EL ODIO Y LA MENTIRA
DE LOS ABORTISTAS
Un
país inquietante y gris, que se cae a pedazos, un Estado que destruye ya no lo
que toca, sino hasta lo que mira, ahora arrancó contra la vida. Digo, contra lo
que quedaba de la vida, o sea contra el inicio de la vida.
De
las otras vidas, la de los niños y los adultos ya se habían ocupado o des-ocupado
y agraviado bastante.
Quedaba
sí, la vida más inocente y desamparada que pueda imaginarse, como es la del embrión
en el vientre de la madre.
Y contra ella fueron.
Ferozmente, según acostumbran.
Claro
que viniendo de los K sólo se puede esperar lo peor, porque para eso están, y
ese es su credo, odio, muerte, mentira.
En
cambio llaman un poco la atención, apenas un poco más, los medios, los periodistas
y sobre todo las mujeres de los medios. Y no es que tuviéramos buenas expectativas
acerca de Ruiz Guiñazú, Sarlo, Ripoll, o Plager, o tantas otras que declararon
su felicidad por haber abortado, o por su fervor abortista. Pero sobre todo en
el primer caso, debemos preguntamos no sólo sobre el porqué de ese odio tremebundo,
sino también acerca de la manera de expresarlo. Fondo y forma en el entramado
del odio, preocupante declaración de la más grande hostilidad hacia la vida.
Escuchándolas,
uno diría que nada parece aplacarlas fuera del aborto. Para ellas no hay otro
camino diferente al de matar. Niegan a la mujer embarazada las mínimas formas
de apoyo ya sea psíquico, humano, social, tampoco aceptan la posibilidad de la
adopción, porque en el fondo desconocen la caridad, “parecería —bien dice Conrad— que
la selva se hubiera apoderado de sus corazones”.
Por
eso cada vez que se hace pública una cuestión vinculada a la defensa de la vida
(ya sea al comienzo o al final) salen de sus cuevas las vanguardias del cambio,
los que “abren las cabezas” de la sociedad, legisladores, escritores, comunicadores,
filósofos y otras yerbas exigiendo que “otros” (generalmente los médicos) maten
inmediatamente a la persona en cuestión.
No
deja de ser extraño que para estos tipos (y tipas), para los paladines de los
derechos humanos, matar pueda ser considerado la solución.
Algunos
dicen que como la ciencia les va achicando el verso y no tienen argumentos científicos
válidos en que fundar esa exigencia tremebunda de muerte y de muerte inmediata,
solo les quedan la ideología y… los gritos. Por eso gritan cada vez más fuerte,
y agravian cada vez más bajo.
Pero
en estos últimos años, los descubrimientos científicos acerca del comienzo de
la vida son de tal precisión y jerarquía
que ignorarlos, o negar esas certezas, no se puede lograr así nomás, ni
siquiera con los chillidos de un zoológico entero.
Valgan
a modo de ejemplo —entre muchos— dos o tres hallazgos de la biología y la genética
absolutamente concluyentes.
En
primer lugar en el cigoto, la primerísima forma de vida unicelular, fruto de la
unión de óvulo y espermatozoide, ahí, ya están activos siete genes. Pensemos
que esa célula es además la más especializada que pueda existir, en el sentido
de que ninguna otra célula poseerá jamás las mismas instrucciones a lo largo de
la vida del individuo que acaba de ser creado.
Debemos
decir que a partir de la formación del cigoto y en el proceso que sigue a partir
de ahí, la célula primordial tiene autonomía para auto duplicar el material genético,
además lo hace siguiendo pasos coordinados de complejidad creciente y mediante
una progresiva diferenciación hacia formas cada vez más complejas y siempre con
una orientación definida que ni se puede detener ni puede retroceder hacia etapas
anteriores. Es decir que a partir del conocimiento de la dinámica del desarrollo
embrional se puede ver que desde el inicio se trata de un organismo autónomo poseedor
de todas las herramientas para alcanzar
su pleno desarrollo.
Por
si esto no alcanzara, el genetista inglés Jeffrey a fines de los noventa hizo
un descubrimiento realmente extraordinario, él probó que a partir del estadio
de 3 (TRES) células ese individuo es único, rigurosamente diferente de cualquier
otro individuo. Él fue quien descubrió la denominada huella digital de ADN contenida
en las partes del ADN que no contiene genes y demostró que la posibilidad que
se repita esa huella en otro individuo es un número casi inexpresable, y dificultosamente
imaginable, tanto así como uno en 5000 billón de billones.
El
último argumento que mencionaremos, tiene que ver con la inmunidad celular. Específicamente
con las llamadas moléculas HLA (Human Leucocyte
Antigen). Carossella, un científico argentino radicado en Francia, descubrió
que, pocos días después de que se forma el cigoto y antes de que se implante,
en el cuerpo materno se origina la molécula HLA-G que permite la implantación
del huevo fecundado en el útero, sin que lo destruyan las células defensivas maternas.
Es
decir que el cuerpo de la madre reconoce en el feto características inmulógicas
claramente distintas a las suyas y sus defensas lo destruirían a no ser por la
molécula HLA-G que permite la tolerancia feto maternal.
Bastarían
estas tres referencias científicas para acabar con tanta mentira repetida hasta
el hartazgo. Una de sus ficciones preferidas, es la que dice que la mujer con su cuerpo hace
lo que quiere, —la ciencia, recién lo vimos,
demuestra todo lo contrario— que no es su sino otro cuerpo y otra persona,
nueva y distinta lo que está en su vientre.
