viernes, 14 de septiembre de 2012

Testigo de Cargo


EL MUNDO EN MINIATURA
  
Todo es pequeño en el mundo de la burguesía moderna. Sus aspiraciones, sus fantasías, sus placerescomo bien lo advirtió Tocqueville. Lo único grande son sus odios, su rechazo de todo lo sagrado, lo bueno, lo bello y lo verdadero. (No hay necesidad de advertir que usamos el concepto “burgués” en el preciso sentido de Bloy y no en el equívoco sentido marxista).
  
Confieso haberme divertido con la última expresión de esta pequeñez del piccolo mondo moderno. Desde la tapa del número del 23 de junio de 2012 la consabida revista “Noticias” nos anuncia un suceso de lo que ellos llaman “tendencias sociales”. Son cosas, dicen, que comienzan irrumpiendo como una novedad pero luego se instalan en el “imaginario” de todos los hombres (de todos los pequeños burgueses) y terminan haciéndose  obligatorias.
  
En este caso la “novedad” es nada menos que la pornografía. Parece que una señora inglesa —que se llama Erika Leonard pero firma E. L. James— ha publicado unos libros  que por ahora son una trilogía con el título común “Sombras…” y un “fuerte contenido erótico”, que es una manera actual y pudorosa de decir asquerosamente pornográfico.
  
La señora se ha hecho ya multimillonaria siguiendo el mismo recorrido de la autora de Harry Potter: inglesa común-opera prima que cumple eficazmente su papel de oferta frente a una demanda ávida-éxito editorial-fortuna.
  
Pero vamos ahora al producto del cual la revista “Noticias” nos sirve en bandeja y por el mismo precio nada menos que dieciséis páginas. Es formidable, fantástico, inaudito.
  
Es cosa de no creer. ¡Qué necesidad tan perentoria de novedades tiene esta pequeña sociedad en que vivimos, que puede encontrar algo de importante, de significativo o al menos de divertido en esta aburrida enésima enumeración de las consabidas combinaciones de las zonas erógenas de hombres y mujeres!
  
Estas “sombras, nada más”, como en el tango,son la certificación inmisericorde de la decadencia de Occidente. ¡Nada menos! Pero no por pornográficas sino por estúpidas, pedestres y minúsculas. Esto no es un pecado de lujuria, es un pecado de imbecilidad, diez veces más grave.

Y ALGO MÁS

El Señor Jorge Fontevecchia es el propietario de la revista “Noticias” y de la editorial Perfil que la publica.
  
El Señor Jorge Fontevecchia es el introductor en nuestro país de cuanta tendencia del estilo de la que acabamos de comentar sobrevuela —siempre con vuelo bajo— nuestro pequeño mundo moderno.
  
El Señor Jorge Fontevecchia publicó hace un tiempo en uno de sus diarios una larga entrevista a Monseñor Aguer en la que lo más importante era el tono y los supuestos con los que estaba redactado el reportaje: un hombre moderno se asomaba al pozo sin fondo del pensamiento medieval a cuyo representante, por gracia, se le concedía hablar en un medio moderno.
  
El Señor Jorge Fontevecchia publica en su revista la noticia de la novedad pornográfica de la que hablamos, pero es sastre que conoce muy bien el paño. Su editorial edita mensualmente una revista pornográfica titulada “Hombre”, con lo que el Señor Jorge Fontevecchia pertenece al mismo gremio de traficantes de carne en pie, que la Señora Leonard o James.
  
Uno se siente tentado de agregar que entre bueyes no hay cornadas, pero temo que el animalito nombrado no goce de las simpatías de ese gremio. Le falta mucho para aspirar a esa simpatía. En verdad, lo único que quise destacar en esta notícula es el profundo compromiso de este hombre pequeño con todo lo que sea novedoso, todo lo que sea —o aspire a ser— escandaloso. Y que dé ganancias, desde luego.
  
UNA SINIESTRA EMPRESA
  
En la revista cultural (“ADN”) de “La Nación” del viernes 22 de junio pasado se publica un artículo titulado “La escuela, esa máquina anticuada”, firmado por Paula Sibilia.
  
Comienza, como punto de partida, por una “certeza casi obvia” que consiste en que “actualmente, la escuela está en crisis”. No es precisamente el descubrimiento de la pólvora pero reconozcamos con lealtad que tampoco se pretende tal cosa.
  
