miércoles, 14 de marzo de 2012

Marzo: Mes de Rosas

  
PADRE DEL AULA,
EL SEÑOR RESTAURADOR
      
“La educación pública no solamente debe perfeccionar la razón, sino garantizar el orden religioso, social y político del Estado, ya que con ella se echan los fundamentos del espíritu nacional […]
   
El descuidar la enseñanza de la doctrina cristiana, conforme a la Fe y a la Moral de la Iglesia Católica, es una escandalosa omisión que necesariamente debe producir muy fuertes consecuencias sobre el orden y la tranqulidad pública”
   
Decreto de Juan Manuel de Rosas del 26 de octubre de 1844
  

lunes, 12 de marzo de 2012

Internacionales

¿“INDIGNADOS”?
¿O MEROS SACRÍLEGOS?
  
  
A diferencia de los casos, por nimios y equívocos que parezcan, a los que pueda señalárseles la temible sospecha de antisemitismo, el agravio perpetrado contra templos e imágenes de nuestra fe ya no mosquea a nadie en el judaizante occidente ex-cristiano. Y si bien es sabido, como lo observó alguien hace ya casi un par de siglos, que “un pisotón sufrido por un judío en Varsovia repercute, levantando ayes y quejidos, aun al otro lado del Atlántico” —tan susceptible la judería, y tan dueña de los medios de divulgación— horroriza comprobar que poco y nada se publique sobre satánicas arremetidas como aquella que sufriera el pasado 15 de octubre la Iglesia de los Santos Mártires Marcelino y Pedro, en la mismísima Roma, a manos de manifestantes contra la crisis económica global.
  
Barajemos ese par de meditaciones que la ocasión impone, no nuevas pero necesarias de entonar. Y la primera, sobre el orbitalmente celebrado movimiento de los “indignados”. No se trata de los “humillados y ofendidos” de otrora, aquellos campesinos hambreados que la novelística rusa del decimonono nos retrata como una informe fuerza social que, pese a sus penurias, todavía puede refugiarse en su piedad ancestral y en el buen sentido. Acá lo que tenemos es la marea de las clases medias despojadas de sus vanas prerrogativas habituales, reas de una sensibilidad degenerada por el hedonismo de décadas que, comprobada la evanescencia de las promesas analgésicas del capitalismo tardío, ávidas de seguir prendidas a la teta hasta el sepulcro, atinan al fin a clamar su descontento. O sea: vastos contingentes cuya insensatez los vuelve dóciles a los ideólogos de la Revolución. No es cierto que les duela la inmoralidad de sus políticos, ni la injusticia social que —en virtud de las leyes intrínsecas de un sistema que es aberrante por donde se lo mire— viene cobrándose víctimas de a millones en toda la latitud del globo mucho antes de que éstos se indignaran. Penan, a lo más, al reconocer como inexorable la caída en el consumo de bienes superfluos, así como no penaron cuando se les quitó el Único Bien Necesario.
  
Entonces toman la iniciativa de levantar la voz. A los capitanes se los reconoce por sus insignias: el arete en el naso, en los belfos; el ombligo al descubierto —símbolo de la mirada voluntariamente parcial, monocular, ventral incluso—; las greñas aglutinadas por la mugre. Un conjunto que, al menos por lo sub-humano de sus manifestaciones, remite a aquella “marca de la bestia” de que nos habla la Escritura. Ni faltan, para mayor oprobio de unos y otros, aquellos vejetes inmaduros a sumarse a la comitiva presidida por niñatos. Porque se trata de jovencitos sin cultura, sin historia, que asumen —hundidos en la tribalidad más nuda— ese liderazgo que su natural les niega. Tanto ignoran las causas reales de esta repentina ruina que padecen, que podría suponerse más dotado de agilidad mental el tatú carreta, gravado y todo por su embarazosa armadura, que estos jóvenes libres que visten poco más que sus tatoos.
  
La segunda consideración nos llenaría de perplejidad, si no versara sobre cosas ya previstas. La llamada “burbuja financiera”, que a través de una inmoderada cesión del crédito produjo una revalorización compulsiva de los bienes de capital, deja afuera de la sociedad a los hombres no aptos para volverse meros agentes de la multiplicación del dinero, a aquellos que no saben complicarse en el vértigo de la cotidiana reproducción de la riqueza. La masa de los destinados a las tinieblas exteriores del régimen es siempre creciente a causa de la sofisticación también creciente de los mecanismos, y a causa de la tensión (ardua de sostener) que se crea entre lo real y su valor monetario. Esta turbulencia inherente al capitalismo es consecuencia del pecado de idolatría, es decir, debe entenderse como la incidencia de una causa espiritual en el comportamiento de los mercados. Y como esta turbulencia —crisis— frustra las aspiraciones de los más y provoca angustia, se resuelve a la postre en violencias de todo género.
  
Espasmos de violencia arbitraria, fusibles de un régimen “intrínsecamente perverso” son las múltiples formas de criminalidad en auge, incluso las legalizadas o en vías de legalizarse, como el aborto. Los nuestros son tiempos en los que el hombre, ansiando liberarse, se encadena trágicamente aún más, arrastrando a muchos con él.
  
En este marco tenebroso, la profanación gratuita de la Iglesia de los Santos Marcelino y Pedro cuando los reales destinatarios de la protesta eran los banqueros, nos remite a aquella que la historia eclesiástica retiene como la primera persecución, bajo Nerón. Arrasada Roma por las llamas, el déspota emperador dispuso aliviar el malhumor general y las sospechas hacia su persona habilitando alojamiento para los millares de damnificados por el fuego, entregando el trigo a tasas diferenciales e incluso regalándolo. Ninguna dádiva bastaba a satisfacer el deseo compensatorio de la plebe airada. Entonces fue cuando maquinó echarles la culpa del siniestro a los cristianos, con las sangrientas consecuencias ya conocidas: sólo así se aplacó el monstruo desbocado. Esta absurda y fatal imputación, reiterada en adelante como estribillo para explicar misteriosamente las malandanzas del imperium, fue la que motivó a San Agustín a redactar “La Ciudad de Dios”.
  
