MURIÓ STEPHEN
HAWKING
Recuerdo hace
unos años un artículo tremendo de Miguel Wiñazki sobre la muerte de Pinochet
que se titulaba “Cagó fuego”. Ciertamente, uno está tentado de titular del
mismo modo la muerte de Hawking, pero no pasa de una tentación, ya que existe
un abismo entre Wiñazki y nosotros; el abismo de la fe.
Hawking me
recuerda mucho la parábola del hijo pródigo, pero esta vez con un final
terrible: El hijo nunca vuelve. Ciertamente, este “hijo” nunca estuvo en la
casa del Padre (nunca tuvo fe), pero la relación con el hijo pródigo la
encuentro, por un lado, en la enorme paciencia que le tuvo el Padre y, por otro
lado, en las oportunidades que le dio para llegar a la Fe. En primer lugar,
tenía una enfermedad que, según los médicos, lo iba a matar en poco tiempo y,
sin embargo, sobrevivió varias décadas con la misma. Por otro lado, él más que
nadie podría haber llegado a la Fe a través de la teoría del origen del
universo, que tanto estudió (aunque no fue su tema específico de investigación)
y que abandona, literalmente, porque “suena a intervención divina”. Tremendo
misterio el de la Fe. Es un regalo (don) de Dios, pero que necesita del
asentimiento de la voluntad.
También resulta
llamativa la degradación moral a lo largo de su vida. Habiendo leído todos sus
libros de divulgación, he pasado de una cierta simpatía al leer su primer libro
de este tipo: “Historia del tiempo. Del Big Bang a los agujeros negros” a una
decepción total en su último libro “El gran diseño”.
La simpatía respecto
del primer libro se debía a una cierta honestidad intelectual que demostraba al
afirmar, brutalmente, que abandonó la teoría del Big Bang porque “suena a
intervención divina”. Normalmente, los científicos y seudo–científicos no
hablan tan claro, sino que tratan de ocultar su postura filosófica (ateísmo) a
través de argumentos seudo-científicos a los que he llamado en otro artículo
“dogmas científicos” por la contradicción entre los términos. Inclusive, en
dicho libro afirma “Sería muy difícil explicar por qué el universo debería
haber comenzado justamente de esa manera (Big Bang), excepto si lo consideramos
como el acto de un Dios que pretendiese crear seres como nosotros”. Y por esa
misma razón trata de buscar otra teoría del origen del universo.
Sin embargo, su
libro “El gran diseño” directamente es una falacia total, dónde presume de
haber “demostrado” que el universo podría haber comenzado sin intervención
divina, siendo que su teoría de los “multiversos” es un tremendo verso, ya que
no cumple con los requisitos de cualquier teoría científica que él mismo
explicita en su libro “Historia del tiempo”. O sea, es una teoría indemostrable
experimentalmente porque no hay comunicación posible entre los múltiples
universos. Por lo tanto, es un dogma científico que debemos creer por la
autoridad de….. Stephen Hawking. Por mi parte, prefiero creer en los dogmas
católicos, con base en la autoridad de Cristo y su Iglesia.
Luego de su
muerte y antes también, los medios de comunicación han endiosado su figura, calificándolo
de “genio” y, según esos artículos, pareciera que Hawking es el físico más
importante de todos los tiempos. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Si
bien era el físico en vida más famoso por lejos, y era muy influyente por sus
conferencias, no era el físico más importante desde el punto de vista
científico. A modo de ejemplo, puede mencionarse el índice h, que es una medida
de la importancia e impacto de las publicaciones de un investigador. Este
índice es elaborado por la base de datos científica más importante: Scopus
(www.scopus.com) de la editorial Elsevier y, en el caso de Hawking, reporta un
índice h de 71 (Marzo 2018) y su trabajo más citado tiene 6054 citas (una
enormidad). Por otro lado, el físico argentino 30 años menor, Juan Martín
Maldacena, actualmente Profesor en la Universidad de Princeton (USA), tiene un
índice h de 72 (marzo 2018) con su trabajo más citado con 9659 citas. El premio
Nobel de física de 2014, Shuji Nakamura, 10 años menor que Hawking, tiene un
índice h de 96 (Marzo de 2018). De todos modos, hay que reconocer que, sin sus
impedimentos físicos, tal vez Hawking podría haber producido más y mejores
trabajos.
Ahora, Hawking
ya sabe todo del universo, ahora ya salió del espacio-tiempo que tanto estudió
y pudo comprobar que, lo que le sugería la misma teoría que él desechó, era la
realidad absoluta. Tarde, demasiado tarde, tal vez.
Daniel Ambrosini
1 comentario:
Entre sus expresiones más famosas están las siguientes:
“La especie humana necesita un desafío intelectual. Debe ser aburrido ser Dios y no tener nada que descubrir”.
“Dado que existe una ley como la de la gravedad el universo pudo crearse a sí mismo de la nada, como así ocurrió. La creación espontánea es la razón de que exista algo, en vez de nada, de que el universo exista, de que nosotros existamos. No es necesario invocar a Dios para que encienda la mecha y ponga el universo en funcionamiento”.
“Debemos intentar comprender el comienzo del universo a partir de bases científicas. Puede que sea una tarea más allá de nuestras capacidades, pero al menos deberíamos intentarlo”
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