YA HEMOS PASAO
El martes 28 de marzo de 1939 las tropas de Espinosa de los Monteros entran en Madrid. La colosal noticia, a fuerza de soñada y esperada, casi parece que no impresiona, pero va calando en los más profundo de la conciencia española, única ya. Serrano Súñer trata de apuntarse a la gloria del día con un discurso que no consigue demasiada audiencia. Menos mal, porque su tesis aparente rezaba así: “El problema español ha sido resuelto por el Caudillo victorioso sólo y nada más que por las virtudes de la fuerza y el valor en los campos de batalla”.
Había mucho más detrás de la victoria, y Serrano lo sabía bien. El coronel Prada se presenta en el Clínico a la hora convenida, cuando ya, desde las once, ondeaba la bandera bicolor en Gobernación, seguida por otra en el Banco Urquijo y por centenares de enseñas más, confeccionadas nadie sabía cómo. Desde las nueve de la mañana camiones llenos de entusiastas anticipaban la alegre entrada de la tropa, que se produce por la calle de Cea Bermúdez (Losas) y por el puente de Toledo (Ríos Capapé). Los refugiados de las embajadas hacen una salida indescriptible; los de Noruega ocupan el Ministerio de Hacienda. Ríos Capapé habla por Unión Radio poco después de la una: “Españoles: Madrid ya es de Franco”.
Los cuerpos de ejército que rompieron en Toledo llegan a la línea Aranjuez-Tembleque-Orgaz; las divisiones serranas toman El Escorial, Villalba y Buitrago; Levante avanza por su “zona interna”; Urgel venga la derrota de Brihuega; Aragón ocupa Cifuentes, Galicia tantea el litoral. El ejército del Sur rebasa Marmolejo y Andújar; Ciudad Real pide por teléfono que se acelere el avance, como Cuenca; el jefe del XXIII cuerpo republicano rinde personalmente las líneas frente a Granada. El almirante Moreu se hace cargo, en Bizerta, de la flota internada. La multitud burgalesa se vuelca ante el palacio de la Isla; Franco no puede saludarles, afectado de fortísima gripe.
Antes de embarcarse en el Galatea, el jefe del G.E.R.C., Matellana, envía la última orden del Ejército Popular, dirigida a sus enemigos. “Jefe estado mayor Grupo Ejércitos a autoridades nacionales, Madrid. En este momento abandona España Consejo Defensa. El general Matellana, jefe del Grupo de Ejércitos, se pone a las órdenes del Generalísimo para la entrega total de la zona roja. Espero instrucciones”.
Las instrucciones eran que el Consejo de Defensa y sus colaboradores se esfumasen, como hicieron. En Murcia, los 1.048 náufragos supervivientes del Castillo de Olite, a las órdenes del comandante López Canti, se hacen con el control de la ciudad y ocupan la base de Cartagena. El ejército del Centor consuma la ocupación, muy cautelosa, de los alrededores de Madrid, y llega a su objetivo de Tarancón. El C.T.V. destaca espectacularmente varios grupos que ocupan Guadalajara (el viejo y sangriento sueño), Cuenca, Motilla y Albacete; todas las carreteras y vías férreas radiales parecen italianas.
En Levante, Galicia ocupa Sagunto; Castilla, Segorbe; Aragón, Sacedón, para enlazar en Cuenca con el C.T.V.; Urgel, Alcalá, tras enlazar con el mismo C.T.V. en Guadalajara. Yagüe llega hasta Ciudad Real; Andalucía acampa en Bailén; Córdoba en Jaén. Almería responde con novecientos ochenta y seis días de retraso a los apremiantes radios de Franco el 19 de julio; se declara “a las órdenes del Caudillo”. Franco accede a los ruegos de la Marina, que ocupa la ciudad desde el puerto a primera hora de la tarde. Todas las ciudades que se sublevan antes de la llegada de las tropas piden directa y nominalmente instrucciones a Franco, en Burgos.
En Madrid han salido los dos diarios católicos, El Debate (por primera y última vez) y el Ya. El primer número del ABC recuperado lleva una invocación a Franco en su portada blanquinegra.
Ricardo de la Cierva
(Tomado de su obra “Francisco Franco, un siglo de España”)
(Tomado de su obra “Francisco Franco, un siglo de España”)