Nosotros podremos suponer factible y próxima la síntesis de liberalismo y colectivismo, cuando las tensiones sociales acumuladas amenacen con arderlo todo. Acaso entonces Pandora soltará el último de los males de su cofre: un régimen de consumismo tan barbárico y voraz, que se borrarán de hecho las fronteras de tuyo y mío. Un totalitarismo cual no lo hubo ni lo habrá, exigido a viva voz por la mayoría. Y aunque todos sean satisfechos, subsistirá la frustración, fruto de la idolatría. Y la persecución se cebará en aquellos “que todavía guarden los mandamientos de Dios y el testimonio de su Unigénito”.
  
Flavio Infante
  

domingo, 11 de marzo de 2012

Sermones cuaresmales


DE LA BATALLA INTERIOR DEL ALMA


Estaba Jesús expulsando un demonio, y aquel era mudo. Sucedió que cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron.
Pero algunos de ellos dijeron: Por Belzebub, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios.
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.
Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino? Porque decís que yo expulso los demonios por Belzebub. Si yo expulso los demonios por Belzebub, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros; pero si llega uno más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: "Me volveré a mi casa, de donde salí." Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.
Sucedió que estando él diciendo estas cosas alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: ¡Bienaventurado el seno que te llevó y los pechos que te criaron! Pero él dijo: Bienaventurados más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.


La Santa Iglesia, que en el primer Domingo de Cuaresma nos propuso como tema de nuestras meditaciones la tentación de Cristo en el desierto para arrojar luz sobre la naturaleza de nuestras propias tentaciones y sobre cómo tenemos que superarlas, hoy nos hace leer un pasaje del Evangelio cuya doctrina tiene por objeto completar nuestra instrucción respecto del poder y de las maniobras del demonio.

Hemos llegado de este modo al llamado Domingo de los escrutinios.

En la iglesia primitiva, desde este día comenzaba para los catecúmenos un nuevo período en la preparación para el Bautismo.

Esto se debía a que las ceremonias compiladas actualmente en el rito bautismal, se celebraban entonces repartidas en distintos días.

Un día como hoy tenían lugar los exorcismos.

Comprendemos, por lo mismo, que se lea como Evangelio el pasaje del endemoniado.

Estaba Jesús expulsando un demonio, y aquel era mudo. Sucedió que cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo…

¡Con qué gozo oirían los catecúmenos este pasaje evangélico! Veían, en efecto, retratado en él lo que invisiblemente acababa de tener lugar en sus almas exorcizadas.

Apropiémonos de su alegría. También nuestras almas, mudas por la muerte espiritual, sintieron el día de nuestro Bautismo la virtud de la palabra divina que conjuraba al diablo: Sal de ella, espíritu inmundo, y da lugar al Espíritu Santo Paráclito, dijo el sacerdote…

Y el espíritu mudo huyó, y pudimos articular palabras de vida eterna…

¡Qué felicidad!

No perdamos don tan precioso.

No seamos mudos para el Cielo. Que nuestra conversación posea siempre la altura que conviene a hijos de Dios. Que nuestros ojos estén siempre elevados al Señor.

@ @ @

Y las gentes se admiraron. Pero algunos de ellos dijeron: Por Belzebub, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios.

Jesús aparece en plena lucha con los escribas y fariseos. Éstos, no pudiendo negar la autenticidad de los milagros del Señor, acuden a un último recurso para desacreditarlo: los achacan a virtud demoníaca.

Jesús, con suma mansedumbre, les replica con un argumento ad hominem.

Los tiros de aquellos hombres perversos se dirigían a negar que el Reino de Dios había ya llegado a ellos; el Señor les dice: Si lanzo los demonios en virtud de Belzebub, resulta que Belzebub pelea contra sí mismo; y como todo reino dividido se derrumba; luego, el reino del demonio viene ya a tierra, para dar lugar al Reino de Dios.

Mas, ¿con qué derecho decís que lanzo los demonios en nombre de Belzebub? ¿No se podría decir otro tanto de vuestros exorcistas?

Si, pues, con el dedo de Dios lanzo los demonios, el reino de Satanás está vencido y ha llegado ya la hora del Reino de Dios.

¡Sí!; el Reino de Dios ha llegado ya a nosotros. Formamos parte del mismo. Somos hijos de la luz...

Sigamos, pues, el consejo de la Santa Madre Iglesia: Andad como hijos de luz. El fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad. Sabed, y tened entendido, que ningún fornicario e impúdico tendrá cabida en el Reino de Cristo y de Dios.

Durante la Cuaresma, debemos aprovechar para reparar el pasado y para asegurar el futuro; ahora bien, no podríamos hacer lo primero ni defender eficazmente el segundo, si no tuviésemos ideas claras y sanas sobre la naturaleza de los peligros en los que hemos sucumbido en el pasado, y sobre aquellos que nos siguen amenazando para el futuro.

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El que no está conmigo, está contra mí. Jesús señala, con frase gráfica, la secuela de uno y otro reino.

No hay en asunto tan trascendente terreno neutral; se pertenece a Cristo o a Belial, o se recoge o se desparrama. El que se decida por Cristo, ingresará en el Reino de la luz; quien no lo siga, continuará sometido al Príncipe de las tinieblas.

Esta vida es un campo de batalla. Cristo y Belial pretenden prosélitos.

