COMO SE PIDE
Estimado Director Profesor Antonio Caponnetto,
Últimamente en los medios de comunicación de nuestro país hemos
visto noticias sobre familias destruidas por sectas y “gurús”. Hay muchos casos
concretos de madres que han perdido completamente el contacto con sus hijos.
Juan Contreras perdió a su hijo en la secta Fundación Hastinapura que nació en
Argentina en 1981. Existen sectas como las del Maestro Mehir (conocido con el
nombre de 'Gurú que Odia a las Mujeres'). Están también los padres del caso de
la Sociedad de Estudios Antropológicos MIKAO USUI que se valen del Reiki, o los
familiares de las víctimas de la Escuela de Yoga de Buenos Aires. Y está mi
caso. Soy una madre viuda de 66 años que ha perdido el amor de su hijo
Sebastián en manos de Cienciología ("Scientology"), secta que ha sido
denunciada en muchos países; en Rusia prohibieron sus libros por ser
extremistas y en Francia fue sencillamente prohibida por ser una 'secta
destructiva de la personalidad'. Entonces, ¿qué pasa con nosotros acá en
Argentina?
La “cienciología” fue importada a nuestro país hace pocos años y
yo como muchas otras madres pagamos los resultados de la falta de protección de
parte de nuestro gobierno, que nos abandona como víctimas de los delitos
sectarios. El delito mayor no deja de ser la triste desgracia para una madre de
perder a su hijo. Me lo secuestraron mental y físicamente. Si la muerte de un
hijo es casi inimaginable, imagínense lo que es el sentir de una madre, cuyo
hijo desaparece. No sabemos cómo ni donde está, si está vivo o muerto. Muy
astutamente supieron desarrollar en mi hijo el "Síndrome de Estocolmo". Los
psicólogos y psiquiatras en este país deberían especializarse en sectarismo para
saber identificar y poder diagnosticar los trastornos mentales que desarrollan
los adeptos de una secta. Al no especializarse en el fenómeno sectario ni
siquiera saben identificar a una persona que ha sido captada por una secta. Como
es habitual en estos casos, mi hijo ha sido desconectado del mundo no afín con
la secta, sobre todo conmigo y su familia. Yo, sin apoyo ni protección enfrento
el dolor y la tribulación por su pérdida; lo único que puedo hacer
constantemente es expresar mi súplica y clamor de justicia. Mi corazón
quebrantado gime de dolor y le exclama al mundo una amarga suplica de compasión,
¡Por favor, apiádense de mi corazón de madre; escuchen mi reclamo de justicia!
Nadie sabe cómo se me parte el alma; lo terrible que es no saber nada de mi
hijo.
Las sectas juegan con la mente de los adeptos. Así lo han hecho
con mi hijo, Sebastián. Increíblemente le han hecho creer que deseamos su mal y
que no nos debe escuchar ni hablar, pues “le odiamos”. Todo es un juego mental,
así funciona el 'lavado de cerebro'. 'El fin justifica los medios' es el lema de
las sectas, sobre lo cual quedan convencidos los adeptos, creyendo que su secta
trae para el mundo la salvación. Pero el real objetivo de una secta es el de
seguir ocultando sus crímenes a los mismos adeptos, para poderles utilizar como
esclavos, sin derechos. Les enseñan a engañar y a mentir por el bien de la
secta y del líder. Se valen de una falsa protección que disfraza su fuerte
presión grupal intimidatoria, de castigos y del terrorismo, acompañados por la
culpa inducida y mal intencionada.
La verdad es que nadie puede amar más a Sebastián de lo que le
amo yo, sus hermanos y familia. Sin embargo, han logrado el que nos desprecie y
odie, manipulado con las mentiras del captador. Nos han destruido la
tranquilidad, la felicidad y el amor familiar. ¡Nada es lo mismo sin él! Su
ausencia tan solo produce gran aflicción en mi hogar.
Mi clamor es el de una madre llena de dolor, que sabe lo que
muchas familias, hijos y padres sufren. ¡Cuánto quisiera volver a abrazar a mi
hijo! Y a la vez digo: ¡¿No hay nadie que me socorra ante esto?!
¡Perdí a mi hijo, desaparecido! Seguiré luchando por él. A las
madres víctimas que estén leyendo este reclamo de justicia, si alguna lee mi
súplica, apiádense de mí y apóyenme. Ustedes saben mejor que nadie lo que es
perder un hijo. A pesar de la indiferencia de este gobierno, ayúdenme, no me
abandonen en la desolación. Si alguien se apiada de mi lamento y por
misericordia desea darme la mano y apoyarme, por favor no dejen de escribirme a
buscoamihijo@shiftmail.com.
Eva Irma Rodríguez de
Stinga
2 comentarios:
Mi ayuda es esta : ningun padre tiene poder para guiar hijos, ese es el problema real, que por supuesto con una secta de por medio, peor. Pero, repito, el ser humana no tiene el poder suficiente para encauzar hijos, si para romperse el lomo y darles todo,} pero nada mas. Es una desgracia universal y eterna.
CD
Eva, estuve en una secta por 20 años y entiendo tu mensaje hasta la saciedad.
Lamentablemente la familia del adepto se convierte en su enemiga. Yo tuve mi experiencia. Como parte de la estrategia de buscar "almas" trabajaba con un plan en la "busqueda de hijos". Si veía a alguien afín, pues trabajaba con ese lograr que entrara al grupo. Los que no mostraban interés inmediatamente los descartaba.
Los miembros de mi familia que no me apoyaban se convertían en enemigos, por lo tanto, se me prohibía acercarme a ellos.
Controlaron mis horas de sueño, mi alimentación, mis horas de tv. Me impusieron una forma de vestir. Solo podía escuchar la musica que ellos grababan (llegaron a inspeccionar algunos vehiculos para confirmar que no tenian otra musica) Hasta modificaron mi vocabulario con palabras desconocidas en este tiempo. Bueno, controlaron mi vida totalmente, veía a mi familia de enemiga y mis "hermanos en la fe" pasaron a ser mi "verdadera familia". Todo era pecado.
Aun así me sentía feliz, pues creía que caminaba hacia mi santidad.
Lamento tu situación. Dios te bendiga
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