ANTE UNA RENUNCIA
QUE NOS DUELE
El riesgo de lo
demasiado humano
Si en la historia de
la Iglesia han existido casos de pontífices abdicantes
-algunos de ellos, incluso, formalmente elevados a los altares, sin que la tal
dimisión, al parecer, resultara obstáculo-; y si el mismo Derecho Canónico
prevé la posibilidad de tan excepcional resolución, lo primero que con cierta
simplicidad podría decirse es que la Iglesia seguirá su curso bajo un nuevo
Papa, próximo a elegirse; y que nosotros, los fieles de a pie, continuaremos
aportando lo nuestro hasta que Dios nos llame. No habría lugar para la
aflicción o el enojo.
Pero no estamos
seguros de que corresponda tanta simpleza de análisis. Por lo pronto, por el
texto mismo en que Benedicto explica su actitud. Nos duele como propio el
abatimiento que confiesa. Sangra nuestra misma herida al saberlo preso de la infirmitas. Desvélanos el mismo insomnio ante la
encrucijada y la peripecia, y nos admira que aún así, ofrezca sus últimas
fuerzas para servir a la Iglesia con la oración y la clausura. Pero todo esto
es demasiado humano, y si se nos permite la franqueza, podría resultar más
cálculo que pálpito, más desconfianza en la fragilidad de los años que abandono
confiado a la Divina Providencia. Tal vez, incluso, podría resultar demasiado
común y corriente para tratarse del Vicario de Cristo. O excesivamente
ordinario para quien sabe que la silla petrina antes
tiene la forma de una cruz testa al piso que la de una mecedora. Importa
nada lo que piense el mundo, pero importa todo no pensar u obrar como el mundo.
Acaso por esta
distinción que enunciamos se explique que dos voceros de la nadería progresista
pudieron traducir a términos inequívocamente modernos y mundanos cuanto ocurre.
Mejía, hablando de stress; y Bergoglio
celebrando el “gesto revolucionario”,
ante quienes, hasta ahora, lo acusaban de conservador a Benedicto XVI. Si el
uno psicologiza y el otro ideologiza lo sucedido, no
es únicamente por las sendas y burdas deformaciones doctrinales que padecen,
sino por la naturaleza misma del hecho que, como decimos, trasunta una cierta
perspectiva demasiado humana. Es un trono bendito el que se está abandonando.
No puede ser considerado como una jubilación por invalidez. Tampoco como quien
declara clausa una oficina el último día hábil de
mes, en el horario de cierre, tras una despedida con aplausos y emociones a
granel.
Extraños encomios a la
debilidad
El segundo factor que
conspira contra la llaneza del análisis es la larga serie de conjeturas que se
han echado al ruedo, sin que puedan ser sofrenadas con alguna prueba
contundente en sentido contrario.Diríase que a dos
campos se acomodan las tales hipótesis.
En uno surge la
inevitable posibilidad de una oscura maquinación palaciega que haya forzado la
dimisión. Sobran las razones para pensarlo, pues en todos estos años los
sectores progresistas no han hecho otra cosa más que pedirle al Papa la
caducidad de su mandato. El tenebroso manifiesto de Hans Küng
y los suyos, lanzado formalmente hacia el 2010, ha visto sus cláusulas
cumplidas con esta penosa noticia anunciada en la festividad de la Virgen de
Lourdes. ¿Era inevitable entregarles tamaño trofeo al coro enorme de tránsfugas
que no cesan de festejar lo acontecido? ¿No había, no hay, entre la grey y los
egregios, fuerzas suficientes para evitar el atropello? ¿No se supone, por
sobre todo, que el heredero de Cefas, el fiel y rudo
Pescador de Galilea, debe conducir la Barca tanto más cuanto las tempestades
del mundo lo sacuden “por cuestiones de
gran relieve para la vida de la fe”, como reza el mismo y doliente texto
del desistimiento?
¿Coopera a
contrarrestar este “eclipse del sentido
de lo sagrado”, y estas divisiones “que
desfiguran el rostro de la Iglesia y ponen en peligro su unidad”, males
ambos de los que habló el pasado Miércoles de Ceniza, el que se presente el
mismo Santo Padre eclipsado o doblegado por los achaques de un tiempo convulso
y de una ancianidad avanzada? ¿Guarda congruencia tamaño reconocimiento, con lo
dicho dos años atrás a Peter Seewald, cuando desde
las páginas de la obra Luz del mundo sostuvo que "no se puede escapar en el
momento de peligro y decir: que se ocupe otro”? ¿Hay acaso peligro mayor que
constatar el eclipse del sentido de lo sagrado?
