¿POR QUÉ LA IGLESIA ROMPE EL LUTO DE LA CUARESMA?
Trataré de la misericordia de Dios para mover a los pecadores a penitencia, despertando en ellos la esperanza del perdón.
La Iglesia en este domingo nos enseña una lección importante, cuando rompe el luto penitente de la Cuaresma, trueca el color de sus ornamentos y profiere palabras de alegría, como suelen hacerlo las madres cuando temen que sus hijos desfallezcan con un luto demasiado prolongado.
También el pecador, en medio de su llanto y de la meditación de los motivos de temor y pena, debe hacer de vez en cuando un alto y levantar su corazón considerando la clemencia y bondad de Dios.
En el evangelio de hoy se nos habla de aquella mirada de misericordia que el Señor dirigió a las turbas. Muchos son los modos de mirar que tiene Dios: para convertirnos, para castigarnos, para recompensarnos; pero todas sus miradas persiguen un fin misericordioso.
Todo le grita al pecador la misericordia divina. El establo llama al que, herido por los ladrones, desea curarse; el pesebre, la cruz, los clavos, la vida entera de Jesús, todo vocea su misericordia (cfr. San Bernardo, Serm. 5 de Nav. nº l). Soy un mísero afligido, dice el Salmo (87,16). Pesad bien estas palabras, comenta San Agustin: “Pobre yo, que lo he creado todo, y pobre por ti”.
San Bernardo (cfr. Serm. 13 sobre diversos asuntos nº 4), explicando la misericordia de Dios, dice que se manifiesta principalmente de dos modos, a saber, preservando de los pecados y levantando al pecador caído.
Para preservarnos de los pecados, cura nuestras malas inclinaciones, da su gracia para vencerlas y aleja las ocasiones de caer en pecado. Algunas veces utiliza uno solo de esos medios; otras, dos o tres a la vez, y así —por ejemplo— hay quien vive tranquilo y en gracia de Dios, porque Él se cuidó de darle un natural manso, en el que apenas si tienen fuerza las pasiones. Otros no han recibido un natural tan ordenado, pero, a cambio de ello, son asistidos por la gracia de Dios.
Los primeros han recibido un favor mayor, mas los segundos adquieren mayor mérito; aquéllos viven más tranquilos, pero éstos consiguen mayor y más brillante victoria. Para levantar al pecador caído, Dios se vale de su paciencia, de sus castigos y de sus reprensiones. Primero espera, después castiga, y si ni aun así oímos su voz, entonces se esfuerza en que entendamos la de los remordimientos que nos sugiere.
Cantaré siempre tas misericordias del Señor (Salmo 88, 1). Las cantaré en este mundo y las cantaré en la eternidad, cuando las haya experimentado plenamente. Hoy canto y temo, entonces mi corazón cantará y no callará, sin temor a tristeza alguna. Ya no hablaré en mis cánticos de mi santidad, ni de mis méritos, que habré enterrado en el olvido, sino solamente de la misericordia que tuviste conmigo desde el principio. Entre tantas criaturas que no quisiste sacar de la nada, me elegiste a mí para darme el ser; iluminaste mi alma con la luz de la fe, la lavaste con las aguas del bautismo y después decidiste enseñarme los secretos de tu ley y misterios. Me colocaste, Señor, entre tus hijos, y más tarde entre tus sacerdotes, y lo que es más, entre los que confían cantar tu gloria en el cielo. Vivía yo cubierto de pecados, era abominable a tus ojos, y te portaste conmigo como si no lo advirtieras. Y ¿por qué motivo? No puedo encontrar otro sino el de tu infinita bondad, que los ha disimulado primero, para perdonarlos después. Mas todavía me diste gracias que superaron cualquier delito (Isaías, 40, 2), porque en donde abundó éste sobreabundó la gracia (Romanos, 5, 20).
Luchaba yo contra Ti, y Tú añadías bondad sobre bondad, misericordia sobre misericordia, mientras yo iba sumando malicias a malicias, pecados a pecados. Mi corazón se endurecía, mis ojos cegábanse, hacías brillar tu gloria delante de mí, y yo los apartaba para no verla; me llamabas, y volvía los oídos, y Tú, Señor, no te irritabas. ¡Me has vencido! ¡Sí, me has vencido por fin! ¡Has sido más fuerte que yo! Derrotado, te bendigo y glorifico tu nombre. Rindo mis armas, vencedor mío, y las coloco entre tus manos.
¡Cuántos mejores que yo se han condenado! Y Tú me has hecho fuerza a mí, me has arrastrado hacia el perdón. ¡Oh amor mío, gloria mía y única esperanza mía! ¿Cómo te pagaré por ésta tu violencia? Corrompido y duro, quería huir y Tú no me dejaste.
