lunes, 10 de octubre de 2016
martes, 4 de octubre de 2016
Como se pide
Novedades bibliográficas
A pedido de su autor -y con las salvedades que ya
hemos hecho en alguna ocasión anterior- anoticiamos a nuestros lectores de
estas novedades bibliográficas, a las que remiten los siguientes links
q ue abajo se detallan. Quede aclarado, por último, que el sobrenombre
elegido por el autor para publicar sus trabajos, no tiene absolutamente nada
que ver con ningún instituto o congregación religiosa.
__________________________________________
Inglés: http://saint-remi.fr/fr/anti-liberalisme/1463-three-years-with-francis-the-bergoglian-deceit.html
Italiano: http://saint-remi.fr/fr/anti-liberalisme/1464-limpostura-bergogliana-i-cronache-di-un-empio.html
Castellano: http://saint-remi.fr/es/livres/1436-tres-anos-con-francisco-la-impostura-bergogliana.html
Francés: http://saint-remi.fr/fr/anti-liberalisme/1432-trois-ans-avec-francois-limposture-bergoglienne.html
Segundo libro (por ahora solamente en francés): http://saint-remi.fr/fr/anti-liberalisme/1465-quil-soit-anatheme-trois-ans-et-demi-avec-francois-la-coupe-est-pleine.html
lunes, 26 de septiembre de 2016
Carta a los amigos de San Martín
En la carta de San Martín al General Tomás Guido del 1º de febrero de 1834, critica duramente a los rivadavianos diciendo:
"Ya
es hora de dejarnos de teorías, que 24 años de experiencia no han
producido más que calamidades, los hombres no viven de ilusiones, sino
de hechos".
Y agrega:
"¿Qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de Libertad, si por el contrario se me oprime?
¡Libertad! Désela Usted a un niño de dos años para que se entretenga por vía de diversión con un estuche de navajas de afeitar y Ud. me contará los resultados.
¡Libertad! Para que un hombre de honor sea atacado por una prensa licenciosa, sin que haya leyes que lo protejan y si existen se hagan ilusorias.
¡Libertad! para que si me dedico a cualquier género de industria, venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la esperanza de dejar un bocado de pan a mis hijos.
¡Libertad! para que se me cargue de contribuciones a fin de pagar los inmensos gastos originados porque a cuatro ambiciosos se les antoja por vía de especulación hacer una revolución y quedar impunes.
¡Libertad! para que sacrifique a mis hijos en disensiones y guerras civiles.
¡Libertad! Para verme expatriado sin forma de juicio y tal vez por una mera divergencia de opinión.
¡Libertad! Para que el dolo y la mala fe encuentren una completa impunidad como lo comprueba lo general de las quiebras fraudulentas acaecidas en ésa. Maldita sea la tal libertad, no será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona.
Hasta que no vea establecido un gobierno que los DEMAGOGOS llamen TIRANO y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad...el hombre que establezca el orden en nuestra patria sean cuales sean los medios que para ello emplee, es el sólo que merece el noble título de su libertador".
A ver, muchachos, repitan:
"el hombre que establezca el orden en nuestra patria sean cuales sean los medios que para ello emplee, es el sólo que merece el noble título de su libertador".
Y si quieren, recordamos qué decía San Martín que había que hacer con los que hablan mal de la Religión.
Y agrega:
"¿Qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de Libertad, si por el contrario se me oprime?
¡Libertad! Désela Usted a un niño de dos años para que se entretenga por vía de diversión con un estuche de navajas de afeitar y Ud. me contará los resultados.
¡Libertad! Para que un hombre de honor sea atacado por una prensa licenciosa, sin que haya leyes que lo protejan y si existen se hagan ilusorias.
¡Libertad! para que si me dedico a cualquier género de industria, venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la esperanza de dejar un bocado de pan a mis hijos.
¡Libertad! para que se me cargue de contribuciones a fin de pagar los inmensos gastos originados porque a cuatro ambiciosos se les antoja por vía de especulación hacer una revolución y quedar impunes.
¡Libertad! para que sacrifique a mis hijos en disensiones y guerras civiles.
¡Libertad! Para verme expatriado sin forma de juicio y tal vez por una mera divergencia de opinión.
