jueves, 9 de febrero de 2012

Informes

EL ORO QUE PERDIMOS
  
  
Tenemos en trance de publicación un pequeño libro al que hemos titulado “El oro y el moro o La riqueza que supimos regalar”.  En su epígrafe hemos colocado la siguiente oración, tomada de la Encíclica “Quadragesimo Anno”, de S. S. Pío XI,  del 17 de mayo de 1931:
    
“El no menos funesto y detestable internacionalismo del capital, o sea, el imperialismo internacional del dinero, para el cual la patria está donde se está bien” (nº 40).
  
Este es un concepto que resume admirablemente bien el tema que ahora abordamos.  Asunto que no es otro que el de la megaminería aurífera o minería química, impuesta en la Argentina desde 1994 en adelante.
  
A diferencia de la antigua minería, cuya operatoria era socavar túneles en busca de las vetas de minerales metalíferos, ésta del “cielo abierto”, opera con minerales de baja ley, incrustados en grandes trozos rocosos, que son volados, triturados y sometidos luego a una llamada “sopa química”, mediante la cual se consigue separar el metal de la ganga.
  
A tal efecto, en enormes estanques de agua se rocía el mineral triturado  con cianuro (para el oro) o con ácido sulfúrico (para el cobre).  Por medio de altos hornos se obtiene a continuación el “metal doré” que, enviado a Europa en lingotes, será sometido allá a fraccionamiento.
  
Tras explicar esta somera noción, explayémonos ahora sobre algunas otras características que han provocado el repudio de los ecologistas.
  
  
1. CRÍTICAS ECOLÓGICAS
  
Un primer reproche señala que dichas explotaciones suelen dinamitar cerros que se ubican en zonas periglaciares, afectando el porvenir hídrico de una región.
  
Otro segundo dice que en estos yacimientos es básico el uso de cantidades inmensas de agua.  Por ejemplo, en la mina conocida como “Bajo de la Alumbrera”, de Andalgalá, Catamarca, se emplean cien millones de litros de agua por día, y en el yacimiento denominado “Veladero”, de San Juan, se usan cuatro mil litros de agua por segundo.  Agua de la que se priva a los cultivos agrarios.
  
Tres, que en las piletas de lixiviación, todo el mineral que entra es rociado con cianuro o ácido sulfúrico, dejando desechos o escorias que se amontonan en los “Diques de Cola”, residuos que filtran sus tóxicos hacia las tierras y napas vecinas.  Por ejemplo, en Veladero, junto a un estanque de siete kilómetros de largo por dos de ancho, hay un Dique de Cola de similares medidas que, al presente, ha recibido quinientas mil toneladas de residuos.
  
Y cuarta censura, que la polución ambiental se agrava con el polvo que se envía a la atmósfera con las explosiones, el tránsito de camiones enormes por huellas de tierra, el gas oil y fuel oil que emana de los pozos de las perforaciones para dinamitar y toda otra clase de residuos que arrojan los miles de mineros que viven en esos campamentos.
  
Éstos y otros inconvenientes han sido destacados por las entidades defensoras del medio ambiente, sin que, por supuesto, hayan encontrado el más mínimo eco en las autoridades encargadas de vigilar dichas explotaciones.
  
Un solo caso servirá para ilustrar estos aspectos del problema.
  
Ocurrió en San Juan, el año pasado cuando una comisión de viñateros encargó una misa en la iglesia Catedral de la ciudad para rogar por la continuidad de sus cultivos afectados por la minería de alta montaña.  La llamada “misa del agua”, fue prohibida por el arzobispo de San Juan, Monseñor Alfonso Delgado.  Según las noticias que recogió el ensayista Javier Rodríguez Pardo, ese veto lo generó el Cardenal Jorge Bergoglio, a instancias, a su turno, del Secretario de Minería de la Nación Jorge Omar Mayoral (“Vienen por el oro, vienen por todo”, Bs. As., CICCUS, 2010, pág. 149).  A su vez, la diputada Fernanda Reyes ha denunciado a Mayoral por compartir el domicilio comercial de una empresa minera de su propiedad con la Barrick Gold Corporation, dueña de Veladero, y señora de la minería en el país, como enseguida veremos.
  
  
2. LEYES
  
En lugar de críticas, la minería química ha recibido amplia protección legislativa y gubernamental.  Ese apoyo se inicia con la sanción de la Ley nº 24.196 de Inversiones Mineras, auspiciada por el Presidente Carlos Saúl Menem.  Continuada por normas complementarias, se articula con el Tratado de Integración y Complementación Minera con Chile, firmado en 1992, por los Presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei.  Este tratado organizaba la explotación binacional que se proponía desarrollar la empresa Barrick Gold en el límite cordillerano de ambos países.  Ese, que sería el yacimiento de oro mayor del mundo, se compondría de dos sectores: Pascua, en Chile, y Lama, en la Argentina, provincia de San Juan.
  
Por la Ley nº 25.253, del 2000, se estableció una servidumbre hídrica, a favor de Pascua, a cambio de la recepción de los residuos tóxicos por Lama.  Por fin, por el Protocolo Bielsa-Alvear, del 13 de agosto de 2004, se concretaron los beneficios tributarios que exigía la compañía Barrick.
  
La empresa quedaba en excelente condiciones para emprender una explotación que le produciría unos dieciocho millones de onzas de oro, con muy bajo costo de producción, tal como lo expresaría el Ministro Julio De Vido.  En efecto, con un costo de 240 se obtenía un precio de venta de 2.000 (cfr. “Noticias”, nº 1814, pág. 31); diferencia de 1.760 que, tal vez, le permitiría a la compañía satisfacer ciertas expectativas de diversos funcionarios.
  
Diferencia que, a veces, se podía aumentar un poco, por lo menos, eso es lo que denunció César Gioja, respecto de las rendiciones de cuentas de su hermano el Gobernador de San Juan, José Luis Gioja y la empresa Barrick.  Caso en el que se destacó que en el año 2010, por la mina Veladero, se registró una ganancia de 1.120.000 onzas de oro, mientras que la cifra real habría sido de 1.160.000; es decir, unas cuarenta mil onzas de oro que se habrían extraviado en los libros de comercio.
  
  
3. OTRAS DIFERENCIAS
  
La Secretaría de Minería de la Nación informó que en el año 2010, la gran minería exportó por valor de 20.833.000 pesos (Revista “Zona Industrial”, Godoy Cruz, Mendoza, nº 18, junio-julio 2011, págs. 10-11).
  
Esta es una cantidad que ha sufrido un contraste significativo.  Veamos.
  
El 14 de enero de 2009, el pesquero chileno Polar Mist, que había partido de un pequeño puerto, Punta Quilca, a treinta kilómetros de Puerto Santa Cruz, se fue a pique en el Estrecho de Magallanes. Los diarios nacionales, al dar cuenta de la noticia, mencionaron que el pesquero portaba un buen volumen de oro. Pero ha sido una breve publicación santacruceña —OPI Santa Cruz, Organización Periodística Independiente, Río Gallegos, Santa Cruz, 21 de febrero 2009— la que proporcionó la suma exacta.
  