San Ignacio, en su meditación de las Dos Banderas, ha sabido dar plasticidad a esta idea.

El ejército de Satanás tiene plantados sus reales en Babilonia; el ejército de Cristo Rey, en Jerusalén.

Cristo está sentado sobre un trono de luz; Satanás impera entre llamas y columnas de humo asfixiante.

Los soldados de Cristo pelean con la Cruz; lo soldados de Belial se valen de las pasiones y de la concupiscencia para ganar terreno.

La recompensa de los primeros es el Cielo, la del ejército de Belial, la muerte eterna.

¿Quién diría que Satanás podría lograr halagar con tan terrible galardón? Y, no obstante, triunfa y se envalentona, porque los mortales somos tan necios, que preferimos un gozo presente, aunque lleve a un fin desgraciadísimo, que la felicidad eterna, si para llegar a ella se nos exige pasar por el estrecho callejón de la abnegación…

¡Oh, inaudita locura! ¡Oh, necia insensatez!

Que no sea así de nosotros. Prometamos seguir y luchar en las filas de Cristo Rey, haciendo honor a nuestro Bautismo.

Ya renunciamos un día a Satanás y a sus pompas; no queramos volvernos atrás de aquel juramento solemne. Seamos fieles a su Bandera hasta morir.

Los antiguos liturgistas y los autores espirituales han reconocido un trazo de la sabiduría maternal de la Iglesia en el discernimiento con el que se ofrece hoy a sus hijos esta lectura, centro de las enseñanzas de este Domingo.

Seríamos, en efecto, ciegos y miserables, si, estando rodeados de enemigos empeñados en nuestra destrucción y muy superiores a nosotros en fuerza y habilidad, no pensásemos en su existencia y maldad.

Si hay una época del año en que los fieles deben reflexionar sobre lo que la fe y la experiencia nos dice acerca de la existencia y las operaciones de los espíritus de las tinieblas, es sin duda ésta, durante la cual debemos reflexionar sobre las causas de nuestros pecados, sobre los peligros de nuestra alma, y sobre los medios de protección contra las recaídas y los futuros ataques.

@ @ @

Después de la predicación del Evangelio, el poder de Satanás sobre los cuerpos se vio restringido en los países cristianos en virtud de la Cruz; pero retoma fuerza, si disminuyen la fe y las obras de piedad cristiana.

De allí todos estos horrores diabólicos revolucionarios que, con diversos nombres más o menos científicos, se cometieron primero en las sombras, luego fueron y son aceptados en parte por la buena gente, y presionan hoy para destruir la sociedad.

Cristianos de hoy, recordad que habéis renunciado a Satanás, y tened cuidado de que una ignorancia culpable os conduzca a la apostasía.

No es una fantasía o ficción a la que habéis renunciado en la pila bautismal el día de vuestro Bautismo; es a un ser real, formidable, y del cual Jesucristo nos dice que es mentiroso y asesino desde el principio.

Pero, si bien debemos temer al terrible poder que puede ejercer sobre el cuerpo, y no tener ninguna participación en las prácticas que el demonio preside (iniciación al culto al que aspira), también debemos temer, y con mayor razón, su influencia sobre nuestras almas.

Volveré a mi casa, de donde salí. La lucha tiene lugar en el interior del alma. Allí se dan las más espantosas batallas, aunque de fuera no se perciba el choque de espadas, ni el estruendo del cañón.

Toda condescendencia hecha a la pasión chillona, es un palmo de terreno robado a Cristo.

Cuando Lucifer logra que la concupiscencia domine y venza a la Cruz, aherroja al alma y hácela su prisionera; la lleva a su campo y la constituye en número activo de su reino.

Esto sucede cada vez que se comete un pecado mortal.

¡Con qué cuidado andaríamos, si tuviéramos conciencia viva de esta tremenda realidad!

Asimismo, cuando el cristiano comete un pecado venial, no se atreve a expulsar a Cristo de su alma, pero le quita terreno y lo cede al demonio.

@ @ @

Cristiano, si pensaras en ello, te detendrías un tanto antes de dejarte llevar de tus debilidades, antes de condescender con tus pasiones, con los deseos menos santos de tu naturaleza.

Sírvate esta consideración de serio aviso.

Da hoy una mirada a tu interior. Examina si reina enteramente allí el Príncipe de la Luz, o si hay algún rinconcito reservado al tirano de las tinieblas.

Recuerda que antes del Bautismo pertenecías al demonio, que cual hombre valiente bien armado guardaba aquella su casa. Pero llegó otro más fuerte que él, Cristo Jesús, que lo asaltó, lo venció y lo desarmó.

Considera la lucha de la gracia que Dios tuvo que emprender para arrancarle tu alma de sus garras.

Desde ese momento no había temor para ti, mientras tú mismo no abrieras la puerta al demonio, mientras no te entregaras, voluntariamente, a su esclavitud, ya que el Más fuerte te guardaba.

¿Cuál ha sido tu proceder? Si, por desgracia, has estado ya nuevamente bajo el poder del príncipe de las tinieblas, llora tu iniquidad, y confiando en la misericordia divina, clama con corazón humilde y contrito al Señor.

Mas, si has tenido la gracia de conservar en todo momento para Cristo el terreno de tu pequeño reino, dale gracias y anda prevenido, no te suceda que el demonio pruebe asaltarte con un escuadrón de espíritus peores que él, y te derribe; y venga a ser tu postrer estado peor que el primero.

@ @ @

Oponte también a que el demonio ocupe ningún rincón de tu alma. Toda ella debe ser de Cristo. No es cualquier cosa lo que esto exige: te costará seguramente grandísima violencia; pero lucha es la vida, y en pie de guerra nos debe encontrar la muerte.

En estos días, la Iglesia nos ofrece todos los medios de superar al demonio: el ayuno, unido a la oración y a la limosna.

