ABOMINABLE
“Hay que desagringar la moda - Desarraigar con la poda todo lo gringo
importau - Llevar el gaucho en el alma - Argentina la mollera - Que por dentro
y que por juera se viva argentinizau”
(“Vivir lo Nuestro” - Martín Castro)
Nos
repetía Alfonsín, sin compasión, que con la democracia se hace casi todo: se
come, bueno, sí, pero no todos, ni todos los días; se cura, pero no a los bebés
aún no nacidos, ni a los ancianos, consumidores no productores, a los que hay
que matar. Queda en pie, sí, que se puede mentir y traicionar, y salir casi
siempre impune. También decía que se puede educar y, aquí sí, la educación es
la niña mimada del sistema: baste recordar que el masón Juanmacé fundó en 1886
la Liga de la Enseñanza, propulsora del laicismo escolar en Francia, decía que,
quien tiene por suya la educación lo tiene todo; y que entre nosotros, tan
alabado como gran educador, Domingo F. Sarmiento, fue, de 1882 a 1886, Gran
Maestre de la Masonería (Aníbal A. Rotjer: “La Masonería en la Argentina y en
el Mundo”).
Y así
Alfonsín intentó implantar la educación sexual para niños de primera infancia,
lo que por suerte no prosperó en ese momento, pero, actualmente se promueve con
más entusiasmo la implantación del método conocido como “Las Imágenes Cambiantes
del Hombre”, que consiste en la adaptación gradual a las condiciones morales en
progresivo deterioro, desarrollado por el Stanford Research Institute, eslabón
de la cadena del Instituto Tavistock de Londres en EEUU; cuya misión es la
manipulación de la conducta individual y colectiva. Dicho método incluye la
ideología de género, la promoción del aborto y la homosexualidad, etc. En
definitiva, estos institutos tienen una sola meta: dañar la fuerza psicológica
del individuo y la fuerza cultural de la Nación para dejarlos inermes para
oponerse a los dictadores del Nuevo
Orden Mundial. Y toda técnica que ayuda a dañar la unidad familiar y sus
miembros, inculcada sobre principios de religión, patriotismo, y hábito sexual,
es usada por los científicos de Tavistock como arma de control de muchedumbre.
Bien, el
mismo vocablo democracia ha sufrido una evolución interesante a fuerza de ser
repetido indiscriminada e incesantemente, y así, de su original significado
etimológico de gobierno del pueblo pasa a ser, para los que la divinizan,
sinónimo de libertad, siendo que ésta es una idea magna, que implica no estar
sometido a ningún control abusivo, y enaltece la condición humana, y la primera
es sólo un sistema político en el que únicamente tienen acceso al gobierno un
limitado número de politiqueros profesionales, subordinados para mantener bajo
una ficción democrática, una dictadura financiera y un modelo de endeudamiento
basado en una dictadura tipo escuela de Chicago (Martínez de Hoz - Macri), de
liberalismo anglosajón, y una división casi insalvable entre los adeptos a los
respectivos partidos, que asegura la gobernabilidad y la formación de pactos
bastardos (tipo Alfonsín-Menem) que permitió al segundo tal como lo mencionara
el primero en su discurso de resignación anticipada a su cargo para que el
segundo pudiera acelerar su plan de gobierno, que consistió en el regalo de
todo nuestro patrimonio a los ingleses por la Ley 23.696 de “Reforma del
Estado” antes de los 2 meses de haber usurpado su cargo, en inobservancia de la
Ley de Acefalía y en violación del artículo 29 de la Constitución Nacional. De
tal manera que la tan cacareada democracia resulta ser en rigor una oligarquía, y al pueblo solo le queda
el papel de aceptar sin derecho al pataleo lo que esa oligarquía determine.
¿Y desde
cuándo se infiltra esta influencia psicológica y anticultural entre nosotros?
Veamos: fracasada la aventura militar de 1806/07 el imperialismo británico creó
su propia facción en Buenos Aires y desató una constante guerra ideológica
desde allí contra las provincias del interior. Y la propuesta no pasaba por una
forma organizada de gobierno sino por un principio comercial: el libre
comercio. Bien, los soldados ingleses se retiraron pero dejaron sus agentes en
la Primera Junta, y así Moreno, quien, antes de 1810 era abogado de los
intereses comerciales británicos en el Río de la Plata; fue incluido de puño y
letra en la lista de candidatos a nuestro primer Gobierno Patrio por Mr.
