Y DE LOS PERROS GUARDIANES
El perro guardián se llamaba genéricamente “Fascismo”: genéricamente, porque en realidad eran varios. Algunos más cercanos y conocidos del Pastor, por eso el Pastor no es enteramente disculpable del equívoco. El equívoco, en estos últimos casos, fue lisa y llanamente traición. Pero otros perros guardianes eran más reacios, más huraños a la voz del Pastor. ¿Desconfiaban quizás de él? En todo caso, el Pastor no los llamaba, no los acogía, ni intentaba atraerlos a la Casa. Y se habían hecho semi-salvajes. Uno de ellos, el más huraño, vagaba por los bosques del Este, enardecido en la lucha. Era carnicero, pero sólo buscaba lobos para matar, y decía alimentarse de ellos. No podía haber equívocos, tampoco, a su respecto. Propalaba su odio al lobo, y sólo mataba lobos.
¿Por qué el Pastor no se acogió tras su defensa, si de todos modos mantenía alejado al lobo del rebaño? Muy simple, no confiaba en su triunfo, preveía el triunfo de los lobos. Y entonces empezó a negociar con los lobos, les dio una “media palabra”. Y claro, como el perro guardián se había hecho cerril, desconfiando de la palabra del Pastor, éste pudo decir sin falsedad manifiesta: “ése no es de los nuestros”.
El perro guardián cerril, el que peleaba en la frontera del Este, cayó. Cayó y fue despedazado. Pero no fue enterrado. Se mostraron sus despojos, sus fauces de luchador, su pelo hirsuto.
Y los lobos comenzaron a avanzar sobre el rebaño, vestidos ahora con piel de oveja, y llevando en alto los despojos del guardián cerril. Todavía había perros guardianes que vigilaban fuera de los límites del redil. Pero a cada gruñido de cualquiera de los perros guardianes que quedaban con vida, y que guardaban aún el olfato para distinguir al lobo bajo la piel de oveja, agitando los despojos del perro cerril, propalaban los lobos: “éste es el lobo, y todo aquel que se parezca a él es lobo”.
Y el Pastor —como todo aquel que, habiendo traicionado una vez, sigue traicionando— hacía coro a las voces de los lobos. Y añadía: “todo el que parezca oveja, es oveja”.
Y uno a uno, en una sucesión que coincidía con su parecido decreciente al guardián cerril, fueron cayendo los guardianes. Y simultáneamente con la caída progresiva de los guardianes, cada vez menos parecidos al primer traicionado —y por eso también, menos carniceros, menos aptos para la lucha— los lobos iban descubriéndose de la piel embaucadora. Cada vez parecían menos verdaderas ovejas, cada vez se manifestaba mejor su naturaleza de lobos.
Pero el Pastor —como aquel que, habiendo traicionado una vez, ya sigue traicionando— gritaba con más fuerza: “¡Todo aquél que se parezca a aquel primero, por poco que sea, es lobo; y todo aquel que parezca oveja, por poco que sea, es oveja”. Y debilitando así las defensas de los guardianes, ayudó al Pastor a eliminar a los que eran defensas del rebaño.
Y el rebaño está hoy amontonado en una esquina del redil, adonde ya ha entrado el Lobo, y se arremolina desorientado, acoquinado, espantado ante la mirada del Lobo, que ahora se muestra impúdicamente.
Y se prepara para el asalto y la carnicería, para el destrozo de las almas. ¡Ay del rebaño! ¡Ay, Pastor, a quien se pidió amor a las ovejas! ¿Volverás a apacentar? Oye, al menos hoy, a tu Maestro, y “una vez convertido, confirma a tus hermanos”: denuncia al Enemigo.
Agustín Eck
6 comentarios:
Vemos claramente en este admirablemente relato que la primer traición del Pastor fue a las enseñanzas de su Maestro. La traición al rebaño y a los perros guardianes fue la lógica consecuencia de la primer felonía.
Y en esa secuencia también le fue necesario acabar primero con los fieles perros guardianes para que la voracidad del lobo imperara impunemente sobre el rebaño. Y así llegamos a nuestros días donde no solo el lobo reina sino que ha sido endiosado y sus groseras y obscenas pretensiones carniceras son Dogma de Fe.
Y ahora el Pastor que ha renegado de su celestial Maestro sigue obsecuentemente el "Manual del Buen Pastor" que prolijamente le escribió el Lobo ¿Hasta dónde llegará en su infernal caída? Su temeridad parece no tener límites, si hasta ha osado quitarse el símbolo que lo identificaba y que es tan odiado por el Lobo, la misma señal que orgullosos lucían los fieles guardianes cuando salían a combatir a la fiera.
Por todas tus felonías, Pastor, horrible será tu final: el Maestro te dará un aplazo Eterno.
Excelente nota, ese pastor se dejo arrastrar por la demoniocracia.
Excelente!! relato, lo triste es ver a la inmensa mayoria de ovejas confundidas, y cuando cada una este casi muerta en el estomago del lobo, van a seguir odiando (repitiendo fabulas y mentiras) al primer perro guardin que murio peleando por ellas alla en el rojo este.
Hay uno de estos perros cerriles que lucharon en los bosques del este que escribió una historia inmortal, poco conocida y difícil de encontrar hoy día. "El soldado olvidado", de Guy Sajer.
Una oveja arrinconada.
La "lista" de Roosevelt y la broma de Hitler.
https://www.youtube.com/watch?v=QKuj9JFTdE4
Diez de las muchas razones para rechazar a la FSSPX:
https://forocatolico.wordpress.com/2016/10/07/respuesta-a-un-forista-diez-de-las-muchas-razones-para-rechazar-a-la-fsspx/
Publicar un comentario