Muy bien comienza marzo, ¡voto a sanes!
Sólo en dos meses ya hubo berrenchines,
huelgas, piquetes, decretos y desmanes,
epidemias, atracos y motines,
terremotos, apagones, desafíos,
broncas “de padres y señores míos”.
Bajadas de los valores,
subidas de los miedos,
quiebras, conflictos, robos y terrores,
inundaciones, hambres, crímenes, enredos…
¿puede haber más desgracias? ¡ah! sí, “bodas
de los gays”. Ahora creo que están todas.
Un chistoso escritor decía en chanza
—pocas cosas más ciertas se dirán—
que la Bolsa y el pan
platos vienen a ser de una balanza;
y en tan perfecta relación están
que todos el contraste observarán
como yo en observarlo me entretuve:
cuando baja la Bolsa, sube el pan,
y cuando baja el pan, la Bolsa sube.
Pues estando la Bolsa por los suelos,
no es extraño que el pan fuera a los cielos,
cosa que a nadie sorprender debía,
porque eso es aquí… el pan de cada día.
¡Y si el pan fuera bueno…!
Pero hoy no se come ni se bebe
nada más que inmundicias y veneno,
y sólo el que no paga… por olvido
es el que come ya lo que es debido,
es decir, lo que debe.
El vino está compuesto con fucsina,
al pan le ponen yeso en vez de harina
para lograr con eso
que tenga peor paso y mejor peso…
Así que, en vez de elogio, ya es desmán
el decir que “uno es bueno como el pan”.
Y en vez de ser franqueza, es desatino
el “llamar al pan, pan, y al vino, vino”.
Todo esto nos vino de una vez,
de alguna sensación o de interés.
Y este marzo temeroso espero
—y lo celebraré si me equivoco—
pues si esto dieron enero y febrero,
¡sabe Dios que dará este marzo loco!
Adaptación de una poesía de Felipe Pérez y González,
publicada en “Blanco y Negro” en el año 1892.
publicada en “Blanco y Negro” en el año 1892.
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