LA LIMPIEZA ÉTNICA
DE PALESTINA
“El viajar es cosa muy útil: Afina la
imaginación. Nuestro viaje particular transcurre por la Verdad. Aquí reside su
fuerza”.
L. F. Céline
En estos tiempos encontramos historiadores que
luchan por la verdad histórica. Ellos nos plantean una nueva visión de
acontecimientos del siglo pasado, que tienen presencia en las causas de los
actuales. Con esto hallamos un rasgo alentador en la característica de las
actuales generaciones, tan proclives a la comodidad de lo “políticamente
correcto”. Constatamos en obras que, al estudiar aspectos de la realidad del
siglo XXI, revelan una restauración de la verdad del pasado mediato e
inmediato. Es nuestra tradición cultural marcando su presencia la que, pese al
bolcheviquismo gramsciano, existe y, tal como dijera Mussolini: “ella
interpreta, desarrolla y potencia toda la vida de los pueblos de nuestra
romanidad”. Dios uno y trino, me tuvo de su mano cuando, una fría tarde de junio,
fui conducido ante una librería a la que entré, creyendo ser movido por la
curiosidad.
Mi inquietud se concentró en un grupo de
ejemplares alineados militarmente. Tomé uno, y sin dudar lo adquirí. El tomo lleva
el título que tiene esta nota, y su autor es un profesor nacido en Haifa
(1954), ciudad palestina hoy ocupada por el estado de Israel. El polígrafo es
Ilan Pappé, actualmente, profesor de historia en la Universidad de Exeter,
siendo además, Director del European Center for Palestine Studies. Se desempeñó
como conferencista en la universidad de Haifa, siendo autor de varias obras
entre las que se destacan la que ofrecemos al lector, amén de “Gaza en crisis”,
“Reflexiones sobre la guerra de Israel contra los palestinos”, entre otras. Sus
escritos, de veracidad indiscutible por la documentación que los respalda, le
han traído el odio de sus “hermanos” y hasta le significó estar amenazado de muerte.
A ello se debe su actual exilio.
El libro al que nos referimos, cuenta con 414
páginas, divididas en 12 capítulos formidables por lo que revelan. Está impreso
en España con la colaboración de Editorial Planeta. Y fue traducido por Luis Noriega.
Ya en su contratapa se expone la esencia del estudio. Así leemos en ese sector:
“los israelíes la conocen como «guerra de la independencia de 1948». Para los
palestinos es la «nakba», «la catástrofe», puesto que su resultado fue uno de
los procesos de limpieza étnica más amplios y dramáticos de nuestro tiempo.
Cerca de un millón de palestinos fueron obligados a emigrar a punta de fusil,
abandonando sus tierras, sus bienes y sus hogares; hubo matanzas de civiles y
cientos de poblados fueron destruidos deliberadamente. Pese a sus dramáticas
dimensiones, los israelíes han conseguido ocultar este crimen contra la humanidad
durante muchos años. Ilan Pappé el más prestigioso a escala internacional, de
los historiadores israelíes, se ve obligado a publicar sus obras en el
extranjero entre amenazas de muerte. Revela en este libro, con la luz de documentos
desclasificados, la verdad de una expulsión que sigue haciendo hoy imposible la
paz entre palestinos e israelíes y que está en los orígenes de todos los problemas
actuales de Oriente Próximo”.
Para dar más claridad a este tema necesitamos
destacar que, hace un siglo (octubre de 1917), Lord Balfour en breve carta,
hacía conocer a Lord Rotschild, poderosísimo financista judío nacido en gran Bretaña,
que el gobierno de Su Majestad veía favorablemente la instauración en palestina
de un “hogar nacional para el pueblo judío, dirigiendo sus mejores esfuerzos, a
la consecución de este objetivo”. De esta manera, Londres pagaba el apoyo
sionista para fabricar acetona, sustancia muy necesaria entonces para la
producción de explosivos en gran escala.
