MÁS
SOBRE GENTA
Y LAS
MALVINAS
Con relación al hermoso artículo de Nikolás Kasanzew, titulado “GENTA Y LAS MALVINAS”, quiero completar
la información con un acto de justicia.
Los libros de Genta eran leídos por la mayoría de los Cadetes de
la Escuela de Aviación. Cuando el por entonces, Comodoro Ernesto Crespo fue a
inspeccionarnos porque habían recibido la denuncia de que “los Cadetes leían libros de Genta”, con una sonrisa, el Jefe de
Cuerpo, Comodoro Simari, le respondió con la verdad: “Es cierto, seguramente, porque en la Escuela no hay libros prohibidos.
Aunque no forman parte de la bibliografía oficial, seguramente, si me acompañas
y levantamos la tapa de los pupitres, los encontraremos. Yo también los leo,
porque me gustan”. A lo cual el “inspector” debió apurarse a responder tartamudeando:
“No, no, claro… no hay libros prohibidos…”
Pero sería muy injusto olvidar que los Cadetes, entre los años
60 y 70, recibieron clases de varios excelentes profesores católicos, tomistas
y, algunos de ellos, nacionalistas, que daban sus clases diariamente y los hacían
estudiar la Filosofía de Santo Tomás a lo largo de cuatro años (el texto eran
los cuatro tomos del “Tratado de Filosofía”
de Regis Jolivet); y en Historia de la Cultura, Historia Argentina e Historia
Militar, generalmente con gruesos tomos de apuntes preparados por los mismos docentes,
sintetizando a los mejores autores del revisionismo histórico católico. Sin olvidar
a los catedráticos del Derecho Constitucional, cuya enseñanza crítica abrió muchas
inteligencias.
No puedo olvidar al Dr. Arnaldo Gadea, que debió pagar con la cesantía
por enseñar la verdad histórica sobre Caseros y sus protagonistas. Ni al Dr.
Carlos Caballero, quien dejó la cátedra para ocupar la gobernación de Córdoba,
y se hizo presente el 28 de octubre en el funeral de Genta. Al Lic. Anselmo
Weitzetfel, tomista y doctísimo profesor de Historia de la Cultura universal.
Al Dr. Belisario Tello, autor de “La Monarquía
sin Corona”, que se había jubilado cuando yo llegaba. Pero muy especialmente,
al Dr. José María Fragueiro, profesor de Metafísica y de Historia Argentina, admirado
por su saber y por el testimonio personal de su conducta; un maestro para Cadetes
y Oficiales, y para su colegas. Tengo una carta de Genta en la que alaba “la remontada conversación del Dr. Fragueiro”.
Y después, durante la guerra revolucionaria, se incorporaron hombres
más jóvenes pero igualmente sólidos en sus definiciones, como el Lic. Héctor
Vargas en Filosofía, el Dr. Carlos Casermeiro en Historia, el Dr. Carlos Lavezzo
en Doctrina Social de la Iglesia, el Lic. Abraham Flores, también docente de filosofía…
Yo daba Ética y Antropología Filosófica, además de dirigir la enseñanza Cultural-Humanística.
Y luego se incorporó un querido veterano, el Profesor Rubén Ortiz, que había sido
alumno de Genta en Paraná y seguía cultivando su amistad. Como el Lic. Hugo Gadban
y el Dr. Rubén Ael, docentes de Geopolítica, vivían rodeados por los Cadetes
que los acompañaban también durante los francos y licencias.
Y sería muy injusto olvidar a aquellos Capellanes Castrenses que
dirigían espiritualmente y enseñaban doctrina verdadera y patriotismo, siguiendo
las huellas del recordado Padre Eliseo Melchiori, tan perseguido. Me refiero especialmente
al Pbro. Roque Puyelli y al R. P. Iván Luna, también profesor.
Pero ese conjunto docente, tan calificado y homogéneo, que superaba
a las mismas universidades, había sido reunido por la tarea directiva de lúcidos
Jefes militares: así el Comodoro Ricardo Castellano, y el que diseñó el mejor
Plan de Estudios que ha tenido la Escuela, el Comodoro Alfonso Roberto Del Boca,
de asombroso apostolado y testimonio ejemplar, también Profesor de Ética Militar
de 1971 a 1973, a quien debían aquellos jóvenes el más sólido y ilustrado ejemplo
de Militar católico.
