COSA E’ MANDINGA,
EN SERIO
MANDINGA
El correr del tiempo va comprobando cierto error común a quienes se devanan los sesos con lucubraciones acerca de las más desopilantes actitudes gubernamentales. Simplemente, por el desenfoque sobre cuestiones que en realidad escapan a la política, en cuanto parecen proyectadas desde ámbitos malignos. Habiendo motivos para temer contaminaciones sobrehumanas en ciertos asuntos públicos que más bien requerirían el santo remedio del exorcismo.
Hemos visto que la misma jefa del Estado se burlaba hace poco de su propia excomunión, merecida por haber prohijado y celebrado normas irreligiosas. Y como se ha dicho, la maldad que cada día aumenta, se hace evidente en el despreciativo trato a los demás. De ahí la tendencia al sarcasmo que ya impregna la cultura K, con la manera mordaz de hacer ver como estúpidos a las víctimas de las propias iniquidades. Tal la jactancia por el rescate de los jubilados, al mismo tiempo que se les sustraen sus haberes mediante la trampa deliberada y minuciosa de la ANSeS. A la cual, para mayor burla, siempre ponen bajo el mando de algún jovenzuelo.
Ahora, en el paroxismo de la caraba, ella acaba de decir en Santa Cruz que su esposo dejó como Gobernador 650 millones de dólares de regalías hidrocarburíferas. Corrigiendo a la historia y al propio difunto, que reconoció públicamente en Monterrey, haber sacado aquel inmenso caudal público (al presente más de mil millones) llevándoselo como cosa propia al extranjero… para nunca más volver. O “nunca más se supo”, como antaño terminaban los cuentos. Curiosamente el “Otro yo” de la viuda presidencial campeó igual que otras veces por sus fueros, explicando todo: Porque “Kircher era un transformador”… (cfr. “La Nación”, 17 de noviembre de 2012).
Desde que se diseminó la kultura del sarcasmo, nada se toma en serio y bajo el pretexto de que hay que disfrutar el modelo, todo se vuelve objeto de bromas, chistes, payasadas y burlas. Entre broma y broma quedan como modelos y salen a divertirse de las cárceles, los condenados por violar, matar o robar. Bien se recuerdan los abusos de apelaciones inapropiadas a lo Sagrado por parte de Cristina F. Wilhelm; así como su nerviosismo al salpicarle unas gotas de agua bendita en cierta ceremonia inaugural celebrada en Recife (cfr. “La Nación”, 7 de septiembre de 2008).
Concretamente, en lo concerniente a lo político y lo enigmático: ¿Qué tiene de “político” el afán de reformar el Código Civil incorporándole las novedades contra la Religión y contra natura? ¿Qué saldo positivo ofrece la apertura a la drogadicción y las desviaciones sexuales? ¿Qué ventajas proporcionan las perversiones televisivas y radiales? En todo caso, cada uno de estos capítulos —enumerados para ejemplificar— cosechan más conflictos que beneficios. Empezando por la mencionada reforma del Código Civil, que a más de su malicia está mostrando la quiebra constitucional. Con la enormidad de que el Poder Judicial —representado por el badulaque que preside la Corte Suprema— invade funciones legislativas, adoptando prejuicios ideológicos con el agregado del prejuzgamiento. En cuanto a la droga y la degradación sexual, no cabe la menor duda de que sólo le aportan al sistema los riesgos terribles de la inseguridad,la indecencia y el deshonor.
En tanto las redes mafiosas infectan sin freno, incluso a la Policía, como acaba de ocurrir con el Comisario descubierto en la provincia de Santa Fe, ya en libertad. O con los departamentos “de tolerancia” pertenecientes a un altísimo magistrado judicial. En cuanto a las perversiones promovidas por los medios masivos de difusión, cualquiera sabe el descalabro que le causan a la sociedad alentando la disolución de las costumbres.
En ese empeño por ejemplo, hace unas horas un sonriente proxeneta hacía la parodia del sacramento matrimonial disfrazado de sacerdote, profanando el Nombre de Dios y cánticos a la Santísima Virgen, en la absoluta certeza de su impunidad. Todo en fin, va configurando un tributo a alguien o algo trascendente, dirigido a ofender a Dios y a corromper desde la más tierna edad a los pequeños indefensos. En el primer lugar se enrolan los saqueos de templos y los sacrilegios contra la Eucaristía. Sobre la perversión de los menores, están demasiado frescos —y demasiado olvidados— los asesinatos y los suicidios impresionantes, ocurridos hasta hace poco en distintos lugares del país. Aparte de la zozobra, acude un interrogante desolador: ¿Y los Vigías?
