Y LAS PULGAS
Por descuidarse y no bañarse, un elefante andaba lleno de pulgas. Aunque se bañara diez veces, era inútil. Como lo tenían loco, lo hacían ir para donde querían. Envalentonadas, ellas ya se creían elefantes. Tanto embromaron, que lo hicieron caer en un pantano, que si no pereció fue por un milagro, que sólo de contarlo tiemblo.
Estuvo los días y las noches luchando, solamente con la trompa y los ojitos afuera. Salió maltrecho, flaco, desmirriado, pelado y lleno de barro. Pero eliminó para siempre la dominación de las pulgas.
Ahora ya estás en el pantano,
oh patria pulguienta mía.
oh patria pulguienta mía.
R. P. Leonardo Castellani, S.J.
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