Ahora sabemos que el pesquero transportaba trescientas cuarenta barras de oro, igual a 9.500.905 kilogramos, lo que representaba la suma de 18.011.737  dólares, equivalentes a 72.646.948 pesos.
  
Pues bien, el público no podía dejar de preguntarse si en una sola salida —¿clandestina?— se superaba en 51.813.948 pesos la cantidad total registrada por el Estado: ¿a cuánto ascendería la suma real obtenida por las empresas de la megaminería?
  
  
4. YACIMIENTOS
  
Algo ya hemos mencionado al respecto; pero cabe añadir algunos datos.
  
El yacimiento más famoso y más ocultado es el de Veladero, en el Valle del Cura de San Juan, a 5.000 metros de altura, inserto en el periglaciar de la Reserva Biosférica de San Guillermo. Tal inserción provocó la sanción de la ley de protección de los glaciares nº 26.418, que fue vetada por la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, mediante el Decreto nº 1832/ 08.  Después, el Congreso insistió con la Ley nº 26.639; ley que no ha sido reglamentada ni aplicada. Es decir que: “el Gobierno congeló la ley de glaciares. No comenzó el inventario de las reservas de agua en montaña” (“La Nación”, Bs. As., 29 de octubre de 2011, pág. 13).
  
El camino público de ascenso a este yacimiento ha sido interrumpido a poco de pasar las Termas de Pismanta, a dos mil cien metros de altura, porque evidentemente no se desea que se pueda examinar de cerca la discutida megaminería. En los cálculos, Veladero puede producir dieciocho millones de onzas oro, junto a 2.200 millones de toneladas de desechos tóxicos. Acá se emplea el agua de los ríos Tagua y Potrerillos afluentes del río Jachal, lo que llena de preocupación a los viñateros sanjuaninos.
  
En el año 2010 Veladero había producido seis mil setecientos millones de pesos, con una ganancia empresaria de tres mil quinientos millones de dólares. La empresa explotadora se llama Barrick Gold, con casa matriz en Canadá. Ella exporta  los lingotes a Zurich por aviones que parten de la pista construida en Veladero.
  
En Catamarca, en el yacimiento BLA, Bajo de la Alumbrera, la empresa explotadora, en principio era YMAD (Yacimiento Minero Agua de Dionisio), integrada por las provincias de Catamarca y Tucumán (incluida la Universidad Nacional de Tucumán).
  
Empero, resulta que YMAD subcontrata con UTE, Unión Transitoria de Empresas. De ella, la mayoría accionaria la detenta Goldcorp, compañía de la que, a su vez, la Barrick Gold es dueña del 55,9% de las acciones.
  
De BLA se arrojan desechos a los ríos Dulce-Salí. Aunque tanto en Catamarca como en Tucumán se han detectado numerosos problemas de salud ocasionados por esas aguas contaminadas, recién cuando los líquidos llegaron al dique frontal de Termas de Río Hondo, se ha denunciado el atentado.
  
Por ese motivo el vicepresidente de Goldcorp, Julián Rooney, ha sido procesado. Muy importante a este respecto ha sido el dictamen del Fiscal Federal que ha intervenido en la causa Gustavo Antonio Gómez.
  
Él ha afirmado que el mineral de este yacimiento que se exporta por el puerto de San Lorenzo, en Rosario, Santa Fe, no queda registrado en la Aduana. “Llévelo todo y pague lo que quiera”, se tiene como lema allí (Javier Rodríguez Pardo, op. cit., págs. 260-261). Tema que se asocia a otro acerca de que el “soborno es el estilo de las mineras”. En la provincia de Santa Cruz hay dos grandes yacimientos: Vanguardia y Cerro Negro. El primero explotado por una sociedad entre la Anglo Gold Ashanti y FOMICRuz,  entidad estatal creada, y concesionada por el entonces gobernador Néstor Kirchner, en 1990. El 40,5 % de Anglo Gold Ashanti pertenece a Barrick Gold.  Cerro Negro, la segunda mina de oro del mundo, es propiedad de Goldcorp. Esta compañía está estructuralmente vinculada a las cuatro empresas petroleras que exploran “off shore” los hidrocarburos del archipiélago malvinero.
  
Las referidas compañías gran-mineras recibieron diversos ataques de ecologistas. No obstante, también tuvieron su apoyo. En este caso, el de SRSUR, ente compuesto por funcionarios de la Cancillería y del Ministerio de Desarrollo Social, integrado por “sectores de izquierda” (Javier Rodríguez Pardo, op. cit., pág. 150). Curiosa asociación entre gobernantes marxistas y capitalismo financiero internacional.
  
  
5. BENEFICIOS
  
La investigadora francesa Juliette Renaud ha detectado diecinueve items de ventajas irregulares de las neo-mineras, a saber:
  
1) Doble deducción de gastos de exploración (Ley 24.196), que alcanza hasta deducir el 100% de los montos sobre las que se tributa el Impuesto a la Ganancias.
2) Devolución del IVA: Ley 25.429.
3) Estabilidad Fiscal y Cambiaria (Ley 24.196).  Se les otorgan incentivos fiscales para la exploración y la explotación (v.gr., se las autoriza a no ingresar al país el 100% de las divisas obtenidas por sus exportaciones).  Pues, tales beneficios no se les pueden retirar por un período de treinta años.
4) Amortización acelerada (Ley 24.196).  En tres años, para maquinarias, infraestructura y vehículos.
5) Exenciones Arancelarias y Tasas Aduaneras (Ley 24.196).  No pagan derechos de importación.
6) Deducción por Gastos de Conservación de Medio Ambiente (Ley 24.196).  El 5% del monto total de los gastos de extracción y procesado.
7) Exención de Ganancias ( Ley 24.196).
8) Regalías del 3% (Ley 24.196, modificada por Ley 25.161).  En los otros países el porcentaje oscila entre el 15 y el 40%.
9) Exención de Impuesto a la Ganancia Mínima Prevista (Ley 24.196).
10) Capitalización de los Avalúos de Reservas Mineras (Ley 24.196).
11) Devolución Anticipada y Financiamiento de IVA (Ley 24.196).
12) Gravámenes Provinciales y Municipales (Ley 24.228).  Por ejemplo, del Impuesto a los Ingresos Brutos, de Sellos, etc.
13) Exención de Contribución sobre Proyecto Mineros.
14) Reembolsos por Puertos Patagónicos (Leyes 23.018 y 21.490); en especial por Comodoro Rivadavia.
15) Exención de Impuesto al Cheque ( Decreto 619/ 2001).
16) Exención de Retenciones a las Exportaciones (Ley 24.196).  Otros productos minerales pagan hasta un 20%.
17) Deducción del 100% del Impuesto a los Combustibles Líquidos (Ley 23.966).
18) Transferencias al exterior de capital y ganancias, por cualquier monto y sin pagar cargas o impuestos.
19) No debían liquidar divisas (Decreto 753/ 04, del Presidente Néstor Kirchner).  A raíz de la  crisis del  dólar, el Gobierno, por Decreto 1722/11, ha dispuesto que las mineras liquiden sus divisas en el país.  Como esto va contra el marco de previsibilidad fiscal por treinta años, fijado en el artículo 8º de la Ley 24.196, se esperan demandas judiciales de las mineras (“La Nación”, Bs. As., 27 de octubre de 2011, sección 2, pág. 1).
  