WATERHOUSE
La verdad se abre paso por cualquier camino, ratificando por ejemplo aquella sentencia del viejo “líder” cuya interpretación completa ahora se entiende bien. “La única verdad es la realidad”… de la porquería política que fluye desde la Casa Rosada; por algo cierta guardia de corps se autotitula: “Negros de Mierda” (sic).
Sea por la enseñanza recibida o sea por los efluvios sofocantes, la luctuosa Ama de Casa ha ordenado ampliar las instalaciones sanitarias, incluida la correspondiente caja fuerte, según dice una memoriosa humorada. El presupuesto es muy abultado, pero lo permite —cuentan— el florecimiento económico que exaltara Kicillof, mencionando irrespetuosamente al Espíritu Santo, como cuadra a su prosapia hebrea (cfr. “La Nación”, 14 de noviembre de 2012).
Obviamente los medios pesimistas no comparten aquella holgura y deploran el alquiler por dos meses del avión particular —a sólo diez millones de pesos— indispensable para el recreo sureño, más las constantes reinauguraciones de fábricas. O antiguos caminos, apenas rescatados del olvido ingrato, gracias a los carteles del Gobierno que indican por las rutas: “Aquí también crece la nación”. Advertencia reluciente en las proximidades de cada villa miseria a la vera de la ciudad populosa. Al modo de la ya arquetípica Villa Miseria 31, cuyo crecimiento no hace mucho le arrancara a la Presidenta su exultante celebración.
OTROSÍ
Pero no sólo la Casa Sonrosada huele mal. En otro plano, una institución católica creada para expandir verdad, bondad y belleza, ha deparado dos hechos traumáticos. El primero, otorgando el doctorado “honoris causa” al rabino Abraham Skorka, quien como se sabe es muy amigo del Cardenal Jorge Bergoglio, Gran Canciller de la UCA, allí presente; cuya polémica biografía “El Jesuita” (sarcástica antítesis del proyecto ignaciano) supo prologar.
El silencio al respecto del señor Nuncio —prevaleciendo la diplomacia sobre el testimonio— recuerda aquel debate público del entonces Cardenal Joseph Ratzinger con el incrédulo Paolo Flores de d’Arcais (Zenit, 23 de septiembre de 2000). Cuando el mismo descreído rescató las palabras de Jesús: “Que tu decir sea sí, sí; o no, no”. Acotando sorprendentemente: “Es la idea de que toda diplomacia exagerada es obra del demonio…”
OTRO NO
A la vera de la Universidad Católica —expresión opulenta de Puerto Madero— el visitante pudo ver en el suelo, acurrucado junto a una de sus enormes paredes, un pequeño bulto oscuro. Era una diminuta anciana que parecía no tener fuerzas ni para pedir limosna. Poco más adelante, en otro importante edificio de la misma alta casa de estudios, se realizaría un promocionado “evento” cultural: la exposición de las obras de Alejandro Marmo titulada: “Evita, Cristo Obrero y Los Caballos de Polo”.
En palabras del autor, tal muestra del Pabellón de las Bellas Artes “invita a la unión de todos los sectores sociales en un clima de diversidad de creencias (sic), y comunica la fe, el esfuerzo y el trabajo colectivo para unir a la sociedad”.
Cabe reparar que junto a la notable contraposición entre la mendiga por el suelo y la elevada manifestación artística, permanecen inescindibles las “bellas artes” y lo bello como deleite espiritual. Rescatado lo bello como algo real y no como una ocurrencia subjetiva o instrumento ideológico. Frente a lo cual suscitaría algún reparo estético, por ejemplo el crucifijo del Cristo Obrero. Acaso por los materiales de descarte utilizados conforme al designio pretendido; bastando observarlo sin prevenciones. No deja de sorprender por otra parte, la referencia del artista al “clima de diversidad de creencias”, precisamente en una entidad que todavía ostenta el título de Pontificia y Católica.
Alejandro Marmo, como se sabe, es un escultor muy promocionado en distintas regiones del mundo. Para algunos críticos —de nítida tendencia— debido al prestigio ganado por la superioridad de la ideología sobre la belleza, prescindida airosamente en una nueva concepción de las bellas artes. Se caracteriza por la utilización de materiales de desecho, para fomentar una industria cultural tendiente a la reivindicación de las clases postergadas en la revancha histórica de los de abajo contra de los poderosos de antes. Tal como lo demostrara hace un año colaborando en el “Día del Militante”, marcando así la valoración de la militancia protagonizada por los montoneros en la guerra subversiva de los años ‘70. Es autor además de importantes íconos de la mitología kirchnerista, como las formidables efigies de Evita, costosísimamente colocadas sobre el edificio del Ministerio de Obras Públicas; cuyas réplicas serán instaladas en diferentes espacios del país y del exterior.
Hay una nota adicional, pero acaso la más significativa: presenta la exposición el Cardenal Bergoglio. Con lo cual, suma a sus simpatías izquierdistas expresadas en la autobiografía “El Jesuita”, una actualizada adhesión al peronismo y su continuidad kirchnerista. Desmintiendo así cierta especie difundida largamente, sobre supuestos enfrentamientos con el Régimen imperante. Para alguna óptica sensibilizada, todo esto se inscribe desde otro ángulo en la carrera nunca abandonada por la sucesión pontificia. Y en este clima, acaso comparable con las descripciones novelísticas de los últimos tiempos, se destacan dos rasgos prominentes. De un lado la fobia contra la tradición, cada vez más cercana a “la Iglesia del Porvenir” y por el otro su fervor judaizante, manifestado en conocidas ocasiones como devoto “prosélito”, incluso con arrobamientos en la Sinagoga.
PIETISMO FAYUTO
Con descollante protagonismo, frente a la basílica de Itatí la Presidenta ha emulado en octubre último a las venerables princesas de la antigua Cristiandad. Dirigiéndose a la Santísima Virgen María con demostraciones conmovedoras de fe, devoción filial y caridad ejemplar; al pedir su intercesión en bien de cierta gente, para que “comprenda la necesidad de más amor y no de odio…”
Pero contra lo esperable, el suceso habría dado lugar a reacciones negativas. En razón —se dice— de la simultaneidad del gesto piadoso con graves y constantes ataques a la religión. Contraposición generadora de un desconcierto espiritual capaz de alterar las nobles convicciones arraigadas en la cultura ancestral. En tal sentido severos críticos han denunciado frecuentes actitudes oficiales que siguen hiriendo las costumbres cristianas. Por empezar la vulneración de la justicia y la caridad, conculcadas a nombre de los “derechos humanos”, con el inhumano padecimiento de los prisioneros en las mazmorras del odio. Y la ostentación de fastuosos derroches, a la cara de multitudes desahuciadas en las villas miseria o de macilentas víctimas del sistema jubilatorio. Todo envuelto en distorsiones mediáticas, junto al desmoronamiento de la educación pública: laica, hedonista y licenciosa.
ABRAZO
Curiosamente idénticos triunfadores, Hugo Chávez y Cristina Kircner han ganado a la sombra veneranda del Che, con la bendición del hermano de Fidel y el festejo unánime del marxismo mundial. Exactamente con el 54% cosechado también para CK, por la multinacional Indra, para mayor seguridad y perpetuación.
Obviamente, la victoria ha sido dedicada al Néstor, a Cristina K. y al Presidente vitalicio de Cuba. “¡Cristina, este triunfo también es de la Argentina!”, exclamó Chávez. Y así, con el ansiado abrazo de la súper autocracia y la infra democracia, se ha concretado la plenitud relativista airosa sobre cualquier fundamentalismo. Desde luego afirmándose el único beneficiario y no otro ganador: el pobre Pueblo… Y si no, que lo digan desde sus respectivos sitiales los fastuosos amigos y parientes cercanos, medianos o lejanos del transparente caudillo popular.
TUGURIOS
Cierta literatura costumbrista, sarcásticamente recogió dolorosas expresiones de la decadencia, denominando “Corte de los Milagros” al máximo tugurio de la antigua ciudad europea. Allí convivían delincuentes avezados, falsos mendigos y encumbrados veteranos de lides terroríficas; agnósticas militantes y gamberras. Creando sus propias leyes, usos y estilos, sus propios mandos, sus propias milicias y su propio argot. Inmundo sitio, de donde los tránsfugas salían para cortar las calles de la ciudad, junto a pordioseros de peinados esculturales que pedían limosna pistola en mano y se cobijaban sujetos con lesiones o enfermedades simuladas: hombres y mujeres fingiendo ceguera; igual que falsos sordos, grávidos y engañosos mutilados en supuestos encarcelamientos para protestar por sus “derechos”… Pero que de regreso, en un instante todos curaban sus dolencias de forma prodigiosa y festiva. Obvio, de ahí la denominación.
Algo parecido ocurre aquí con una Corte que ya se había hecho famosa por un prodigioso “per saltum” en obsequio del venerado paladín demolátrico restaurador de los Derechos Humanos. Abriendo camino al divorcio vincular y la mancebía irrestricta, con diligente paso a variadas magias serviciales. Garantía para las víctimas de las caducas discriminaciones penalistas; amparo de funcionarios terroristas y batallones de Asesinos Militantes; de eficientes narcotraficantes, intocables tratantes y honorables rufianes. Todos con seguro refugio jurídico, junto a multitud de reincidentes excarcelados o en recreación: los cariñosamente denominados “pibes”.
