domingo, 24 de febrero de 2008

Aquel valenciano querido


UN HOMBRE DEL 23-F

Repitió varias veces la anécdota, que por supuesto nació después del año 1981. Cuando alguien le preguntaba por su cumpleaños, o bien cuando quería remarcar ese dato, inmediatamente aclaraba: “Nací un 23 de febrero. Soy, en consecuencia, un hombre del 23-F”.
Por eso, don Fernando, nuestro enhorabuena, en su nuevo cumpleaños, que llega por sobre la ausencia, la muerte y la separación física.
Pero callémonos ya. Que hable el ilustre homenajeado, ya que lo sigue haciendo a través de sus cuarenta libros, un número redondeado como otros cuarenta, los años de aquella España que tanta falta nos hace.


Mi entrevista para el programa “Dos por dos”, se graba después de que Miguel Bosé canta una melodía de esas que ahora se llevan, moviendo mucho la cintura. Me preguntan muchas cosas, algunas verdaderamente agudas (quizá malintencionadas), pero afortunadamente tengo acierto al contestar. De manera que el público interrumpe dos veces con ovaciones, de lo que (según me dicen) no había precedentes. Una, cuando la Milá me dice que me guaseo demasiado de los políticos en el libro, y yo contesto que es que hay aquí muchos políticos de risa. Otra, cuando a la pregunta “¿Cree usted que España necesita que llegue un salvador?”, respondo: “Eso pregúnteselo al presidente Suárez”. Todo un síntoma la reacción de la gente. También han celebrado que dijese no sólo que escribo, sino que todo lo hago mejor con la derecha.

Veo a las diez el programa en casa, con la familia en pleno. Realmente he quedado bien contestando e incluso (según mi hija Carmen) estoy guapo. Comienza a sonar el teléfono y durante una hora no paro de agradecer parabienes, tanto de amigos como de entusiastas desconocidos, que se empeñan en que he estado poco menos que heroico. ¿Pero a qué extremo de sensibilización política hemos llegado? Yo he contestado normalmente (creo), haciendo hincapié en que no soy político, aunque dejando también en claro que no me cambio de chaqueta, que soy de derechas y que respeto la memoria de Franco. Sólo por eso, estas buenas gentes (me llama hasta una señora desde Sevilla) me consideran poco menos que un legionario.

Una de las llamadas es del teniente general Carlos Iniesta, a quien no conocía. Está también entusiasmado. Nos citamos para tomar una copa el jueves en su casa.

Me duermo con una confusa sensación. Realmente, ¿tanto mérito tiene limitarse a mantener una línea meramente honesta, simplemente decorosa? Quizá eso explique el éxito de los últimos libros; la gente normal, la “mayoría silenciosa”, está harta de los oportunistas, de los profesionales del poder. Y agradece que uno los ponga en la picota, aunque sea tan discretamente como creo que yo lo hago.
Fernando Vizcaíno Casas

Nota: El fragmento ha sido tomado de su libro “Un año menos”, de Editorial Planeta, 1979.

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