El número 20 de la lista, para hacer un número redondo, podría ser el de la ausencia de todo control aduanero (Juliette Renaud: “Impacto de la Gran minería sobre poblaciones locales en Argentina”, Informe, julio 2008.  El listado de Renaud ha sido reproducido en el libro de Miguel Bonasso: “El Mal.  El modelo K y la Barrick Gold.  Amos y servidores en el saqueo de la Argentina”, Bs. As., Espejo de la Argentina - Planeta, 2011, págs. 330-331, pero sin nombrar a su autora).

martes, 7 de febrero de 2012

Nacionales


ALGUNAS RAZONES POR LAS CUALES NO SE DEBE SER UN K

RAZONES RELIGIOSAS
  
La primera, y la más elevada de las causas, ha de ser la abierta desobediencia a Dios y la Santa Madre Iglesia. Un régimen que se manifiesta como “adversio ad Deum et conversio ad creaturam” es abiertamente pecaminoso, pretendiendo igualar la figura de un soberano humano con la sempiterna Soberanía Divina.
  
Para un régimen que todo lo justifica, la existencia de una moral evangélica es un obstáculo para perpetuar sus más terribles fechorías.
  
No quisiera dejar de mencionar un punto capital: es el temor servil de un sector de la Iglesia. No puede comprenderse cómo algunos sacerdotes y fieles cristianos suscriben crédulamente este modelo. Por conservar unas mínimas seguridades que les brinda el despotismo K, lo contemplan farisaicamente. Otorgando exequias fúnebres al mismo Diablo y recreando imágenes dantescas, alguna vez presagiadas por Hugo Wast en su novela “666”.
  
RAZONES ECONÓMICAS Y POLÍTICAS
  
Como una ineludible consecuencia de lo antedicho, la economía y la política se constituyen en los brazos de este rencoroso Leviatán. Como enseña el apotegma: “se presume de lo que, verdaderamente, se adolece”.
  
Desde allí, comprendemos la perentoria necesidad de este régimen de incurrir permanentemente en  declamaciones por cadena nacional. Todo es pura filfa. “Demagogia y a cobrar”, debería ser el lema de su próximo spot publicitario.
  
Y a toda clase de desparramos, nos hemos ido acostumbrando, uno tras otro, sin alzar nuestras voces. Basta abrir, cotidianamente, las páginas de cualquier matutino para enterarnos nuevamente de las inmundicias que brotan de sus corazones.
  
RAZONES EDUCATIVAS
  
Entre ellas, la más grave de todas: enseñar que la ilicitud es medio para alcanzar la justicia. Toma de escuelas (con padres avalando las mismas); aberrantes explicaciones de “género” (manual de por medio); sistemas educativos que regalan diplomas por el mero hecho de no haber aprobado ni siquiera “recreo”. ¿Debo seguir? Tener que hacerlo me resulta realmente vergonzoso. En fin, se regalan planes tecnológicos y computadoras pero jamás una verdadera educación que permita la promoción de la persona humana. Con lo cual, se demuestra una vez más la vacuidad y falacia de lo que, en adelante, optaré por llamar “derechos inhumanos”.
  
RAZONES SOCIALES
  
Hemos escuchado, por allí, algunas opiniones que se referían a la inconsecuencia de este “democrático sistema”. Pues, para nosotros, resulta claramente lineal y consecuente. El objetivo es reinstaurar “la patria socialista”. Por eso la proliferación de vagos y mal entretenidos. No negamos la pobreza, a la cual, este régimen continua contribuyendo bastamente. Pero decimos que la misma se supera lejos de los ineficaces subsidios pagados con las arcas del Estado.
  
La pobreza que nos rodea no se corrige castigando a los que trabajan para la construcción de una Nación. Empero, el resentimiento, del que ha dado basta muestra el “modelo K”, conduce a la aniquilación total de la clase media trabajadora. ¿No resulta clara la dialéctica destructiva? Debo recordar aquí la legitimación de las uniones homosexuales, u signo diáfano de la decrepitud social instalada. Se destruye la familia, luego vitoreemos, así, al “Padre Estado”.
  
CONCLUSIÓN
  
Seguramente a algunos se les ocurrirán otras muchas razones, hasta continuar y hacer de este simple artículo una gran novela apocalíptica. Mas no es nuestra intención, simplemente pretendemos contribuir al conocimiento del recto criterio.
  
Repitamos que la moral evangélica representa un serio obstáculo frente al proyecto de estos infames. De allí el afán de embestirla con virulencia. Funcionales a tales objetivos, los “K” no han tenido prurito alguno en otorgar personerías jurídicas a multitud de cultos de trasnochados, llevando así la cifra a números exorbitantes.
  
En fin, y para ir concluyendo, añádase lo que guste a este extenso listado. La hipocresía de este “modelo” es tan grande que, por donde se lo vea, allí existe una puerta al pecado. Qué proféticas resultaron las palabras de Dostoievski, en su novela “Los demonios”, cuando decía: “¿Con qué fin se cometieron tantos asesinatos, tantos desmanes y tantas atrocidades?… Con el de socavar sistemáticamente los cimientos del Estado, a fin de destruir sistemáticamente la sociedad y todos sus principios, desmoralizar a todo el mundo y convertirlo todo en un revoltijo, tomar las riendas de una sociedad tambaleante, enfermiza y deprimida, cínica e incrédula, aunque sedienta y ávida de subsistir y de poseer una idea rectora, enarbolando la bandera de la rebelión y apoyándose en toda una red de quintetos, los cuales operaban, reclutando prosélitos, recurrían prácticamente a todos los procedimientos y buscaban todas las fisuras que pudieran ser aprovechadas”.
  
Nuevamente, la profecía se hace realidad.
  
Octavio Guzzi

lunes, 6 de febrero de 2012

Testigo de cargo



OJOS

Largo tiempo después de su estreno, un oportuno DVD me permitió ver “El secreto de sus ojos”, la película de la que todos hablaron. No es mi intención comentarla aunque puedo decir —en términos muy generales— que me pareció bien actuada pero, en definitiva, una “película del montón” como se dijo en la revista “Noticias”. Ninguno de sus dos argumentos —la investigación de un crimen y el contenido romance entre Darín y Villanueva— tienen carnadura para ser algo más.
  
(Después de escrito lo anterior leí en el blog de Flavio Mateos —Videotecareduco— una excelente crónica a la que remito al lector).
  