Alexander Mackinnon, presidente de la Comisión de Comercio de Londres en Buenos
Aires. Bien, así se aplicaron las llamadas “Guerras Políticas”, que son todas
las acciones no militares destinadas a dividir, engañar, desinformar y someter
al enemigo (entendiendo Inglaterra portales a los mercados potenciales). Bien,
así fue como los miembros de la Primera Junta se dividieron en dos bandos: unos
defensores de lo criollo y la tradición y profundamente católicos (saavedristas)
y otros de espíritu mercantilista, extranjerizante y ateos (morenistas, germen
de aquello que el Prof. Federico Daus en el “Subdesarrollo Sudamericano” llamó
“agentes crípticos”, claro que fueron evolucionando hasta la descarada
evidencia actual). Y con dos grupos bien definidos, uno de intoxicados de
enciclopedismo afrancesado, de liberalismo inglés, e influencia masónica, y
otro tradicionalista y católico es decir, uno de mercachifles, traidores, ateos
y apátridas, y otro de auténticos criollos y del predominio de uno u otro
dependerá la decadencia o la grandeza de la Patria.
¿Y de dónde
surgen estas desmesuras? Veamos: dice S.S. Pío XI en su encíclica “Quadragesimo
anno” de 1931. “A la libertad de mercado ha sucedido la hegemonía económica; a
la avaricia del lucro ha seguido la desenfrenada codicia del predominio: así
toda la economía ha llegado a ser horriblemente dura, inexorable, cruel,
determinando el servilismo de los poderes públicos a los intereses de grupo, y
desembocan en el imperialismo internacional del dinero”.
Desde otro
punto de vista, y apoyándose en su experiencia de veinte años como agente del
FBI, W. Cleon Skousen en “El Capitalista Desnudo” en uno de los capítulos dice:
“Pienso que la conspiración comunista es una rama de una conspiración mucho más
grande”. Y en otra parte: “El poder, cualquiera sea su origen genera una
apetencia insaciable de mayor poder. El poder que proviene de la riqueza,
anhela alcanzar el poder político y viceversa, era casi inevitable que los
súper-ricos pusieran su empeño en controlar no solo su propia riqueza, sino la
riqueza de todo el mundo. Para lograr ésto estaban dispuestos a nutrir la
ambición de conspiradores políticos, que estaban obligados a derrumbar todos
los gobiernos existentes y levantar una dictadura de alcance mundial según el
modelo socialista”. Esto aclara la relación entre los Rockefeller con radicales
e intelectuales izquierdistas.
Y así se
llegó a 1982, cuando el contubernio anglonorteamericano logro imponer el
conjunto de medidas conocido como “Proyecto Democracia”, anunciado por el ex
presidente Ronald Reagan como su política oficial el 8/6/82, cocinado en las
sentinas de la Comisión Trilateral
de los Rockefeller, secuela del proyecto conocido como informe final del “grupo
de trabajo sobre la gobernabilidad de las democracias” de la CT para organizar las redes
transnacionales que operando bajo el nombre de democracia pudiesen controlar el
Nuevo Orden previsto por los anglonorteamericanos. Lo que significa aceptar las
premisas ideológicas y políticas del Nuevo Orden Mundial, los dictados del FMI,
el fin de las soberanías, la promoción del malthusianismo y los Derechos Humanos.
Y a cualquier oposición se la tilda de fascista y a cualquier intento
nacionalista de nazi.
El Prof.
Daus decía en su obra ya citada que la única forma de salir del subdesarrollo
es erradicar hasta los últimos vestigios de intrusión extranjera (para él su causa),
y sus agentes locales.
