Alfredo Semprún:
“EL CRIMEN QUE DESATÓ
LA GUERRA CIVIL”,
Madrid, Libros Libres, 2005.
Después de las elecciones de febrero de 1936 que ganó el Frente Popular, España entró en un estado de convulsión que auguraba un fin sangriento. El verdadero jefe de la oposición pasó a ser José Calvo Sotelo. A mediados del año, cuando la seguidilla de crímenes, incendios y huelgas se hacía cada vez mas insoportable, Calvo Sotelo pronunció un famoso discurso en las Cortes en el cual asumió todas las responsabilidades que el Ministro de la Gobernación pretendía endilgarle.
Poco después, unos guardias secuestraron al dirigente en su domicilio y tras descerrajarle dos tiros en la nuca dejaron su cadáver en el cementerio. Esto sucedió el 13 de julio. Cinco días después comenzaba el Alzamiento Nacional.
El libro de Semprún es una prolija monografía sobre el tema que describe en quince “escenas” desde los antecedentes a las consecuencias del asesinato. Con rigor, elige para el título la palabra “desató”, que es exacta y no “causó” que sería exagerada. Semprún sostiene que no se trató de un crimen de Estado, pues no se ha demostrado que la orden saliera de los despachos del poder. Pero conviene no perder de vista todas las amenazas, todas las incitaciones a actuar revolucionariamente, es decir sin límites, que publicó la prensa y se pronunciaron en las Cortes.
Además, está el recorte del diario “El socialista” que ha aportado David Jato Miranda en “Madrid, capital republicana” y que Semprún no recoge. En ese recorte, a pocos días de iniciada la guerra se da cuenta de la muerte de un miliciano. Y se agrega: “Llegará el día que nuestra pluma se emplee para siluetear a algunos héroes y no será el que menos adjetivos merezca Luis Cuenca… (quien) ocupará un lugar en la Historia. Pero aun es pronto para escribir lo que ese muchacho hizo”. Lo que ese muchacho había hecho —hoy se sabe con certeza— era matar a Calvo Sotelo. Y este dato muestra a las claras que la muerte de Calvo Sotelo fue preparada y ejecutada por afiliados al Partido Socialista que hoy gobierna España.
Mas allá de estas y otras pequeñas observaciones, el libro de Semprún es recomendable para quien quiera informarse sobre este hecho de la historia de España que hoy se procura olvidar.
Aníbal D’Angelo Rodríguez
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