EL PENSAMIENTO ÚNICO
No caben dudas de que el neopaganismo va logrando borronear los últimos vestigios de la Cristiandad, preanunciando acontecimientos apocalípticos. Desde el desconocimiento oficial de sus rastros en Europa y la desacralización en boga, hasta la impunidad de las blasfemias y los insultos sacrílegos (incluso a las puertas de Roma o Tierra Santa). En todas partes avanza el laicismo arrollador con la pareja disolución de las costumbres milenarias que se apoyaban en la Fe cristiana. Así las cosas, un Dogma Único ha venido a imponerse en su lugar, con vigencia universal reasegurada por severas leyes penales. Es el “Holocausto”, de creencia obligatoria y culto consagrado. Por el supuesto exterminio de seis millones de judíos en cámaras de gas, a manos de los “nazis” durante la Segunda Guerra Mundial. Un artículo de fe integrado por cada uno de aquellos componentes intocables; cuyo solo examen crítico puede acarrear grandes trastornos y castigos penales a los historiadores. Para colmo al vocero jesuita del vaticano Federico Lombardi, se le atribuye haber dicho el 30 de enero, que “quien niega la Shoah no conoce el misterio de Dios ni de la Cruz de Cristo”.
Materialmente blasfemia herética.
Es sugestivo que precisamente los fervorosos sostenedores del Dogma sionista, rechazan de plano todo dogma católico en nombre de la libertad y la indiscriminación. Siempre acusando dos mil años de persecuciones concentradas en la Inquisición, como arquetipo. Es el conocido prejuicio que obstaculiza la beatificación de la reina Isabel La Católica; del mismo modo que en estos momentos están interfiriendo, como en terreno propio, contra la canonización de Pío XII.
MORDAZA ISRAELÍ
Desgraciadamente las actitudes prepotentes se han ido incrementando con el recurso adicional de un poderoso ariete demoledor. La colocación del sambenito “antisemita”. Una imputación cuyo solo enunciado paraliza y condena de antemano. El hábil entramado jurídico internacional y los convergentes mecanismos legislativos locales, han creado por un lado una parálisis general, ante la inminencia de represalias durísimas sin derecho a la defensa. Y del otro, un status exclusivo, que mediante el solo epíteto —“¡antisemita!”— replica y neutraliza las acusaciones contra cualquier acción execrable… para el resto de los hombres. Como sitiar poblaciones negándoles alimentos y remedios o bombardearlas matando ancianos, mujeres y niños inocentes.
En la Argentina se ha conocido el uso de esta arma extorsiva en el famoso caso de la explosión en la Embajada de Israel. Cuando los peritajes de las máximas autoridades científicas establecieron que había ocurrido una implosión (echando abajo la fábula del “coche-bomba”) tronaron contra semejante dictamen y coincidentes hipótesis, las acusaciones de “antisemitismo”.
¿Qué es, si no esa mordaza, lo que impide reclamar contra las violaciones de los derechos humanos por las torturas legalizadas, los asesinatos selectivos, los bombardeos precautorios y el exterminio de poblaciones enteras en guerras unilaterales? Mientras se desenvolvía el “escándalo” absolutamente ficticio, montado por centrales de inteligencia alrededor de la figura del Obispo Williamson, los medios han exhibido crudamente (19 de enero de 2009) la imagen de tropas israeslíes que se retiran sonrientes de Gaza, junto a los siguientes datos escuetamente consignados: Víctimas palestinas (al 16 de enero de 2009): muertos 1300 (niños 417); heridos 5450 (niños 1745). Además, en distintos periódicos aparecen fotografías de viviendas completamente destruídas, con sus infortunados habitantes merodeando entre las ruinas.
