sábado, 14 de diciembre de 2013

La Desquiciada


LA FIESTA IMPERDONABLE
 
 
Todavía  algunos de los doce argentinos muertos, no habían sido sepultados, y la presidente ya bailaba…
 
Todavía  en algunos sitios de Tucumán, Chaco y Salta seguían los saqueos y la furia, mientras miles de compatriotas a lo largo del país, lloraban  sobre las ruinas de sus casas, o de sus negocios, o de los que fueron sus lugares de trabajo, la presidente y sus secuaces festejaban…

  En una suerte de estremecedora evidencia de un cinismo que va más allá de las palabras, al frente de doce ataúdes, que visiblemente les importaban nada, un tipo cantaba  aquello de “que la muerte no me sea indiferente” y todos parecían festejar.
 
Pero si esos ataúdes, que tenían ahí nomás,  delante de sus narices, significaban tan poco,  ¿cuál sería esa extraña muerte  capaz de inquietarlos?
 
Porque muertes y tragedias evitables suceden a cada momento en nuestro país y a ellos no se les mueve un pelo.
 
Parece que había que celebrar la democracia y es por todos sabido, que esa democrática fiesta, está claramente por encima del dolor de la gente y del oscurecido cielo de la patria.
 
Ahora bien, es indiscutible que la alegría, que presupone la fiesta, es una manifestación del amor y  por eso, es oportuno una vez más recordar el  comentario que hace Josep Pieper: “Quien no ama a nada, ni a nadie, no puede alegrarse, por muy desesperadamente que vaya tras  ello”.
 
Y por ahí nos parece que va la cosa, en realidad ayer hemos visto abundante desesperación, ninguna fiesta, menos alegría, nada de amor.
 
Después de ese penoso y tristísimo espectáculo  que duda puede haber acerca del estado psíquico de una persona que baila, canta, y ríe sobre las tumbas recién abiertas de una docena de argentinos, con el absurdo agravante que fue  el estado que ella preside, el único responsable de ese desmadre trágico.
 
Por eso, si se quiere hasta piadosamente, preferimos llamarla La Desquiciada, porque creemos que ya no distingue lo real de las fábulas que ella misma inventó.
 
De no ser así, de no estar intensamente  desquiciada, habría que pensar en otras categorías morales y aún en nuevas palabras, lo suficientemente ruines, como para poder describir a un ser que alardea y envanece con las menos humanas de sus perversiones.
 
Miguel De Lorenzo
 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El baile de la perendeca me ha hecho pensar en que es casi seguro que en vida, esos muertos la votaron.
PACO LALANDA

Anónimo dijo...

La actitud de esta mujer es tipica de una vulgar atorranta!!!

carlos dijo...

La mejor descripcion, desquiciada totalmente. Dulce Corazon de Jesus libranos de la satanica y sus seguidores. Amen !

Anónimo dijo...

Amigo Carlos: Nuestro Señor nos dira: "A Dios rogando y con el mazo dando". Nos dara fuerzas pero debemos luchar.