lunes, 9 de junio de 2008

Lo que debe saberse


EL GRANJERO INSUMISO
Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL


“Mi pueblo perece por falta de conocimiento” (Oseas, 4, 6)

Las Fundaciones exentas de impuestos de Estados Unidos: Rockefeller, Carnegie para la Paz Mundial, Guggenheim, Ford, fueron objeto de dos comisiones investigadoras, la Comisión Cox, senador por Georgia, y la Comisión Reece, senador por Tennessee, en 1952 y 1953 respectivamente. Ambas resultaron abortadas, una por la muerte repentina del senador Cox, la otra por la intervención de importantes personajes. Una de las conclusiones de la segunda Comisión, el “Informe Dodd”, fue que las Fundaciones orientan “la educación de Estados Unidos hacia un punto de vista internacional”. Acotemos que la Fundación Carnegie fue creada, así como la Brookings Institution, por Frederic A. Delano, tío de Franklin Delano Roosevelt, miembro del Directorio original de la Reserva Federal en 1914, cuyo linaje se puede rastrear hasta Guillermo de Orleáns, durante cuyo reinado se fundó el Banco de Inglaterra (1693).

“Cristina insistió ante los especialistas que trabajan en Universidades como Harvard, Yale y el MIT, las más prestigiosas de Estados Unidos, con su idea de que el conocimiento científico se transforme en aplicaciones concretas para el campo productivo” (“La Prensa”, 26 de septiembre de 2007, pág 3). Harvard y Yale figuran, efectivamente entre las universidades de Estados Unidos más prestigiosas y forman parte, con Princeton y Columbia de la “Ivy League”, la “Liga de la Hiedra”, bastión del poder educativo británico en Estados Unidos. Actúan en Yale, fundada en 1701 en New Haven, Connecticut, seis sectas, entre las que predomina “Skulls & Bones”, “Cráneos y Huesos”, fundada en 1832 por descendientes de colonos puritanos llegados a América del Norte en el siglo XVII, entre ellos los Taft, Gilman, Stimson y Bundy, siendo luego aceptado un segundo grupo de familias enriquecidas entre los siglos XVIII y XIX, como los Rockefeller. Pocas familias judías fueron admitidas al núcleo íntimo: los Schiff, Warburg y Guggenheim.

Las bancas Schiff y Warburg financiaron la creación de la Reserva Federal Norteamericana en 1913 y la Revolución Bolchevique en 1917, y la Fundación Guggenheim aportó las becas a las Fundaciones Carnegie para la Paz Mundial y Rockefeller, para organizar un cuerpo de historiadores que diseñara una enseñanza de la historia adecuada a sus fines, por ejemplo, para convencer al pueblo norteamericano de entrar en la Primera Guerra Mundial. De sus miembros surgen las figuras que van a integrar la comunidad de gobierno e inteligencia de Estados Unidos: William Howard Taft, presidente 1908/12, Henry L. Stimson, su Secretario de Guerra, luego de Franklin D. Roosevelt y Harry Truman; los Bush, comenzando por Prescott y siguiendo por su hijo George H. y su nieto George W.; McGeorge Bundy, presidente de la Fundación Ford, etc. En Harvard tienen grandes intereses los Cabot y de ella salieron varios funcionarios de Economía, nacidos aquí. El MIT —Massachussets Institute of Technology— forma parte de la Red Tavistock de Londres en Estados Unidos: la línea de trabajo de Tavistock Institute es el manejo de la conducta humana, individual y colectiva.

Para lograr el manejo de la educación —y de la conducta— se necesita un Servicio de Inteligencia con gran experiencia y capacidad de infiltración en instituciones, incluyendo otros servicios. No se le puede pisar el poncho a la experiencia de la Inteligencia Británica, creada en 1580. En cuanto a su infiltración en Estados Unidos, comenzó por el control religioso de escuelas de la región de Nueva Inglaterra, como la Escuela Preparatoria de Andover, transformándola en calvinista ultra ortodoxa y oligárquica, antes de la Guerra Civil. Allí estudió George H. Bush.