Las promociones que más llevaron el peso de la Guerra, habían gozado
el privilegio de ser instruídas en vuelo por auténticos ejemplos de Oficiales
caballeros cristianos, tales como el Comodoro Cáceres, el Mayor Estrella, el
1er. Teniente Vartorelli y tantos otros Oficiales Instructores que es imposible
detallar.
En la mayoría de los casos, la relación con nuestros ex-alumnos
terminaba con su egreso, pero algunos conservamos amistades por muchos años, y
eso era muy frecuente con los capellanes. El Padre Iván Luna me contó que uno
de los que cayeron en el ataque al “Invincible”, seguía consultándolo porque,
con varios camaradas, se habían reunido en una vivienda de Alta Gracia, para seguir
una regla y espiritualidad estilo monjes-soldados. Antes que la regla fuera sometida
a aprobación, pasaron a hacer guardia junto al Trono del Cordero.
Recordar la Escuela de Aviación Militar anterior a la Guerra de
Malvinas, es comprender lo que el enemigo debió demoler para obtener otro producto
intelectual y profesional, útil al gobierno, no al servicio de Dios y de la Patria.
Con el agradecimiento a Dios por haber sido parte de aquella empresa
formadora de héroes, y quizás de santos, pido que en sus oraciones recuerden
también a aquellos educadores que prestigiaron a la Fuerza Aérea.
Lic. Edmundo Gelonch
Villarino
Profesor expulsado en 1987
3 comentarios:
Estimado Licenciado: mucho me agradó el artículo incorporado al blog. Junto con los comodoros Castellano y Cáceres, he sido defensor de Estrella, quien me honra con su amistad. Aquel grupo del año ´88 lo integraban tambien otros comodoros insignes, como De la Vega y Rodrigo, el Vicecomodoro Rocha y el amigo Capellini. el cura Roque Puyelli era un varón de Cristo, me conocía desde los 10 años y le aseguro que estoy en los umbrales de los 60. El cura Luna un gran tipo, vehemente -en el buen sentido- en la búsqueda de la verdad.
Yo no cfreo en la casualidad, sí en la causalidad, Fragueiro fue un comodoro que era Director de Jurídicos de la Fuerza y Casermeiro es otro comodoro abogado, actualmente en Córdoba. Seguramente los hijos de aquellos a quienes usted cita.
Cuantos recuerdos me trae usted de una Fuerza Aérea que ya no existe. Sin conocerlo, le agradezco el nostalgioso momento que me regaló, seguramente, sin saberlo. Lamentablemente la huella del profesor Genta fue indeleble sólo en aquellos hombres.
Esperemos que la providencia se acuerde de nosotros y nosotros demos testimonio ante la providencia.
Carlos García.
Esos incomparables profesores sembraron la buena semilla en sus discipulos, como el Divino Maestro!!
¡¡Por eso éstos, supieron luchar y morir gloriosamente en Malvinas!!
¡¡Y sin duda se reencontraron en las Filas del Rey de los Ejercitos Celestiales!!
Pehuen Cura.
Estimado Lic. Edmundo Gelonch Villarino, hace muy bien recordar estos hechos y aquellos años de la EAM. Fui alumno suyo de Antropología Filosófica y Ética, y del Dr. José María Fragueiro entre 1976 y 1979. La formación que recibí como cadete, a pesar de haber solicitado mi baja de la FA tres años después de mi egreso como Alférez, me acompaña todavía. La FA de hace años ya no es la misma. Y me atrevo a decir que si nos tocaran vivir situaciones como las de 1982, no tendríamos oficiales como aquellos. No solo con muchas horas de vuelo se forman soldados de Dios y de la Patria.
Mi agradecimiento a Ud y a aquellos profesores que tuve en la EAM.
Lo saludo con mi respeto de siempre y con un entrañable afecto.
Néstor Daniel Veiga Gómez. (Promoción 45ª)
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