¡Libertad! Para que el dolo y la mala fe encuentren una completa impunidad como lo comprueba lo general de las quiebras fraudulentas acaecidas en ésa. Maldita sea la tal libertad, no será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona.
Hasta que no vea establecido un gobierno que los DEMAGOGOS llamen TIRANO y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad...el hombre que establezca el orden en nuestra patria sean cuales sean los medios que para ello emplee, es el sólo que merece el noble título de su libertador".
A ver, muchachos, repitan:
"el hombre que establezca el orden en nuestra patria sean cuales sean los medios que para ello emplee, es el sólo que merece el noble título de su libertador".
Y si quieren, recordamos qué decía San Martín que había que hacer con los que hablan mal de la Religión.
Rafael García de la Sierra
P.S.: En la Patria, el orden lo puso un hombre al que llamaban Don Juan Manuel.
martes, 30 de agosto de 2016
Paralelismos
LOS
POLÍTICOS
Y EL “FLY FISHING”
Acarreo
desde muy joven la frustración de ser un mal pescador, a pesar de contar con la
principal condición que caracteriza a estos deportistas: la paciencia.
Puedo
estar (y he estado) pesadas horas con la caña en la mano en un muelle,
embarcado o en la playa y solo conseguí (como se dice en el medio) “bañar
lombrices” (que ningún pez se digno comer).
Leí
todo lo que se puede leer sobre carnadas, cañas, riles, faces de la luna, mareas
y un montón de cosas más, sin resultado alguno: solo pesqué resfríos.
A
fuerza de leer artículos sobre el tema, descubrí lo que se denomina “fly fishing” (“pesca con mosca” en criollo). Es una actividad muy interesante y en cierta
manera algo extraña, pues el pescador con “mosca” lleva por lo general más
tiempo preparando su equipo que pescando efectivamente.
Permítanme
compartir unas consideraciones. Antes de adentrarnos al mundo de la “mosca”.
Debemos aclarar que en la “pesca tradicional”, lo que atrae al pez (futuro
pescado) al anzuelo, es el alimento que se le propone al mismo (p.e. lombrices,
camarones, mojarras, filet de dientudo, morenas e infinidad de cebos extraídos
de la naturaleza). Es comida lo que se le ofrece (de la que el pez se alimenta
de ordinario) y este habitante de las aguas, en su afán de comer, termina
enganchado en el anzuelo.
En cambio en la “pesca con mosca”, básicamente se pretende
atraer al pez con un señuelo artificial
que imita, a ninfas, pupas o insectos,
de una manera muy natural y delicada.
Según Wikipedia, “Esta modalidad de pesca requiere gran
habilidad y conocimiento, por lo que la pesca con mosca se considera por sus
fanáticos como un «arte» o pesca «intelectual». Este tipo de pesca es una de
las más puras y desafiantes en que pez y hombre se enfrentan”.
¿Ahora
bien: que es una “mosca”?
Como
dijimos, es un señuelo con la forma de aquellos insectos de los que se alimenta
el pez.
Como
no es posible “atar” al anzuelo un “verdadero insecto”· (p.e. mosca, larvas,
etc.). El hombre de la caña se dispuso a fabricar (“atar”) sus propios insectos
con hilo, cerda de animales, plumas de aves y materiales sintéticos.
La
“mosca” es el producto de un delicado trabajo que consiste en elaborar un
insecto que resulte una copia fiel del insecto real que encuentra el pez en su
hábitat. Para ello se necesita estudiar el lugar donde se lanzará la caña y
descubrir qué tipo de “bichos” hay en la zona y cuáles integran su menú.
Hecho
esto, se elegirá la mosca a emplear para cumplir con el objetivo de hacerle
creer al pez que está frente a un alimento cuando en realidad es solo un
artificio (aunque elaborado con mucho esfuerzo).
Cuando
se le ofrece al pez como carnada, un verdadero alimento (p.e. las nunca bien
valoradas lombrices), estamos ante un duelo entre el pescador y su presa, en el
que las reglas son parecidas para ambos: se tienta al pez con un alimento real
y este lo acepta o rechaza.