Al día siguiente, toda Gran Bretaña comentaba
el documento oficial. “The Times”, en gran titular decía: “Simpatía oficial: Palestina
para los judíos”. “Desde ese momento, dice la historiadora canadiense Margaret
Mac Millan, todos, judíos y no judíos, diplomáticos y políticos, hablaron de
estado y no de Hogar Nacional” como establecía la nota oficial firmada por Balfour
el diplomático del cual dijo alguien: “tiene una sonrisa que es como la luz de
la luna sobre una lápida”.
En la conferencia de paz de 1919, los
sionistas estuvieron representados entre las delegaciones de muchos países y
donde los judíos –escribe el historiador Vicente Riesco: “no integraban la
delegación en primera fila. Ocupaban puestos diplomáticos secundarios, muchas
veces, más decisivos: secretarios privados o consejeros, tan importantes como
influyentes. De este modo consiguieron ventajas en los tratados de Versalles, Sevres
y Trianon. Se pudo decir que, después de los ingleses, fueron los sionistas los
que más ganaron (…) El mundo salido de los Tratados, tendió a organizarse,
según los principios más caros al pensamiento judaico moderno”.
Señala el historiador Riesco: “fue una época
de liberalismo universal en que el cosmopolitismo, y la social democracia con
el marxismo, fueron pródigamente predicados y hasta ensayados”. La tiranía
judeo bolchevique, fue instaurada por Lenin y Trotsky (Bronstein) en 1917 con
el apoyo de la banca Khun Loeb. Luego, Stalin siguió recibiendo ayuda, hasta el
extremo que, en la segunda guerra mundial, fue salvado de la muerte junto al
aborto bolchevique. El capitalismo “internacional” estuvo a la orden,
personificado por Delano Rosenfeld. El golpe rojo, para hacer de España un gran
gulag, fue otra muestra del “Odium Christi”. “En este ambiente, los judíos
estaban satisfechos. Sus escritores figuraban entre los más leídos”. En las naciones
aliadas vencedoras, y en las vencidas, así como en los estados de nueva
creación, los judíos y sus amigos, participaban de los gobiernos.
Sin embargo, el gran éxito hay que colocarlo
en el sedicente “Hogar Nacional de Palestina”. Fue este el espacio geográfico
que el terror de la Hagana, el Irgun, y la Stern, con armamento stalinista,
convertirían en Estado sionista. El mismo fue aprobado por la O.N.U. Con 33
“esotéricos” votos de Salomón Truman y José Stalin, en la sesión del 29 de
noviembre del año 1947. Se comentó por esos tiempos, en algunos círculos, la
influencia del judío Kaganovitch, suegro de Stalin, en el voto soviético. Se
agregaba, por otra parte, que Moscú había creado en Birodidjan la primera
república Socialista Soviética judía a orillas del río Amur, en Siberia. Ella
fue establecida con algunos miles de hebreos en 1931. El estado de 1948 se vio mucho
más fuerte desde el vamos, aunque históricamente era el segundo estado hebreo
del siglo XX, con arrogancia entró en escena con paso prepotente y dispuesto a
todo: El nuevo Israel nació a la independencia el 14 de mayo de 1948 (5 de yar
del año 5738, según el calendario judío).
En el “Prefacio” del libro que leemos, ya se
nos presenta al principal personaje del inmisericorde sionismo: David Ben
Gurión. El autor Pappé, extrae una frase del “político” tomada de los “archivos
sionistas centrales en reunión de la ejecutiva Agencia Judía. Junio 12 de 1938”. Allí dice: “Soy
partidario el traslado forzoso, no veo nada inmoral en él”.
Éste fue el proyecto. Veamos su sangriento
desarrollo, el cual había comenzado antes de la segunda guerra mundial.
Repasemos al respecto un párrafo del mismo Ilan Pappé: “el miércoles 10 de
marzo de 1948 un grupo de 11 hombres conformado por veteranos lideres sionistas
y jóvenes militares judíos pusieron los toques finales para la limpieza étnica
de palestina. Esa misma tarde se enviaron órdenes militares a las unidades
sobre el terreno para preparar la expulsión de palestinos en vastas áreas”...