Pero no creas que tu enemigo haya sido destruido. Está irritado; la confesión y penitencia lo ha expulsado ignominiosamente de su dominio; y él se comprometió a hacer todo lo posible para volver allí.

Teme, pues, una recaída en el pecado mortal; y para afirmar este saludable temor, reflexiona sobre las palabras del Evangelio de hoy.

El demonio no se resigna a quedarse lejos de la presa que codicia. El odio lo impele, como en el principio del mundo, y se dice: tengo que regresar a mi casa, de donde salí. Pero no vendrá solo, quiere triunfar; y para ello traerá con él, si es necesario, siete demonios más perversos.

¡Qué terrible situación se está preparando para nuestra pobre alma, si ella no es vigilante, si no está fortificada, si la paz que Dios le ha dado no ha sido una paz armada!

Si quieres la paz, prepárate para la guerra…, decían los antiguos… Y hoy nos predican un pacifismo cómplice y traidor…

Temamos, pues, una recaída; y para asegurar nuestra perseverancia, sin la cual sería de muy poca utilidad estar por unos días en la gracia de Dios, vigilemos, recemos, defendamos las murallas de nuestra alma, no renunciemos la batalla.

Y el enemigo infernal, desconcertado por nuestra capacidad de combate, partirá llevándose a otra parte su vergüenza y su rabia.
   
Malleus Mendacium
  

sábado, 10 de marzo de 2012

Poesía que promete

ROMANCE DE ABDELACID
A Su Alteza Imperial el Jalifa.
  
  
— No llores, Abdelacid
No llores, que vas a España.
Que el fusil te lo da Franco
Y en el fusil, su palabra
Y está el jardín del Profeta
Al otro lado del agua.
Ya están, girando, las hélices
Ya en el avión te embarcas
Ya vuela sobre las nubes
La flor morena del África.
  
— ¿De quién son esos tejados
Y esa huerta regalada?
¿De quién esas azoteas
Entre la niebla rasgada?
  
— Esos tejados, buen moro,
Son la ciudad de Granada.
  
Sus ojos mirando al suelo
Se le llenaban de lágrimas.
Los regulares de Ceuta
Llevaban pardas chilabas.
  
— ¿Dónde está Córdoba, amigo,
Mi Córdoba entre naranjas?
  
— Los rojos la están cercando,
Casi la tienen ganada.
  
— ¿Por qué no vuela este pájaro,
Por qué no mueve las alas?
  
Bajo los roncos motores
Sonaban tenues campanas
Que llegaban a Sevilla
Jazmín y remo, en el agua
Barcos de Guadalquivir
El limonar del Alcázar
Y en los turbantes la sombra
Antigua, de la Giralda.
  
. . . . . . . . .
  
— ¿Harás el thé en las trincheras
Abdelacid, por España?
Platerillo de Tetuán,
Babuchero de sus plazas
El que vendió las ajorcas
Desde Arcila a Casablanca
Y en Fez, no estudió el Korán
Porque Fez no era de España.
  
— Sé, que caerás una noche
Y Alá sabe en qué batalla;
No sé si será en Toledo,
En Oviedo la cercada,
O te helará, con la luna,
La Ciudá-Universitaria.
Pero sé, que está tu cuerpo
Defendiendo mis campanas,
Mis libros de El Escorial
Y mis Custodias labradas.
Que al otro lado del monte
Los hombres sin Dios, te aguardan
Con tanques de oro judío
Y cien banderas de Asia.
Si mueres, Abdelacid,
Sobre estas tierras de España
No, el zoco chico de Tánger
Celebrará tus hazañas
Ni el domador de serpientes
Cantará, solo, tu fama.
  
Los poetas de Castilla
Te dirán con lengua brava:
“También tienes tu lucero,
Español de piel tostada”.

  
Agustín de Foxá
Conde de Foxá
  

viernes, 9 de marzo de 2012

Mirando pasar los hechos


FALACIA Y DESCREIMIENTO
  
  
TALUD MENTAL
  
Lo ocurrido en la ceremonia inaugural del Congreso desalienta el análisis en profundidad, por de pronto al confirmarse la absoluta vigencia del Régimen falaz y descreído. Incluso al borde del abismo, la Presidenta ha confesado sentirse Napoleón sin inquietar al auditorio. Tras disertar kilométricamente al mejor estilo marxista, por momentos en tono de entrecasa y dialogando mano a mano con alguien. Es cierto frente a un recinto feliz, colmado de legisladores en plena degustación de sus dietas macrobióticas. Para mayor emoción, si cabe, con la presencia —muy celebrada por ella— del juez extranjero especialista en derechos humanos o inhumanos, recién expulsado por delincuente. Acompañando a las Madres de la Plaza de Mayo activistas de la turbia Fundación, como siempre en libertad incondicional. Todo animado por el coro estable de La Cámpora.  De tal modo resplandecía el templo de la Democracia, que siempre supo acompañarlo a “él” en sus arrebatos terroríficos. Desde el pertinaz pisoteo institucional y social, con gruesas evaporaciones del erario, hasta los ataques irreligiosos —personalizados  y “legales”— más la persecución a muerte de los ex combatientes contra el terrorismo.
  
IGUALISMO
  
De igual modo, el celoso Poder ha continuado complaciendo las veleidades de ella, especialmente desatadas en interminables vuelos fastuosos por todo el orbe. Ya adquiriendo el Tren Bala, ya el departamentito en New York o alhajas, vestidos, carteras famosas y prestigiosos zapatos en profusión. A costa de cualquier sacrificio; como les consta mucho a los sufridos usuarios del ferrocarril y a los “beneficiarios” de la ANSES. Para concluir el aterrizaje en generosas promulgaciones históricas; como su ley de Matrimonio Igualitario, equiparando el normal enlace entre varón y mujer con los apareamientos anormales y estables. Visto lo cual resultó muy normal que se diluyeran las expectativas del diálogo con un Parlamento mudo y ahíto de dietas epicúreas.
  