En cambio, podría decirse que la fly fishing es una suerte de “fraude” contra la naturaleza,
ya que el éxito de la pesca dependerá de lo bien que se hayan atado las moscas
y la precisión de las mismas para imitar el insecto que el pez quiere comer y
que definitivamente engulle clavándose el anzuelo.
Pero
no confundirse. Este arte de atar moscas con éxito, es una tarea para
iniciados, para especialistas en el enmascaramiento que consigue engañar al pez
y concretar el fraude aludido.
Cómo
se logra una “mosca” que cumpla con el objetivo de engañar al pez y hacerlo
clavar en el anzuelo?
El
pescador, antes de “atar” una mosca, debe agudizar el ingenio e imaginar qué
insecto estaría dispuesto a engullir el futuro pescado y estar dispuesto a
fabricarlo idéntico al bicho que nos brinda la madre naturaleza. Todo un
engaño, en el que cae el pez al aceptar, sin saberlo, la mentira del pescador.
Para
cumplir ese fin, se debe recurrir a los elementos más extraños: plumas de
gallina y gallo; colas de ciervo; fibras de pavo real; fibra de la cola de
faisán; fibra de perdiz teñida de marrón; pelo de ciervo natural; pelo de alce;
pluma de gallo marrón; plumas rígidas de gallo marrón; pelo de mascarilla de
liebre; pavo moteado marrón; fibra de cola de faisán de collar; perdiz húngara;
pelo de ternero blanco; pelo de cola de zorro ártico púrpura; pelo de cola de
zorro ártico negro; fibras de pavo real de la pluma que lleva cerca del ojo;
etc. Esta enumeración no tiene fin.
El
secreto consiste en averiguar que le gustaría comer al pez y (mediante la
mentira) hacerle creer que se le está danto lo que desea. Cuando el ahora
pescado se da cuenta del engaño, ya es tarde! El pescador ha vencido.
Existe
numerosa bibliografía y tradición oral sobre este interesante y deportivo modo
de pescar. Existen escuelas y tradición oral en la que abrevan quienes gustan
de esta actividad (que es muy atractiva) y lo que se aprende desde el primer
momento de abordar esta práctica, es que el éxito de la pesca estará en
relación directa con la habilidad de embaucar al pobre pez.
No
existen entre estos pescadores enfrentamientos por la calidad de las moscas que
cada uno confecciona. Eso no interesa. En cambio se jactan de los éxitos en sus
excursiones pesqueras, atribuyendo el mismo a su habilidad para engañar peces.
El
mejor pescador es aquel que logra ser exitoso en el timo; aquel al que más
peces creen en sus artilugios tan bellos como mentirosos.
Dicho
todo esto, uno debe preguntarse: ¿existen similitudes entre un buen pescador de
“fly fishing” y un político profesional?
Veamos.
¿Acaso
los políticos no cuentan con asesores de imagen que les aconsejan desde cambiar
su peinado hasta ponerse nueva dentadura y sonreír permanentemente para brindar
una figura agradable y aceptable; alzar niños, tomar mate con vecinos y otros
gestos espontáneos destinados a demostrar su humana sensibilidad?
¿Acaso
las encuestadoras no se encargan de informarle a los candidatos qué espera la
gente de ellos, para así hacer precisas promesas?
¿No
es cierto que para ganar la voluntad del pueblo dicen mentiras, con el
impostado convencimiento de quien pone en juego su honor para respaldar sus
promesas?
¿No
fue lo bastante sincera la confesión de un Presidente argentino que dijo: “si
hubieran sabido que haría lo que estoy haciendo, no me habrían votado”?
¿Acaso
los políticos no cambian los perfiles de sus discursos y promesas a medida que
van conociendo lo que quieren o temen los votantes?
Circula
el comentario que en su momento, Kennedy aventajó a Nixon en el debate
televisivo presidencial por haberse presentado con su rostro descansado
(producto del reposo en las vísperas), frente a un contrincante con signos de
cansancio.
Estos
ejemplos (y muchos más que todos conocemos) nos permiten responder la pregunta.
¿Existen parecidos entre un pescador con mosca y un político?: entre un buen pescador con mosca y un buen
político no existe diferencia alguna. Pero una cosa es practicar un
apasionante deporte y otra muy distinta es “pescar” seres humanos (aunque
muchos estén encantados de cambiar “moscas” por verdades).