Se equivocan quienes
deifican al Papa -quienquiera sea- o quienes lo suponen nimbado de los
atributos de los antiguos titanes. Se equivocan además quienes lo conciben al
modo de un soberano hiératico, cuyo ánimo sería tan
inconmovible y rígido como ciertos barrocos oropeles. Y rechazo grande sentimos
por cuantos reclaman duro calvario al Pontífice desde el carnaval en que
habitan. Los corajudos en pellejo ajeno nunca sirvieron de mucho. Pero vaya si
yerran cuantos lo pretenden o justifican como al uomo
qualunque, desvinculando su persona,
necesariamente frágil, al igual que la de todos nosotros, de la misión que le
cabe, necesariamente férrea y acerada, como la de ninguno de nosotros. Por algo
decía el monje San Norberto de Magdeburgo, que “la silla de Pedro exige la conducta de Pedro”. El Papa no tiene
dos naturalezas, como Aquél de quien es vicario. Pero tal vicaría, libremente
aceptada, lo obliga al heroísmo. Al heroísmo cristiano, entiéndase; no al del Olimpo o el Walhalla. A un heroísmo que no busca el protagonismo o el
resplandor personal, pero sí el de la Divina Persona, cuyos nudos le tocó
atar y desatar en la tierra. No somos niños para ilusionarnos con un
pontífice repartiendo tiarazos al galope. Pero dado
que no la calma sino la tempestad arrecia -intensa y dañina, como pocas veces-
tampoco puede ser lo más aconsejable andar desmontando la cabalgadura.
Desconcierta un poco,
en consecuencia, este elogio de la debilidad o de la rendición que algunos
plantean. No nos resulta posible imaginar a un Cristo que se pone tres caídas
como plazo máximo para subir al Gólgota. Y si amamos estremecidos aquellas desplomaduras gloriosas, es porque de todas ellas, el
Caído, recuperó la vertical del cielo. Ha sido el Padre Diego de Jesús, en su
notable libro Mito, plegaria y misterio, el que nos recordó un texto de
Lewis, según el cual, “Dios es más que un
dios; no menos”. Y comentándolo acota: “el
majestuoso Logos eterno, al ingresar a nuestro opaco mundo fáctico, lo hace sin
dejar colgada su divinidad en el perchero del zaguán trinitario”. Los
intérpretes de esta renuncia petrina como el triunfo
de la relativización del Pontificado, de la kénosis del vicario para que sólo
quede la guía de Jesús, parecería que quieren dejar colgada la irrepetible y
singularísima y exigente majestad de la vicaría en algún perchero sin brillo de
los despachos vaticanos.
Lo estratégico por
encima de lo sobrenatural
En el otro campo se
mueven las conjeturas de quienes ven tras la renuncia una cuidada
estrategia ajedrecística para asegurar la continuidad de “la misma
línea”, pero en manos de un joven y vigoroso timonel. Estamos escuchando
demasiado esta especie, con tanto desagrado como la de los apologistas de la
responsabilidad petrina reducida no más que a la de
ese hombre que cruza la calle, del que hablara Merleau Ponty.
Haría falta la
capacidad y la ciencia de Malachi Martin para
descifrar esta segunda clave de la renuncia pontificia. Y aunque las novelas
del célebre irlandés poseen entramados auténticos y veraces, aquí la crasa
realidad sobrepuja cualquier legítima figura literaria. A fe nuestra hemos de
sostener que no vemos en la personalidad del Papa Benedicto XVI ningún rasgo
dominante que lo acerque al perfil de un diestro maniobrador
de poderes. Antes bien, sus fragilidades y defectos, con repercusiones incluso
en el delicado terreno de la integridad doctrinal, más resultan ser la
consecuencia de una inhabilidad para el gobierno, que de una destreza para
hacerse continuar. Se lo ve tan honorablemente ajeno a la problemática del poder,
diría Guardini, como puede estarlo un hombre de
contemplación y de seriedad en el estudio.
Pero aún así, y si
fuera cierta esta maniobra sucesoria tramada con un puñado de seguidores,el Santo Padre no puede ignorar que su retiro
desata entonces algunos de los demonios de la democratización de la Iglesia,
convirtiendo un sitial tradicionalmente monárquico en un puesto sujeto al voto
arreglado. Una especie de fraude patriótico, reemplazando los atrios de
Balvanera o Pompeya por los corrillos de Roma, de donde nunca se dijo que el
humo de Satán se retirara. No queremos que suba Pío XIII por haber ganado las
internas, tras estudiada táctica de Ratzinger. Queremos que el Espíritu
Santo impere, sane, salve y vivifique.