ABANICO CORSO
  
Aunque algo sensacional vino a llenar el vacío, supliendo con creces la frustración. Entre conatos de ira, fustigaciones a los maestros —por haraganes— y lágrimas evocativas de un romance concluso, ella expuso el abanico de sus proyectos napoleónicos. Divorcio exprés; concubinato asegurado; fertilización artificial y alquiler de vientres. Porque —recalcó con énfasis— “en realidad lo que estamos haciendo es completar y proteger definitivamente a la familia y a los menores”…
  
Casimiro Conasco
Marzo de 2012
  

miércoles, 7 de marzo de 2012

Internacionales

KADDAFI:
JUSTICIA Y VERDAD
  
  
Redactamos estas líneas movidos por el amor a la verdad y la justicia. Es una obligación como católicos condenar el brutal asesinato de la persona humana Muhammar Kaddafi.
  
Las brutales imágenes de los videos que tuvimos el triste privilegio de observar, mostraron un magnicidio con plasticidad demoníaca. En los minutos de la transmisión, se pudo apreciar al ex jefe ya vacilante que, en determinado momento, se pasa la mano por su rostro totalmente ensangrentado al igual que los jirones empapados de lo que había sido su camisa.
  
Más tarde los grupos arremolinados le tiraron  del cabello y le hicieron mover la cabeza de arriba hacia abajo golpeándolo. Gritaron, aullaron, haciendo fuego con sus ametralladoras. La cámara mostró entonces al infeliz condenado. Era un guiñapo en medio de la más baja de las pasiones: el odio. ¿Dónde estaban los derechos humanos de aquel desdichado? Luego, sus ojos fijos y como perdidos. Tal vez en ese momento el Dios piadoso lo había llamado a comparecer.
   
Todo esto es lo que nos horrorizó hasta el extremo. Se ha afirmado, con razón, que detrás del “joven con el revólver de oro” (quien habría dado el tiro de gracia) y entre la masa de cipayos había expertos asesinos profesionales.
  
Las imágenes de Kaddafi linchado por una turba feroz se ha difundido para de mostrar que en Libia hubo una rebelión popular. Versión simplista adjudicable sólo a las potentes “armas de destrucción masiva”. Así lo demostró, el 21 de octubre, el diario británico “The Telegraph” en reconstrucción documentada de los acontecimientos. La verdad está centrada en el accionar de los agentes de la CIA y el Servicio Secreto inglés M16 que operaron en Libia y se pusieron de acuerdo para capturar al berebere quien, contra toda lógica, había escapado a los bombardeos masivos de la OTAN. Una comunicación del coronel-objetivo, fue interceptada, dando la certeza de su ubicación con un convoy en la zona de Syrte. La columna fue atacada por un Predator yanqui con base en Signorella (Sicilia) con personal especialista en sensores que se encontraban en Estados Unidos a más de diez mil kilómetros de distancia. Luego Cazas Bombarderos Mirage franceses, llevando bombas de quinientas libras y municiones guiadas dieron fin al operativo. La OTAN jaqueó a Kaddafi al que condujeron hacia los “milicianos” de Misrata cuyo odio bestial observamos en los videos.
  
Lo expresado hasta aquí no es un intento de presentar purificado a quien fuera en vida Jefe de Libia durante décadas. Nuestra posición de católicos y nacionalistas nos obliga a presentar al lector algunas cuestiones a tener en cuenta y que siempre nos pusieron a distancias astronómicas del jeque mahometano asesinado.
  
En primer lugar, sus vinculaciones con el terrorismo que azotó la tierra Oriental de la Patria Grande. He aquí unos datos históricamente verdaderos. Cuando terminaba la década del ‘80, los Tupamaros se contactaron con Kaddafi. Así lo señala el politólogo Adolfo Garcé en su libro “Donde hubo fuego” en el cual expresa que en septiembre de 1989 un grupo de Tupas visitó Libia para participar en los festejos del vigésimo aniversario del Régimen. Esas semanas fueron aprovechadas para ser entrenados militarmente.
  
Pero hay más. Veamos el estudio realizado por Federico Leicht, y que éste titulara “Cero a la izquierda”. Allí se da la noticia de que el ex Ministro de Defensa Luis Rosadilla junto a Jorge Zabalza y Julio Marenales (todos Tupas de primer nivel jerárquico) fueron recibidos por Kaddafi, a quien le expusieron las necesidades de financiación para el “Movimiento de Liberación”.
  
“Zabalza afirmó que su objetivo era recibir entrenamiento pero que eso no se concretó” (información aparecida en la revista “Búsqueda”, de octubre del 2011).
  
En la citada publicación, y ya en el mes de marzo último, el senador tupamaro Ernesto Agazzi declaró: “Fueron —a Libia— compañeros y nos hicieron informes. Recorrieron zonas con nuevas instalaciones de riego y nos trajeron la visión de la importancia de la religión” (sic).
  
Con respecto a la Argentina hay que decirlo con voz clara y tonante.  Kaddafi apoyó el terrorismo marxista de manera explícita. Cuando el “Ejército Revolucionario del Pueblo” dominó la Provincia de Tucumán y la declaró “zona liberada” pidió el reconocimiento internacional. El único país que lo hizo fue la Libia de Kaddafi. También son conocidas las relaciones entre éste y los Montoneros. Por eso, de viaje por Libia, hacia el 2008, Cristina le expresó su “admiración juvenil y generacional”, aclarándole al ministro Al Mahmoudi que “yo y el líder de su nación (Khadafi), hemos sido militantes políticos desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes con un sesgo fuertemente cuestionador al status que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse” (cfr. http://www.pagina12. com.ar/diario/elpais/1-115505-2008-11-23.html).
  