EGG
viernes, 26 de agosto de 2016
martes, 23 de agosto de 2016
Eclesiales
La “Amoris Laetitia” como “evento lingüístico”
y las guerras del Papa Francisco
En esta nota espigo algunas ideas de dos artículos del sobresaliente
profesor italiano Roberto de Mattei publicados en su portal Corrispondenza Romana (www.corrispondenzaromana.it).
El primero de ellos se titula “Exsurge,
quare obdormis Domine?” (Levántate, Señor, ¿por qué duermes?) del pasado 18
de mayo que, entre otros temas, se refiere a la polémica desatada en torno a la
Amoris Laetitia. Es claro que al
parafrasear los párrafos del autor manifiesto mi adhesión a lo que allí se
expresa.
“Evento lingüístico”
es la expresión que ha
empleado el cardenal Christoph Schönborn, Arzobispo de Viena, para definir la Amoris Laetitia, exhortación apostólica
postsinodal “sobre el amor en la familia”
del Santo Padre Francisco, publicada el pasado 19 de marzo. Y ha sido el mismo
Papa Francisco quien no sólo recomendó leer la presentación que de dicho
documento hiciera el purpurado el 8 de mayo del corriente sino que le atribuyó
la interpretación auténtica.
No es nueva la fórmula utilizada por Monseñor Schönbron puesto que
la ha empleado también un hermano de religión del Papa, el jesuita John
O´Malley, de la Universidad de Georgetown (Washington), pero para referirla a
un hecho más lejano. En efecto, y relatando la historia del Concilio Vaticano
II, lo ha definido como “un evento
lingüístico” (John O’Malley, Che
cosa è successo nel Vaticano II, traducción
italiana, Vita e Pensiero, Milano 2010, p. 313). Consistió dicho “evento” en un nuevo modo de expresarse que, según el historiador jesuita, “significó una rotura definitiva con los
Concilios precedentes”.
Decir “evento
lingüístico” no implica minimizar el alcance revolucionario del Vaticano II
sino más bien comprender que el lenguaje es en sí mismo un mensaje. Bien se
sabe que la elección de un estilo de lenguaje con el cual comunicar expresa un
modo de pensar y un modo de ser y de allí que el estilo pastoral del Vaticano
II no sólo expresase el carácter propio de ese Concilio sino que puso en marcha
“un modo de pensar y un modo de ser”. “El
estilo –recuerda el P. O´Malley– es
la expresión última del significado y por esa razón es significado, no sólo
ornamento, y herramienta hermenéutica por excelencia”. Todo eso para argumentar
que el carácter “pastoral” del
Vaticano II fue sin duda un “medio” deliberadamente
escogido para comunicar el mensaje (la doctrina) pero que con el tiempo ese “medio”
devendría principio, mensaje o doctrina irrenunciable.
Leyendo estas consideraciones del jesuita O´Malley
no pude dejar de recordar una de las preclaras enseñanzas del canadiense Marshall
McLuhan, gran estudioso de la comunicación, de los medios y del lenguaje,
cuando afirmó que no el contenido sino que “el
medio es el mensaje”. Puede ponerse en marcha una revolución no sólo en lo que se dice sino también en cómo se dice lo que se dice. Lo que
estamos comentando no nos consuela porque confirme la tesis de McLuhan; nos
entristece porque confirma que una revolución lingüística y de contenidos se ha
puesto en marcha en la Iglesia desde hace décadas.
El propósito de elevar a principio la pastoral dando la impresión
de que no se toca la doctrina está presente en la explicación que diera el
Cardenal Walter Kasper al comentar la exhortación post-sinodal Amoris Laetitia. “La exhortación apostólica
del Papa no cambia nada en la doctrina de la Iglesia o en el derecho canónico
pero cambia todo” (Vatican Insider, 14 Aprile 2016). En buen romance, no cambiará la
doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio pero sí es probable que
auspicie cambios en la pastoral respecto de los divorciados y vueltos a casar.
Y es posible también que los cambios en la praxis de la Iglesia, por omisión,
debilidad o convicción, comportarán una difuminación de la doctrina, aunque se
proteste que no sea esa la intención.