Finalmente ha llegado al ápice una sentencia dictada en pocos minutos por la vernácula Corte de los Milagros. Castigando a una criatura inocente e indefensa, condenada a morir por infracción de su padre; sin más averiguaciones ni consideraciones, salvo la voluntad infanticida. Lo adicionalmente sugestivo —revelando una oleada de origen ulterior— fue que horas antes, grupos abortistas de todo género o degeneración atacaron ferozmente a la Catedral de Posadas y a sus defensores. Con una desconcertante curiosidad, protagonizada por el párroco a cargo de la custodia, que se mostró contrario a la defensa entremetida “por grupos católicos intolerantes que viven la fe de manera conflictiva”. Resaltando luego su dureza con los defensores —vejados— y una blanda comprensión hacia las “chicas” —abortistas— de diálogos afables y acuerdos de no agresión.
LA FRAGATA LIBERTAD
Por vías impensadas el rigor de los hechos se ha encargado de corregir las incoherencias, saliendo al paso con una lección dolorosa. Ningún Gobierno se había preciado tanto del enaltecimiento nacional obtenido por el “Modelo”. Hasta erigirlo en ejemplo para las naciones; jactándose incluso de su incolumidad frente a la crisis mundial. Pero ahora, a causa de la deuda externa mal nacida, mal rechazada y mal pagada, un pequeño país africano al servicio de los “buitres”, ha capturado la fragata Libertad. Y la reacción altiva parece haber sido abandonar la nave… para preservar la soberanía nacional.
CLUB BRADY
Los gravísimos problemas que aquejan a la República han pasado desde hace rato a manos incompetentes, desprovistas en especial de la sensibilidad y los reflejos necesarios ante cualquier acechanza foránea. En el revoltijo de las emociones ingratas, asoma a la memoria el “Plan Brady”. Famoso suceso celebrado como una conquista, cuando en rigor significó la ratificación de una deuda espuria; para peor con nuevas ataduras que beneficiaron a los acreedores. Los cuales —triste ironía— “se habían mordido las uñas” temiendo que la Argentina iniciara un Club de deudores, según lo destacaba por entonces el Wall Street Journal. De tal modo el país perdió una excelente ocasión, apareciendo en cambio un verdadero Club de Acreedores.
Así como en aquellos tiempos disfrazaron de conquistas a las declinaciones —incluso de la soberanía— luego vino la teatralización del manejo de la deuda externa. Aparentándose un enfrentamiento personal del presidente de la República con el Fondo Monetario Internacional, como el caballero andante contra un ogro poderoso. Pero resulta que el monstruo consiguió todo lo que exigía; quedando la secuela de elfos, gnomos y duendes acreedores, a los cuales el paladín resolvía pagarles la cuarta parte de sus pretensiones.
Lo adicionalmente más grave de aquellos manejos realizados para consumo local, es que en el exterior hay quienes razonan con sus propias premisas. Y ahí reside el peligro de jugar con fuego, en lugar de enarbolar las verdaderas razones para considerar críticamente la totalidad de la deuda externa. Empezando porque ella fue inducida desde el exterior, a raíz del colosal shock petrolero que produjo gran afluencia de recursos y enorme liquidez generadora de serias perturbaciones. Por lo cual, la solución se encontró encomendándoles a los bancos internacionales la colocación de esos recursos en países que pudieran merecer crédito.
Como se ve, gravísima clave de la crisis provocada. Pero además, cumplía desentrañar la denuncia de Guy Sorman, quien en 1987 afirmó que la deuda externa argentina era la estafa del siglo.
La razón esencial —decía— por la cual la Argentina no puede pagar es que los miles de millones de dólares prestados por los bancos occidentales fueron, en lo esencial, reexportados a cuentas privadas en Estados Unidos y en Suiza. “En el caso de la Argentina, el Fondo Monetario Internacional estima en un 70% el monto de dichas malversaciones, record absoluto”. “Pero esta estafa financiera va acompañada de una impostura moral, pues los pobres de América Latina son quienes, en este momento, se ven obligados a pagar esta deuda con una reducción brutal de su nivel de vida” (confrontar “La Nación” del 15 de noviembre de 1987, 4a. secc., pág. 6).
Otro comentario aparecido en “La Nación” el 8 de febrero de 2004, expresaba que hubo reflexiones críticas en el extranjero por la decisión de presidencial de no modificar la quita del 75% para los tenedores de bonos de deuda en default.
Y allí vino la advertencia: el “Wall Street Journal” señala que la Argentina no ha mostrado interés en la reestructuración de la deuda con el sector privado extranjero. “En el siglo XIX una demora en pagar una deuda tan grande bien hubiera podido provocar un ataque militar”. Ello acaba de cumplirse con el triste embargo de la Fragata Libertad.
Casimiro Conasco
No hay comentarios.:
Publicar un comentario