Lo que quiero comentar es algo en lo que, curiosamente, ningún cronista de la prensa comercial reparó.  Como se recordará, el protagonista descubre, hacia el final del filme, que el marido de una víctima de violación y asesinato mantiene, desde hace veinticinco años, “preso” en su casa (en rigor, secuestrado) al autor del crimen, un militante de la Triple A.
  
Debe recordarse también que el protagonista, Darín, ha sido presentado como un justiciero que se saltó algunas reglas para lograr encontrar y castigar al culpable de los delitos indicados. Pero ¡oh sorpresa! al justiciero Darín ni se le pasa por la cabeza intervenir en el delito que tiene ante sus ojos —privación ilegítima de la libertad— y obtener, por lo menos, la liberación del preso en la cárcel privatizada.
  
Tampoco el público (ni los que comentaron la película) reacciona ante este delito. No es que el marido de la víctima ha “hecho justicia por mano propia”. Lo que ha hecho es injusticia, porque ningún condenado a perpetua cumple en la Argentina veinticinco años de cárcel ¡en reclusión solitaria!, pena que no existe en nuestro Código Penal.
  
Por este detalle, la película se vuelve una metáfora de lo que hoy se entiende en nuestro país por justicia, es decir una injusticia con que se  “corrige” otra injusticia. Y todavía habría que agradecer que se conserven algunos rasgos de la justicia común: un estrado y tres señores sentados tras unas mesas. No es mucho más lo que queda de Themis.
  
Dicho de otra manera, para los monstruos no hay justicia sino simple venganza. No hay juicio debido, ni normas procesales ni las garantías que tan numerosas fluyen en relación con los delincuentes comunes. Si un monstruo está preso, bien preso está, cualquiera sea el procedimiento para lograrlo o la cárcel que lo aloje. Para ellos sólo vale el  ojo por ojo, ¡y esto cuando los tribunales rebosan de discípulos de  Kelsen, para quien  la idea misma de una justicia abstracta era un mito y lo único que valía era el derecho positivo que no exigía más que reglas claras dictadas por autoridad competente!
  
Insisto: no es la acción que nos presenta la película —el “encarcelamiento” privado— lo que me llama la atención. Lo asombroso es la nula reacción de protagonista (que ni piensa en movilizarse para detener esa injusticia) y el silencio de las decenas de zurdos “justicieros” que vieron y comentaron la película. A ninguno, hasta donde yo sé, se le ocurrió cuestionar lo que hace el carcelero y lo que no hace Darín.
  
Pero me corrijo: no tiene nada de asombroso: es lo lógico en un país que ha perdido el rumbo hace muchos años, tras veintitantos de adoctrinamiento gramsciano.
  
Aníbal D’Ángelo Rodríguez
  

domingo, 5 de febrero de 2012

Oraciones para no olvidar

ORACIÓN DE LA MADRE
POR SUS HIJOS
  
  
¡Oh Padre de las misericordias! en tus eternos designios creaste al hombre para tu honra y gloria queriéndole llevar después de la vida terrestre a tu casa paterna en la feliz eternidad.
  
Te doy íntimas gracias por los hijos que en tu Divina Providencia me diste y que confiaste a mi cuidado, a fin de educarlos para Ti.
  
Bendícelos en tu cuerpo y alma; protégelos en los peligros, en las tentaciones y en las pruebas de la vida.
  
Consérvalos en la verdadera fe, y condúcelos por el camino de la piedad y virtud a la feliz eternidad a la que los llamaste.
  
Señor, los hombres somos débiles e ignorantes, y no atinamos con lo que nos sirve para la eternidad. Por eso, sé Tú mismo, Padre de esos mis hijos. Ilumínalos en lo que se refiere a su vocación y llévalos a aquel estado en que Te servirán mejor y alcanzarán con mayor seguridad su eterna salvación.
  
Asísteme, Señor, siempre con tu divina gracia. Ayúdame a cumplir en la educación de mis hijos con el sagrado deber que me impusiste, a fin de que yo pueda presentarme con la conciencia tranquila ante el tribunal de tu divina justicia, cuando me llames a darte cuenta de mis obras, y que pueda verte y alabarte en unión de mis hijos por toda la eternidad.
  
¡Oh María, Madre del mejor de los hijos, Jesús! Nuestro Señor, sé también Madre bondadosa de los míos.
  
Santos Ángeles custodios de mis hijos: velad sobre ellos, cuando yo no esté a su lado; hablad a sus almas, cuando mi voz ya no llegue a sus oídos; conducidlos a través de las tinieblas de esta vida a una muerte feliz, a la luz perpetua y a la eterna bienaventuranza en el reino de los cielos. Así sea.
  

viernes, 3 de febrero de 2012

Poesía que promete

     
A PESAR DE CASEROS,
¡VIVA ROSAS,
VIVA LA PATRIA!

  
  
Recitado
  
Juan Manuel salió triunfante
topando a los enemigos,
poniendo a Dios por testigo
y la Historia por delante.
Mas la contra delirante
y el imperio del Brasil
ya pronto se han de reunir
para hacer la repartija:
con Justo José de Urquiza
en la traición se han de unir.
Se lanza el de San José
bancado por lusitanos
—imperialistas marranos:
nuestros amos quieren ser—.
Traidor que sólo ha de ser
por traidores aplaudido…
aquel “señor” de Entre Ríos
marca huella en nuestro suelo:
¡con la sangre de Caseros
ha de sellar su destino!

Cantado
  
Las traiciones se agrandan
lo sabe Rosas:
las alianzas presionan,
también las logias.
Con Urquiza lograron
los vendepatrias
entregar a esta tierra
a los piratas.
Atropellan seguros
a nuestro pueblo,
los comanda orgulloso
por el Janeiro:
se avergüenza la historia
—lamento y sangre—:
lusitana la tropa,
mató triunfante.
A la huella, a la huella,
de aquel guerrero:
topando a los traidores
cayó en Caseros.

El destino se cumple,
lo sabe Rosas:
sufrirá por su pueblo
cambiado en cosas.
Con alianzas ocultas
contra la Patria
trepará el oligarca,
también los parias.
Es la tumba del asco,
por tantos males:
con engaños triunfaron
los liberales.
Todo aquel que reclame
será aplastado:
porque Urquiza al gobierno
ya está arreglado.
A la huella, a la huella
de aquel guerrero:
topando a los traidores
cayó en Caseros.
  
Esta canción integra la obra

“Cantata a Don Juan Manuel de Rosas”,
de Pedro Castro Hardoy,
que es quien recita los versos
que se intercalan entre las canciones
interpretadas por Los Chilicotes
y Los Changos de Anta.
  
La imagen que acompaña este homenaje ha sido tomada del sitio amigo
http://artenacionalistaenargentina.blogspot.com/p/conderacion-argentina.html
  

jueves, 2 de febrero de 2012

De pluma ajena

CARTAS DE LECTORES
   
  
Señor Director:
  
A las muchas trapisondas o latrocinios del kirchnerismo, agrego otro más: la apropiación de las reservas del Banco Central (que no son de propiedad del Gobierno) para —supuestamente— pagar los servicios de la deuda externa.
  