“las órdenes estaban detalladas, los métodos a emplearse para desalojar por la
fuerza”… “intimidación a gran escala, asedio y bombardeo de las aldeas, de
casas, propiedades, bienes, expulsión, demolición y finalmente siembra de minas
entre los escombros para impedir el regreso de los expulsos. A cada unidad se
le proporcionó una lista de aldeas como blancos de este plan maestro conocido
por el nombre en clave de «Plan D» (Dalet en hebreo)”… “Como intentan mostrar
los primeros capítulos de este libro” –continúa el autor – “fue al mismo tiempo
el producto inevitable de la ideología sionista que abogaba por un estado
exclusivamente judío en Palestina”… “tomada la decisión se tardó seis meses en
completarla… “cuando estuvo terminada la misión había desarraigado a más de la
mitad de la población nativa de palestina (cerca de ochocientas mil personas) destruido
531 aldeas y vaciado once barrios”. “El citado plan de marzo de 1948 es un
ejemplo clarísimo de una operación de limpieza étnica, algo que el derecho
internacional actual, considera un crimen contra la humanidad”.
En otro capítulo señala el autor Pappé: “soy consciente
que se necesitará mucho más que este libro para invertir una realidad que
demoniza un pueblo que ha sido colonizado, ocupado y expulsado, y que glorifica
en cambio a las mismas personas que lo colonizaron y expulsaron. La derrota de
este puñado de guerreros”… “sometidos a bombardeos pesados desde el aire y a
feroces ataques en el terreno era inevitable”. “Los bombardeos israelíes fueron
masivos y causaron infinidad de “daños colaterales” en las aldeas palestinas.
Algunas sufrieron más que otras el azote de la fuerza aérea...” y los horrores
de los israelíes armados por la Unión Soviética y el bloque del “socialismo científico”.
En tanto, los voluntarios árabes recibían de Francia anticuados fusiles de la
primera guerra mundial.
Enfoquemos de todas maneras la brutalidad de
los defensores de los. DD.HH. Así leemos en la pág. 130: “la naturaleza
sistemática del Plan Dalet. Resulta patente en el caso Deir Yassin una
aldea pastoril y cordial, que llegó a un pacto de no agresión con la Haganá de Jerusalén,
pero que estaba condenada a desaparecer por encontrarse dentro del área que, el Plan Dalet había ordenado limpiar”. “En vista del acuerdo que había firmado
con la aldea, la Hagana decidió enviar tropas del Irgún y de la banda Stern
liberándose así de toda responsabilidad...”. “El 9 de abril de 1948, tropas
judías ocuparon la aldea Deir Yassin”… “al irrumpir en la aldea, los soldados
judíos rociaron las casas con fuego de ametralladoras, lo que mató a muchos de
sus habitantes. Después de esto, se reunió a los demás aldeanos y se los
asesinó a sangre fría. Los cadáveres fueron maltratados y cierto número de
mujeres fueron violadas, antes de ser asesinadas...” “Fahim Zaidar, que tenía
doce años en esa época recuerda ‒dice el historiador hebreo‒ “como vio asesinar
a su familia delante de sus ojos”: “nos llevaron uno detrás de otro, dispararon
a un anciano, y cuando una de sus hijas gritó, le dispararon también a ella.
Luego llamaron a mi hermano Muhamad y le disparon en frente a nosotros y cuando
mi madre, que llevaba a mi hermana Hudra en sus brazos, pues todavía estaba
amantando, le dispararon también a ella”.
Continúa Pappé el relato de los crímenes: “los
soldados también dispararon a Zaydan. Lo habían puesto junto a otros niños (el
autor señala en otra parte de su trabajo que los niños de diez años eran
considerados hombres, porque podían manejar un fusil) en fila, junto a una
pared que rociaron con balas «solo para divertirse» antes de marcharse. Tuvo
suerte de sobrevivir de sus heridas...”
