Glorioso Capitán de Fragata Don Pedro E. Giachino
Muerto en combate el 2 de abril de 1982
condecorado post-mortem con la cruz
“al heroico valor en combate”
Muerto en combate el 2 de abril de 1982
condecorado post-mortem con la cruz
“al heroico valor en combate”
CENTINELAS Y
ADELANTADOS
En un 2 de abril, hace 23 años, en una semana de Cuaresma, anterior a Semana Santa, como ésta, próxima al Domingo de Ramos, en entrada triunfal, Usted, Señor Capitán de Fragata de Infantería de Marina, Don Pedro Edgardo Giachino, inmolaba su vida en defensa de su Patria. Su tumba, Capitán, es la turba. Su lápida, el viento, la nieve, el hielo, ese cielo plomizo y ese ruido del mar. Su sangre, Capitán, tomó posesión soberana de nuestra tierra malvinera, en la entrega sublime, empapó las entrañas de esta tierra y explotó en estas cruces, que como en un nuevo Gólgota ofrecen al mundo sus brazos desnudos, abierto en silenciosa espera.
Bajo esas cruces, en las profundidades, en constante urdimbre, los huesos, los tendones, las venas de esos cuerpos viriles, junto al heroísmo y al orgullo de ustedes, señores soldados de Malvinas, amasaron esta roca, en la cual, con cincel de fuego, estamparon los 649 nombres que recuerdan la gloria que conquistaron. Este monumento, es un canto a los que nunca mueren, como ustedes, Señores de Malvinas.
En este monumento, se unen el clamor que surge desde el fondo del mar, el de las víctimas del hundimiento del Crucero A.R.A. General Belgrano. Se unen el rugido de los motores, atravesando las nubes espesas, piloteado por manos, mentes y nervios de valietes. Se unen sus gritos en los pozos, en un “sapucay” unánime y triunfal. Se unen las secretas vivencias de los veteranos, que en sus noches sin sueño recorren esta geografía. Se unen los rezos de sus esposas, de sus hijos, de sus padres, entrelazados en lágrimas de orgullo y honor. Se unen los fervores de los argentinos bien nacidos, se unen la justicia, la verdad, la esperanza. Pero, por sobre todo, se une la protección de María de Luján sobre ustedes, Señores de Malvinas, sobre nosotros, humildes compatriotas, sobre la belleza de esta tierra arisca y dura, impenetrable en su misterio, cautelosa y esquiva, que por ustedes fecundada, es más nuestra todavía.
Señor Capitán, quede en su vigilia y en la de estos Señores de Malvinas, lo gloria de nuestra Patria Argentina. Señores de Malvinas, ¡feliz resurrección en esta Pascua del Señor!
María Delicia Rearte de Giachino
Nota: La Señora madre del Capitán Giachino pudo llegar hasta nuestras Islas Malvinas, y participar allí de la inauguración del monumento que recuerda a los gloriosos caídos. Lo que reproducimos es el texto de la sentida oración fúnebre que pronunciara en tan solemne ocasión, en Darwin, el día 15 de marzo de 2005.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario