miércoles, 11 de septiembre de 2013

Psicológicas

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?

(y de regalo: un test autoadministrable)


  

Argentina está atravesando, paradójicamente, un feroz proceso de represión. Sí; de represión de la Fe, de la inteligencia, de la belleza, de la justicia. Sin embargo sabemos que el acto más propio de la fortaleza es resistir. Hagámoslo pues, y mientras tanto, sigamos llamando a las cosas por su nombre, que no es magra tarea en tiempos de oscuridad.


  • ¿Está preocupado por el atropello del Estado contra la Fe Católica; y porque ya es institucional la apostasía, abierta la persecución a la Iglesia y satánico el odio a todo símbolo cristiano? No debería sorprenderse, hemos dejado que todo esto acá se llame laicicimo y libertad religiosa.
  • ¿Le irrita que, con la insustituible colaboración de una sofisticada burocracia parlamentaria, no haya ley —por inicua y asesina que sea— que no logre la aprobación, pasando, por supuesto, por todas las ventanillas y cámaras que componen el circo? Tampoco debería alarmarse.  Acá le decimos “el debate que nos debemos los argentinos”.
  • ¿Se siente rehén del Estado, ahogado por los impuestos, perseguido por los entes recaudadores, manoseado por los grandes monopolios económicos dependientes o cómplices del Gobierno? No tendría que agitarse: en tiempos de campaña se llama “redistribución de la riqueza e igualdad de oportunidades”.
  • ¿Le indigna el nivel de demagogia con el cual amontonan votos y embrutecen a generaciones enteras, buscando distraerlas de lo esencial y mantenernos en una hipnosis somnolienta? Calma. El “pueblo” lo aprobó desde su inicio y lo llamamos “fútbol para todos, y proyecto nacional y popular”.
  • ¿Ha oído, a todo nivel y desde diversas fuentes, hablar de la descarada compra de votos, de la desvergonzada recorrida por los barrios con las promesas de “reparto” y de “ubicación” si usted les da su papelito en la urna? No patalee: eso es “sufragio universal y formación democrática”.
  • ¿No entiende cómo hemos llegado a caer tan bajo, convirtiéndonos en un muestrario de pecados y miserias, como si se hubiera cernido sobre esta tierra una interminable pesadilla? Le revelamos cuál es su nombre: se llama soberanía popular.
  • ¿Le preocupa la tiranía marxista, el totalitarismo asfixiante, la falta de hombres probos y la similitud del poder con las barras bravas para imponer criterios y líneas de acción? Acá le decimos democratización de la justicia y militancia política.
  • ¿Le parece trágico el nivel de desinformación que brindan los medios comprados por la ideología reinante, al punto de que en breve acomodarán a su antojo hasta el pronóstico del tiempo. Le parece exagerado? Si traemos a colación la falsificación sistemática de algunos datos, en más de un ejemplo verá que estamos peligrosamente cerca y su sonrisa se transformará en crisis nerviosa. Su nombre es Libertad de expresión y nueva Ley de medios.
  • ¿Está harto de la falacia de los Derechos Humanos, de sus negociados, del discurso mítico-oficial, de las palabras “talismán” con las cuales roban y mienten? Acá se dice Memoria, verdad y justicia.
  • ¿Se siente amordazado ante la perversión y el pecado público, con el cual se daña y escandaliza? En este país se llama Educación sexual, lucha contra la discriminación (ah, y violencia de género).


Si respondió afirmativamente entre ocho y diez de las preguntas, sin dudas es usted un elemento funcional a la gran maquinaria moderna (en castellano antiguo solía llamarse “idiota útil”, pero la actual psiquiatría nos ha prohibido el uso de terminología que pueda afectar la autoestima).


Si contestó entre seis y siete veces, usted posee cierta admiración infundada en el sistema, exponiéndose peligrosamente y denotando alguna inmadurez en la capacidad de juicio propio. Qué pena que no comenzó a votar a los 16.


Si sus respuestas positivas fueron cinco o seis, podríamos advertirle un diagnóstico presuntivo de ingenuidad importante.


Si llegó sólo a las tres o cuatro, comience a tomar medidas porque posiblemente esté reprimiendo el enano fascista que quiere expresarse, y sus tendencias dictatoriales le comenzarán a generar malestar interno.

Si no ha superado las dos respuestas positivas, no tenga dudas, forma parte del glorioso grupo de reprimidos a la espera. No se rinda, pero prepárese, porque La Cámpora, el Inadi o la Afip lo visitarán en los próximos días.


Jordán Abud

1 comentario:

Marcelo dijo...

Muy claro Jordán, un abrazo desde Gral. Alvear.
Saludos Marcelo.