Lo que sucede es que con ese punto de partida debe haber un millón de libros, estudios, monografías, artículos y ensayos girando por el vasto espacio cultural. Y lo grave es que entre tanta preocupación no ha surgido un solo plan, una sola propuesta que represente una esperanza significativa y útil de solución. Aclaremos desde ya que el artículo de la Señorita Sibilia no es una excepción. Pese a lo cual es digno de leerse porque, a diferencia de otros miles, no es pretencioso y da un par de martillazos en algún clavo.
  
De los muchos desajustes que sufre hoy la educación Sibilia privilegia el de escuela-alumno, del cual comienza por decir que  la escuela es parte de una máquina anticuada y que, por tanto, “sus componentes y sus modos de funcionamiento ya no sintonizan fácilmente con los jóvenes del siglo XXI”.
  
Y agrega: “se descubren relieves imprevistos en sus engranajes y los circuitos se obstruyen con frecuencia, ocasionando todo tipo de fricciones, trabas, ruidos, desbordes e incluso tremendos destrozos”.
  
Es poco decir. La verdad es que la máquina sencillamente está dejando de funcionar a pesar de los centenas de miles de “especialistas en educación” que se reciben cada año en las universidades del mundo. Y se ha convertido en una vasta empresa de corrupción de las mentes y las costumbres. Con las debidas excepciones y salvedades.
  
“Sería difícil —dice la autora— negar esa incompatibilidad […]; hay un desajuste colectivo entre los colegios y sus alumnos, en la contemporaneidad, que se confirma y probablemente se refuerza día a día en la experiencia de millones de niños y jóvenes de todo el mundo”, a lo que hay que agregar que “la brecha se ha vuelto incontestable en los últimos años”.
  
Viene ahora un largo párrafo destinado a describir los medios audiovisuales, el “nuevo tipo de maquinaria” que ha surgido, estableciendo nuevos modos de relación. Algo que todos sabemos, como sabemos que tiene alguna clase de conexión con la educación. No es  muy difícil de entender que hoy existen “dos universos, el escolar y el mediático”, que confluyen sin mezclarse en el alumno. Y es sabido que hay cien intentos teóricos tendientes a combinarlos como dos aspectos de la tarea única de educar.
  
Luego la autora evoca el libro “Sobre pedagogía” de Immanuel Kant, cuya tesis central es, sin duda, uno de los fundamentos de la educación moderna. En efecto, el filósofo de Koenisberg sostenía que los niños no van a la escuela “a aprender algo sino con el fin de habituarlos a permanecer tranquilos y a observar puntualmente lo que se les ordena”.
  
Por mucho que sorprenda esta afirmación en boca de un filósofo iluminista, la explicación es sencilla y Sibila no la elude. Con lo que hoy conocemos como “sistema educativo formal” se estaba poniendo en marcha un experimento novedoso y único: la educación para muchos durante un largo período.
  
Entonces el orden en las aulas se convertía en una condición sine qua non, un punto de partida sin el cual no podía haber proceso educativo. No sólo por la disciplina misma sino por todo lo que implica, dos personas —dos actores— unidos en una tarea común, en un trabajo de ida y vuelta en el que aprenden el educador y el educando.  Homines dunc docent, discunt, decía Séneca: los hombres aprenden cuando enseñan.

DOS MODERNAS APORÍAS

Este breve vuelo sobre un artículo merecedor de algo más, sólo pretende llamar la atención sobre las dos aporías (contradicciones sin solución) que hoy se presentan en el sistema educativo.
  
En primer lugar la ruptura de esa unión de docente y alumno en una tarea común. El discípulo actual no entiende la razón ni la utilidad de lo que le enseñan y, en consecuencia, vive la disciplina como una imposición sin sentido. El profesor reacciona frente a este estado de ánimo con actitudes que van desde la complicidad hasta la desesperanza y el cinismo.
  
Estas situaciones, como dice Sibila, se han multiplicado en los últimos años, lo que coincide con la enorme extensión del sistema educativo.
  
¿No será que el error proviene de ofrecer un solo tipo de educación a personalidades, niveles de inteligencia y temperamentos muy distintos? Dejo anotada esta duda porque si apunta a algo importante jamás habrá solución en aulas donde los interesados —una minoría— quedan sumergidos por los no interesados, la mayoría.
  