Algunos entendidos,
que no es nuestro caso,han hecho notar que uno es el
poder del orden y otro el poder de jurisdicción; y que si el ordinis potestas
fuera indeleble, y por tanto inabdicable, como todo
lo indica, tendríamos, tras el próximo cónclave, el caso potencialmente anómalo
de un doble pontificado virtual. Si el sucesor de Benedicto lo hereda
espiritualmente, será una cosa. Si lo contraría, la bicefalidad
se hará notoria, siquiera por tácito contraste. Otra vez los interrogantes nos
asaltan: ¿Era necesario, en medio de tamaña crisis eclesial, como pocas veces
grave y confusa, someter a la Esposa y a sus hijos a tamaño estremecimiento? ¿O
es que el verdadero nombre de la crisis -y ahora se nos revela- es el
estremecimiento de la Esposa, que no puede evitar siquiera su Pastor Universal?
¿O es que el otro nombre de la crisis, no menos intranquilizante, es que, a
fuer de habituamiento, los bautizados crean que ella
no existe y que sólo es un exageración de algunos tradicionalistas?
No ha dicho aún las
últimas palabras
Conocido y útil es el
principio que nos dice: interius non iudicat Ecclesia. Nadie sino
Dios puede saber y pesar con justicia lo que acontece en el alma atribulada del
Cardenal Ratzinger. Que se bajó de la Cruz, no podría decirse sin liviandad
manifiesta. Su cuerpo y su alma, hace largo tiempo, que semejan la convexidad y
la concavidad del Leño. Pero que la llevó hasta el final, tampoco podríamos
decirlo; entre otras cosas, porque aún no ha sucedido ese final.
En efecto, mientras
trazamos estas líneas, el Papa sigue hablando como tal; y parece querer
decirnos cosas que antes no había dicho. El 14 de febrero, en el Aula Paulo VI,
improvisó una jugosísima charla ante el clero de Roma, cuyo núcleo central fue
el Concilio Vaticano II. Daría la misma para un análisis aparte, si
estuviéramos en condiciones de hacerlo. Porque, por un lado, describió y
ratificó su entusiasmo puesto desde el principio en aquella discutida asamblea.
Entusiasmo provocado por objetables razones, digamos de paso. Por otro,
desenmascaró valientemente la maniobra periodística iniciada
conjuntamente con el Concilio para desnaturalizarlo y tergiversarlo, hasta el
punto de que “el Concilio virtual era más fuerte que el Concilio
real”. Pero a modo de corolario,
selló sus palabras diciendo: “Me
parece que después de cincuenta años, vemos cómo este Concilio virtual se
rompe, se pierde y aparece el Concilio auténtico, con toda su fuerza
espiritual”.
Es
difícil ver los bienes que se han seguido de esta supuesta irrupción del
Concilio auténtico, cuando es el mismo Papa el que se despide retratando con
agobio que la la cizaña ocupa mayor lugar que el
trigo dentro de la Iglesia. Y cuando con una lucidez llamativa reconoce ésto, que no debemos perder de vista como objeto de
reflexión: “En retrospectiva, creo que
fue muy bueno comenzar por la liturgia [en el Concilio]. Así se mostraba la primacía de Dios, la
primacía de la adoración [...]. Luego
estaban los principios: la inteligibilidad, para no estar encerrados en un
idioma que no se conoce y no se habla; y la participación activa. Por
desgracia, estos principios a veces se malinterpretaron. La inteligibilidad no quiere decir
trivialidad, ya que los grandes textos de la liturgia -aún cuando estén, gracias
a Dios, en la lengua materna- no son fácilmente inteligibles; necesitan una formación
permanente del cristiano para que crezca y entre más profundamente en el
misterio, y así pueda entender”.
Si el
sucesor recoge este breve programa: no al falso participacionismo
litúrgico y a la trivialización de la inteligibilidad mistérica, no será en
balde su legado. Pero si esto se pensó desde siempre, ¿por qué no se fue más
categórico para impedir el conjunto de “calamidades, problemas y miserias”, como llama el mismo
Santo Padre en su coloquio, a los efectos de ese predominio del “Concilio virtual”?
