OJOS
Largo tiempo después de su estreno, un oportuno DVD me permitió
ver “El secreto de sus ojos”, la película de la
que todos hablaron. No es mi intención comentarla aunque puedo decir —en
términos muy generales— que me pareció bien actuada pero, en definitiva, una
“película del montón” como se dijo en la revista “Noticias”. Ninguno de
sus dos argumentos —la investigación de un crimen y el contenido romance
entre Darín y Villanueva— tienen carnadura para ser algo más.
(Después de escrito lo anterior leí en el blog de Flavio Mateos —Videotecareduco—
una excelente crónica a la que remito al lector).
Lo que quiero comentar es algo en lo que, curiosamente, ningún
cronista de la prensa comercial reparó.
Como se recordará, el protagonista descubre, hacia el final del filme,
que el marido de una víctima de violación y asesinato mantiene, desde hace
veinticinco años, “preso” en su casa (en rigor, secuestrado) al autor del
crimen, un militante de la Triple A.
Debe recordarse también que el protagonista, Darín, ha sido presentado
como un justiciero que se saltó algunas reglas para lograr encontrar y castigar
al culpable de los delitos indicados. Pero ¡oh sorpresa! al justiciero Darín ni
se le pasa por la cabeza intervenir en el delito que tiene ante sus ojos —privación
ilegítima de la libertad— y obtener, por lo menos, la liberación del
preso en la cárcel privatizada.
Tampoco el público (ni los que comentaron la película) reacciona
ante este delito. No es que el marido de la víctima ha “hecho justicia por mano
propia”. Lo que ha hecho es injusticia, porque ningún condenado a perpetua
cumple en la Argentina veinticinco años de cárcel ¡en reclusión solitaria!,
pena que no existe en nuestro Código Penal.
Por este detalle, la película se vuelve una metáfora de lo que
hoy se entiende en nuestro país por justicia, es decir una injusticia con que
se “corrige” otra injusticia. Y
todavía habría que agradecer que se conserven algunos rasgos de la justicia común:
un estrado y tres señores sentados tras unas mesas. No es mucho más lo que queda
de Themis.
Dicho de otra manera, para los monstruos no hay justicia sino
simple venganza. No hay juicio debido, ni normas procesales ni las garantías
que tan numerosas fluyen en relación con los delincuentes comunes. Si un
monstruo está preso, bien preso está, cualquiera sea el procedimiento para
lograrlo o la cárcel que lo aloje. Para ellos sólo vale el ojo por ojo, ¡y esto cuando los
tribunales rebosan de discípulos de
Kelsen, para quien la idea
misma de una justicia abstracta era un mito y lo único que valía era el derecho
positivo que no exigía más que reglas claras dictadas por autoridad competente!
Insisto: no es la acción que nos presenta la película —el “encarcelamiento”
privado— lo que me llama la atención. Lo asombroso es la nula reacción de
protagonista (que ni piensa en movilizarse para detener esa injusticia) y el
silencio de las decenas de zurdos “justicieros” que vieron y comentaron la película.
A ninguno, hasta donde yo sé, se le ocurrió cuestionar lo que hace el carcelero
y lo que no hace Darín.
Pero me corrijo: no tiene nada de asombroso: es lo lógico en un
país que ha perdido el rumbo hace muchos años, tras veintitantos de
adoctrinamiento gramsciano.
Aníbal D’Ángelo Rodríguez
4 comentarios:
Yo lo veo de otra forma: ante la catarata de basura en que se había convertido el cine argentino, dejé de verlo circa 1970. Luego un amigo me trajo un video pirata y me dijo "No parece argentina, mirala" La vi y me pareció mediocre, nada mas. El cine es algo primitivo (mis abuelos, todos, por ejemplo, lo consideraban un entretenimiento del calibre del circo)y busca en la masa los sentimientos de pura venganza y a nadie le importa un ardite las leyes. Al final, el héroe le corta el bocho al malo y todos contentos. Acá, termina con la bufonada increíble de un preso a perpetuidad, en suma, para tarados. Hay que reconocer que aunque Hollywood es la iddish force, fuera de ese lugar casi todo lo demás no sirve (Francia e Italia colapsaron y España solo dió Alatriste).
CD
El marido lo tiene encerrado porque la justicia lo deja libre para que "trabaje" para ellos en la dictadura militar. Entonces el lo encierra para que cumpla lo que la justicia habia determinado y darin no lo encierra ni lo juzga eso no lo vemos en la pelicula, porque se termina.
El cine como cualquier expresion de aerte no son ni lindas ni feas ya que estan sujetas a la mirada subjetiva de cada persona que la vea. A mi el secreto de sus ojos me parecio una pelicula mas argentina larga y sin argumento solidos que contar pero no por eso la tildo de fea o aberrante, es solo una pelicula mas....
Porque don anibal no tiene mas su columna Testigo de Cargo?
Estimado amigo anónimo:
El querido Don Aníbal tiene unos cuantos achaques de salud, y esto le impide ejercitar su pluma con la asiduidad que a todos nos gustaría.
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