El gobierno hace alarde de que las reservas son de unos 52.000 millones de dólares. Sin embargo, oculta los pasivos de las mismas, a saber: el 38% por la emisión de Lebac, Nobac y Pases que emite del Banco Central para absorber circulante por la compra de divisas de las exportaciones por 19.760 millones de dólares; el encaje de depósitos en dólares en los bancos por 12.000 millones; 7.500 millones de dólares del Presupuesto 2011 para el Ministerio de Planificación para obras de dudosa ejecución (1); 6.500 millones de dólares —sin intereses— para el moroso con el Club de París.
  
Reservas: 52.000 millones de dólares
  
Total de pasivos: 45.760 millones de dólares
  
Reservas reales: 6.240 millones de dólares
  
A ello agrego que hace años que el Banco Central no suministra información sobre ingresos y egresos de las divisas, de modo que es imposible constatar la existencia real de las divisas.
  
Y téngase en cuenta que Argentina sigue en default, por lo cual no puede acceder a los mercados voluntarios de crédito para financiar los servicios de la deuda, y, consecuentemente, se apropia de los recursos de Anses (hace un par de meses el gobierno libró una letra de 1.081 millones de dólares contra Anses que no piensa devolver), PAMI y otros organismos para disimular el déficit fiscal con una contabilidad creativa, siendo el de marzo pasado de $ 1.313 millones, que sumado al aporte del Banco Central de $ 2.136,6 millones,  totalizó $ 3.449,6 millones el quebranto.
  
Cordialmente,
Alfredo Nobre Leite
Villa Ballester,
26 de abril de 2011
   
  
Nota: 1) De las 1.141 obras a cargo del Ministerio de Planificación, por un total de $3.700 millones en el Presupuesto 2009, 1.077 no se realizaron, siendo reasignados de la partida correspondiente $ 2.600 millones para otros menesteres por el inefable “bigotudo” Anibal Fernández.
  

martes, 31 de enero de 2012

Necesarias precisiones


ACLARACIONES  SOBRE
Cabildo

A propósito de una entrevista


El domingo 29 de enero, en la sección Enfoques del diario La Nación (p.1-3), se publicó una larga e interesante entrevista de Ricardo Cárpena al Dr. Vicente Massot.

Siempre es bueno entrar en contacto con el pensamiento de Massot, sea por la caballerosidad de su estilo como por la solvencia de sus estudios. Pero si lo transcripto en la mencionada entrevista —tanto por las preguntas y comentarios del periodista como, principalmente, por las respuestas del entrevistado— fuera fidedigno, hay  una serie de juicios que se han vertido sobre la revista Cabildo que necesitan justicieras aclaraciones.

1º) Durante los años ’70 y hasta hoy, Cabildo no predicó ni practicó jamás la agresividad “en términos de la reivindicación de determinados tipos de violencia tan acusadas como las de la izquierda revolucionaria”. Esta simetría que se establece diciendo que “todos reivindicábamos la violencia” es, por lo menos, errónea y confusa. A quienes aún hoy formamos parte de Cabildo no se nos ha pasado por la cabeza buscar algún refugio indulgente en esta presunta homologación de violencias.

Cabildo predicaba la guerra justa contra el terrorismo marxista, precisamente en franca oposición a la estrategia criminal de la violencia ejecutada cruelmente por “la izquierda revolucionaria”. Las cosas se especifican por su fin. El nuestro era el reclamo de los argentinos cabales, para que las Fuerzas Armadas de la Nación libraran limpia y frontalmente la necesaria Guerra Contrarrevolucionaria. El fin de “la izquierda revolucionaria” era el opuesto, en consonancia con los planes del Comunismo Internacional a los cuales aquellas bandas partisanas respondían. Hablar de una genérica “violencia” que habría sido reivindicada por todos, comporta una ligera simplificación.

Precisamente porque es cierto que “la idea es que había una guerra”, no resultan analogables los que anhelábamos en ella el triunfo de la causa de Dios y de la Patria, con los que respondían a los planes de tres Estados Terroristas: el cubano, el soviético y el chino. Proponer una suerte de exculpación sobre la totalidad del espectro ideológico porque “todos reivindicábamos la violencia”, supone una grave indistinción filosófica, política y filológica de aquel invocado término. Bien ha dicho De Maistre que la Contrarrevolución no es una Revolución de signo contrario, sino lo contrario de una Revolución.

2º) No es cierto que “todas las revistas políticas de la época, como Cabildo, El Descamisado, El Caudillo, Militancia, tenían un común denominador: nadie creía en la democracia”.

Cabildo, ciertamente —de la mano segura de los clásicos y de los pensadores tradicionalistas más preclaros de todos los tiempos— sigue repudiando esta forma corrupta de gobierno. Pero el resto de las publicaciones mencionadas no sólo creían en la democracia,insertos como estaban en las aguas purulentas y ambiguas del peronismo, sino que la necesitaban, la sostenían y la usaban para la posesión y el usufructo del poder. De Marx y de Engels es la frase: “el primer paso de la Revolución Obrera es la conquista de la Democracia”. De Lenín aquella otra, según la cual, “la República Democrática es el acceso más próximo a la Dictadura del Proletariado”. Y hasta Rosa Luxemburgo se permitió decir que la Dictadura del Proletariado “consiste en el sistema de aplicación de la democracia, no en su abolición”. La intangibilidad de la democracia —teórica y práctica— no estuvo nunca en discusión desde las páginas populistas de las mencionadas publicaciones. Sólo Cabildo se manifestó políticamente incorrecto en tema tan crucial.Y en esto, como en el conjunto de nuestra doctrina, nos place seguir siendo consecuentes.

3º) Es verdad que Cabildo “no era pluralista”, ni se expedía a favor de “la tolerancia”, o que no estaba “en las filas de los moderados”.  Lo primero porque de la Filosofía Perenne aprendimos la primacía de la unidad de la Verdad por sobre la adición disgregante de las opiniones múltiples. Lo segundo, porque bien dijo un ingenioso francés que, para practicar la tolerancia, hay “casas”, y no son precisamente las que queremos frecuentar. Lo tercero, porque creemos con Gómez Dávila que para moderado está el demonio, siempre pronto a respetar todas las creencias.

Pero nuestra posición no admite ser definida como de “ultraderecha” o “de contenido antisemita”. Ni mucho menos que este último juicio se sostenga en el hecho que, desde nuestras páginas, se “alertaba sobre la conspiración judía mundial o la complicidad del judaísmo con el comunismo”. Son ya muchos y prestigiosos los autores judíos —dentro y fuera del país— que han probado la veracidad de este complot, así como la explícita y alegre connivencia del judaísmo y el comunismo. Esto último, además, se ha presentado en decenas de tratadistas hebreos como un honor antes que como una mácula. Tendrá, pues, que buscarse otro argumento para sostener tan trillada inculpación. Para hallar las causas de nuestra confrontación con el judaísmo —quienes realmente quieran conocerlas— tendrán que remontarse a la teología católica, no a la panfletería antisemita, fabricada muchas veces por los mismos israelitas.