Ocurrido el asesinato, claro, la “cuestionadora del status” no tuvo una sola palabra de  repudio. Pero al poco tiempo haría las paces públicamente con el verdugo Barack Obama.
  
Realizadas estas precisiones políticas cabe mencionar el obvio problema teológico. El mahometanismo de Kaddafi es Enemigo de la Fe Católica. Por lo tanto, poco podemos dejar de lado las persecuciones y los asesinatos de nuestros hermanos en Cristo, que fueron, responsabilidad, esta vez, de quien se hacía llamar “El Guía hacia la era de las masas”. Nihilismo puro en marcha hacia el caos.
  
Veamos ahora la parte política de los poderes internacionales que organizaron y llevaron adelante la guerra para deponer al gobierno de Muhammar. Esa conspiración pública hay que calificarla con  sus auténticos nombres: vandalismo e infamia.
  
Ante todo subrayemos que estos dramas no son un producto de los días que corren. Todo ello proviene de los finales de la segunda guerra mundial. Repasemos sucintamente esa historia. Al promediar el año 1944 delegados de los Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión de Repúblicas Socialstas Soviéticas y China se reunieron en Dubarton Oaks, un distrito de Washington, para redactar la Carta del Nuevo Orden Internacional. Ese fue el documento que las naciones reunidas en San Francisco, en abril de 1945 para dar vida a las Naciones Unidas, se vieron compelidas a aprobar so pena de ser consideradas parias por los dueños del mundo vencedor del Eje.
  
Apareció en escena un tiránico poder mundial conformado por los Estados Unidos, la Gran Bretaña y la Unión Soviética a los que se agregó Francia. Ellos se ubicaban (hoy igual que ayer) por sobre la soberanía de los demás Estados de la tierra. El Consejo de Seguridad era y es su órgano más importante. El organismo tiene el rol de Señores de la Paz y de la Guerra. Toma sus decisiones “por mayoría calificada”. El voto en contra de cualquiera de los cuatro miembros permanentes actúa como veto dejando sin efecto lo resuelto.
  
El Dr. Danilo Zolo en el excelente trabajo “La Justicia de los Vencedores. De Nuremberg a Bagdad” escribe: “Ambas superpotencias (se refiere a los Estados Unidos y a la Unión Soviética) violaron repetidamente los principios de la Carta  de las Naciones protegiéndose y protegiendo a sus aliados con el uso sistemático del veto…”
  
Así se explica la impunidad de Israel que desconoce sistemáticamente las decisiones del plenario de la ONU. Todo es aceptado, incluso cuando la Asamblea condena los más brutales “asesinatos selectivos” o no, junto a los atropellos contra el pueblo mártir de Palestina y sus legítimos derechos. Las “intervenciones en Cuba (1961), Líbano (1958), Santo Domingo (1965), Granada (1983), Libia (1986 ), Panamá (1989) ,de los Estados Unidos, así como las de la URSS en Hungría (1956) y en Checoeslovaquia (1968) nunca fueron condenadas”.
  
La historia ha vuelto a repetirse. Una guerra inicua decidida entre gallos y medias noches con objetivos rastreros, como en un momento escribiera Karl Schmitt. Se está  produciendo una creciente feudalización del poder mundial, la soberanía pasa a residir en los grandes grupos de presión financiera, industriales y mediáticos. La OTAN como brazo armado, ha vencido en una guerra de ocho meses lanzando sobre Libia cincuenta mil bombas en diez mil misiones. Ellas despejaron el camino a las “turbas rebeldes” conducidas por los Servicios Secretos y Oficiales especializados en las operaciones del desierto y la costa.
  
La meta “humanitaria” de las oclocracias se ha cumplido. Libia y su petróleo están en el dominio de los criminales de guerra residentes en Washington, Londres y París. Kaddafi está muerto y ya no podrá traer problemas, revelando secretos no convenientes para las “plutocráticas y decadentes democracias”.
  
Con la globalidad vivimos un colapso ético generalizado. Nosotros tratamos de seguir con Fe, firmes en el  Buen Combate, porque la promesa está vigente: “las puertas del infierno no prevalecerán”.
  
Luis Alfredo Andregnette Capurro
  

lunes, 5 de marzo de 2012

Mirando pasar los hechos

DELIRIUM TRENES
     
MENTE CAPTUS
  
El espanto del tren homicida ha mostrado, tal vez como nunca, el derrumbe abismal de la República. Muchos habrían tenido la ingenuidad de encuadrar la debacle en el ámbito de las pesadillas, inquietantes pero pasajeras, sin advertir la verdadera profundidad del mal.
  
Concretamente, la nación adormecida por virulentos filtros ideológicos, ha caído en brazos de la locura gobernante. La peor demencia, como sabe la Historia. Enajenamiento grotesco, que de otro modo no exhibiría como una epopeya grandiosa, las atrocidades de los últimos 9 años. Locura timonera y desvanecimiento del pasaje. Sin esa conjunción no podría entenderse el aguante impávido desde el comienzo. Cuando Él inauguró su epopeya, confesando descarado en Monterrey —como un pícaro extranjero— ante los presidentes americanos, haber esfumado 600 millones de dólares santacruceños para “custodiarlos mejor” fuera de la Argentina…
  
ELOCUENCIA VULGAR
  
Sin tales ingredientes, tampoco habría tenido lugar la jactancia del Tren Bala (con jugosas erogaciones) anunciado por la heredera presidencial en festejo inaugural… O en tren de joda, como exclamara un chulo muy enojado.
  