¿Por qué no se tiene en cuenta la posibilidad de que tales males no hayan sido
sólo ni principalmente causados por los medios distorsionadores, sino por
algunos de los mismos padres conciliares y del apartamiento de la ortodoxia?
Te acordarás del Viento
ingobernable
Lo que juzgamos aquí,
con amor filial y respeto de súbditos, son hechos; tomando la palabra juicio,
principalmente en su acepción lógica. Y ese enjuiciamiento lógico de lo que
sucede nos embarga de inquietud y de perplejidad. Hubiéramos anhelado que
ciertos y valiosos pasos que se dieron bajo el pontificado de Benedicto XVI
para hacer respetar la Tradición, hubieran sido completados y conducidos a su
plenitud. Hubiéramos deseado, simétricamente, que aquellos otros pasos
vacilantes o erráticos o desencaminados, se revirtieran definitivamente. Sobre
todo, porque no fueron leves esos pasos torcidos, y un fruto al menos de los
mismos hoy se torna patente. Pues es muy raro que la renuncia de un Papa
sea más llorada en el Estado de Israel que entre el clero católico. Ahora sólo
queda confiar en el Paráclito. Confiar y rezar intensamente; y pedir perdón por
nuestros pecados, sin excluir el que podría constituir el no haber hecho lo
suficiente para que las fuerzas del Pontífice no llegaran a esta extenuación.
A falta de mejores
acentos, golpeados por la tristeza doblemente cuaresmal del momento, nos
alimenta en algo la esperanza, el canto dedicado a Pedro del inolvidable
fraile Antonio Vallejo:
“No siempre navegaba
según su
arbitrio: alguna vez, un viento
de
incierto origen y de humor venático,
lo
arrastró a imprevisible derrotero [...].
Siendo
viejo,
a punto,
ya, de coronar la suma
autoridad
con el honor supremo,
se
acordará del Viento ingobernable [...].
Lo sentirá
cimbrar; y oirá un revuelo
de águilas
y de togas; y la infame
algazara
del circo. En el recuerdo
adorable,
también oirá, concreta,
clara, la
obscura frase del Maestro:
-En verdad, en
verdad te digo,Cefas:
cuando más
joven, eras tú muy dueño
de ceñirte y de
andar por dondequiera;
extenderás, un
día, siendo viejo,
tu diestra y tu
siniestra;
y otro, no tú,
te habrá ceñido y puesto
donde tú no
quisieras.”
Dios le dé a
Benedicto, “siendo viejo”, y a su
sucesor, siendo quien fuere, la gracia de no desertar del Viento, ni del Duc in altum, ni de
la pesca milagrosa. La gracia de no ser dueño de “andar por donde quiera”, sino de preferir la diestra y la
siniestra ceñidas al Madero, para salvar con sangre el honor de la Verdad.
Antonio Caponnetto
7 comentarios:
Siempre esclarecedor. Nuestra penuria se ve en parte aliviada cuando, entre la avalancha de sandeces que suscita la renuncia del Papa, aparece un texto como este.
Copio, con todo, y para completar lo relativo a los frutos amargos del «Concilio virtual», que Benedicto presenta como contrapuesto al «real», las razones encontradas que expone un comentarista de un blog español (http://exorbe.blogspot.com.ar/2013/02/pentimenti-di-benedetto.html)
«Benedicto ha reconocido el mal creado por el Concilio. Achacarlo a los medios no es otra cosa que reconocer la hipótesis eclesiológica de Julio Meinvielle sobre la publicitación de la Iglesia.
"El misterio de iniquidad consiste precisamente en que el "Aparato publicitado de la Iglesia" que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirva en cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio. Aquí está el "misterio de perversidad": Que la sal se corrompa y deje de salar (Mt. 5, 13). Fíjese bien el lector que no decimos que la Iglesia deje de llevar las almas a Jesucristo. La Iglesia es indefectible y durará como tal hasta el fin. Pero la Iglesia de Jesucristo puede no identificarse con el ''Aparato publicitado de la Iglesia". La Iglesia de Jesucristo puede mantenerse en las almas fieles a la doctrina que se conservaría en algunos sacerdotes y obispos adheridos a la Cátedra del Pontífice de Roma, mientras que el Aparato mismo de lo que el mundo conoce como Iglesia puede seguir otra doctrina y otra pastoral elaborada por la soberbia de los grandes y publicitados teólogos de la nueva teología."