Cabildo es expresión del Nacionalismo Católico, tan reacio a dejarse rotular con las categorías del pensamiento único dominante, como impugnador de las hemiplejias rotativas con las que el sistema se autoconserva. Ni ultraderechas ni ficciones lingüísticas similares definen nuestro ideario. La vaina enmohecida de la guerra semántica hace largo rato que no nos corre.
     
4º) Es una lástima —y lo decimos sin sombra de sarcasmo alguno— que el Dr. Massot haya llegado a la conclusión de que “las lecturas militantes no servían para nada y había que meterse con Aristóteles, Hobbes, Marx. Al estudiar esos temas me di cuenta de las barbaridades que reivindicábamos. Lo que hacíamos era militar, no pensar”.

Se comprende que el término militancia se encuentre hoy entre los más pasibles del desprecio, por el manoseo indecoroso que han hecho de él los esbirros del kirchnerismo. Pero al margen de que abusus non tollit usum, la verdad es que para estudiar a los autores que menciona, el Dr. Massot no necesitaba apartarse de nuestras lecturas militantes. Hasta para adentrarse críticamente en su “personaje preferido de la historia, el príncipe de Bismarck”, tenía a uno de nuestros grandes maestros, Don Rubén Calderón Bouchet, quien sobre el alemán escribió en el nº 3 de Restauración, la continuadora provisoria de Cabildo, cuando ésta fue cerrada por López Rega.

Una sencilla repasada a los antiguos ejemplares de Cabildo —y esto para acotar la referencia— le permitirá advertir a cualquiera que la formación que pregonábamos en nuestros lectores, amigos y camaradas, incluía forzosamente el conocimiento y el análisis minucioso de aquellos autores mencionados por Massot. Va de suyo que cada quien consagraba al estudio lo que sus dones, talentos o posibilidades le permitían. Pero contraponer dialécticamente la militancia al pensamiento, es un cargo que no puede aplicársele al Nacionalismo Católico sin cometer una penosa injusticia. Pensadores de fuste —y consagrados a todas las áreas del pensamiento, desde la teología y la metafísica hasta las letras y las artes, pasando por la historia y las ciencias— fueron a la par esforzados militantes nacionalistas. Algunos de ellos, como Genta y Sacheri, pagaron el alto costo de su sangre derramada por esta doble y honrosa condición de pensadores militantes.

Por último, la revista Cabildo, no apareció en 1972, sino el 17 de mayo de 1973. El Dr. Vicente Massot no “tenía entonces 18 años” sino 21. Sus datos curriculares asentados en su prolífica obra, datan su nacimiento en 1952.

Se me crea o no, lamento con un dolor lacerante y creciente, haber tenido que rectificarlo. Porque los recuerdos de su juventud lúcida y combativa, de su prosa acerada y vehemente, de su fe en la Tradición de la Iglesia y en los grandes arquetipos del Nacionalismo Universal, seguirán siendo para mí y para quienes otrora fuimos sus camaradas, un testimonio vivo que hasta los mismos e irreconciliables cambios de rumbo se niegan a borrar.

Antonio Caponnetto

lunes, 30 de enero de 2012

Activemos la Memoria

VOLADURAS SIN
“MEMORIA”
  
  
Todos los aniversarios de ambos atentados, “Memoria Activa” condena con razón las voladuras de la Embajada de Israel y de la DAIA/AMIA. Con amnesia parcial, sin embargo, la comunidad judía local como la del resto del mundo jamás rememora ni —mucho menos— repudia sus setenta cruentos atentados terroristas con explosivos en Palestina durante 1946, asesinando cuarenta y cinco soldados británicos, como tampoco su voladura del hotel “Rey David” de Jerusalén (sede de la Secretaría del Gobierno mandatario) el 22 de julio de ese año, masacrando a otros noventa y un súbditos de SMB, ni su reincidencia al volar otro hotel, el “Semíramis” el 5 de enero de 1948, dejando otros veinte occisos, por no detallar otras explosiones.
  
Al igual que dicha comunidad, es evidente que las autoridades nacionales —incluyendo las educativas, que hacen dar clases acerca de los dos atentados mencionados— padecen de memoria selectiva o amnesia parcialísima al no recordar ni incluir en el calendario escolar otras voladuras anteriores como lo fueron —entre otras muchas “menores”— la del Comedor Policial el 2 de julio de 1976 con veintiún muertos (más de sesenta y seis mutilados y quemados); la de la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Defensa, el 15 de diciembre de 1976, asesinando a otras dieciséis víctimas (e hiriendo gravemente a otras veinte), así como la destrucción total de dos edificios de departamentos en Melo 1959 y 1965/69, perpetrada el 1º de agosto de 1978 para atentar contra la familia del Almirante Lambruschini, asesinándole a su única hija —Paula— de quince años.
  
Las dos primeras de estas tres voladuras de edificios perpetradas todas por marxistas “montoneros” fueron de autoría intelectual y responsabilidad mediata denunciada y nunca rebatida del hoy muy homenajeado (plazas, calles, cátedras, premios, etc.) Rodolfo Jorge Walsh.
  
La bomba (“mina vietnamita” o “Claymore”) dejada en el Comedor abierto a todo el personal policial, sus familias e invitados en Moreno 1547, la colocó el ex agente José María Salgado según el testimonio publicado por el periodista Eugenio Méndez en su libro “Confesiones de un montonero” en las páginas 159/60 (notas 6-7) que transcribimos:
  
(Salgado) “Tuvo una reunión con su responsable, el oficial Esteban (Rodolfo Walsh) que lo había infiltrado en la Policía Federal… Deciden colocar la bomba el 4 de junio de 1976. Se posterga porque en la Policía lo dan de baja. Esteban le indica que no devuelva la chapa. Ingresa a la Superintendencia con paquetes tentativos. No lo controlan. Considera que el comedor es el lugar apropiado. La bomba se la entrega Esteban y el Monra le indica cómo hacerla detonar, que va a tener veinte minutos para escapar. El 2 de julio de 1976 ingresa y la coloca, cubriéndola con su sobretodo. Se retira. Cambia de vehículo en Loria y Rivadavia, encontrándose con Esteban que le manifiesta: «El operativo salió perfecto»”.
  
Si bien se aclara entre paréntesis la verdadera identidad de “Esteban”, no se da la del “Monra”, alias del célebre Marcelo Daniel Kurlat, jefe de la Columna Norte de la banda, abatido en Boulogne el 9 de diciembre de 1976.
  
Lo mismo hizo “el escritor desaparecido” (abatido en un tiroteo que él inició en plena Avenida Entre Ríos entre Humberto I y Carlos Calvo, Capital Federal, el 25 de marzo de 1977, ante numerosos transeúntes) para la segunda voladura sin “Memoria Activa” (ni pasiva siquiera), perpetrada por el sociólogo José Luis Dios contra quienes fueron sus compañeros de trabajo durante nueve años reunidos en el microcine de su Subsecretaría. Para entonces ya había caído con su compañero y otros secuaces en el combate urbano (requirió artillería) para tomar la Jefatura de Inteligencia de la banda en Corro 105 esquina Yerbal, Capital Federal, el 29 de septiembre de 1976, la hija del instigador, María Victoria Walsh (a) “Isabel”, cuya hermana Patricia aún insiste en conquistar el poder por las urnas.
  
