lunes, 17 de octubre de 2011

Precisiones históricas

LO QUE VARGUITAS NO DIJO

              
       
“Lo que Varguitas no dijo” es el título de una obra literaria cuya autoría corresponde a la escritora boliviana Julia Urquidi Llanes, quien fuera en vida tía y esposa del conocido autor Mario Vargas Llosa. El libro, una justa respuesta al libelo “La Tía Julia y el escribidor”, relata las miserias, bajezas y defraudaciones de la vida de su sobrino-cónyuge y es una respuesta al mal gusto (seamos piadosos con el calificativo) de éste por haber retratado sus intimidades de ocho años de matrimonio en “La Tía Julia y el Escribidor”, donde es ocioso explicarlo la Tía Julia es la Sra. Urquidi Llanes y el escribidor es el propio Vargas Llosa.
             
Sirva esto de presentación para calar la laya del personaje, aunque podemos agregar que Varguitas profundizó luego su mal gusto haciéndose comunista y comenzando una relación amorosa con su prima hermana Patricia Llosa (y por supuesto sobrina carnal de su tía-cónyuge) que terminó con su divorcio de la Tía Julia y nuevas nupcias con la prima hermana.
               
No hay nada mejor que ser comunista para ser aceptado como famoso en ciertos ambientes que importan. Varguitas así fue un disciplinado catecúmeno de la democracia popular hasta que vió que la Cortina de Hierro tenía gravísimas oxidaciones y que el Muro de Berlín presentaba cimientos agrietados. Allí decidió pasarse a la democracia liberal; eso sí, siempre demócrata. Y se convitió en un férreo defensor del Nuevo Orden Mundial.
             
Allí vino su consagración definitiva como “Taita Magno” (de la Literatura en este caso) y siguiendo la terminología castellaniana pasó a la categoría de “estatuo”, sin que se avizore en el horizonte un Sancho que lo baje de un trancazo dándolo vuelta y descubriendo que bajo el majestuoso manto que lo recubre solo porta calzoncillos y para colmo sucios (P. Castellani dixit).
             
En su papel de “Taita Magno”, ya no sólo de literatura sino ahora de toda la cultura, Varguitas escribe asiduamente en publicaciones masónicas como el diario “El País” de España o la verdaderamente incalificable (dentro de las categorías aristotélicas) “La Nación” de la Argentina.
            
Es justamente en esta última que en el pasado sábado 15 de octubre de 2011, perpetró uno de sus engendros bajo el título de “El Carnicero de Praga” donde relata pormenores de una novela de un autor ignoto, que sigue sus pasos y recibiera por ello el premio Goncourt, sobre la vida de Reinhard Heydrich.
          
De esa novela Varguitas quiere pasar a la realidad apostrofando al personaje de la misma y se queda empantanado en el mismo género de ficción. Porque Varguitas es un propagandista, exagera, oculta, miente y es incapaz de abordar la realidad si esta se opone a los amos del Nuevo Orden Mundial.
          
Y volvemos al título de estas líneas, “Lo que Varguitas no dijo”, en este caso es muy larga la enumeración de las ausencias. No son lagunas, son oceános. Trataremos de sintetizar:
            
1. Lo de “Carnicero de Praga” como descalificativo de Reinhard Heydrich fue una de las tantas creaciones propagandísticas del enemigo permanente (es bueno recordarlo) de Argentina: Gran Bretaña. Ya tenían, como ahora, sus “Thinks Tanks” que elaboraban sus slóganes e ideologías (Ahora aborto, homosexualidad y liberación de la droga son sus temas).
      
2. Heydrich no tuvo ningún problema en la Armada Alemana por su presunto origen judío, solo presente en la febril y ficcional imaginación de Varguitas. Fue un oficial destacado y fue separado de la misma a raíz de una intriga causada por la familia influyente de una novia despechada ante el anuncio de Heydrich que contraería enlace con otra que luego sería su esposa y con la que constituyó una feliz familia. Sorprendente hasta el delirio es el Reich alemán que nos pinta el alucinado escriba peruano-español, con una racista Kriegsmarine que expulsa a los judíos y unas tolerantes y ecuménicas SS que los incorporan a sus filas.
        