Vicente Cadenas
5 comentarios:
Baste aquí citar el recibimiento de Juan Pablo II a Marco
Pannella, leader del Partido Radical de entre cuyas filas
fue electa la “Honorable” Cicciolina, y fautor de la liberalización
de la droga, del aborto y de todo lo que se
opone al nombre cristiano. En ocasión de una manifestación
anti-prohibicionista por él organizada en Roma pocos
días antes, lo acusaban de ser contratado
por capitalistas extranjeros
comprometidos en el tráfico internacional
de estupefacientes, en
presencia de operadores de varias
redes televisivas, admitió la acusación
y textualmente agregó: «Nosotros
queremos la droga libre
para hambrear a los pueblos y
destruir la humanidad».
Mucho mayor revuelo causó la excursión
a las nieves alpinas del
mismo Juan Pablo II junto al socialista
Pertini, (Presidente de la
República Italiana) excursión que
no pudo no sonar frente a los católicos
como una calurosa aprobación
a ese hombre y, sobre todo, a
las ideas del Partido por él representado.
¿Qué decir, después, de
los dos recibimientos oficiales
del 22 de marzo de 1984 y del 19
de abril de 1985 a los representantes
de la masonería hebrea de
la B’nai B’rith, a la cual hemos
visto pertenecía incluso Freud?
Todos estos hechos se colocan, innegablemente,
en la misma línea
irenista de la plegaria interreligiosa
de Asís del 27 de octubre de
1986, DONDE FUE SIMBOLICAMENTE
PROCLAMADA,
FRENTE A TODO EL MUNDO,
LA PAREJA DIGNIDAD
DE TODAS LAS CREENCIAS
RELIGIOSAS, Y, POR TANTO,
DE TODAS LAS DOCTRINAS
MORALES: ¡PAGANISMO,
MAGIA Y ATEISMO BUDISTA
INCLUIDOS!
Y yendo más atrás en el tiem
https://padrepioandchiesaviva.com/uploads/Chiesa_viva_485_S_sp.pdf
DIETRO FRONT
«Paulo VI habla como de derecha,
pero actúa como de izquierda.»
(Padre Congar, dominico)
EL “SUBSISTIT”
EN LA “LUMEN GENTIUM”
Pío XII, en su encíclica “Mystici Corporis” del 20 de junio
de 1943, como se lee en la encíclica, se expresa con inequívoca
claridad, propia del Magisterio hasta el Vaticano II.
Hablando de la unidad y de la unicidad de la Iglesia, Pío XII
usa la palabra “est”, mientras la Constitución del Concilio
“Lumen gentium” usa las palabras “subsistit in”.
Dice:
«Esta Iglesia, en este modo constituida y organizada
como una sociedad, en la Iglesia católica
“subsistit” en la Iglesia católica, gobernada por el
sucesor de Pedro y de los Obispos en comunión
con El, aunque fuera de su organismo visible se
encuentran elementos varios de santificación y de
verdad, que, cuales dones propios de la Iglesia de
Cristo, impulsan hacia la unidad católica.»
Ahora, esta variación genera una llamativa tolerancia.
Pero entonces, si esta es todavía la verdad revelada: Ubi Petrus
ibi Ecclesia”, o más bien, si la Iglesia de Cristo es “una
y única” con el Pontífice Romano a la cabeza, ¿por qué la
“Lumen Gentium” reemplaza “est” con “subsistit in”? ¿Por
un objetivo ecuménico?
Pero la conclusión que no puede negarse es que entre la
“Lumen gentium” y la “Mistici Corporis” hay problemas
surgidos por diferentes propósitos. ¿Poner una vela a Dios y
otra al diablo, tal vez? Cierto, sin embargo, no se puede negar
que hay una auténtica “corrección de rumbo”. Todo,
ahora, se resume en el humeante “subsistit”, o sea en el afirmar
que la Iglesia de Cristo “subsiste” en la Iglesia católica,
porque esta última afirmación supone para ella la manera de
darse cuenta, de existir, pero que, sin embargo, se la puede encontrar
también en otra parte.
Una “corrección de rumbo”, en suma, si conocemos aún
181
2 Cfr. Bouyer, “La Chiesa di Dio, corpo di Cristo e tempio del Spirito”;
Cittadella, Asís p. 603.
la verdad revelada, o sea, la doctrina católica.
