LA VIRGEN DE LUJÁN EN MALVINAS
Allá vas, María de Lujan,Virgencita Gaucha, Patrona de La Argentina, a tomar posesión soberana de las lejanas Islas que manos piratas te robaran. Allá vas, María, te estan esperando en las Islas quienes las estuvieron custodiando para entregártelas, así, vestidos de gala, con alamares de espuma, con escudos de turba, con rosarios de estrellas… así, sin grados ni oropeles. Soldados.
Allá vas, María, la más bella entre las Bellas, portando en tu vestido, la bandera por la que aquellos soldados murieron, como ofrenda gloriosa a su valor, y que ningún poder arrebatará ya jamás. Allá vas, María con tu cortejo celestial. María Stella Maris, con perfume de sal y canto de sirenas.
Allá vas, María, María de Loreto, rompiendo los vientos con las alas desplegadas de la muerte que no muere. Allá vas, María, escoltando tu grandeza el paso marcial de los Ejércitos de Dios. María de la Merced y María del Rosario, que en aquella noche gloriosa de Abril calmara la tempestad para que sangre argentina redimiera el oprobio.
Allá vas, María. Te espera —envuelta su cabeza en el rebozo de su rústico poncho tejido en las heladas tardes del pasado por las manos de Maria Vernet— sosteniendo en una mano el laurel de los Vencedores y con la otra la tierra que te entrega, María de Malvinas. Y a lo lejos, allí donde se funden el cielo y la tierra y el mar, la sombra del centauro que galopa sus sueños salvajes de libertad, el gaucho Antonio Riveros.
Nunca el ojo hereje vió tal magnificencia de “parada” atravesando la turba inhóspita, empapada de guerra.
Legiones de Ángeles y Arcángeles, Serafines y Querubines, al son de trompetas anunciando tu llegada.
Y… en la retaguardia, saliendo de la Historia, San Martín , Belgrano, Güemes, Brown, Rosas, los hombres de Obligado, los guerreros de la Independencia. La patria toda, cantando tu victoria.
Ya llegaste, María de Luján. Te recibió el saludo criollo: “Ave María Purísima”, que resonó en los confines de la tierra, porque salió de las entrañas de esa tierra huraña y preciosa. Y en ofrenda, ese cofre de orgullo, de dolor, de ausencia, de Amor, tesoro de lágrimas que ya no lloraremos más, porque Vos estas ahí.
Ya quedaste sola María con tus 649 hijos.
Ya tomaste Posesión Soberana de tus Islas Malvinas. Ya la Patria se pinta en tu vestido y las Cruces se cubren de gloria y la muerte se convierte en vida.
¡Allá vas, María! llévame con Vos.
Malvinas, ¡ya volvimos!
Allá vas, María, la más bella entre las Bellas, portando en tu vestido, la bandera por la que aquellos soldados murieron, como ofrenda gloriosa a su valor, y que ningún poder arrebatará ya jamás. Allá vas, María con tu cortejo celestial. María Stella Maris, con perfume de sal y canto de sirenas.
Allá vas, María, María de Loreto, rompiendo los vientos con las alas desplegadas de la muerte que no muere. Allá vas, María, escoltando tu grandeza el paso marcial de los Ejércitos de Dios. María de la Merced y María del Rosario, que en aquella noche gloriosa de Abril calmara la tempestad para que sangre argentina redimiera el oprobio.
Allá vas, María. Te espera —envuelta su cabeza en el rebozo de su rústico poncho tejido en las heladas tardes del pasado por las manos de Maria Vernet— sosteniendo en una mano el laurel de los Vencedores y con la otra la tierra que te entrega, María de Malvinas. Y a lo lejos, allí donde se funden el cielo y la tierra y el mar, la sombra del centauro que galopa sus sueños salvajes de libertad, el gaucho Antonio Riveros.
Nunca el ojo hereje vió tal magnificencia de “parada” atravesando la turba inhóspita, empapada de guerra.
Legiones de Ángeles y Arcángeles, Serafines y Querubines, al son de trompetas anunciando tu llegada.
Y… en la retaguardia, saliendo de la Historia, San Martín , Belgrano, Güemes, Brown, Rosas, los hombres de Obligado, los guerreros de la Independencia. La patria toda, cantando tu victoria.
Ya llegaste, María de Luján. Te recibió el saludo criollo: “Ave María Purísima”, que resonó en los confines de la tierra, porque salió de las entrañas de esa tierra huraña y preciosa. Y en ofrenda, ese cofre de orgullo, de dolor, de ausencia, de Amor, tesoro de lágrimas que ya no lloraremos más, porque Vos estas ahí.
Ya quedaste sola María con tus 649 hijos.
Ya tomaste Posesión Soberana de tus Islas Malvinas. Ya la Patria se pinta en tu vestido y las Cruces se cubren de gloria y la muerte se convierte en vida.
¡Allá vas, María! llévame con Vos.
Malvinas, ¡ya volvimos!
María Delicia Rearte de Giachino
1 comentario:
CONMOVEDOR REALMENTE, VIVA LA PATRIA Y VIVA CRISTO REY, MALVINAS ARGENTINAS.
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