¡Arriba siempre!

EL 18 DE JULIO

Y LA SENSIBILIDAD DE YouTube

Cada 18 de Julio suelo realizar pequeños, pero para mí más que importantes, gestos a modo de particular homenaje a esa tan grande fecha de la Hispanidad Católica: el día del Alzamiento e inicio de la Cruzada de Liberación que acabó con el dominio comunista en España y fundó, tras la limpia victoria, el último, hasta ahora, Estado Católico de la historia. Que ese Estado haya sido demolido, con la ayuda de algunos obispos desmemoriados y de acomodaticios “chaquetas nuevas”, y en su lugar agonice hoy esta España sumida en la decadencia y la miseria, es otra cuestión, otro capítulo que, lejos de desanimarnos, nos impulsa a mantener cada día más vivo en el alma el recuerdo de este día de gloria.

   

Entre esos pequeños gestos se cuentan llamar o escribir a los amigos españoles y argentinos para saludarlos con un ¡Arriba España! y oír, junto a mi esposa, el Cara al Sol, la vieja canción falangista a cuyos acordes, entre otros, nos dijimos las primeras palabras de amor.

    

Y como corresponde a esta era de la informática ¿qué mejor que acudir a los servicios de You Tube para oír en la PC la tan querida canción? Pues bien, mayúscula fue mi sorpresa esta mañana cuando al hacer el consabido clic sobre el título de Cara al sol, apareció el siguiente aviso: “Este video trae contenidos que pueden resultar ofensivos o polémicos y herir la sensibilidad de personas particularmente impresionables”; y a continuación se proponía la siguiente alternativa: cancelar o continuar. ¡Vaya, hasta que extremos de delicadeza llega el acendrado sentido de la responsabilidad profesional de los fautores de You Tube! Todo un ejemplo de refinada sensibilidad democrática.

        

Movido por la curiosidad, le solicité al oráculo informático que me pusiera con alguna versión de la Internacional, la conocida marcha comunista, a fin de comprobar si tan eximio cuidado de la sensibilidad de los oyentes se cumplía, también, en este caso. Pues, no. Con retrato del Che Guevara como portada, comenzaron a sonar los acordes de la marcha bolchevique sin aviso ni advertencia que valgan. Insistí con otras versiones: lo mismo. Fui más allá aún. Le pedí al mismo oráculo una versión de La Marsellesa, el célebre himno de la Francia masónica y revolucionaria (la misma que sustituyó la grácil flor de lis como emblema de la monarquía por la guillotina, emblema del nuevo régimen). Tampoco observé protección alguna a la sensibilidad de algún oyente que, eventualmente, pudiera sentirse herido u ofendido por aquellos versos que claman regar la tierra con la sangre impura de los enemigos.

      

Todo esto me mueve a pensar: ¿cuál es la sensibilidad que se supone en el oyente medio? ¿Acaso una sensibilidad que pueda sentirse herida por una canción que habla de amor y de esperanza pero no por el odio y la venganza de La Internacional ni por los exabruptos de La Marsellesa? ¿Puede herir, ofender o impresionar al hombre de hoy una música alegre que anuncia primaveras pero no la más execrable expresión del odio de clases y de la ferocidad de unos revolucionarios que cubrieron de sangre a Francia y al mundo en nombre de la libertad? La “soberbia canción de amor y de luceros” a cuyos acordes miles murieron por defender a Dios y a España se supone nociva para ciertos oídos particularmente impresionables. Pero la música del odio y del rencor no merece prevención alguna.

     

Parafraseando a José Antonio, ¡ay del que no sepa levantar frente a la música que destruye la música que promete! ¡Y ay de un mundo que se siente herido ante el amor y la esperanza y no se conmueve ante el odio!

     

Mientras tanto, escucho por enésima vez la vieja canción de la Falange y con el alma vuelta hacia esa España que tanto aprendimos amar y en memoria de aquellas legiones que la libertaron, vaya en este 18 de Julio, mi más vibrante, empecinado y esperanzador ¡Arriba España!

  Mario Caponnetto