Es evidente, también, que esta sustitución del “est” por
el “subsistit” ha traicionado también la directiva precisa de
Juan XXIII al Concilio y repetida, luego, por Paulo VI: «Es
necesario – afirmó Juan XXIII – antes que nada que la Iglesia
no se desvíe del patrimonio sagrado de la verdad…» y
más adelante: «se trata de la renovada, serena y tranquila
adhesión a toda la enseñanza de la Iglesia en su integridad
y precisión, que aún brilla en las actas conciliares desde
Trento al Vaticano I.»
Pero era fácil prever los abusos que de la fórmula ecuménica
“subsistit in” harían los neo-modernistas y progresistas
de todo color. De hecho, por ejemplo, un H. Küng, fundándose
en este “subsistit in”, afirmó que después de tal
Constitución, la Iglesia Católica “no se identifica más simplemente
con la Iglesia de Cristo”. La doctrina católica, desde
entonces, sería así iluminada por el Vaticano II.
Después del Concilio, se hicieron varias tentativas para
proponer nuevamente la idea (pancristiana, agitada por el ecumenismo
protestante, y condenada por Pío XII en la “Mortalium
animos”) de la Iglesia “una”, aunque en la actualidad
dividida entre las distintas Iglesias cristianas, como entre distintas
ramas”.2
Oligarquía no, tiranía.
http://espadacatolica.blogspot.com/2018/06/gramsci-y-la-revolucion-cultural-el.html
Dijimos que Luzbel, en el inicio de la creación, al rebelarse ante Dios, se convirtió en Satán y fue arrojado del paraíso junto a los demás ángeles rebeldes que subvirtieron por primera vez el orden creado. Satanás fue, al negarse a obedecer a Dios, el primer subversivo de la Creación. Este mismo espíritu de subversión saltaría el cerco del paraíso para hacer caer a Adán y Eva. Entraría después en el mismo corazón del sagrado colegio apostólico y se ganaría a Judas. San Agustín denunció este combate en el siglo IV en sus “Dos ciudades” y San Ignacio en el siglo XVI en su batalla de las “Dos banderas”.
Satanás acrecentó su ofensiva en el siglo XVI invadiendo la celda y el corazón del fraile agustino Martín Lutero, quien se levantó contra Roma y fundó su Iglesia protestante, “protestando” y partiendo la conciencia europea en dos. La Iglesia como madre vio partir hacia el error y la herejía a la tercera parte de sus hijos... la inigualable España defendió ella sola la integridad de la Fe católica frente a la herejía con una ametralladora de santos, lo que le valió el honor de ser llamada el “El brazo derecho de la Cristiandad”, y contrarrestó la pérdida de millones de almas evangelizando a veinte naciones que hoy, gracias a ella, rezamos en español.
Esta herida y división que se abrió en la conciencia europea permitiría la entrada de errores y filosofías enemigas de Cristo y de su Iglesia, que atacarían el mandato de Dios al hombre: “Me amarás con tu mente”, no sólo desde afuera, sino desde dentro. Dios (desde el Génesis), y la Iglesia recordarían al hombre que era “polvo” y que en el “polvo” se convertiría. El liberalismo comenzaría a susurrarle al oído que era un “dios” y que no debía tener, por lo tanto, leyes superiores a sus placeres y a sus intereses... ganaría Satán lógicamente, con esta mentira, millones de adeptos. Se entiende, es tentador...
La masonería introduciría sus “Caballos de Troya” contra el orden social cristiano infiltrándose camuflada y secretamente en las leyes, la política, las Fuerzas armadas, la economía, las finanzas, la justicia, los sindicatos, la prensa, el cine, la televisión y especialmente en la educación, porque El tesoro que todo enemigo de Dios ambiciona es la juventud y hasta la infancia. Clemente XII, Benedicto XIV, Pío VII, VIII y IX, León XII y Gregorio XVI la condenaron, y León XII denunció a esta serpiente que nos envuelve “en su abrazo cariñoso” para luego estrangularnos como la que nos inyectó “el mortal veneno que circula por todas las venas de la sociedad”.
La propia Iglesia Católica fue la culpable de la reforma, si no se hubiera corrompido tanto, Lutero no habría tenido de donde agarrarse, es decir no habría habido reforma.
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