¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?
(y
de regalo: un test autoadministrable)
Argentina está atravesando, paradójicamente, un feroz proceso
de represión. Sí; de represión de la Fe, de la inteligencia, de la belleza, de
la justicia. Sin embargo sabemos que el acto más propio de la fortaleza es resistir.
Hagámoslo pues, y mientras tanto, sigamos llamando a las cosas por su nombre,
que no es magra tarea en tiempos de oscuridad.
- ¿Está preocupado por el atropello del Estado contra la Fe Católica; y porque ya es institucional la apostasía, abierta la persecución a la Iglesia y satánico el odio a todo símbolo cristiano? No debería sorprenderse, hemos dejado que todo esto acá se llame laicicimo y libertad religiosa.
- ¿Le irrita que, con la insustituible colaboración de una sofisticada burocracia parlamentaria, no haya ley —por inicua y asesina que sea— que no logre la aprobación, pasando, por supuesto, por todas las ventanillas y cámaras que componen el circo? Tampoco debería alarmarse. Acá le decimos “el debate que nos debemos los argentinos”.
- ¿Se siente rehén del Estado, ahogado por los impuestos, perseguido por los entes recaudadores, manoseado por los grandes monopolios económicos dependientes o cómplices del Gobierno? No tendría que agitarse: en tiempos de campaña se llama “redistribución de la riqueza e igualdad de oportunidades”.
- ¿Le indigna el nivel de demagogia con el cual amontonan votos y embrutecen a generaciones enteras, buscando distraerlas de lo esencial y mantenernos en una hipnosis somnolienta? Calma. El “pueblo” lo aprobó desde su inicio y lo llamamos “fútbol para todos, y proyecto nacional y popular”.
- ¿Ha oído, a todo nivel y desde diversas fuentes, hablar de la descarada compra de votos, de la desvergonzada recorrida por los barrios con las promesas de “reparto” y de “ubicación” si usted les da su papelito en la urna? No patalee: eso es “sufragio universal y formación democrática”.
- ¿No entiende cómo hemos llegado a caer tan bajo, convirtiéndonos en un muestrario de pecados y miserias, como si se hubiera cernido sobre esta tierra una interminable pesadilla? Le revelamos cuál es su nombre: se llama soberanía popular.
- ¿Le preocupa la tiranía marxista, el totalitarismo asfixiante, la falta de hombres probos y la similitud del poder con las barras bravas para imponer criterios y líneas de acción? Acá le decimos democratización de la justicia y militancia política.
- ¿Le parece trágico el nivel de desinformación que brindan los medios comprados por la ideología reinante, al punto de que en breve acomodarán a su antojo hasta el pronóstico del tiempo. Le parece exagerado? Si traemos a colación la falsificación sistemática de algunos datos, en más de un ejemplo verá que estamos peligrosamente cerca y su sonrisa se transformará en crisis nerviosa. Su nombre es Libertad de expresión y nueva Ley de medios.
- ¿Está harto de la falacia de los Derechos Humanos, de sus negociados, del discurso mítico-oficial, de las palabras “talismán” con las cuales roban y mienten? Acá se dice Memoria, verdad y justicia.
- ¿Se siente amordazado ante la perversión y el pecado público, con el cual se daña y escandaliza? En este país se llama Educación sexual, lucha contra la discriminación (ah, y violencia de género).
Si respondió afirmativamente entre ocho y diez de las preguntas,
sin dudas es usted un elemento funcional a la gran maquinaria moderna (en castellano
antiguo solía llamarse “idiota útil”, pero la actual psiquiatría nos ha prohibido
el uso de terminología que pueda afectar la autoestima).
Si contestó sí
entre seis y siete veces, usted posee cierta admiración infundada en el sistema,
exponiéndose peligrosamente y denotando alguna inmadurez en la capacidad de juicio
propio. Qué pena que no comenzó a votar a los 16.
Si sus respuestas positivas fueron cinco o seis, podríamos
advertirle un diagnóstico presuntivo de ingenuidad
importante.
Si llegó sólo a las tres o cuatro, comience a tomar medidas
porque posiblemente esté reprimiendo el enano fascista que quiere expresarse, y
sus tendencias dictatoriales le comenzarán a generar malestar interno.
Si no ha superado las dos respuestas positivas, no tenga
dudas, forma parte del glorioso grupo de reprimidos a la espera. No se rinda,
pero prepárese, porque La Cámpora, el
Inadi o la Afip lo visitarán en los próximos días.
Jordán Abud
1 comentario:
Muy claro Jordán, un abrazo desde Gral. Alvear.
Saludos Marcelo.
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