El segundo problema es la divergencia de los dos sistemas de conocimiento hoy existentes. El de la escuela tradicional —conocimiento discursivo— y el de los medios de difusión —conocimiento por la imagen. Desde la lámina y el mapa escolares hace mucho tiempo que la imagen presta importantes servicios a la educación. Pero ésta seguirá siempre exigiendo un esfuerzo penoso (aunque sea también gozoso) y no hay método ni sistema audiovisual que pueda reemplazarlo.
  
Nos tropezamos de nuevo con la extensión explosiva de la educación y el hecho evidente de que no todos son capaces de pensar en los modos y niveles que el sistema exige. Se admite que ese sistema era selectivo y formaba una aristocracia, que era en realidad una meritocracia.
  
Al pretender extenderlo a todo el mundo se lo convierte en una democracia igualitaria en la que el principio de selección es reemplazado por los de inclusión y contención.
  
Yo no pretendo que éste sea el “quid” del problema educativo actual, pero me parece que sobre la cuestión expuesta hay poca claridad en los que, como la señorita Sibila, reflexionan hoy.
  
LA JUSTICIA, EL DERECHO Y EL REVÉS
  
En “El País”, el diario zurdo español, del 31 de mayo pasado, se publica un artículo del abogado y novelista argentino Alvaro Abós. El tema es “Eichmann en la horca” y de entrada, nomás, la pifia.  Le atribuye a Eichmann ser “el principal organizador del exterminio de seis millones de  judíos”, cosa que nadie pretendió, y le atribuye el grado de oberstandartenführer, que no existía en la jerarquía de la S.S.
  
Pero éstos son detalles.
  
Lo interesante es el elogio que hace del fallo por el que se asesinó al dirigente alemán. Abós no oculta que Eichmann alegó la prescripción de los delitos de los que se lo acusaba, la “obediencia debida” y ante todo la falta de competencia de un tribunal israelí para juzgar actos cometidos en Europa cuando el Estado judío no existía.
  
Abós, repito, es abogado y podría esperarse de él  que tratara con un mínimo de seriedad la cuestión jurídica implícita en el fallo de la Corte Suprema de Israel.
  
Pero no: se conforma con explicarnos que el tribunal rechazó los argumentos del reo y lo sentenció a muerte. (Pena que —de paso— no existía ni existe en el Código Penal israelí).
  
Al lector de estas notículas quizás le asombrará saber que el suscripto no es contrario, en teoría y en principio, a la idea de un tribunal internacional con competencia para juzgar cierto tipo de grandes delitos. ¡Atención! En teoría y  basado en la ley natural. Por supuesto, aplicando los principios generales de todo derecho civilizado, el primero de los cuales es la igualdad ante la ley. Más la irretroactividad, mas el tribunal competente, más la pena vigente antes del hecho del proceso, etc.
  
No hace falta ser jurista para entender que si se suprimen estos derechos  una sentencia que los ignora es una cena de caníbales. Una repulsiva venganza cubierta con los ropajes de la justicia.
  
“UN CINISMO SIN PRECEDENTES”
  
Es raro citar un diario argentino tomando la cita de un diario español. Pero sucede que el 28 de junio pasado yo no leí la publicación vernácula pero sí la peninsular. Breve: en la fecha citada el corresponsal de “El País” en Buenos Aires —que juro se llama Peregil— informa que en “Clarín” de la fecha se publica un artículo del columnista Daniel Santoro que relata la última intervención de Videla ante el Tribunal que lo juzga por apropiación de menores.
  
Videla —dice Santoro— incurrió en una “aberrante provocación” que consistió en calificar de terroristas a las madres de los bebés apropiados. Y concluye: “Acusar de terroristas a mujeres embarazadas, torturadas detenidas ilegalmente y luego desaparecidas, es de un cinismo sin precedentes”.
  
¿Qué me cuenta? Hasta ahora habíamos oído calificar de “idealistas” a los jóvenes que colocaban bombas, pero sin negar los hechos. Es más, los cronistas del costado triunfalista del zurdaje —los Anguita, Caparrós, Baschetti, etc.— nos llenaron de descripciones detalladas de acciones terroristas. Cualquier persona en su sano juicio no puede dudar de que, en efecto, las madres de los niños apropiados eran terroristas. Y negarlo, eso sí que es “un cinismo sin precedentes”.
  
