NUEVO ANIVERSARIO DE LA
“DIVINI REDEMPTORIS”
Ante un nuevo aniversario de la Encíclica “Divini Redemptoris” del Papa Pío XI, signada en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta de San José, Patrono de la Iglesia Universal, el 19 de marzo de 1937, año decimosexto del pontificado de aquel preclaro Pontífice, vemos que los males que se señalan allí están presentes en la sociedad de hoy, y por lo tanto conviene recordarlos.
Baste señalar uno de sus párrafos en el que se describe el régimen de matrimonio y familia imperantes en la Rusia Soviética de entonces. Leamos lo que nos dice: “Al negar a la vida humana todo carácter sagrado y espiritual, esta doctrina convierte naturalmente el matrimonio y la familia en una institución meramente civil y convencional, nacida de un determinado sistema económico; niega la existencia de un vínculo matrimonial de naturaleza jurídico-moral que está por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad, y consiguientemente ,niega también su perpetua indisolubilidad. En particular, para el comunismo no existe vínculo alguno que ligue a la mujer con su familia y con su casa. Al proclamar el principio de la total emancipación de la mujer la separa de la vida doméstica y del cuidado de los hijos para arrastrarla a la vida pública y a la producción colectiva en las mismas condiciones que el hombre, poniendo en manos de la colectividad el cuidado del hogar y de la prole; niegan,finalmente, a los padres el derecho a la educación de los hijos ,porque este derecho es considerado como un derecho exclusivo de la comunidad, y sólo en su nombre y por mandato suyo lo pueden ejercer los padres” (cfr. Doctrina Pontificia II - Documentos políticos, Madrid, BAC, 1958, pág. 676).
Baste señalar uno de sus párrafos en el que se describe el régimen de matrimonio y familia imperantes en la Rusia Soviética de entonces. Leamos lo que nos dice: “Al negar a la vida humana todo carácter sagrado y espiritual, esta doctrina convierte naturalmente el matrimonio y la familia en una institución meramente civil y convencional, nacida de un determinado sistema económico; niega la existencia de un vínculo matrimonial de naturaleza jurídico-moral que está por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad, y consiguientemente ,niega también su perpetua indisolubilidad. En particular, para el comunismo no existe vínculo alguno que ligue a la mujer con su familia y con su casa. Al proclamar el principio de la total emancipación de la mujer la separa de la vida doméstica y del cuidado de los hijos para arrastrarla a la vida pública y a la producción colectiva en las mismas condiciones que el hombre, poniendo en manos de la colectividad el cuidado del hogar y de la prole; niegan,finalmente, a los padres el derecho a la educación de los hijos ,porque este derecho es considerado como un derecho exclusivo de la comunidad, y sólo en su nombre y por mandato suyo lo pueden ejercer los padres” (cfr. Doctrina Pontificia II - Documentos políticos, Madrid, BAC, 1958, pág. 676).
Nos preguntamos ahora: ¿No vemos en estos días que vivimos la persistencia y aún el agravamiento de las ya graves tergiversaciones de instituciones fundamentales de la sociedad que aquel Pontífice, de feliz memoria, describía, contemplando el régimen soviético? Contemplamos una falsa y engañosa “reivindicación de los derechos de la mujer” frente a una presunta opresión masculina que tiene, según sus cultores, una evidente conexión con lucha de clases. El tan llevado y traído “machismo”, del lenguaje vulgar, se ha adueñado de muchas mentes y se lo lanza, como fácil arma arrojadiza contra cualquier intento de postergación, real o ficticia, de una mujer, no ciertamente para defenderla, sino para utilizarla como un elemento más de la dialéctica marxista. Además, ese negar a la vida humana todo carácter sagrado y espiritual lleva de la mano a las políticas, perfectamente planificadas en todos los países, de promulgación de leyes que faciliten el aborto, encubierto tras el eufemismo de “liberación femenina”.
La propia Encíclica nos habla, en otro de sus capítulos, de la “propaganda que dispone de grandes medios económicos, de numerosas organizaciones, de congresos internacionales, de innumerables fuerzas excelentemente preparadas; propaganda que se hace a través de la prensa, de hojas sueltas, en el cinematógrafo y en el teatro, por la radio, en las escuelas y hasta en las universidades, y que penetra poco a poco en todos los medios sociales, incluso en los más sanos, sin que estos adviertan el veneno que está intoxicando a diario las mentes y los corazones” (ibidem, pág. 680). Y si esto pudo hacerse en 1937,¡qué no podría hacerse hoy con medios mucho mas sofisticados de penetración de las mentes!
“Ideología de género”, “matrimonio” entre personas del mismo sexo con posibilidad de adopción, etcéteras y mas etcéteras de inversión de las pautas culturales, nos dicen que, de la mano de Gramsci, se está pudriendo intencionalmente a las sociedades. Bueno es recordarlo ante un nuevo aniversario de una Encíclica cuyas advertencias están, aunque parezca paradójico, más vigentes que en el año 1937.
La propia Encíclica nos habla, en otro de sus capítulos, de la “propaganda que dispone de grandes medios económicos, de numerosas organizaciones, de congresos internacionales, de innumerables fuerzas excelentemente preparadas; propaganda que se hace a través de la prensa, de hojas sueltas, en el cinematógrafo y en el teatro, por la radio, en las escuelas y hasta en las universidades, y que penetra poco a poco en todos los medios sociales, incluso en los más sanos, sin que estos adviertan el veneno que está intoxicando a diario las mentes y los corazones” (ibidem, pág. 680). Y si esto pudo hacerse en 1937,¡qué no podría hacerse hoy con medios mucho mas sofisticados de penetración de las mentes!
“Ideología de género”, “matrimonio” entre personas del mismo sexo con posibilidad de adopción, etcéteras y mas etcéteras de inversión de las pautas culturales, nos dicen que, de la mano de Gramsci, se está pudriendo intencionalmente a las sociedades. Bueno es recordarlo ante un nuevo aniversario de una Encíclica cuyas advertencias están, aunque parezca paradójico, más vigentes que en el año 1937.
Jorge P. Andregnette Capurro
1 comentario:
"¿Qué dices ahora, judío, tú que ayer levantabas airoso tu cabeza ante la Cruz?": San Bernardo en su homilía de la Resurrección.
http://forocatolico.wordpress.com/2012/04/09/que-dices-ahora-judio-tu-que-ayer-levantabas-airoso-tu-cabeza-ante-la-cruz-san-bernardo-en-su-homilia-de-la-resurreccion/
Publicar un comentario