Casimiro Conasco
Marzo de 2012
  

domingo, 4 de marzo de 2012

Poesía que promete

HIMNO DE VÍSPERAS
PARA EL TIEMPO DE CUARESMA

  
  
Oh bondadoso Creador: escucha
La voz de nuestras súplicas y el llanto
Que, mientras dura el sacrosanto ayuno
De estos cuarenta días, derramamos.
  
A Ti, que escrutas nuestros corazones
Y que conoces todas sus flaquezas,
Nos dirigimos para suplicarte
La gracia celestial de tu indulgencia.
  
Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
Pero estamos, al fin, arrepentidos,
Y te pedimos, por tu excelso nombre,
Que nos cures los males que sufrimos.
  
Haz que por la virtud de la abstinencia
Podamos dominar a nuestros cuerpos,
Y que, participando del ayuno,
No pequen más los corazones nuestros.
  
Oh Trinidad Santísima, concédenos,
Oh simplicísima Unidad, otórganos
Que los efectos de la penitencia
De estos días nos sean provechosos.
  
Francisco Luis Bernárdez
  
(Tomado de su adaptación del
“Audi, benigne conditor”, 
de su libro “Himnos del Breviario Romano”)
  

sábado, 3 de marzo de 2012

Editorial del Nº 94

LA FREGONA DE BUCKINGHAM
  
  
No sabemos a ciencia cierta si las actuales controversias sobre Malvinas responden al calculado montaje político del Gobierno para desviar la atención de una ciudadanía cada vez más castigada por los desaciertos cometidos, principalmente en los ámbitos de la seguridad pública y del bienestar económico. Sabemos sí, que no gobiernan políticos que delinquen, sino delincuentes dedicados a la política. Crápulas dispuestos a las peores acciones con tal de conservar e incrementar el poder. En tal sentido, nada podría sorprendernos que se manipulara una gran causa nacional con fines facciosos. Específicamente, que el kirchnerismo quisiera fraguar un 2 de abril democrático y pacifista, para eclipsar toda memoria del originario,cuyo perfil bélico y épico le repugna, según declara la presidenta, con insistente y apátrida frecuencia.
  
Sean cuales fueren las motivaciones reales u oscuras de esta trama, algunas aclaraciones se imponen, y no debemos callarlas.
  
Por lo pronto, que la versión oficial del 2 de abril de 1982 —cuya principal exponente es la misma Cristina Fernández de Kirchner— es una mentira escandalosa, funcional en todas sus partes a los intereses británicos. Si nuestra guerra justa no fue tal sino una prolongación del supuesto genocidio castrense, si no debe llamarse al hecho gloriosa reconquista sino invasión bajo los efectos de una borrachera, si el gesto recuperador careció de todo apoyo popular y sólo mediante el engaño de los medios se logró la masiva adhesion social, si nuestra patria es tan poca cosa como para confundir la realidad de su soberanía con la ficción mediática, si nuestro honor recuperado con sangre sólo fue un espejismo de las corporaciones periodísticas, si el único saldo de la honrosa contienda fueron más de cuatrocientos suicidios y una larga tanda de locos para los cuales el Estado dispone la creación de un hospital de salud mental, y si gracias a la rendición del 14 de junio tenemos plenitud democrática, no se necesita de Inglaterra para hundirnos en el oprobio. El enemigo ya tiene aquí su fregona y su fámula. Ya tiene quien le elabore la pieza del relato nativo que se acople exactamente al discurso de la Corona. Sirvienta tan dócil y atenta que aprendió a incorporar modismos ingleses a su verba tilinga, cada vez más reñida con la sintaxis y concorde con la histeria.
  
Cabe decir,en segundo lugar, que esta argumentación funcional al aparato británico, desplegada públicamente el pasado 7 de febrero desde la Casa de Gobierno, en el acto de firma del Decreto de Desclasificación del Informe Rattenbach, se completa con un razonamiento vil, cuya nocividad ya quedó probada en la historia argentina. Según el mismo, una guerra librada contra el extranjero bajo una dictadura, carece de legitimidad y de justicia. Sin la soberanía popular y la democracia —dice textualmente Cristina— no puede haber ningún otro gesto de soberanía. Amparados en esta turbia ficción liberal, los unitarios cometieron la felonía de desacreditar las contiendas internacionales de Rosas, y la traición de aliarse activamente con la extranjería. Para aquellos descastados ideólogos iluministas, como para la presidenta, “ningún acto de la dictadura podía ser revalorizado ni relegitimado”.
  
Agravia, pues,la lógica y la recta inteligencia del pasado nacional, que la viuda de Kirchner se haya permitido citar en abono de su postura a los reconquistadores de 1806 y 1807, al gaucho Antonio Rivero y al mismísimo Don Juan Manuel de Rosas. Ninguno de estos tres protagonismos soberanos sucedió bajo regímenes democráticos. Como tampoco tenían el amparo de la impostura rousseauniana ninguno de los grandes caudillos que libraron nuestras batallas decisivas por la soberanía política. La posición del gobierno no es ideológicamente solidaria con ninguno de estos actos heroicos del pasado. Su antecedente luctuoso hay que buscarlo en la traición del partido unitario. Cristina más la partidocracia —con sus obras tanto como con sus ideas— cumplieron en 1982, y cumplen ahora, el mismo y trágico y siniestro papel que cumplieron “los auxiliares”, como eufemísticamente llamaba el Imperialismo a los traidores locales, cuando quiso llevarse por delante a la Confederación Argentina.
  
