Ya cantaba el aire.
Ya por las esquinas de los cuatro rumbos
pastores y ángeles andan a los tumbos,
preguntando a todos si han visto a mi Bien.
Y hay un alboroto de alas y ovejas,
de balidos nuevos y antiguas consejas,
que se arremolinan camino a Belén.
La vida ya es vida, sonido el sonido,
ya el azul es cielo feliz y cumplido
y amor el amor.
Y ya de rodillas se ponen las flores,
presentando armas a los ruiseñores,
que en bandadas vienen a ver al Señor.
Y el Niño que mira,
y el Niño que mira y apenas,
apenas si acaso, respira
por miedo a la gloria,
por miedo a la gruta,
que es gruta y altar.
La luz en el aire se moja de aromas
y vuelan palomas, palomas, palomas;
y el Niño que tiene ganas de llorar.
¿Qué le pasa al Niño?
¿Qué sofoco ahogado de canto y de llanto
le arrasa los ojos de tanto,
de tanto milagro de cielo y de luz?
¿Será que habrá visto
la imagen de Cristo,
la carne del Niño colgada en la cruz?
Ignacio B. Anzoátegui
Nota: La canción que acompaña estos versos le pertenece, como autor e intérprete, a Don Ángel L. M. Salvat. Quienes deseen adquirir sus compactos o tomar contacto con él, pueden pasar por el sitio web http://almapiedegallo.iespana.es/
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