IDIOTIZACIÓN GLOBAL
PROGRAMADA
Arturo Jauretche en su “Manual de Zonceras Argentinas”(1968), en relación con el manipuleo discrecional de la desinformación, dirigida al objetivo de la colonización cultural, manifiesta: “las zonceras consisten en principios introducidos en nuestra formación cultural desde nuestra más tierna infancia —y en dosis para adultos— con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido”. También recuerda el dicho popular: “mamá haceme grande que zonzo vengo solo”, aclarando que “…esta es otra zoncera, porque ocurre a la inversa: nos hacen zonzos para que no nos vengamos grandes”, ya que “en cuanto el zonzo analiza la zoncera deja de ser zonzo”.
Esta pedagogía colonialista que todos hemos padecido, por ejemplo, escamoteándonos buena parte de nuestra historia, aunque manteniendo en general un nivel respetable, ha sufrido en los últimos años un cambio brusco que amenaza empeorar, de acuerdo con los lineamientos de Zbigniew Brzezinski de privilegiar los conocimientos concretos y técnicos, funcionales al sistema, por sobre otros más elevados.
Veamos: en el Manual de 4° grado —actualmente vigente para niños de 9 años— de Ciencias Sociales, con Formación Etica y Ciudadana y Tecnología, de Editorial Kapeluz, en lo referente a Ética y Valores, se lee el siguiente título: “El cuidado del ambiente, una responsabilidad compartida”; y como trabajo grupal (grupos de 3/4 integrantes) se propone: “¿Qué actividades humanas pueden comprometer la existencia de recursos naturales para las generaciones futuras? ¿Por qué creen que los seres humanos a veces explotan descuidadamente un recurso natural?”, y, “Averigüen en alguna Enciclopedia qué es la Pachamama”.
En la página 64 se menciona que “en 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el día mundial del agua. Su propósito es promover entre la gente la conciencia de la importante contribución que representa el aprovechamiento de los recursos hídricos para el bienestar de las personas, así como lograr su protección y conservación”. Luego aporta información acerca de las reservas de agua y de los problemas derivados de su escasez y las posibilidades de utilización, tomando como fuente la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas.
Más adelante, agrega: “existen lugares en la tierra donde se encuentran importantes reservas de agua dulce, como los hielos continentales y el continente antártico. Este continente se encuentra a mil kilómetros de la República Argentina. Hoy en día se plantea una polémica entre científicos, empresarios y funcionarios de diversos gobiernos sobre la actividad que desempeñan los seres humanos para la explotación de los recursos naturales que encierra este continente”.
Se pide entonces a los alumnos que “intercambien opiniones como si fueran representantes de diferentes países en una conferencia, partiendo de la siguiente pregunta: ¿es necesario preservar la Antártida de la acción humana o hay que brindar a la humanidad la oportunidad de explotar sus recursos?”, basándose en la información de que “los geólogos sostienen que en este continente hay numerosos depósitos de minerales”. Agrégase al fin: “para reflexionar sobre la importancia de acuerdo entre las naciones. ¿Consideran importante que el tema del ambiente sea tratado por un organismo internacional? ¿Por qué?”.
No está claro cómo los niños de nueve años, tan sólo en posesión de esa información puedan intercambiar opiniones como si “fueran representantes de otros países”.
Tampoco es claro el dato de que “el Continente Antártico se encuentra a mil kilómetros de la República Argentina”, es decir, como si fuera algo remoto y ajeno; y no se aclara que existe un sector argentino en ese continente, cuya superficie equipara la del resto del país. Tampoco se explica claramente de qué se trata esa abstracción llamada Humanidad.
Por cierto que no se menciona tampoco qué es el Club de Roma, nexo entre Bilderberg y la Comisión Trilateral, el que con más firmeza respalda la teoría de los “grandes espacios vacíos” —Australia, Amazonia, Patagonia— que deben ser explotados para “beneficio de la humanidad”; en concreto, para beneficio de las Corporaciones Transnacionales. Por eso la insistencia en crear la noción de que las soberanías nacionales son inexistentes.
Este Manual de 167 páginas, dedica catorce de ellas a exaltar las culturas indígenas, y se encuentran dispersas alusiones a éstas, como por ejemplo la leyenda de Coquena, dueño de las manadas de guanacos, quien autoriza su caza cuando las águilas vuelan en círculos. Curiosamente, el Dr. Hiroshi Nakajima, Director General de la Organización Mundial de la Salud, con respecto al Nuevo Paradigma de la Salud, aprobado en el año 1992, manifestó que “las éticas monoteístas no podrán ser aplicadas en el futuro”. Pero por lo visto el monoteísmo perjudicial es el del Dios verdadero, no el de las divinidades paganas.
En esa reunión —convocada por las Naciones Unidas también en 1992—, la “Cumbre de la Tierra” (ECO´92) se reafirmó por parte de los países desarrollados una política global de “control de la natalidad”, y el sentar las bases para dar “legalidad y coherencia a posibles intervenciones del poder internacional en países concretos”, “por el bien de la humanidad”, para “salvar el planeta”, “asegurar la calidad de vida”, o “preservar los recursos naturales para las generaciones futuras”.
Durante la misma, Lawrence Summers —funcionario del Banco Mundial y luego Subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos— propuso como “económicamente lógico que las industrias contaminantes emigren al hemisferio sur, porque allí pagarían menos impuestos por la contaminación”, y porque, en cuanto a las víctimas de la polución, “los años de vida o esperanza de vida de un inglés valen más que las de cientos de indios” (cfr. el libro del Padre Juan C. Sanahuja: “El desarrollo sustentable”). El ambientalismo e indigenismo desaparecen, pues, cuando las Transnacionales olfatean dólares en el aire.
¿Qué pasa en Estados Unidos? Alan B. Jones, en “Cómo funciona realmente el mundo”, relata que Norman Dodd, Director de una investigación de la Cámara de Representantes sobre las Fundaciones Libres de Impuestos en 1945, se sorprendió al encontrar en las minutas de 1911 de la Fundación Carnegie para la Paz Mundial, la conclusión de que para cambiar el estilo de vida de un pueblo el método más eficaz es la guerra, y que finalizada ésta, lo mejor para evitar el regreso al estilo de vida anterior a 1914 era controlar la educación, particularmente la historia, así que junto con la Fundación Rockefeller (FR) y con becas de la Fundación Guggenheim formaron su propio cuerpo de historiadores.
¿Objetivo?: lograr un gobierno regional angloamericano. Luego, en 1953 Dodd se reunió con Rowan Gaither, presidente de la FR, quien le comentó que por directivas de la Casa Blanca debían modificar el estilo de vida de Estados Unidos para lograr una buena fusión con la Unión Soviética.
¿Objetivo?: lograr el cambio hacia el Internacionalismo.
¿Objetivo?: que unos pocos se queden con las riquezas de todo el mundo. Cuide lo que sus hijos ven en televisión, pero mucho más lo que le inculcan en la escuela.
Luis Antonio Leyro
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