Olvida el Papa que el Concilio promovió activamente la intromisión de los medios en la misma aula conciliar. Se creó la oficina de información del Concilio y a pesar de las protestas de algunos padres, lo que se discutía por la mañana salía esa misma tarde o al día siguiente en los medios. Para colmo hay todo un documento conciliar dedicado a los medios donde se les reconoce esta letalidad pero se les trata con el mismo optimismo del que hace gala ahora el Papa.
La sal está sosa, pero el optimismo dice que volverá a salar por sí sola, pero el Papa renuncia en un momento tan delicado...
No tiene ni pies ni cabeza. Y quizás el optimismo (esa virtud tan liberal) deba dejar paso a la genuina esperanza cristiana de que se cumplan las promesas de Cristo que ha de volver algún día y consumar el mundo ante el misterio de iniquidad.»
Los padres conciliares, y no los medios tergiversadores, son al fin de cuentas quienes incurrieron en dudosas afirmaciones acerca del ecumenismo y la libertad religiosa. La ambigüedad léxica adoptada en los documentos conciliares tampoco es atribuible a la mala fe de los medios, que no hacen otra cosa que recoger el hueso que se les ofrece.
Para colmo de nuestra perplejidad, y para no alentar muy mejores expectativas acerca de su magisterio remanente, ahora apareció el hermano del Papa diciendo que, oprimido por la edad y los achaques, "mi hermano quiere más tranquilidad a esta edad" (http://www.lanacion.com.ar/1555580-es-beneficioso-para-la-iglesia-dijo-el-hermano-del-papa-sobre-su-renuncia)
¡Dios proteja a su Iglesia!
S.S BENEDICTO XVI, UD. ES Y SERA EL MEJOR PAPA EL VERDADERO MAESTRO DE LA IGLESIA CATOLICA DE LOS ULTIMOS TIEMPOS. GRACIAS POR TENDERNOS UNA MANO A LOS TRADICIONALISTAS; ETERNAMENTE CON UD. DANIEL JORGE
Comparto las sensaciones y el desconcierto de ustedes. Hubiese querido todo lo que ustedes quieren...Ejemplo, sacrificio, Cruz, etc. Pero al mismo tiempo, me cuestiono si no estaremos pecando de soberbios!...No sera que S.S Benedicto XVI, que vive a diario alimentado del Espiritu Santo como motor de su existencia y su papado, el que hace lo que Dios le pide, y lo mejor para su Esposa amada? No sera SU CRUZ, el abdicar? No estaria mas comodo arriba, que al costado?...Los planes de Dios no los sabemos y en general, no los entendemos, pero si hay alguien cerca de Dios, es el Vicario de Cristo en la tierra, y seguramente, sabra mas que nosotros.
Federico Kunzendorf
"Por sus frutos, (es decir, por el resultado de sus obras), los conoceréis."
"Lo que nace de la carne, carne es."
"Los sacerdotes, Ministros de mi Hijo [...] por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, [...] se han convertido en cloacas de impureza. Muchos abandonarán la Fe y el número de sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande; entre estas personas se encontrarán incluso obispos. [...] sólo se verán homicidios, odio, envidia, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la familia. Los gobiernos civiles tendrán, todos, un mismo designio, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios. [...] los lugares santos se hallan en la corrupción; muchos conventos no son más las casas de Dios sino el pasto de Asmodeo y los suyos. La Iglesia será eclipsada [...]. Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo."
Como católico, nacionalista, rosista y federal, yo pertenezco a la Verdadera Iglesia de los 260 papas. En tal sentido, es IMPRESCINDIBLE leer la Bula Cum ex Apostolatus Officio del Súper Papa Pablo IV (Gian Pietro Carafa):
http://forocatolico.wordpress.com/pablo-iv-cu-ex-apostolatus-oficcio/
Y San Pío V, en su Encíclica Inter multiplices, nos confirma la Bula Cum ex Apostolatus Oficcio de Pablo IV:
http://forocatolico.wordpress.com/san-pio-v-inter-multiplices-confirmando-la-cum-ex-apostolatus/
La obediencia santifica, siempre y cuando vaya en orden al Bien supremo, como todas las virtudes. Si la obediencia se opone a la Fe, a la Verdad; esa "obediencia" es ilegítima, es servilismo y es pecado gravísimo.
Pero tan malo es desobedecer a un Papa, como obedecer a un antipapa, a sabiendas de que lo es. Y en las historia hubo y hay al menos 45 antiapapas, y algunos de ellos sentados en la mismísima silla de Pedro, como Pedro Pierleoni (Anacleto II) en 1131-1138. También están los del gran cisma de occidente -40 años-.
