miércoles, 9 de junio de 2010

Nacionales


PJ, ENTRE
LA ABUNDANCIA
Y LA LOCURA

“Piense que no tiene acabo la malicia
de los bichos” (Leopoldo Lugones)

Alcanza con ver la fotografía. Nos referimos a la que muestra al P.J., estrenando su conducción. La categórica imagen bien podría ser un símbolo del realismo mágico, de esa ficción literaria que confunde la vida con el delirio y que, como pocas veces, parece haberse adueñado de la vida y la política en estas tierras. Es que al mirarlos, uno se queda pensando que no sería fácil juntar, fuera de las megacorporaciones internacionales, tipos con tanta plata en un solo retrato.

Del presidente del partido hacia los costados, gente rica, muy rica, hablando de los pobres; por supuesto que la preocupación no podía ser más digna y más justa; pero, a pesar de la trascendencia de la cuestión, todos reían distendidos, más aún festejaban entusiastas cada frase del presidente que ese extraño día parecía dispuesto a encabezar la lista de los jocosos. No sin razón, dirán otros, que aún los temas más espinosos se pueden tratar con una sonrisa, pero lo llamativo del caso era la actitud de algunos como Kirchner o Kunkel a quienes, ajenos al don de la simpatía, apenas alguien podría recordar sonriendo.

Pues bien, ese grupo de financistas y magnates dueños de casi todo lo que se pueda comprar, rejuntados en curiosa antítesis denominada partido de los trabajadores, aplaudía feliz cuando K explicaba las razones acerca de cómo y por qué, “otros”, debían “redistribuir” para solucionar el problema de la pobreza.

No faltará quien sospeche que en ese “otros” radicaría el principal motivo del festejo.

Nos decían que hay que poner dinero con generosidad —plata ajena, claro— porque es para construir hospitales y caminos, aunque también afirmaban que es para que no aumenten el pan y la leche, o puede ser para que el pan y la leche, llevados por buenos caminos, no falten en los hospitales. En fin, aunque no lo veamos demasiado claro no debemos desesperar: lo definitivamente cierto es que esa plata volverá, vendrá en las valijas de Antonini, o en el tren bala, o a través de algún ministro transportador, o llegará desde la lejana Suiza o aparecerá en el baño de cierto despacho o por la magia flotante de un casino o entreverada con los fondos de Santa Cruz, pero siempre, esto nadie lo ponga en duda, siempre retornará…

Entonces está bien, no hay que ser mezquinos, como pide la presidenta, sobre todo el campo no debe serlo, y en este sentido y como ejemplo tal vez los ayude observar los rostros de los presentes el día de la reinauguración del P.J. de la abundancia.

Por cierto que no han sido estas las únicas paradojas de esa tarde memorable, porque más allá de la riqueza, de la rústica teatralización, y de la euforia, andaban por ahí ocupando cargos directivos aquellos que, entre otras delicadezas, planearon y ejecutaron la muerte de Rucci, no precisamente con el visto bueno de Perón. No obstante lo nombraban y citaban a cada momento, claro que menos como el hijo pródigo que vuelve a casa arrepentido, que como un intento de manipular el lenguaje para seguir negando la dura, absurda realidad que supieron conseguir.

El presidente paralelo creía que había aplastado a los diferentes y a los malvados que podían oponerse a sus exigencias de omnipotencia; luego de la miope fulminación se preparaba ya al entierro de un país que de puro silencioso y manso él confundió con muerto. Cuidado señor casi ex, con ese vivísimo muerto que viste hoy el más peligroso de los trajes, el del hartazgo, el del ahogo de un cerco sin aire, el de la dignidad atropellada.

Recuerde el señor ex, que el mismo Sarmiento habla de la inseguridad habitual de la vida en el campo, lo que hace de los campesinos gente cuidadosa, difícil de madrugar, acostumbrada “al más ligero susurro del viento, ante la proximidad del salvaje, el temor de un tigre que lo acecha, de una víbora que puede pisar…” Los nuevos dueños del P.J., los neocapitalistas K que ahora lo conducen y además gobiernan el país ¿lo gobiernan? expresan lo más cínico del progresismo decrépito.

En medio de la crisis, los dinosaurios K decidieron reclamar un papel más activo para sus asociados, incluidas madres y abuelas, adquisiciones éstas más bien antiguas pero muy útiles, dada su incomparable predisposición al diálogo, entendido como un diluvio de pedradas. Por cierto que en defensa de la mentira, estas organizaciones tienen hasta universidad, las distingue un amplio y calificado nivel académico que abarca desde los cheques sin fondos, hasta sofisticadas formas del engaño para enriquecerse falsificando la historia.

Han llegado a convertir al Estado en algo tan espantoso, tan temible, y tan repugnante que sería difícil responder al interrogante sobre si hay algún aspecto aunque fuera mínimamente positivo en el deliberado caos nacional.

Creemos que sí, tal vez algo les debamos. No podríamos negar que ellos, motorizados por una chifladura inaudita, fueron la llama que ayudó a recrear esta inédita retreta; fueron ellos los que provocaron el estremecimiento y la reacción, que luego se hicieron voces por todo el país, voces distantes con reminiscencias de los clarines del desierto, voces marcando presencias, posiciones, y límites, definiendo los espacios propios, anunciando cada vez con más fuerza que, aún en la noche, avanzamos juntos hacia un punto de encuentro distinto, cada vez más lejos de la irracionalidad perversa del odio.

Miguel De Lorenzo

2 comentarios:

Pampa dijo...

Qué don de pluma y análisis, Señor De Lorenzo.. usted clarifica y ordena tantas ideas con este artículo que nos regala... Me pregunto ¿qué dirá cierto moto-mandado General de la Nación conocido tristemente como "el baja-cuadros", al leer en reflexiva síntesis todo este curriculum de sus otroras mandantes?... seguramente su conciencia, si es que aún la conserva, hará suya lo de aquél tango desencuentro, y le espetará.. "por eso en tu total/ fracaso de vivir,/ ni el tiro del final/ te va a salir".
Desde el terruño del Chamamé y el General San Martín.
Neike Chamigo!

Fernando José dijo...

Excelente y oportuna nota. Cuando ví la foto de referencia evoqué a Discépolo, por aquello de "No hay aplazados ni escalafón" y del "Cambalache" perpetuo al que parecemos condenados.

La descripción discepoliana les viene como anillo al dedo, también la caracerística de "incorregibles" que les endilgó Jorge Luis Borges.

Aunque para ser justos la esencia de "incorregibles" no es patrimonio exclusivo de los peronistas, se la ha ganado por propio mérito toda la partidocracia argentina, ese conjunto de tahures, fulleros y estafadores que han llevado a la Nación a esta caída libre que parece no tener fin.

Los KK son solo una versión exacerbada de la corrupta partidocracia.