Con el subtítulo “Campañas de Venganza” dentro
de capítulo 6 el autor Ilan Pappé escribe lo siguiente: “la práctica usual de
enviar convoyes a través de áreas árabes densamente pobladas que aún no habían
sido tomadas, supuso otro sacrificio: más de doscientos soldados judíos perdieron
sus vidas cuando aquellos ataques contra, esos convoyes tuvieron éxito. Después
de un ataque de este tipo fue a un convoy que se dirigía al asentamiento judío de
Yechiam”. Las tropas que más tarde se encargaron de las operaciones fueron
particularmente vengativas en el cumplimiento de su misión “…a las fuerzas que
atacaron las aldeas de la zona, en la operación Ben Ami” (mayo de 1948), se
les dijo que sus habitantes debían ser eliminados en venganza por las pérdidas
del convoy. Fue por ésta razón que se sometió a las aldeas de Kabri, Umn,
Alfaraj, y Nahr a una versión más amplia y despiadada del acostumbrado “destruir
y expulsar” de las unidades israelíes. Nuestra misión atacar con miras a la
ocupación. Matar los hombres destruir y prender fuego Kabri, Umn, Alfaraj y Hahr.
El celo extra que se imprimió de este modo a las tropas, tuvo como resultado
una operación de despoblación increíblemente veloz en una de las áreas más
densas de Palestina. En las 29 horas siguientes, se destruyeron las aldeas de
las zonas noroccidentales de Galilea (todas dentro del estado árabe designado
por la O.N.U). lo que permitió a un satisfecho Ben Gurión anunciar al
parlamento: “la Galilea occidental ha sido liberada”. En otras palabras, “Las
tropas judías tardaron poco más de un día en convertir un distrito con una
población que era 96% palestina y 4% judía (y con una proporción de la tierra
similar) en un área casi exclusivamente judía”. “Ben Gurión particularmente
alegre, por la facilidad con que se había expulsado, a las poblaciones de las
aldeas grandes como Kabri, con mil habitantes, Zib con dos mil y Bassa con tres
mil…”
“Ben Gurión y sus consejeros ‒continúa el
historiador Pappé‒ tuvieron comprensión de lo ineficaces y débiles de los
paramilitares e irregulares" (árabes) por lo que, dice el autor: “la comprensión
de este hecho dio lugar a un estado de euforia que se refleja en la cantidad de
órdenes que se enviaron, a las doce brigadas del ejército judío, para que empezaran
a considerar la ocupación de Cisjordania, los altos del Golán y el sur de Líbano”.
A este respecto, el autor Pappé, en el mismo capítulo, pero en la página
193-94, hunde su escalpelo con este párrafo: “los «búlgaros», como se los
conocía fueron incapaces de desalojar al contingente iraquí que defendía Yenin
y tuvieron que esperar hasta octubre de 1948 para tomar la alta Galilea. La
creencia que esta brigada podía ocupar la parte norte de la Cisjordania (a
pesar de lo acordado con el rey Abdullah de Jordania) e incluso llevar a cabo
una invasión al sur del Líbano era sin duda presuntuosa pero constituye, un
nuevo indicio del cinismo que esconde el mito de que, el estado de Israel,
estaba peleando una «guerra de supervivencia». El 24 de mayo de1948 Ben Gurión se
muestra triunfal y sediento de más poder
que nunca antes”.
He aquí la prueba que golpea fortísimo: “Estableceremos
un estado cristiano en el Líbano cuya frontera meridional será el río Litani. Invadiremos
Transjordania, bombardearemos Amman y destruiremos sus ejércitos, y luego caerá
Siria, y si Egipto todavía quiere seguir peleando, bombardearemos Puerto Said, Alejandría
y el Cairo. Esto será una venganza por lo que ellos (los egipcios, los arameos
y los asirios) hicieron a nuestros antepasados en tiempos bíblicos”. Cínica
confesión del sionista. Muestra su codicia rapaz de extender mediante las armas
los límites del estado judío “más allá del 78 por ciento” (de Palestina),
marcado por “el plan de partición adoptado por la resolución 181 de la Asamblea
General" (29 de noviembre de1947). El párrafo final del “diario” de Gurión
debería ser estudiado en un centro siquiátrico. El odio que muestra en rojo
criminal con la palabra “venganza” es absolutamente incalificable. Sucesos acaecidos
más de 700 años antes de Cristo, se plantean como base de vindicación a sangre
y fuego. Por más que buscamos, no encontramos una explicación racional. Ello
nos induce a dejar que el lector lo considere “in pectore” y exprese su fallo
inapelable.
