causa Malvinas, dueña y señora de las Islas, que nunca más serán llamadas irredentas, porque un 2 de Abril un soldado, un hombre, un argentino dio su sangre para redimirlas de una vez para siempre.

Pero es también, duele decirlo, la causa desmalvinizada por políticas pseudodemocráticas, acaparadoras de poder, por las instituciones achatadas por la codicia, la envidia, la obsecuencia, por los comunicadores acomodaticios y mentirosos; por las vacuas expresiones diplomáticas con anuncios espectaculares que terminan cuando empiezan, por los “Iluminados por el fuego”, por “los chicos de la guerra”, por “la guerra de mami”.

Sin embargo, esa dolorosa causa desmalvinizada, hoy, a un cuarto de siglo, se trueca en la “Causa Remalvinizada”, de adentro hacia fuera, de abajo hacia arriba, en familias, en colegios, en claustros, en pueblos y ciudades, en el silencio de la continua vigilia. Sola por su propia Verdad, por su propia justicia, por su propia sangre. Sola en la Grandeza de su soledad para darnos la respuesta.

¿Qué fue, entonces? ¿Dónde, cómo, por qué? La Causa Malvinas fue, es y será la Patria.

María Delicia Rearte de Giachino

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí señora Delicia. Malvinas es el espiritu de la Patria. Lo mejor de ella. Que aparecio en los dias de 1806 y 1807, en 1846 y en la lucha contra los subversivos. Pero que fue gloriosa en 1982.

Honor eterno a su dignisimo hijo Giachino, a Estevez, Cisneros, Jukic y muchos mas.

Ellos son los mejores argentinos que ha tenido el Siglo XX

Anónimo dijo...

Eu, como cidadão riograndense (gaúcho) lembro bem daqueles dias em que foram retomadas as Ilhas Malvinas por bravos argentinos. Lembro da surpresa em ouvir pela Rádio Belgrano de Buenos Ayres - pois era de meu agrado sua programação musical - , as primeiras notícias das quais o mundo tomava conhecimento. Era um abril extremamente cálido e eu entre um mate e outro durante a noite, soube do grande feito, algo me fez vibrar de emoção. Naqueles dias senti como se o mundo tivesse se transfigurado num algo novo, até então distante de mim: uma guerra "cerca" de minha casa, por assim dizer. Eu tinha 20 anos. Queria que o Brasil impedisse a passagem das belonaves britânicas, ingênuo que eu era! Saibam os senhores de Cabildo que durante aqueles dias de luta, muitos paisanos meus repetiam com gosto: Las Malvinas Son Argentinas. É curioso como o sangue hispano que ainda corre disperso nas veias de muitos milhares de riograndenses fez pavivar a unidade que existe acima das fronteiras arranjadas pelos interesses políticos, algo um tanto tíbio talvez, mas agudamente presente em nós; LAS MALVINAS SON ARGENTINAS, tournou-se uma espécie de saudação naqules dias. Veio depois a tristeza. Não seria ainda aquela ocasião do reencontro dos povos hispanos com seu passado.

Luiz Melendez, cidadão do Rio Grande de San Pedro