3. El gobierno de Heydrich en Bohemia y Moravia fue excelente. Era muy popular entre la población. Había mejorado la calidad y cantidad de  la alimentación en esos difíciles tiempos de guerra donde existía el racionamiento y había implementado, para los mas necesitados, la donación de vestuarios y calzados. Como soldado que era había combatido férreamente a bandas delictivas que actuaban al margen de la ley, contrariando la Convención de Ginebra y el Tratado de La Haya, desplegando actos de terrorismo y asesinando soldados alemanes. Eran los partisanos, espías, saboteadores y francotiradores. Por esos logros iba a ser trasladado a Bélgica y la Francia ocupada para que empleara sus reconocidas y exitosas técnicas de aislar de la población a los terroristas, que éstos no fueran dentro del pueblo, como en la descripción que luego hiciera Mao, “como el pez en el agua”.
        
4. Sólo la magnífica ignorancia de Varguitas puede decir que Heydrich se jactaba de haber logrado la germanización de Eslovaquia pues el militar alemán no tenía ninguna autoridad ni injerencia sobre ese país, que gozaba de un gobierno independiente a cargo del obispo católico, monseñor Jozef Tiso. La católica Eslovaquia que por la fuerza había sido sometida por los demócratas vencedores de la Primer Guerra Mundial a integrar el estado inventado de Checoeslovaquia (Tanto es así que hoy en forma voluntaria se ha disgregado) aceptaron alborozados su liberación de la masonería checa y se sumaron con su ejército a la cruzada contra el materialismo ateo. Tiso fue asesinado luego de una parodia de juicio, con condena previa al mismo, dispuesta por Truman, Stalin y Churchill. Fue un mártir católico que espera se le abra proceso de canonización.
          
5. Que Heydrich era popular en Bohemia y Moravia lo demuestra el hecho que todos los días hiciera sin ningún tipo de custodia el viaje desde su domicilio en el castillo de Jungfern-Breschan hasta sus oficinas en Praga y el regreso, unos 40 kilómetros aproximadamente, sin ningún tipo de custodia y en un auto Mercedes descapotable, al descubierto y sin ningún tipo de blindaje. Y eso en tiempos de guerra. Que diferencia con nuestros dirigentes democráticos, partidócratas, empresarios, sindicalistas y artistas, que se rodean, en tiempos de paz, de una numerosa custodia de guardaespaldas y matones, utilizando vehículos blindados hasta en sus vidrios.
Abonando lo dicho sobre la popularidad de Heydrich, es una ciudadana checa la que le brinda su primer auxilio cuando cae herido en el piso.
         
6. No fue el masón del ex presidente Benes sino otro, Winston Churchill, el que dispusiera el asesinato de Heydrich. Benes era un simple títere que solo cumplía órdenes del Gran Oriente. El objetivo principal de Churchill era que como reacción ante el crimen los alemanes producieran represalias en la población checa y que como consecuencia de ellas los ingleses pudieran reclutar mas sicarios para su accionar terrorista. Éste con esas acciones criminales y con el bombardeo sobre la población civil alemana (bombardeo estratégico), sólo el de Dresde provocó 300.000 muertes de mujeres, niños y ancianos, si se debía haber ganado con justicia el apodo de “El Carnicero de Londres”.
            
7. Tampoco fueron los checos los que prepararon a los asesinos como dice el imaginativo Varguitas. Fue admitido por los propios ingleses que el Special Operations Executive (SOE) fue el que los entrenó, el transporte estuvo a cargo de la Royal Air Force (RAF) que proporcionó un bombardero Halifax tripulado también por ingleses y las armas que utilizaron fueron subfusiles Sten Mark II y granadas antitanques N° 73 (Británicas) y pistolas Colt Cal. 45 (11,25 mm) norteamericanas.
         
8. Tampoco fueron dos individuos los encargados de la muerte de Heydrich como relata el ultraprogresista marido de tías y primas hermanas. Se trasladó desde Londres todo un equipo de asesinos, unos nueve por lo menos, a los que se agregó la red local al servicio de Inglaterra. Los terroristas involucrados mas directamente con  el atentado fueron tres, uno que señaló el paso del vehiculo, otro que intentó disparar una ráfaga con la Sten (se le trabó) y el tercero que lanzó sobre las espaldas de la víctima la granada antitanque cuyas heridas le causaron finalmente la muerte.
          
9. La enternecedora descripción que hace el “escribidor” y profeta del NOM de los dos, supuestos por él,  únicos asesinos, Gabcik y Kubis, dos lumpenes mercenarios que habían pertenecido a la Legión Extranjera Francesa, “eran dos muchachos humildes, provincianos y sencillos” raya en lo folletinesco. Parece calcada de la que salió en “El Descamisado”, órgano de la Banda de Delincuentes Marxistas Montoneros, describiendo a los asesinos del dirigente sindical Augusto Timoteo Vandor quienes eran tan pobres y sencillos, tan humildes, que tuvieron que ir en un colectivo para llegar al lugar del crimen e incluso hacer una colecta para pagar los pasajes.
             