DOS MIL DOCE
  
En la pantalla insomne del televisor vi esta película que lleva por título el número del año que vivimos.
   
Parece que los aztecas, entre un sacrificio humano y otro se dieron tiempo para profetizar el fin del mundo para los últimos meses de este año. Los historiadores serios —especie en vías de extinción— han aclarado que no hay nada de eso y que la noticia fue simplemente inventada por un periodista desaprensivo, especie en rápida expansión.
  
Pero a Hollywood tales polémicas poco le importan: hicieron una película con la supuesta profecía y su puntual cumplimiento y se gastaron una millonada en efectos especiales para mostrar el modesto Apocalipsis sin Segunda Venida. De paso, queda claro que los aztecas tenían la precisa y no los cristianos a los que veremos rezando (inútilmente) en la Plaza de San Pedro y aplastados por la Basílica homónima.
  
Este es el mensaje número uno de la película, pero hay un segundo que pocos ven. Las principales potencias del mundo han preparado unas naves a modo de Arcas de Noé para salvar a la humanidad de su extinción. El Presidente de Estados Unidos tiene clara conciencia de ser el último que ostentará ese título. De diez maneras subliminales se nos informa que lo que se salva es la humanidad y no ésta u otra nación.
  
Hace mucho tiempo que insisto en que, para comprender la modernidad, es preciso entender lo que significa la tercera persona de la trinidad revolucionaria, es decir la fraternidad. Mucho se ha escrito sobre los otros dos términos, la libertad y la igualdad pero a la fraternidad se la trata como si hubiera sido puesta para rellenar el tercer lado de un  triángulo.
  
Yo me atrevo a decir que es de excepcional importancia pues lo que viene a decir es que hay hombres unidos por la hermandad  que forman la humanidad. Y nada más.
  
Entre el hombre y la humanidad no hay nada significativo ni perenne, solo formas históricas que la historia modificará hasta hacerlas desaparecer. De allí el reemplazo del patriotismo por la sola lealtad a la constitución, de allí la familia tratada como una estructura sin otro contenido que el que la ley le da. Nada de instituciones naturales, sólo creaciones humanas y como tales variables.
  
Obsérvese que las dos “familias” de la modernidad —liberales y socialistas— disputaron sobre cuál de los dos valores proclamados (libertad e igualdad) predominaba. Pero hubo siempre acuerdo en el tercer término, la fraternidad. La prueba más clara es el nombre que llevaron las dos experiencias que trataron de encarnar la revolución moderna: Estados Unidos y Unión de Republicas Socialistas Soviéticas. Nada de nombres que representan una Historia: España, Francia. La denominación es un programa abierto al que pueden sumarse quienes quieran.
  
Pues bien: “2012” es la enésima película (fábula moderna) que introduce la humanidad y su fraternidad como heredera de un mundo dividido y estéril. En estas páginas he comentado otra: “El día de la Independencia”. Así es como subrepticiamente nos educan.
  
Aníbal D’Ángelo Rodríguez
  

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Empiezo por el final, la libertad. En la vieja UCA (no la de hoy)el profesor de filosofía nos atravezó a todos con una frase para siempre : "la libertad, señores, es la esclavitud, Si, la esclavitud a un gran amor. Y el amor de los amores, es el Señor".
Creo que los tribunales internacionales no se justifican bajo ninguna forma y por ningún concepto, que la idea misma debería dar terror, que es el principio del fin. El único Tribunal Internacional posible (y necesario) es el inapelable de Dios. La enseñanza, la educación es para mi, lo mas sencillo y debe basarse en dos cuestiones : disciplina y obediencia. Lo que se enseña es casi superfluo, y las máquinas por supuesto no sirven para un soberano carajo.Las máquinas son para los orates.
CD

bernardocarlosblanco dijo...