De todas maneras no queremos cerrar esta parte
del intento de recensión del trabajo sin mencionar una anécdota. Ella se
encuentra en la misma psicología que más arriba mencionamos. Leemos en el
trabajo de la doctora Mac Millan ya mencionada por su brillante estudio “París,
1919, seis meses que cambiaron al mundo”. En la página 516 nos presenta a un
sionista nacido en la santa Rusia zarista. Militante fanático del movimiento de
Teodoro Herzl. El judío ruso al que nos referimos se llamaba Chaim Weizman y
fue en los años 1920, un verdadero maquiavelo de los objetivos sionistas. Su
figura física “era de un gran parecido con Lenín, alto calvo y perilla” tenía
un aspecto que “reflejaba seguridad en sí mismo”. Tal vez su mayor aporte al movimiento
sionista fue su capacidad para ganarse a figuras claves tanto en el judaísmo
internacional “como entre los líderes del mundo”. “Con la guerra (1914-18) pisó
el acelerador y sostuvo más de dos mil entrevistas con políticos y funcionarios
que pudiesen ser útiles en la obtención de Palestina”. Y aquí va la anécdota
prometida que lo sitúa en la misma línea siquiátrica de Ben Gurión: “Cuando en
una ocasión ‒dice Mac Millan‒ le preguntaron por qué los judíos tenían derecho
a Palestina, Weizman respondió: la memoria es derecho”. Siempre en los
corazones del “pueblo elegido” el derecho y la venganza o el derecho divino
para la venganza.
Con justicia Nuestro Señor Jesús los llamó: “hijos
de la mentira”. Ahora debemos proseguir leyendo páginas claves en el estudio de
Ilan Pappé. Así escribe: “en menos de 2 meses cientos de miles de palestinos
habían sido expulsados de sus aldeas pueblos y ciudades. El plan de paz de la O.N.U.
se había traducido en un pueblo aterrorizado e intimidado por la guerra
sicológica el bombardeo de la población civil, las expulsiones masivas y el
haber presenciado las ejecuciones de parientes, el abuso, el robo y casos de
violación de esposas e hijas”… “en 1948 los palestinos no podían esperar
ninguna clase de intervención internacional y tampoco contar con que la realidad
que estaban viviendo fuera una preocupación más allá de las fronteras del país".
Los observadores de la O.N.U. tampoco proporcionaron ninguna ayuda, había decenas
de ellos, recorriendo Palestina y “observando” de cerca la barbarie y las
matanzas pero no estaban dispuestos, o no fueron capaces, de hacer algo al respecto.
Un emisario de la O.N.U. fue algo diferente.
El conde Folke Bernadotte había llegado a Palestina el 20 de mayo (1948).
Permaneció allí hasta que, unos terroristas judíos le asesinaron en septiembre
por haber “osado” proponer, que se dividiera de nuevo el país en dos y exigir
el regreso incondicional de todos los refugiados. La repatriación era algo que
ya se había pedido durante la primera tregua. Entonces, su solicitud fue
ignorada. Cuando repitió su recomendación en el informe final que presentó a la
O.N.U., lo mataron. Pese a ello fue, gracias a Bernadotte, que en diciembre de
1948, la Asamblea General de la organización adoptó su legado y recomendó el
retorno incondicional de todos los expulsados por Israel, una, de un montón de
resoluciones que Israel ha ignorado sistemáticamente. “Bernadotte había
logrado concertar algún tipo de presión internacional sobre Israel...” “Los arquitectos
del programa de limpieza étnica israelí entendieron que necesitarían involucrar
en forma más directa a los diplomáticos del estado…”
Hasta aquí llegamos. Hemos redactado esta nota
más extensa de lo programado. Ello nos plantea la necesidad de poner puntos
que, Dios mediante, sólo serán suspensivos…
Luis Alfredo Andregnette Capurro
Desde el Real de San Felipe y Santiago
de Montevideo
2 comentarios:
Salve camarada profesor, excelente como siempre.
Felicitaciones por el blog de Cabildo.
Un saludo en Cristo Jesús, brazo en alto y mano al cielo.
Coronel José Carlos Araújo
terminenlá con defender a los musulmanes ELLOS EXPULSARON A LOS CATÓLICOS DE TIERRA SANTA.
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