¿Cuándo estaré en tu casa, en el seno de tu gloria, para poder no pensar sino en tu bondad? Yo te conjuro, Señor, yo te conjuro. Mi condenación eterna hubiera sido justa, pero ¿no te parece mejor poder enseñarme a los ángeles como abismo de miseria mía y misterio de tu clemencia? Se admirarán los ángeles y cantarán tus glorias. Haz que sea así; que yo iré de uno en otro diciéndoles a todos ellos: ¿No conocíais, no sabíais, ¡oh espíritus elegidos!, cuál fue mi vida? ¿Ignorábais mi perversidad y vergüenza? ¡Decidla, Dios mío, que la sepan! Eso era yo, y, sin embargo, aquí me tenéis con vosotros. Y ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa, me preguntarán? Yo no lo sé. Me salvó porque quiso. Me arrancó del infierno y de las fauces del león sin mérito alguno por mi parte. ¿Qué digo sin mérito? A pesar de mis deméritos. Así es como ocurrió. Ayudadme, pues, a cantar sus alabanzas, porque yo no tengo voz suficiente para hacerlo como merece. “Tomad vuestras cítaras y tambores, que yo cantaré eternamente sus misericordias” (Salmo 78, 1.).
Santo Tomás de Villanueva
4 comentarios:
disculpen mi ignorancia, pero el Evangelio de hoy fue sobre el primer ciego que cura Cristo, y el doble milagro; es decir, el de recobrar la vista y el de la conversión del ciego... Y en la Misa de los Legionarios (actuales acólitos oficiales del Papa) los ornamentos eran de color morado como debe ser... Esto fué en Córdoba, Argentina... Me gustaría que me desburraran.
Gracias
SOR LUCÍA DOS SANTOS
Recordemos que en ocasiones los santos videntes como Sor Lucía, Juan Diego, Bernadette, Margarita María y otros son elegidos por el Cielo para un solo propósito; transmitir un mensaje al mundo, que en ocasiones ni siquiera alcanzan a entender a plenitud.
Bernadette no entendía el dogma de la Inmaculada Concepción que le fue mandado difundir por Nuestra Señora en Lourdes.
Juan Diego suponía que nadie le iba a dar crédito cuando se presentó ante el obispo Zumárraga para pedirle erigir un templo en el Tepeyac. Para él seguía siendo un misterio por qué la Reina del Cielo lo escogió a él.
Para Sor Lucía los terribles secretos finales que recibió se podrían “entender mejor” 43 años más tarde, “a partir de 1960″, precisamente con el reinado del masón Roncalli y su convocatoria, apertura y primera sesión del Conciliábulo.
Si Sor Lucía no condenó las aberraciones y herejías del Vaticano II, no era esa su misión. Para ello estaban ahí más de 4 mil padres conciliares, sabios y doctos, quienes tenían la responsabilidad de rechazar todas las imposturas del golem Montini Alghisi y salvaguardar la Fe Cristiana.
¿Qué sucedió, por qué sólo unos pocos, poquísimos, tomaron la defensa de la Fe en sus manos y corazón para enfrentarse al usurpador?.
“Sobre el sacrificio perpetuo fue instalada la iniquidad, y se echó por tierra la verdad. El tuvo éxito en todo lo que emprendió.”
“Entonces oí a un Santo que hablaba, y otro Santo dijo al que hablaba: «¿Hasta cuándo se verá el sacrificio perpetuo suprimido, la iniquidad desoladora instalada, el Lugar santo y el Ejército pisoteados?»”
(Daniel 8, 12-13)
Bien, ahí se tiene el verdadero “tercer secreto” de Fátima y corresponde un poco con la parte no mutilada por el golem Ratzinger Tauber:
vimos… “a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque”…
Ese “hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre”, nos abre una gran pregunta: ¿no era el Papa?.
Si lo era o no, no nos lo confirma esa parte mutilada a la que, ya se sabe, le quitaron las explicaciones de la Santísima Virgen. Pero la duda de los pastorcitos surgió ahí.
Cuál explicación les dio la Santísima Virgen sobre ese obispo de blanco no lo sabemos. Ratzinger Tauber sí.
También la siguiente frase terrible nos prefigura la falsa iglesia:
“…subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque”.
El simbolismo de la Gran Cruz de alcornoque coincide con a una cruz hueca, tosca, igual que la tosca cruz kabalista que portaba Wojtyla Katz:
http://hermanogitano.h.e.pic.centerblog.net/jfbtxa31.jpg
También recuerda que la explicación del “Tercer Secreto” inicia con la frase “En Portugal se conservará el dogma de la Fe…”
¿Qué cosa tan terrible habrá dicho la Santa Virgen a Sor Lucía para que fuera necesario asegurarle que la Fe se preservaría en Portugal; y no los sacramentos, los sacerdotes, los obispos… el Santo Sacrificio de la Misa?.
Amigo Beli, Santo Tomás de Villanueva nos habla de la Misa tradicional, con el Ordo Missae del Papa San Pío V, canonizada en el Concilio de Trento. Seguramente Ud. ha asistido a la misa del Novus Ordo, según el misal del Papa Pablo VI, que data de 1969.
Gracias amigos de Cabildo por evacuar mis dudas... Los sigo permanentemente! Abrazos...
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