miércoles, 14 de agosto de 2013

Mirando pasar los hechos


ENTRE RUFIANES
   
   
Dicen que algo debe andar mal en un pueblo que endiosa a los asesinos.
Tan innegable como eso, aunque aún más grave, sucede cuando el estado se hace el distraído con los que corrompen a  los niños.
  
Pero cuando la distribución de esos venenos contra los niños y jóvenes, corre por cuenta y obra del gobierno y más específicamente del ministerio de educación, que deliberadamente los compra y los reparte por los colegios de la Argentina, entonces el espanto es ya demasiado intenso como para añadirle calificativos.
  
Tanto, que hasta parecería  un dato menor, que cierto crápula, de cierta editorial, haya hecho un negocio millonario editando y vendiendo al ministerio  un material, no menos inmundo, que la cabeza de ese editor.
  
Por supuesto que alcanzado tal extremo de ofuscación moral, no hubo ni explicaciones, ni renuncias, ni juicios, ni para el  gobierno, ni el ministro, ni para sus cómplices.
  
Ni las habrá.
  
Sabemos que el estado K, y sus secuaces de carta abierta destruyen lo que venga, porque esa es su condición de existir, pero aún así, con este avance sobre los chicos  cruzaron la última frontera.
  
También asombra, aunque al mismo tiempo lastima, que haya sido uno solo, en un solo colegio, el que reaccionó, atreviéndose a denunciar el contenido de esos manuales, mientras la silenciosa multitud de madres, padres, maestros, directores, inspectores etc., etc., no fueron capaces de alertar, ni de proteger  a los alumnos y ni siquiera a sus propios hijos.
  
Hace unas pocas semanas leíamos que una corte de apelaciones en Holanda, había autorizado el funcionamiento y la libre promoción en los medios, de las actividades de una asociación de pedófilos, por considerar “que no había riesgo de disolución social”.
  
Ni siquiera pudimos estabilizar la desesperación, en que nos sumergió  esa  información, cuando nos enteramos que, en nuestra tierra, el propio ministro de educación, auspiciaba cierta repartija de manuales, lo suficientemente blasfemos y miserablemente  pornográficos,  entre los alumnos argentinos.
  
Y así, yendo un poco mas allá, habrá quienes pretendan crear un ranking acerca de quién es peor, Sileoni ó Narvaja, tratando de establecer una suerte de escalafón de la nausea. La cuestión suena completamente estúpida y solo posibilitaría abrir un nuevo resquicio por donde meterse para esconder la degradación.
  
No descubrimos nada, si decimos que argentina vive su temporada en el infierno. Un infierno descalabrado y quebradizo, es este en el que nos ubicaron y donde permanecemos  inmóviles, mientras estallan las bombas. Porque infierno, no es solo el lugar del espanto, donde todo se quiebra y tantas cosas esenciales de la vida están por el suelo, tiradas entre la basura. No, infierno es también la pasividad de los hombres que disimulan vivir en el infierno.
  
Y claro que si, claro que es tan temido el infierno, si no debe haber miedo mayor que el darse cuenta, que finalmente, las llamaradas del asco apuntan hacia nuestros  jóvenes.
  
Delante de este panorama, no debería asombrarnos que en algún tiempo, no lejano, nos encontremos en estos pagos, con un nuevo derecho humano, el derecho a la pedofilia y hasta entrevemos los manuales que para el aprendizaje infantil, entregará Colihue, con la más completa exégesis ilustrativa.
  
Mientras el sol ligero de agosto apenas entibia la mañana, no puedo dejar de pensar en que, de alguna manera, vamos siguiendo los pasos, de la  degradación holandesa. No tanto por como defienden  sus manuales los de Colihue, porque ellos están en el negocio de la perversión y es natural que los defiendan, sino porque en este caso, el que paga por degradar, ese oscuro pagador, no es sino el  estado K.
  
Parecía que a medida que reflexionaba, el frío se iba haciendo cada vez más denso y hasta desagradable, tal vez por eso y en defensa propia, cerré la página y salí del escritorio; pero no fui muy lejos, en mi cabeza seguía dando vueltas aquella antigua pregunta, que renueva Tolkien en boca de Gandalf y que todavía no me atrevo a responder: “¿qué fue de la tarea que te encomendé?”

Miguel De Lorenzo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Miguel De Lorenzo,

Ocurre que ya desde hace un par de años, son las propias madres, modernas o modernizadas, quienes recomiendan -o simplemente ellas mismas les compran-, a sus hijas de 11 años que lleven siempre un profiláctico en la mochila...
Y muchas les enseñan a usar la sexualidad abiertamente(dicho en forma leve) para obtener lo que deseen o necesiten, al mejor estilo Lewinsky. Y un larguísimo etc.
Marisa

Anónimo dijo...

Siempre dije lo mismo : hay que capar, capar y capar. Los cazás a estos hijos de puta y con una tijera de podar ¡ clack !
No hay otra y luego, pena de muerte, como en Singapoor que podés dejar tu billetera en el piso y nadie la toma. Pero eso si, te tirás un pedo y a la horca. No hay otra.
Esto viene de la época del fonsi,el batracio lagunero de chasco-mus el primero en poner en marcha la putrefacción, a él le debemos la pornografía y las mentiras y luego los peronachos, en fin, el pueblo argentino del siglo XXI, MIERDA EN ESTADO PURO.

Paco Lalanda

Anónimo dijo...

Sr. Lalanda: Tiene Ud. razon en lo que dice, pero no es necesario utilizar ese lenguaje que termina por rebajar el fondo del mensaje.
Esta es una pagina seria y nuestra forma de expresarnos tiene que ser acorde a la misma.

Adrian

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Paco, en la forma y en el fondo llama las cosas por su nombre...Adrian :con tanta delicadeza estos HdeP nos van a confundir y nos van a querer romper el o...