HAGA PATRIA: MATE UN ARGENTINO
Entre nosotros, en esos precisos momentos la DAIA llevó sus quejas contra la Argentina al embajador de los Estados Unidos. Buscando su intervención: ¡Porque en el país “se vive una campaña antisemita como nunca antes desde el retorno a la democracia, en 1983”! (cfr. “Clarín”, 29 de enero de 2009). Poco después, disciplinadamente el Gobierno local expulsó al Obispo Richard Williamson (abandonado por los suyos). A raíz de lo cual la DAIA distinguió al canciller Jorge Taiana y al secretario de Culto, Guillermo Oliveri, por sus gestiones a favor de aquella medida. En la ocasión, Taiana dijo que “no debemos dejar avanzar actitudes como las de Williamson y siempre debemos trabajar por la verdad y la memoria” (“olvidando mis hazañas”… habrá mascullado). Oliveri, en tanto, admitió que el rabino Daniel Goldman, presente en el acto, fue un gran inspirador de la expulsión. Era obvio, este rabino de verdadera especialización en la materia, colaboró con el pedido de extradición a Israel de los “genocidas argentinos” que lucharon contra los terroristas, afirmando “el carácter genocida y antisemita que ha tenido el gobierno militar” (cfr. “La Nación”, 31 de julio de 2003). Según el mismo diario (14 de abril de 1997), le cupo denunciar que la comunidad judía es aquí (en la Argentina) la más vulnerable e indefensa del mundo: “Los judíos de este país (la Argentina) están absolutamente indefensos frente a la furia de los genocidas”.
LIGA DIFAMATORIA DEL CATOLICISMO
Últimamente han ocurrido en diversos lugares gravísimos ataques a la Fe católica. Como la expresa negación de las raíces cristianas en la constitución de la Unión Europea; los insultos absolutamente irreproducibles al Señor en carteles exhibidos en dos ciudades españolas y la decapitación de la efigie del Sagrado Corazón, también en España. El sitio y ataque armado a la basílica de Belén, con herida de bala a la imagen de la Santísima Virgen. En estos últimos meses, la requisa y quema de Evangelios en Israel.
En la Argentina se realizaron reiteradas exposiciones sacrílegas, prohijadas oficialmente en las ciudades de Buenos Aires y Córdoba. Además, eliminaron la enseñanza religiosa en Catamarca por expresa instancia de la DAIA; suprimieron la Cruz en la bandera de Tucumán, conforme a la oposición del embajador de Israel. Por supuesto, sólo se trata de algunos pocos ejemplos escogidos entre los más recientes y cercanos a nosotros. Habría que agregar, ya en otros lugares y sin agotar la lista, la severa prohibición al Arzobispo de Viena Cardenal Schöenborn y su comitiva de prelados, de acercarse al Muro de los Lamentos: por llevar el pectoral con la cruz. Anteriormente, también, en vísperas de la visita de Juan Pablo II, el gran Rabino Meir Lau expresó su explícito rechazo a la Cruz de Cristo.
Cabe anotar que ninguno de los insultos ocasionó una conmoción general que los repudiara condignamente. Ni en el ámbito religioso, ni en el político. No es preciso insistir que todos esos casos vulneraron gravisimamente la fe religiosa de todos los pueblos cristianos. Pero ante todo ofendieron a la Divinidad de una manera inédita; no habiéndose tampoco registrado, obviamente, las condolencias de otros credos participantes del “Diálogo Interreligioso”…
LOS MUERTOS SOBREVIVEN
Más allá de cualquier discrepancia sobre el Holocausto, las imposiciones milimétricas identificando cuestiones de historia con dogmas religiosos, resultan inverosímiles. Sobre todo cuando más se está insistiendo en la pluralidad o la libertad de pensamiento, contra el “oscurantismo medieval”. Y al incurrir en contradicciones y susceptibilidades agigantadas, que fortalecen la sospecha de otros fines subyacentes. Como denigrar al Papa obstaculizando la unidad religiosa; o más aún, preparar la censura del Evangelio por sus repetidas y enérgicas reprensiones a los recalcitrantes. Para apuntalar estas hipótesis, bastaría una curiosa referencia periodística. Entre las voces más estridentes que se alzaron fustigando el negacionismo del Holocausto, ha sobresalido un duro reclamo “al Papa alemán” (sic), del presidente de la Comunidad de Sobrevivientes del campo de concentración de Duchau, Max Mannheimer (“La Nación”, 30 de enero de 2009). Esto produce automáticamente un disturbio del razonamiento. Porque resulta incomprensible que tras una matanza sistemática y feroz —utilizando gases letales suministrados en recintos especiales— queden tantos sobrevivientes de los campos de concentración que llegan a formar, como en el caso, comunidades enteras salvadas de la extinción minuciosa.
