miércoles, 14 de julio de 2010

Ensayo

NUESTRO POBRE SENTIMENTALISMO


“Un partido de fútbol es una cosa bella. Un partido
de football no lo ganan los pies, sino la inteligencia”.
(Padre Castellani – “La defensa del fútbol”)


“Rey no tenemos; disponga cada uno de sí”.
(Séneca)

Maradona y la “Presidenta”: con licencia para desvariar.

Razones deportivas se han dado —y muy obvias para el espectador— como para agregar nosotros lo que todo el mundo ya sabe del impresentable Maradona “director técnico”. En cambio, parafraseando un conocido ensayito de Borges, traído a colación por un periódico a raíz de la reciente eliminación bochornosa del seleccionado argentino del Mundial de Fútbol, creemos que el fracaso del endiosado Maradona es una manifestación más de lo que enunciamos en nuestro título. El cual sentimentalismo se circunscribe en la corruptora ideología dominante: el Progresismo, cosa que, por cierto, los críticos de este derrumbe no aciertan a —o no quieren— mencionar.

Más sentimentalismo. Jugamos con el corazón. Y sin la cabeza.

La apelación a los sentimientos tiene que ver con la visión que propone el progresismo, que desconoce la realidad para construirla a partir de su subjetividad, a través de sus esquemas, slogans, teorías y, abarcando todo ello, las utopías. No por nada un periodista deportivo de izquierda comunica desde “La Nación diario” (E. Fernández Moores, “Maradona, el rey que quedó desnudo”, 7 de julio de 2010) que, a pesar de que “Dios ha muerto” (es decir, el dios Maradona explícitamente consagrado durante el Mundial por un periódico español y por toda la feligresía argentina en Sudáfrica), “lo que todavía sigue viva es la utopía”; para terminar citando solemnemente a Eduardo Galeano: “Nos sirve para seguir caminando”.

Yo preguntaría: ¿caminando hacia dónde? ¿Hacia un nuevo estrepitoso fracaso? Los fracasos de Maradona, como los del Che Guevara, “no honran a nadie, porque, primero, se debieron a su inconsciencia e incompetencia, a su improvisación. Y segundo, dejaron el tendal de muertos inocentes y a la economía cubana destruida” (Aníbal D’Angelo Rodríguez, “Cabildo”, Segunda Época, Nº 9, agosto de 2000).


Maradona y el Che Guevara, juntos “Hasta la derrota siempre”.

Desde luego, Maradona no ha matado a nadie, pero ha conducido al fracaso y la frustración a la mejor generación de futbolistas que quizás nunca haya dado nuestro país. De nada sirve decir “morimos con la nuestra”, como hace el caprichoso Bielsa, escondiendo con ello los errores que no se han sabido corregir por creer que defenderse es algo malo. No, eso puede indicar que se reconoce la superioridad o el respeto que nos merece el rival, lo cual significa tener humildad y sentido de la realidad para afrontar la adversidad y suplir la técnica con la inteligencia. Maradona arrastra además con su individualismo rebelde, desafiante y ramplón a generaciones enteras de jóvenes y no tanto que ven reproducida en éste la imagen de aquel terrorista soberbio que ostenta tatuado en su brazo. Acaso esa emulación imbécil que se trasluce hasta en la barba por parte del ex-crack del fútbol, haya provocado que la Presidente lo haya reivindicado a su regreso de Sudáfrica a pesar de frustrarle sus planes demagógicos, o que un legislador funcional a la actual demo-tiranía haya propuesto la erección de un monumento a Maradona. Hay que rescatar el mito de la Revolución que se cae a pedazos sin figuras estelares, y qué mejor que Maradona director técnico (ensalzado por Chávez y Castro, a quien tiene tatuado en su pantorrilla) para ello...hasta que la catastrófica performance mundialista terminó por desnudar el abismo al que conduce el vértigo de la hybris revolucionaria, el sentimentalismo que obnubila la inteligencia, el orgullo y la arrogancia cuando dan de frente con la realidad.

Diario Granma Internacional, 4 de enero de 1995.
Maradona arriba a la isla paradisíaca con sentimientos y con dinero. Y nada más.

“La utopía convoca a su favor los fueros de la emoción y, consiguientemente, de la improvisación y de la irresponsabilidad”, dice Víctor Eduardo Ordóñez (“Izquierda y Utopía”, “Cabildo” Nº 15, julio de 1974), lo cual vemos corroborado una vez más en esta campaña mediática previa que se armó con respecto a la selección de fútbol y su utilización política por parte del gobierno. Pero, desvinculado de la realidad de las cosas, “se queda el utópico solo, encerrado en su vacío”, y nos advierte el mismo autor: “esto no pasaría de una ingenuidad pero es social y políticamente muy perjudicial cuando se transforma en fenómeno colectivo e ideológico”, lo cual vemos es algo que, sin llegar a la enunciación semántica de “utopía”, se respira entre nosotros a través del sentimentalismo como coartada para tomar posiciones contra-natura suicidas muy convenientes para los que quieren ver a nuestra patria del todo sometida al poder de las tinieblas. En el país del tango (“un sentimiento triste que se baila”) y del fútbol (“pasión de multitudes”), la democracia que ha llegado al fútbol (puesto que se ha designado director técnico no al más capacitado y meritorio para el cargo sino al que las masas querían y ovacionaban, eso en la mirada torva y vil de los políticos que maniobraron para su nombramiento: Kirchner y Grondona), la democracia que funciona en base al sentimentalismo suscitado publicitariamente, a los plebiscitos de los corazones enmugrecidos antes que de las mentes despejadas, y a la igualdad que promueve el “matrimonio homosexual”, pues esa democracia termina de esa misma lacerante manera en que se ha terminado la “ilusión mundialista”.

Mientras el torbellino del sinsentido amenaza con arrastrarlo todo hacia la cloaca donde las ilusiones desembocan podridas de sentimentalismo, no-discriminaciones y derechos-humanos, es deber de la hora afirmar la inteligencia en la firmeza de la Verdad. Porque es tiempo de creer antes que de ver, y sólo el pensamiento afirmado en el ser será capaz de saber dar la batalla, sea la pequeña de un juego que recrea el lúdico sentido comunitario del hombre, sea la gran batalla metafísica donde al alma sola le toca resistir contra poderes que parecen cubrir el cielo, confiados en la dirección, el estímulo y la ayuda del mejor director técnico, ese en el que nadie piensa de veras sino para ofenderlo: el buen Dios.

Flavio Mateos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen informe
Nose si se entero que maradona si ganaba, el mundial iva junto con scioli a armar un partiido politico ,con diego al frente de dicho partido politico. Ni bien se enteraron de la derrota arg contra alemania se quemaron mas de 5.000 panfletos.
con la cara de maradona presidente 2011,
Bueno un saludo gunther

Anónimo dijo...

Excelente la nota de Flavio Mateos. Muchas gracias por su claridad para transmitir las enseñanzas más hondas y felicitaciones por el excelente blog Videoteca Reduco.

Jerónimo Castilla

CHESTERTON dijo...

Brillantes consideraciones.

Me imagino a los imbéciles de la "Iglesia marodoniana" tratando de exorcisar a la jabulani. Preparando gualichos o brebajes de falopa para levantarse el ánimo ante el Pelusa caído, devenido en demiurgo causa eficiente del ámbito futbolistico sensible.

Hay que mirar el lado bueno, luego de semejante humillación, a nadie se le ocurriría que Falopa siga al frente de un grupo humano.


G. K.