Lo tercero por decir es que el General Benjamín Rattenbach, tenido ahora por “orgullo de los argentinos y un verdadero hijo del ejército sanmartiniano”, según cristínicas palabras, fue el prototipo del milico liberal y masón, la encarnadura de la línea Mayo-Caseros, y un protagónico cuadro antiperonista desde antes de 1955 y en adelante, lo que se supone que debería inhibir a la presidenta de prodigarle tamaño elogio. Quedará para el repertorio de incompetencias de esta mujer obtusa, ignorante y pretenciosa, la ridícula incoherencia —propia de un peronista— de haber ponderado a quien en 1963 firmó el Decreto 2712 que proscribió al justicialismo, a quien en el 5 de noviembre de 1975 pidió la renuncia presidencial de Isabel Martínez, “primero por su sexo, segundo por su sistema nervioso delicado, y tercero, por su limitada capacidad para desempeñarse con eficiencia en dicho cargo en momentos tan difíciles”. ¿Adónde queda la sacra “perspectiva del género”? Pero hay algo mucho más grave aún.
  
Ya en el año 1966, desde las páginas de “Combate” (Buenos Aires, nº 137, pág. 3), Jordán Bruno Genta protestaba la peligrosidad ideológica de Rattenbach, con ocasión de la salida de su obra “El sector militar de la sociedad” (Buenos Aires, Círculo Militar, 1955, 156 págs.). Libro imbuido del positivismo más craso y de materialismo alberdiano, de haberse guiado por sus enseñanzas —según las cuales, actos castrenses como matar y morir están reñidos con la ética— nuestros hombres de armas no deberían siquiera haberse planteado la licitud de la reconquista militar del territorio malvinero. Ni de ninguna batalla por la soberanía.
  
Con anterioridad había publicado otro libelo, “Sociología Militar” (Buenos Aires, Librería Perlado, 1958, 158 págs.), en el que propone la superación del nacionalismo, que “hoy suele ser rotulado de fascismo y de nazismo”, sustituyéndolo por un “sentimiento supranacional”, en nombre del cual, “si el propio pueblo lo admite”, deberá “admitir el comando de jefes de otras naciones, lucha en lejanos continentes, defender objetivos aparentemente extraños a los intereses del propio país […] La Sociología Militar tendrá que evolucionar en el mismo sentido, teniendo en cuenta estas modernas concepciones internacionales” (págs. 140-141).
  
Este es el caballero sanmartiniano tomado como emblema de malvinización por el kirchnerismo: alguien para quien se inventó el despreciativo neologismo de gorila, y que con mayor precisión terminológica podríamos llamar simplemente un cipayo. En cuanto al Informe que lleva su nombre —y que hoy se reflota, bajo la triple necedad de creerlo una novedad, de convocar al hijo del autor para que integre la Comisión Desclasificatoria, y de entregárselo en bandeja al enemigo para que compruebe nuestra presunta ineptitud  militar y el merecido castigo del 14 de junio— también supimos expedirnos oportunamante. En el Nº 71, de la segunda época de “Cabildo”, del 9 de diciembre de 1983, páginas 9 y 10, nuestro inolvidable Eduardo Ordóñez decía lo siguiente:
  
“Este Informe recorta la realidad, minimiza los objetivos, cuestiona las intenciones y enloda a todos”. Se trata de “un alegato contra la empresa misma de recuperación de las Malvinas, una velada condena de la guerra, un verdadero escrito acusatorio […] Es el triunfo de la clase política que nunca se solidarizó con la causa de las Malvinas […], y aún hace algo peor: confunde la legitimidad de la guerra con su conducción, y la inspiración histórica con la intencionalidad del momento […] Toda esa hermosa página [de heroísmo, de dignidad, de efervescencia nacionalista, de sentido religioso de la existencia] que se escribió entonces [durante la guerra], se la ensucia ahora, se la oculta o se la disimula, se pretende que se la olvide”.
  
Pero esto, lo reiteramos subrayándolo, es exactamente lo que necesita Inglaterra. Lo que necesita, exige y reclama. Una agente del Imperio que, treinta años después de la honrosísima Gesta de Abril, declame combatir por las Malvinas, con el Informe Rattenbach, con la mentalidad de los unitarios, con citas de John Lennon, con los militares del Cemida, con el ejemplo de un General repugnantemente liberal, con un hebreo errante de canciller, con jóvenes camporistas dispuestos a morir en acto de servicio a Onán, con obispos como Arancedo que la felicitan por la sensatez y la moderación.
  
Esto es, en efecto, lo que el usurpador necesita. Una mujeruca que confiese expresamente como un orgullo, no haber ido “a la plaza de su pueblo, en Río Gallegos, el 2 de mayo [sic], cuando sí fueron muchos habitantes de mi ciudad”. Que mientras el adversario despliega su potencia insolente, declare que “no nos atraen los juegos de las armas ni las guerras” (excepto los de los guerrilleros marxistas que ahora la secundan en el poder), que abomine de “los uniformes y de los trofeos de guerra”, que ordene retirar el cuadro del Capitán Giachino por represor, que mantenga ignominiosamente en cautiverio a muchos héroes de la epopeya del Atlántico Sur, que no condene incondicionalmente la tesis de la autodeterminación de los kelpers, y que permita los pingües negociados de la piratería financiera, actuando siempre impunemente a lo largo y a lo ancho de la geografía patria, asociándose incluso a sus turbias ganancias.
  
Una fregona de Buckingham. Eso precisa Londres. Eso es Elisabet Wilhelm.
  
La Argentina, entretanto, y lo decimos quienes desde hace treinta años denunciamos el inicuo plan de desmalvinización que empezara con el mismo Proceso, necesita que cada día de su calendario sea un perpetuo y luminoso 2 de abril, y cada rincón de su espacio un inexpugnable y amurallado Puerto Argentino.
  
Antonio Caponnetto
  

jueves, 1 de marzo de 2012

Aviso

POR LA NACIÓN
CONTRA EL CAOS
       

    
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“CABILDO”
    
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