jueves, 7 de marzo de 2019

Eclesiásticas

ERNESTO CARDENAL:
“MISERICORDEADO”

En estos días se supo que el Papa levantó la suspensión a divinis del cura marxista, poeta, guerrillero Ernesto Cardenal, sancionado por s. Juan Pablo II por su activa participación en favor del régimen marxista de Ortega.

Pasados unos años, Ortega regresó al poder, ahora felizmente acompañado en el gobierno por su mujer, y entrambos siguen ejercitando sobre el pueblo de Nicaragua, las mismas infamias de antes.

Es decir, aquellas por las que luchó Ernesto Cardenal.

Es difícil entender si el levantamiento de la suspensión, de algún modo viene a significar la convalidación del régimen de Ortega, porque ambas circunstancias están claramente entrelazadas.

Campea por ahí un marxismo digamos, “matrimonial”, decadente, podrido hasta la raíz y empeñosamente corrupto, y que por supuesto no olvida perseguir a la Iglesia católica y a sus fieles.

Hasta donde sabemos Cardenal no se arrepintió de su pasado que, demás está decirlo, en nada se diferencia del penoso presente de Nicaragua. El dato curioso sería que Cardenal no habría pedido el levantamiento de la sanción. Configurando algo semejante a lo que Chesterton llamaba “el pecado imperdonable de no querer ser perdonado”.

Hasta donde sabemos y de acuerdo al Catecismo, el perdón de los pecados esta necesariamente ligado al arrepentimiento. Raro, en este caso no lo hubo.

Nadie ignora que el Vaticano actual postula la teología de la liberación, esa que hace del marxismo la praxis evangélica para alcanzar el reino, entendido como una pura felicidad terrena, sin un destino trascendente. “La felicidad del potrero verde” ironizaba Genta, esa que se agota en que no te falte nada de lo del mundo, eso sí, te arrebatan la Esperanza.

¿Un gesto de misericordia? Puede ser, el tipo está muy viejito. Pero ¿con eso alcanza? ¿Es que envejecer te exculpa? No lo sabíamos. Aunque una misericordia alejada de la verdad, sin esa caridad esencial, suena a otra cosa, a poca cosa, suena más a política, a ideología, que a religión…

En este caso con una carga adicional, consecuencia de la ideología que impulsó Cardenal, muchos en Nicaragua sufrieron y todavía siguen soportando un régimen inicuo. Tampoco a ellos les pidió perdón.

Curiosamente el Vaticano no ha condenado al actual régimen de Nicaragua pese al hambre del pueblo, al hostigamiento sobre los católicos y a los muertos que carga sobre sus espaldas. Algo parecido sucede con la Venezuela de Maduro donde Roma hablaba de “no intervención” y ahora de “neutralidad positiva” (sic), o en el elogio de China, “a la que nadie iguala en doctrina social católica”, o en la Cuba comunista, donde no se recibe a los disidentes del régimen.

Por otra parte los amigos del Vaticano son marxistas o masones. Veamos, el marxista Grabois prácticamente vive en Roma, a los otros socialistas que llegan, alegremente los llaman “los troscos de Dios”, el masón Bono recibido en largas entrevistas privadas, el ateo Pérez Esquivel tiene su sitio, lo mismo que Bonafini, Solanas o Evo Morales, etc., etc., y por si fuera poco, el periodista estrella, con catorce entrevistas, es Scalfari, director del diario del comunismo italiano.

Visto el cuadro en perspectiva, tal vez no fuese un despropósito pensar que hoy en el Vaticano, la masonería y el marxismo pisan fuerte.

Miguel De Lorenzo
25 de febrero de 2019

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Papa Francisco hace un tiempo dijo que las reformas del concilio vaticano II son irreversibles; ahora bien, según el artículo de Miguel De Lorenzo parece que el vaticano ha dejado de ser católico, ¿vale la pena seguir siendo católicos?

Anónimo dijo...

Por supuesto, de ello depende nuestra salvación. Que el vaticano este en apostasía no significa que nosotros también tengamos que apostatar.