Ya que nadie recuerda estas voladuras —quizá discriminadas por haber causado únicamente víctimas cristianas— nosotros lo hacemos, repudiando a la vez toda forma de terrorismo.
  
Adolfo Muschietti Molina
  

domingo, 29 de enero de 2012

Meditaciones dominicales

PARA LAS CALENDAS PATRIAS
  
  
El patriotismo es algo que debemos: amor y servicio a la Patria. Como deuda, en sentido estricto, debemos colocarlo como parte de la justicia. Así lo concibieron los romanos, Santo Tomás y la doctrina católica.
  
Por su abolengo latino, patriotismo viene de pater, padre. El concepto de patria no es solamente territorial, sino que comprende todo lo que recibimos de los padres: costumbres, tradiciones, bienes espirituales y materiales; todo lo heredado de nuestros mayores.
  
Al decir que no es solamente territorial, no queremos subestimar la integridad territorial; el patriota no entrega parte de su casa al enemigo.
  
“Por el patriotismo ofrecemos —dice Cicerón— un servicio y culto diligente a quienes estamos ligados por la sangre y el amor a la patria” (Ret., 2, 53).
  
El motivo por el cual ofrecemos este servicio es la deuda de justicia inherente a la filiación: somos hijos de quienes nos han dado el ser. Dice Santo Tomás: “El hombre se hace deudor de los demás, según la excelencia y los beneficios que de ellos ha recibido” (“Suma Teológica”, IIa. IIæ., 101, 1).
  
El patriotismo, y los deberes para con la patria, están vinculados a la justicia. Es una virtud, no un simple sentimiento. El sentimiento viene y se va, no compromete nuestro modo de obrar. En cambio, la virtud es algo permanente, y compromete nuestro modo de obrar.
  
El patriotismo obliga. Pero al contemplar el panorama de nuestras tradiciones históricas, bienes recibidos de nuestros mayores, beneficios y también maleficios, no podemos tener un criterio acumulativo, sino selectivo. La madurez del patriotismo debe saber y reconocer a qué podemos tributar honor, exaltar y transmitir a las generaciones venideras: y lo que la misma piedad exige enmendar, frente a los errores del pasado.
  
En la hora actual, el patriotismo nos exige recoger y actualizar el catolicismo tradicional de nuestro pueblo, plantado por misioneros y soldados en la primera etapa de la colonización hispánica. Es el catolicismo que debemos defender contra el laicismo inveterado, y contra la invasión de las sectas protestantes, amparadas por la inacción e incuria de nuestras autoridades civiles y eclesiásticas.
  
No hay argumento válido, ni conciliar ni preconciliar, ni antiguo ni moderno que justifique el tomar posesión de mi casa al enemigo de la Fe y de la Patria. Más claro: No podemos abrir las puertas a la herejía por un falso concepto de la libertad religiosa. El signo de la paz no es la presencia del enemigo en mi casa.
  
Reitero lo que alguna vez se dijo, que somos un país ocupado: invasión de mormones, locales de cultos de sectas norteamericanas, música en las radios, letreros en inglés, reiteradas peregrinaciones de nuestras autoridades a los Estados Unidos, el yugo de los usureros impuesto por la avaricia apátrida, la bandera de un pacifismo sin honor: todo revela que somos un país ocupado.
  
Eso es lo que vemos en estas calendas mayas. Pero la mano de Dios construye y construirá más con el “resto de Israel” (Isaías, 4, 3).
  
No queremos ser del todo pesimistas. Venimos arrastrando una larga tradición de desaciertos; hay muchas cosas que enmendar en silencio; tampoco podemos pactar con un conformismo suicida. La Patria, mejor la Providencia, nos llama a afrontar una tarea heroica.
  
En un terreno más conocido para nosotros, es seguro que no podemos pactar con la difusión de la herejía, obra de las sectas, o bien con la apostasía inculcada desde nuestras aulas universitarias. La docencia naturalista de nuestras casas de estudios, es una docencia apóstata, al negar la totalidad de la Revelación.
  
Hemos sabido combinar para la muerte excelentes valores de vida. Entre la paz, la “civilización del amor”, los “chicos de la guerra”, etc., hemos creado una mentalidad blandengue, timorata, apátrida, destruyendo la conciencia de nación, y los deberes para con la Patria.
  
Lo contrario de la paz no es la guerra. La guerra puede tener causas justas, y realizarse por hombres pacíficos que se ven agredidos en sus derechos. Es lo que ocurrió en las Malvinas. Lo opuesto a la paz, es el desorden interior en la persona, o el mismo desorden en el interior de los pueblos: ambición de riquezas, de poder, egoísmo. La lucha contra estos desórdenes trae la paz, o sea la tranquilidad en el orden, según la clásica definición de San Agustín.
  
Contra aquella realidad del 25 de mayo, teñido por los postulados de la Revolución Francesa, hemos visto surgir muy cerca nuestro, la limpia empresa de los Cursos de Cultura Católica de Buenos Aires (1920-1930), que sometieron a examen los postulados de un libertinaje político, social y económico que pedimos a Dios desaparezca de la realidad argentina. Como dice Donoso Cortés: “Por el catolicismo entró el orden en el hombre, y por el hombre en las sociedades humanas”. Y después añade: “El orden pasó del mundo religioso, al mundo moral y al político”.
  
Agreguemos por nuestra cuenta: esto es cierto, pero el mundo religioso tiene que ser católico, no pluralista. Entonces pasa el orden, sin gérmenes patógenos.
  
Fray Alberto García Vieyra, O.P.
  

viernes, 27 de enero de 2012

Editorial

LA CICATRIZ


Suele hablarse corrientemente de malos y buenos enfermos, entendiéndose por estos últimos a aquellos que cooperan con sus médicos, que ponen tesón para salir del trance, y que —sin demasiadas quejas— son dóciles a las indicaciones requeridas, aunque resulten exigentes y dolorosas. No es una caracterización completa, pero resulta adecuada.

Cristianamente hablando, sin embargo, el buen enfermo posee otras cualidades, principalmente si el daño que lo aqueja puede poner en riesgo su vida. Por lo pronto se pondrá en paz con Dios, pedirá sacramentos y plegarias que lo encomienden y, sobre todo, aceptará con humilde resignación su condición de creatura transitoria, vulnerable y frágil, como somos todos los mortales. Quien estudie —como lo ha hecho, por ejemplo Emilio Mitré Fernández en su La muerte vencida— la actitud que solía tener el hombre medieval frente a la infirmitas y al desenlace fatal de la misma, se hallará con la prevalencia de un talante piadoso, que todo lo contemplaba sobrenaturalmente.