Este artículo habla de lo que justamente comenté hace poco. Clarín dice que es cinismo sin precedentes el tratar a las TERRORISTAS DE TERRORISTAS por el simple hecho de que eran MADRES. Entonces BIN LADEN tampoco era TERRORISTA por se PADRE. Ni hablar los supuestos "TERRORISTAS DE ESTADO". Ahora, si ser MUJER Y MADRE es CARTA BLANCA PARA PONER BOMBAS que lo digan en esos términos. Pensar que yo me creí el VERSO PROGRE DE LA SUPUESTA IGUALDAD DEL HOMBRE Y LA MUJER, somos todos iguales, pero algunos son más iguales que otros. Reitero, MI GRAL. VIDELA fue el MAYOR FEMINISTA IGUALISTA, A IGUAL DELITO, IGUAL CASTIGO. Esto pasa en la ARGENTINA DEGENERADA Y DEMOCRATICA ACTUAL, los que cumplieron con la LEY Y SU DEBER, LOS MILITARES PATRIOTAS, PRESOS, LOS QUE VIOLARON LA LEY, EN EL PODER PERSIGUIÉNDOLOS COBARDEMENTE. Que nadie diga que es porque cambiaron los tiempos, las LEYES siguen siendo las mismas, las FUERZAS DEL ORDEN ESTÁN OBLIGADAS A REPRIMIR A LOS TERRORISTAS, lo que cambió es que ahora quienes están en el poder son los PROPIOS TERRORISTAS.

Anónimo dijo...

Las absurdas patrañas que divulgó Hollywood como guerra han destrozado la mayoría de las conciencias, y el vulgo, ha basado siempre sus apreciaciones en un pensamiento acrítico. Pero la guerra real es otra cosa diferebete. la guerra real es Guantánamo y el bombardeo de Bagdad, solo para decir algo. La guerra real son los zótanos de la Mossad en Tel Aviv donde se tortura bajo el imperio de la ley. Pero de esa guerra de "endeveras" jamás se dice una palabra. En la guerra no hay padres, ni madres, ni abuelos : todos son carne de cañón. Vencer o perecer.
La consideración humanitaria de que las guerrilleras embarazadas dieran a luz fue un gesto que, y estoy muy seguro, ningún ejército del mundo ha tenido jamás.
El Ejército Argentino ha pagado por ello, por aquello de que "la vida no perdona ninguna debilidad"
CD

bernardocarlosblanco dijo...

Reafirmando lo que dice CD, de lo único que se lo puede acusar al PROCESO MILITAR es der ser EXCESIVAMENTE HUMANO. A los NAZIS se los DIFAMAN con el HOLOCAUSTO y por MATAR A LOS ADULTOS Y NIÑOS JUDIOS, a los PROCESISTAS se los ACUSA DE ADOPTAR A LOS NIÑOS DE TERRORISTAS. No existe en el mundo un ACTO DE AMOR MAYOR QUE LA ADOPCIÓNM es muy fácil AMAR LA PROPIA SANGRE, pero amar desinteresadamente a un niño adoptado, más siendo HIJO DE UN ENEMIGO IDEOLÓGICO Y MORTAL es SUBLIME. Como dijo JUAN ALEMANN "HAY QUE TENER ESTÓMAGO PARA HACERSE CARGO DEL HIJO DE UN GUERRILLERO". La culpa de que esos niños fueran ABANDONADOS es exclusiva responsabilidad de sus MADRES Y PADRES TERRORISTAS, lo que hicieron los MILITARES es darles una oportunidad de crecer en una FAMILIA DECENTE, con formación RELIGIOSA Y MORAL, justamente el PEOR INSULTO para las DEGENERADAS DE PLAZA DE MAYO. Continúa.

bernardocarlosblanco dijo...

Como decía, esto fue un error, debieron dejarlos en manos de sus DEGENERADAS FAMILIAS TERRORISTAS. Hoy vemos como VICTORIA DONDA pasó del KIRCHNERISMO AL PINISMO insultando a su FAMILIA ADOPTIVA, con su LEMA DE CAMPAÑA, "A PORTARNOS MAL", pidiendo la despenalización de la DROGA Y EL ABORTO, o a CABANDIÉ, LEGISLADOR K que después de haber sufrido horrores en una FAMILIA QUE LO CRIÓ, ALIMENTÓ Y EDUCÓ EN VALORES CRISTIANOS, hoy recupera el tiempo perdido con MUCHO SEXO, DROGA Y ROCK AND ROLL. Para este proceder hay varios dichos populares, "LA ARAÑA QUE SALVASTE TE PICÓ, QUE VAS A HACER", "CRÍA CUERVOS Y TE SACARÁN LOS OJOS", "LA CABRA AL MONTE TIRA", "MEJOR HUBIERA CRIADO UN CHANCHO", ETC., como siempre la sabiduría popular se impone. Este es el precio que deben pagar los MILITARES PATRIOTAS por ser demasiado DERECHOS Y HUMANOS.