10. Una de las tantas omisiones de Varguitas es explicar que la red local cómplice del asesinato estaba nucleada en torno a la autodenominada Iglesia Ortodoxa de Checoslovaquia, manejada desde Belgrado, Serbia, y que fue creada en 1918 luego de la destrucción del Imperio Austrohúngaro para debilitar a la Iglesia Católica Apostólica Romana, religión oficial de ese Imperio. Evidentemente aquí está la mano de la masonería y de Inglaterra que dirigía la Logia La Mano Negra y Serbia, ejecutores y entrenadores, respectivamente, de los asesinos del príncipe heredero del católico imperio habsbúrgico que originara la Primer Guerra Mundial. Las técnicas de consumación son muy similares al del caso Heydrich…
La secta ortodoxa estaba dirigida por el sacerdote católico apóstata, Matej Pavlik, quien fue entrenado en Belgrado por los serbios quienes para satisfacer su ambición le dieron el título de “obispo” de la nueva iglesia y cambió su antiguo nombre por el de Gorazd. Integraban también la célula terrorista los “sacerdotes” Vladimir Petrek y Vaclav Cickl y varios catecúmenos laicos, entre los que se destacaba por su peligrosidad Jan Sonnevend.
Le proporcionaron al comando importado “casas seguras” para su ocultamiento y por último la propia sede que tenían por Catedral, denominada “Santos Cirilo y Metodio”, lugar donde los detectó la inteligencia alemana y los abatió, aunque algunos se suicidaron (Vieja técnica de los terroristas utilizada hasta en la Argentina) para no ser capturados. Alias “Gorazd”, Petrek, Cickl y Sonnevend fueron sometidos al correspondiente Consejo de Guerra y en cumplimiento a las disposiciones internacionales sobre terrorismo y partisanos, fueron condenados y ejecutados.
Cabe consignar que la catedral-madriguera fue anteriormente una Iglesia, bajo el nombre de San Carlos Borromeo, de la que fuera despojada la Iglesia Católica y que en 1918 la masonería imperante, vencedora en la guerra, había dado en cesión a la secta ortodoxa.
               
Y no agrego más ficciones de Varguitas para no cansar al lector de estas líneas. La fantasía calenturienta del novelista es interminable. Sus servicios le han aparejado infinidad de recompensas. Ecuménicas recompensas que atraviesan el mundo, desde la Universidad Hebrea de Jerusalén hasta la jesuita Universidad de Georgetown, decenas de doctorados, un Premio Nobel. Claro está que eso será mientras viva, un tiempo después de su muerte nadie se acordará de él excepto sus agradecidos y opulentos herederos. Porque de Cervantes o Shakerspeare Varguitas no tiene nada. Según su Tía Julia escribe con una base de datos que tiene en su computadora referentes a distintas escenas que luego adapta. Es un escritor electrónico del pintar, copiar y pegar. Y por supuesto alcahuetar a los amos del mundo. Quizás lo que necesita esta lamentable y estéril época. Hoy si por un milagro viniera al mundo otro Lope la plebe lo llenaría de insultos y se pronunciaría a favor de Varguitas o cualquier otro de su misma laya. Porque la plebe siempre está a favor de Barrabás.
                
Una última y sencilla crítica, tanto para el “escribidor” como para la progresista “La Nación”. Ambos deberían colocar al pie de sus notas la leyenda que usaron tanta olvidables producciones hollywoodescas que tienen grandes afinidades con el novelista y con el diario, ya que proceden de la misma cocina: “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.              
        
Fernando José Ares

             

3 comentarios:

CabildoAbierto dijo...

Cuánto nos alegra la “reaparición” de nuestro tan querido y sabio camarada. También la pluma puede ser imperial.

Anónimo dijo...

Agradezco mucho el inmerecido y muy bello elogio. Encierra un valiosísimo concepto, un estilo de vida, expresado en solo cuatro palabras. Solo un poeta, de los muy buenos, puede hacerlo.
De nuevo, muchas gracias.
Fernando José Ares

Anónimo dijo...

Estimado sr. Ares:

desearía me haga saber alguna buena bibliografía sobre la ocupación alemana de Bohemia-Moravia, especialmente en lo concerniente al gobierno de Heydrich.

Muchas gracias.

Alberto