Mirando pasar los hechos

LOCURAS Y PERVERSIONES
       
DELIRIO

      
El chofer del “remis”, prendió la radio como de costumbre. Al parecer disertaba una maestrilla de los primeros grados, con modulación entre pueril y casera, pero por momentos autoritaria y severa. Sólo faltaban los cabeceos detrás del atril y el puntero amenazante. Aunque lo hiriente en serio, fue oírle terminar una frase diciendo: “que lo pague Dios o algún ser extraterrestre…” Al instante saltó nuestro efusivo acompañante, espetando: “Óigame, esta loca está manoseando el Santo Nombre de Dios al nivel de los alienígenas; es una blasfema, por favor borre a esa atrevida…” “Es que, señor —respondió el conductor— se trata de la Presidenta y me interesa mucho lo que quiere decir; porque se refiere a los transportes y especialmente al traspaso de los subtes a la ciudad autónoma”. Salió con la suya. Pero lo oído a continuación sirvió para confirmar algo más que una sospecha. Atenuante, eximente o dirimente… aquello de sentirse Napoleón —como ella dijo una vez— no era tan en broma. En todo caso fue un risueño disimulo de su grandeza, muy superior al Gran Corso.
     

MALIGNO

     
En puntual consonancia, ahora está promoviendo la reforma del Código Civil —sin otro título que algún vuelo gallináceo sobre terrenos inexplorados— con novedades tan increíbles y explosivas, que lo dejan al Emperador más abajo que un osado aprendiz. Sorpresa reformista que trasunta ciertamente una malignidad inmensa, de origen sobrexcedente al caletre de la mandamás, marcando hasta qué punto las huestes malignas han ocupado la República. Fundamental explicación de su aniquilamiento impar. Vale un ejemplo sintético, para no abundar en enormidades vomitivas: el divorcio express y los avances contra natura; abrogando sensatas previsiones acordes con la fe religiosa. Es concluyente la explicación del rábula servidor de la codificadora.  Al confesarle a “Clarín” (28 de marzo de 2012): “La sociedad es pluralista,  está el matrimonio tradicional, el matrimonio igualitario, las uniones entre convivientes, la gente que vive en pareja pero no se quiere casar. El proyecto busca mantener el sentido de la familia (¡sic!), con las distintas opciones, garantizar los derechos de los integrantes de distintas uniones. También, entre muchas otras cosas, está orientado a la protección de los derechos del niño y de las personas con discapacidad”.
   

AUDACIA

    
Y rebasando tamaña falsía, la Presidenta sentenció: “¿Quién puede imponer a las parejas qué es lo moral y lo inmoral?” Para añadir sin hesitar: “No todos pueden vivir como yo que soy católica (¡sic!), o como José, que es judío”.
         
En fin, semejante aberración evoca una vieja anécdota. En lejanos tiempos, cierto diplomático ofendió gravemente a un príncipe de la India; por lo cual su Gobierno debió presentar las disculpas correspondientes. Y a tal efecto envió de inmediato un representante; quien —sin mejor recurso a la mano— le pidió comprensión al ofendido, con la excusa de que el ofensor estaba un poco “tocado”. Lo entiendo bien, respondió el alto personaje, aunque nosotros no designamos como embajadores a los delirantes… Hay destinos más adecuados…
   

COLOFÓN

    
Junto a las defecciones que facilitaron la usurpación del poder público por el terrorismo, abriendo paso a la disolución demencial; más allá de Tedeums en lugar de exorcismos, sigue sufriéndose un ominoso silencio. De quienes tienen la autoridad para amonestar a los gobernantes que se titulan cristianos, mientras envenenan las instituciones y escandalizan a la gente. Una mudez ya añeja, que contribuye a explicar la demolición de nuestra antigua Argentina católica.
  

Casimiro Conasco
Marzo de 2011