Si
hasta dentro del fatigoso repertorio de payadas y mentiras, se las ingeniaron
para incluir al pensamiento mágico. Parece que, según esta gente, llegado a un
determinado número de semanas de gestación, acaso por obra y gracia de algún encantamiento,
surge un ser humano. Lo que antes era un montón de células, una nada, ahora, de
golpe, es un hombre. A nadie puede escapar lo ridículamente absurdo del planteo,
que ignorando las certezas o negando las evidencias biológicas, es lo mismo, intentan
ponerle distintas fechas al comienzo de la vida, exclusivamente para acomodar el momento del aborto a lo que les
convenga, ó les venga en gana. Es evidente
que también el odio miente.
Pero
es que también los datos epidemiológicos dicen otra cosa respecto a proteger la
salud de la madre. En Irlanda, por ejemplo, donde el aborto es ilegal casi siempre,
la tasa de mortalidad materna es 5 por cada cien mil nacidos vivos, tres veces
inferior a la de Reino Unido, 13 por cien mil nacidos vivos, y a la de Estados
Unidos, 17 por cada cien mil nacidos vivos, países en los que aborto es ampliamente
permitido. Chile, donde el aborto está muy limitado, tiene una de las tasas de
mortalidad materna más bajas de América latina, más baja que en Cuba en donde
el aborto no tiene restricciones.
Naturalmente
esta breve información científica no pretende abarcar en su totalidad un tema
de esta magnitud y gravedad. Si dar algunos elementos para tratar de desenmascarar
tanta falsedad agresivamente repetida sin otro propósito que justificar un crimen.
El
registro Eurocat informa que en Francia el 96% de los fetos Down es abortado.
Al respecto hace pocos años un diputado parisino declaraba. “La verdadera pregunta que me hago es por
qué queda ese 4 por ciento”. Está claro que el hombre sin Dios, parece estar
recorriendo todas las profundidades del horror y todo indica que se siente cómodo
y hasta satisfecho en ese territorio. Esa progresiva acentuación del espanto
que se acercaba, la percibía Salvatore Quasimodo:
“Eres aún aquel de la
piedra y de la honda, hombre de mi tiempo.
Yo te he visto, dentro del carro de fuego. Te he visto, con tu ciencia exacta dispuesta
al exterminio. Eras tú, sin amor, sin
Cristo”.
Miguel
De Lorenzo
4 comentarios:
Estiamdos, hace unos años atrás leí un artículo que en la ex Unión Soviética, el aborto estaba permitido pero el estado ante esta situación hacía todo lo posible para que la mujer embarazada no aborte, le brindaban toda la ayuda posible. Lejos estoy de alabar dicho régimen pero me quedó la inquietud, nosotros en que categoría estamos?
saludos
Rodrigo Stehl
Cada vez que surge este tema, realmente me revuelve las tripas. Aún cuando la enfrento, puedo aprender a convivir con mucha basura progresista actual; pero con este asunto, no hay vuelta que darle: me arruina el día cada vez que surge. Trato de pensar bien de la gente, y quiero pensar que quienes defienden el aborto son gente profundamente equivocada, porque la opción que me queda es pensar con son verdaderos hijos de su madre, que -por suerte para ellos- decidieron no abortarlos. Lo peor del caso es que nuestra dirigencia política, en mayor o menor medida, lo apoya. Son honrosísimas excepciones las que se pronuncian sin tapujos a favor de la vida. Saludos, shl2008
DE NEGRO VA LA SEÑORA
SIEMPRE VESTIDA DE NEGRO
Y NO ES POR SU MARIDO
QUE HACE RATO QUE SE HA MUERTO.
LLEVA LUTO POR LA PATRIA
QUE ELLA HA IDO PARIENDO,
DESTRUYENDO CON SU IRA
LO QUE OTROS ERIGIERON.
MUJER SIN CONCIENCIA ALGUNA,
VACIA DE AMOR O AFECTO,
NO ACEPTANDO UNA OPINION,
UNA PALABRA, UN CONSEJO.
ABRIGA SU SOLEDAD
ACUMULANDO DINERO,
POBRE, POBRE ESTA SEÑORA
QUE NO TIENE NADA BUENO.
VA CAYENDO POCO A POCO
SU DELIRIO SE AGIGANTA
Y YA SE SIENTE UNA REINA
RODEADA DE ORO Y DE PLATA,
CON SUS SUBDITOS AL PIE
TODOS CON CABEZA GACHA
Y ELLA UNA DIOSA SE CREE
Y VA CON LA FRENTE ALTA .
¿NO SE CANSARA –PREGUNTO-
DE DISCURSEAR CON TAL SAÑA
CARGANDO LA TINTA EN COSAS
QUE NO TIENEN IMPORTANCIA?
¿NO SE MIRARA AL ESPEJO
Y DIRA QUE ESTOY HACIENDO
ESTOY CANSADA QUE SIEMPRE
ME DIGAN LO QUE YO QUIERO.
LA LOCURA DEL PODER
LA CODICIA Y LA AMBICION
LLEVADAS A TAL EXTREMO
UN FINAL HA DE TENER.
PORQUE AL LLEGAR TAN ARRIBA
ESTA SOBERBIA MUJER,
SOLO UNA COSA LE QUEDA
Y ES SIMPLEMENTE…………CAER.
Ana Cordeyro
Hace mucho tiempo me pregunto qué diferencia hay -aparte del sexo- entre las aborteras y el doctor Mengele. Personalmente y teniendo en cuenta lo dicho por la historia oficial, no encuentro diferencias, excepto que el doctor Mengele, además de ser varoncito, no asesinó a sus hijos.
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