Pero no terminan aquí los desbordes. Según lo ya dicho, han llegado a inventar antisemitismo nada menos que en la Argentina. Como si se pudiera ocultar la fuerza cultural, social, política y económica de infinidad de personajes sobresalientes. Protagonistas de la talla de Schoklender, Verbistsky, Rozanski, Eskenazi, Elsztain, Aguinis, Telerman, Filmus, etc. Y otras mil destacadas figuras, de ahora, de antes y de siempre. Más aún, para la última Navidad, 17 plazas de la ciudad Capital fueron adornadas con sendos candelabros hebreos; en tanto inicialmente se mezquinaba el permiso para cantar villancicos en la vía pública. Naturalmente, la patraña ridícula del antisemitismo argentino provocaría risa; si no fuera una infamia.
INVESTIGUEN, PERO A FAVOR DE ISRAEL
¿Cómo se vería a los antiguos científicos griegos que concurrieran a un Congreso para establecer la responsabilidad de un virtuoso colega, por haber ignorado cierto axioma sobre la cuadratura del círculo? Qué pensar, si además asistiesen sabiendo que en aquel ámbito acababan de execrar el Teorema de Pitágoras; insultando tanto al filósofo como a su progenitora con las burlas y denuestos más indignantes…
Seguramente con perplejidad pareja a la de los coetáneos de aquellos peloponenses, el mundo cristiano acaba de saber que el Estudio Teológico Salesiano (Studium Theologicum Salesianum) y el Instituto Internacional de Investigación del Holocausto de Yad Vashem, celebraron el 8 y el 9 de marzo un taller en el que se evaluó el estado actual de la investigación sobre el Papa Pío XII y la Shoah (Zenit, org., Jerusalén, 5 de marzo de 2009). Se sobreentiende que todo eso está relacionado con el permiso judío para que se canonice a dicho Pontífice. A más de ello, la perplejidad se alimenta de sendas sorpresas. La primera, que estando tan frescas las blasfemias sacrílegas contra Jesucristo y la Santísima Virgen María, divulgadas desde Israel por el mundo —sin el más mínimo desagravio ni súplica de perdón— resulte tan fácil para los religiosos cristianos, concurrir al lugar de la impresionante afrenta a lo más sublime y sagrado de la religión católica. El segundo asombro proviene de advertir la existencia de una entidad investigadora del Holocausto. Acontecimiento que parecía absolutamente inaveriguable, conforme lo acaba de mostrar la reprobación universal del Obispo Williamson, por sus inquisiciones sobre aquel dogma histórico.
Casimiro Conasco
5 comentarios:
Por el estilo, creo que el articulo es del gran maestro Anibal D'Angelo.
Como siempre, dice verdades de a puño. La Fe Catolica esta siendo socavada por el sionismo.
Notable y pavorosa enumeración de verdades que demuestran fehacientemente el miserable estado en que se encuentra el mundo moderno.
Y los amos del mundo y sus esbirros van por mas:
- En nuestro país propician la sanción penal para quienes analicen, criticamente, la presunta consumación de derminados hechos históricos y
- en el mundo en cualquier momento los católicos recibiremos una nueva bofetada, la incorporación del "Diario de Ana de Frank" como nuevo Dogma de Fe. Porque eso es lo que ya hicieron con el denominado "Holocausto".
No solo la Fe Catolica, por lo cual en la jerarquia, la del Vaticano especialmente, no parecen estar muy preocupados.
La Nación, el sentido común y la lógica estan siendo socavadas tambien.
Siempre seguidores de cCabildo, los invitamos a visitar nuestro blog, y si es de su agrado agradeceríamos su difusión.
Cristo Vence!
Viva la Patría!!
http://congregacionobispoaloishudal.blogspot.com/
Buenas noches. Peço permissão para escrever em português.
Recentemente eu soube que Steve Spielberg vai levar ás telas o personagem criado pelo belga Hergè, o repórter aventureiro TinTim. É estranho, porque já li algo na web apontando TinTim e seu criador como fascistas, antisemitas. ?Haverá alguma depuração na personalidade do herói? Eu não duvido que o menino aventureiro tenha seus traços psicológicos mais destacados, como a repulsa diante dos malfeitores, a coragem e a sem-cerimônia politicamente incorretas em dar os nomes certos às coisas certas (ou erradas), agindo sempre com lealdade e vigor,quando não com o auxílio de seus músculos, recriados num contexto globalista - feminista - ecololista - de gênero - dentro de toda correção política.
Luiz Melendez, cidadão católico do Rio Grande (antigo Rio Grande de San Pedro)
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