Realmente sería un pecado gravísimo obedecer a un antipapa, a sabiendas de que es un usurpador. Por eso, obedientes de los 260 papas de toda la historia quienes nos legaron juntos, a través de 20 siglos, el depósito sagrado de su Magisterio, desobedecemos gustosos al impostor, al prevaricador y rechazamos de mil amores sus doctrinas protestantes y su contemporización con los enemigos de Cristo.
El Papado excomulgó a Lutero, pero también a todos sus sucesores, a los enemigos de la Iglesia que ahora pastan al lado de Ratzinger, totalmente unidos en doctrina, en fe y en proyectos futuros. ¿O no es cierto que los reciben en sus templos, sus sinagogas, sus mezquitas y hasta en sus cuevas satánicas para orar juntos por la misma deidad satánica?
Nuestro deber es remitirnos a las Sagradas Escrituras, a la mejor voz que puede respondernos con una pequeña frase, Nuestro Señor Jesucristo:
"Yo soy la Verdad..."
LA SALETTE
ATENCIÓN:
La doctrina de la Iglesia acerca de los herejes que pretenden ser electos papas está claramente definida en la Bula Cum ex Apostolatus Officio, sentenciada por el visionario papa Pablo IV y confirmada a parpetuidad, por el gran San Pío V en su motu proprio Inter Multiplices.
LA SALETTE
El demonio no nos pide dejar de rezar el Rosario, sino un nuevo "rosario". De lo contrario no lo obedeceríamos.
Igualmente no nos pide dejar de ir a Misa, sino sustituirla por una "misa moderna".
Lucifer no nos pide dejar de creer en los milagros, todo lo contrario, él busca que creamos que cualquier truco es un milagro.
Por ello, la propia Iglesia y hasta sus propios obispos han rechazado las apariciones y milagrerías como las de Garabandal y Medjugorje.
Y pensemos que el papel de Medjugorje fue desviar el verdadero mensaje de Fátima y La Salette.
¿De qué autoridad gozaban San Bernardo de Claraval y Santa Catalina de Siena para deponer por sus propias fuerzas a los antipapas usurpadores?
DE NINGUNA.
Sin embargo los enfrentaron y lograron su dimisión al demostrar que A SÍ MISMOS SE HABÍAN DEPUESTO (IPSO FACTO) al incurrir en los crímenes de herejía previamente a la elección pontificia, según lo estableció la Iglesia a través del milenario Magisterio Infalible.
El Papa León XIII previó en su visión lo que hoy sucede y lo plasmó en su Motu Proprio del 25 de septiembre de 1888, cuando escribió en su invocación a San Miguel:
"Estos enemigos tan mañosos han llenado y embriagado con hiel y amargura a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y han colocado manos impías en sus posesiones más sagradas. EN EL MISMO LUGAR SANTO, DONDE SE ALZA LA SEDE DEL MÁS SANTO PEDRO Y LA SILLA DE LA VERDAD PARA LUZ DEL MUNDO, HAN LEVANTADO EL TRONO DE SU MÁS ABOMINABLE IMPIEDAD CON EL INICUO CONCEPTO DE QUE CUANDO AL PASTOR SE LE DERRIBE, LAS OVEJAS PODRÁN DISPERSARSE."
Sin el Papado, no sin los antipapas, no se puede ser católico.
LA SALETTE
La Infalibilidad Pontificia en Ratzinger Tauber NUNCA EXISTIÓ como lo demuestran sus continuas herejías, falsas canonizaciones de herejes y su famoso dogma de la Shoá.
Es falso también de que Ratzinger "se hechó encima a todo el hebraísmo masónico que domina el Vaticano", toda vez que él mismo es hebreo, descendiente de la rama hebrea más luciferina, la del Maharal, encargada de "controlar las religiones", como está plenamente acreditado por su larga línea genealógica, pletórica de rabinos, hechiceros, exilarcas y príncipes hebreos de la rama babilónica.
¿LAS PRUEBAS?
Ver su genealogía hasta el Maharal:
http://destination-yisrael.biblesearchers.com/destination-yisrael/2012/02/the-family-of-cardinal-joseph-ratzinger-the-young-joseph-ratzinger-sitting-on-the-left-if-one-comes-to-the-conclusion.html
¡ABRAMOS BIEN LOS OJOS, AHORA TAMBIÉN TENEMOS A JUDAS BERGOGLIO!
"ROMA PERDERÁ LA FE Y SERÁ LA SEDE DEL ANTICRISTO."
LA SALETTE
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