Es que para un católico serio, que aplique el principio de la analogía, el primer grado de salud lo ocupa la sobrenatural; el segundo, la espiritual o mental, y recién el tercero la salud corporal. Si la enfermedad de la primera es el pecado y el de la segunda el error, el de la tercera lo es cualquier morbo que ande causando daño al organismo. Pero como bien ha notado el Padre Basso, de la mano de Santo Tomás, el desorden y la desproporción consisten en preferir esta última salud a las anteriores. Así como en desaprovechar la enfermedad del cuerpo para no meditar en las otras que tanto más necesitan de nuestra cura. Es el eterno tema tratado en el episodio del paralítico, y resuelto, claro, por la palabra veraz de Jesucristo. Lo más importante es salvarse, no abandonar la camilla y regresar caminando a la casa.

Como era previsible, tratándose de una mujer vulgar e irreligiosa, ninguna de estas consideraciones se hizo presente en Cristina de Kirchner desde el instante en que anunció su dolencia. Y si no ha titubeado en capitalizar ideológicamente la muerte de su propio esposo, tampoco dudó en hacerlo con su afección. Aquel campamento brutal y simiesco,instalado ante las puertas del Hospital Austral durante los días de su internación,y los comunicados del vocero oficial —quien con tono de relator futbolístico iba narrando la goleada contra el cáncer,celebrada por los barras— quedará grabada a fuego en las crónicas de la abyección y del grotesco.

 En rigor,la actitud personal y politica de la presidenta ante el achaque  fue tan degradante como la que suele ostentar de ordinario. Para ella y ellos —exhibicionistas de éxitos mundanos y de vanaglorias terrenas— no existe nada parecido a la contemplación de las postrimerías, al ofrecimiento del dolor, a la situación límite del alma contrita y suplicante. La democracia es el carnaval, con mascaritas obligadas a fingir esplendor aunque estén carcomidas por dentro. Y Cristina, claro, en el núcleo más infamante del corso, debe conservar esa burlona risa de acróbata, de la que habla Bergson, para hacerle creer a la plebe que tras mil acrobacias nada puede pasarle. Sea la suya un alma sin Cuaresma, sin atrición, sin anonadamiento, sin genuflexión ante el Autor de la Vida y de la Muerte, y que sepa Él donde alojarla cuando traspase los lindes de la tierra.

Pero faltaba lo peor y sucedió. En su primera aparición pública —tras el rescate de la tiroides del tumor maligno que la amenazaba— Cristina Kirchner habló de un “milagro”, le agradeció a Dios y a la gente, y sostuvo que el amor puede más que el odio. Porque necesitada de quien gritara “¡viva el cáncer!”, y no hallándolo, era menester inventar, no una gesta, como suponen algunos, sino una nueva variante de la lucha de clases: la del pueblo que quería su saneamiento contra los monopolios destituyentes que clamaban metástasis. La ficción no cesa nunca, ni siquiera ante lo que merecería mayor compostura.

Ahora bien; se puede llamar milagro a un mal diagnóstico, que no habrá ninguna voz eclesial que pida respetar la integridad de los términos. Al contrario, no faltará prete que sostenga que ella merece hasta la suspensión de las leyes naturales, o que, al fin,la mediación de Néstor ha entrado en franca competencia con la del Gauchito Gil. Se puede invocar al amor,con rostro atrabiliario y voz furente, en una sala atestada de odiadores profesionales, de rencorosos de oficios, de artesanos del resentimiento y de la venganza, que nadie osará tampoco marcar la contradicción flagrante. Pero nos perturba e indigna el agradecimiento a Dios, y no queremos guardar silencio cómplice frente a tamaño desafuero.

¿A qué Dios agradece Cristina? ¿Al que ultraja aprobando el matrimonio contra natura, violando el Decálogo, promoviendo ideas y personajes enrolados en el ateísmo militante, befando a la Iglesia, dejando impunes a los incendiarios de pesebres, retirando imágenes marianas o crucifijos de los lugares públicos? ¿A qué Dios agradece? ¿Al que ignora y pisotea en cada acto de su tiranía, en cada gesto altanero, en cada palabra petulante y frívola? ¿Al que ataca con sus programas y textos de estudio plagados de materialismo, al que despoja de su cetro a cada paso de su modelo “nacional y popular”, para sumarse a los intereses de los deicidas, al manifiesto regocijo de los masones, y al acompañamiento de legiones de crápulas sin Fe? ¿A qué Dios agradece esta mujer,en cuyo pecho los pecados capitales nadan a sus anchas? Es simple y trágica la respuesta: al que profanó  públicamente, con horrible sacrilegio,el día que asumió su segunda presidencia, y decidió jurar por una divinidad  potencialmente demandante en paridad de condiciones con Kirchner. Su agradecimiento, en suma, tiene un sólo nombre y es blasfemia.

Cuando Shakespeare trazó el perfil glorioso de Coriolano, en su obra homónima, recordó que el honroso guerrero se había negado a mostrar a la plebe sus cicatrices recibidas en combate, tal como le exigían los demócratas para ganar los votos del gentío. “Preferiría que mis heridas estuvieran por curar, antes que oír decir cómo las recibí. No puedo ponerme la toga de candidato para desnudarme y rogarles que, en obsequio a mis cicatrices, me den el voto. Os suplico: ¡dejadme prescindir de esta costumbre!”. Después Beethoven le regalaría una obertura en su homenaje, que todavía hoy escuchamos estremecidos.

Cristina hizo exactamente lo contrario. Con un lenguaje tilingo —que recuerda al que Landrú sabía poner en boca de dos señoritas banales y futiles— blandió impúdicamente su cicatriz para victimizarse, como lo hace con su viudez o con su luto y su duelo. Porque en personajes de su catadura cualquier recurso es válido para captar sufragios o alimentar los espejismos de la masa. La virtud de la gravitas le es ajena. Otrosí la de la circunspección y el recato. La noción romana de decus no podría aplicársele jamás. Si no Beethoven, de seguro Boudou le pondrá música mañana a esta nueva barrabasada de su mandante.

Era Anzoátegui el que decía que las únicas condecoraciones válidas para un soldado debían ser sus cicatrices; y que la tragedia moderna consistía en  que ahora no quedan más cicatrices que las de alguna apendicitis de urgencia. He aquí toda la gloria que puede exhibir esta mujer que vive imaginando confrontaciones contra supuestos enemigos: el tajo horizontal del que extrajeron su tiroides.

Marechal supo cantar algo superior al respecto. “El dolor de la patria me atravesó el costado. La cicatriz me dura”.

Permita el Señor de la Salud que esta cicatriz nuestra, y de todos los patriotas cabales, cauterice algún día.Que nos sea suturada con el agua, con la sangre o con el fuego. Con el rocío de algún ceibo o el fulgor de alguna estrella argentina. Con el aire sanante de una patria nueva, surgido del soplo mancomunado y altivo de quienes todavía no se rinden.

Antonio Caponnetto