Concluye de Mattei que “la brújula del Pontificado del Papa Francisco y la clave de lectura de
su última exhortación apostólica post-sinodal está en el principio de un cambio
necesario, no en la doctrina, pero sí en la vida de la Iglesia. Sin embargo,
para sostener la irrelevancia de la doctrina, el Papa ha escrito un documento
de más de 250 páginas en el cual se expone una teoría del primado de la
pastoral”.
La “guerra de religión”
y el asesinato del Padre Jacques Hamel
“La verdadera palabra es «guerra» (...) Cuando yo hablo de guerra, hablo
de guerra en serio, no de una guerra de religión, no (...) Alguno puede pensar:
«está hablando de guerra de religión». No. Todas las religiones queremos la
paz. La guerra la quieren los otros. ¿Comprendido?"
Estas son algunas de las palabras que dijo el Papa Francisco a los
periodistas mientras viajaba en el avión que lo transportaba hasta Cracovia,
Polonia, para participar de la Jornada Mundial de la Juventud. La ocasión fue,
precisamente, el asesinato del P. Jacques Hamel en su iglesia parroquial de
Saint-Etienne-du-Rouvray (Normandía), acuchillado por dos terroristas islámicos
mientras celebraba la Santa Misa. El asesinato se produjo el martes 26 de julio
y las palabras del Papa un día después.
El Papa dijo haberse sentido “particularmente turbado por este hecho de
violencia que ha tenido lugar en una Iglesia durante la liturgia de la Misa y
ha implorado la paz de Dios sobre el mundo”. Turbado, sí ciertamente, pero
da la impresión de que no ha querido definir las cosas por su nombre. No ha
querido llamar por su nombre a los terroristas ‒¿acaso por temor a que el Islam
asuma posiciones más enconadas ahora que ha consumado su primer sacrificio en
tierra europea?‒; no ha querido llamar ´martirio´
al asesinato del Padre Hamel, cuando sí ha hablado de mártires con ocasion
de las incontables matanzas de católicos en Medio Oriente a manos de musulmanes
también. No ha querido, por último, referir los categóricos términos “guerra de religión”.
No son omisiones inocuas que ahorrarán vidas
o que mantendrán la ilusión del ecumenismo con el Islam. El Islam, y lo ha de
saber bien el Papa Francisco, es un enemigo histórico del Cristianismo y de la
Iglesia y la ha perseguido cuanto ha podido. Y hoy lo está haciendo sino con
más saña sí con mayor ventaja pues cuenta a su favor con la indefensión
voluntaria del Catolicismo. Los asesinos han sacrificado al Padre Hamel no por
cuestiones políticas, estratégicas o por el "dominio
de un pueblo sobre otro". A ellos los anima una inspiración religiosa,
tan tenaz cuanto perversa, que no acaba de cristalizar en guerra abierta porque
la contra-parte no replicará los ataques.
Pero el Islam está en guerra contra el
Catolicismo y en “guerra religiosa” desde
hace siglos. Es necedad o defección no ver claramente esa realidad. Las
omisiones del Papa Francisco se conjugan, lamentablemente, con las presuntas y
oscuras intenciones de las autoridades religiosas del Islam que no han
denunciado ‒ni parece que lo harán‒ con voz clara, firme y unánime las
atrocidades cometidas en nombre de Alá por parte de sus correligionarios.
Ninguna voz del Islam se ha alzado para
declarar con firmeza que los degüellos de cristianos nada tienen que ver con la
pacífica religión del profeta Mahoma y del grande Alá. “Si el Papa Francisco anunciase el inicio del proceso de canonización
del padre Hamel daría al mundo una señal inequívoca, vigorosa y elocuente, de
la voluntad de la Iglesia de defender su propia identidad”, ha dicho con
lucidez y valentía Roberto di Mattei en su artículo “I primi martiri dell´Islam in Europa” (Il Tempo, 27/07/2016,
reproducido en “Corrispondenza Romana” del
mismo día).
Mientras tanto sigo confirmando que la revolución del lenguaje no consiste
solo, ni principalmente en ocasiones, en la transmutación de los significados
sino en la omisión de palabras que evocan significados que debieran estar pero
que no conviene que estén presentes.
Ernesto Alonso
Ernesto Alonso