Pero lo más interesante es la relación entre las agencias de inteligencia de Estados Unidos con la inteligencia y la banca británicas. La primera de aquellas fue “Inquiry”, en 1917, dirigida por Felix Franfurter; la segunda, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), en 1924, dirigida por el Gral. William “Wild Bill” Donovan; y CIA, en 1947, director: Allen Dulles. George H. Bush lo fue desde 1974 hasta 1977. Los tres primeros provenían de estudios jurídicos de Wall Street, ligados a bancos británicos, los dos primeros a J. P. Morgan, testaferro en Estados Unidos de N. M. Rosthschild & Sons de Londres. Dulles estaba ligado a Brown Brothers & Harriman, filial de Brown & Shipley de Londres. Su gerente en Nueva York fue Prescott Bush y su hijo fue el único director de CIA sin antecedentes en servicios de inteligencia. El entrenamiento de la OSS estuvo a cargo de Sir Charles Hambro, jefe del Special Operations Executive, rama del MI 6, miembro de la familia que controla el Hambro´s Bank de Londres. Esta íntima relación entre los Servicios de Inteligencia con la banca británica apoya la denuncia de S.S. Pío XI en “Quadragessimo Anno”, de 1931, del Imperialismo Internacional del Dinero.

La misión fundamental de la Inteligencia es la guerra contra la cultura secular de un pueblo, especialmente contra su religión, y particularmente la Religión Católica, de ahí los ataques e insultos que debe soportar nuestra Iglesia. Para lograr la destrucción cultural y la identidad de un pueblo emplea métodos como:

1) desinformación, mencionando los hechos, pero no sus causas ni sus posibles soluciones, diciendo verdades y mentiras a medias;

2) distracción, suministrando información sobre hechos y personajes secundarios;

3) saturación, de abundante información irrelevante, que no permite tiempo para su análisis;

4) fragmentación social: gran publicidad sobre ciertos azotes en determinadas zonas sin analizar causas, hasta concluir en el sálvese quien pueda;

5) la adaptación gradual a condiciones morales de deterioro, y la

6) la meta de la “Apatía Ciudadana”, luego de interminables decepciones. Así lo dice Samuel Huntington: “El funcionamiento de un sistema democrático requiere por lo general medidas de apatía y no compromiso por parte de algunos individuos o grupos”.

Por supuesto que, para tales logros, es necesario el trabajo de grupos nativos entrenados para crear divisiones en la sociedad —en general, divisiones en derecha e izquierda— aunque pueden ser otras. Recordamos, por ejemplo, el “Sí” o el “No” en la época de Alfonsín, asociando al primero con la democracia y al segundo con la dictadura,cuando lo que estaba en juego era una cuestión limítrofe con Chile. Durante el reciente cacerolazo provocado por los abusivos impuestos a los productores del campo Luis D´Elía marcó dos bandos claramente delimitados, los suyos, los “piqueteros negros”, supuestamente pobres, y los “piqueteros blancos”, de Barrio Norte y Recoleta, quedándose un poco corto. Ya Cristina había lanzado su anatema sobre los conductores de 4 por 4, tal vez olvidando por un momento la hostería que posee con su marido en Santa Cruz, donde pasar la noche cuesta casi setecientos dólares. Con desayuno, claro.

En cuanto a los impuestos que se intentó imponer, es bueno recordar una de las operaciones de la Fundación Rockefeller: sus técnicas para el control de la agronomía mundial. Dicha Fundación controla programas en Estados Unidos, exportables América Latina, Argentina incluida. No debe olvidarse que el granjero independiente, por serlo, puede llegar a ser un individuo insumiso al Nuevo Orden Mundial, el que no tiene enemigos ideológicos, de derecha o izquierda, sino enemigos a secas, todos los que se oponen a sus planes. El granjero de Estados Unidos no constituye la excepción, y también está sufriendo una guerra de exterminio —en particular el pequeño— que terminaría por transformarlo en trabajador esclavo de los grandes trusts agrícolas. El programa se basa en las altas tasas de interés a las que es tan vulnerable, y es manejado por las Fundaciones, especialmente Brookings Institution, a través del sistema de la Reserva Federal.

Cuando cerramos estas líneas, el Gobierno y el Campo han llegado a una tregua. La distancia entre el “Van a tener que entrar en razones o serán detenidos” de Aníbal Fernández y esta negociación actual, demostró que:

a) aún no se alcanzó la etapa de fragmentación y apatía ciudadana;

b) que la unidad y la actitud firme rinden sus frutos. Unidad y actitud que habrá que atesorar, sino seremos —todos— blancos tan fáciles como patos en un estanque.

Luis Antonio Leyro

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos textos hay que difundirlos masivamente.

Saludos

capitanfla dijo...

La apatía.

Nuestro peor enemigo.



Toda nuestra vida somos para los políticuchos, sólo un montón de ovejas que hay que quitarles la lana y faenarlas.

En el único momento en que se nos respeta, y ya ni siquiera, es una vez cada 4 años, a la hora de votar para ver quién sigue ocupando el corrupto sistema que se legan unos a otros.


Saludos.